Patagonia
Pánico nuclear en Chubut: de la doble vara de los K a los tambores de guerra contra Río NegroPor Santiago Costa (Exclusivo/El Extremo Sur).
Se anunció una futura central nuclear en la vecina Río Negro -con un Weretinelck sometido más que nunca al seguidismo de Macri y en Chubut se desató una reacción en cadena de opiniones. Ambientalistas en pie de guerra, kirchneristas con poca memoria, el dasnevismo confederado y un marcado retroceso del pensamiento nacional son los ingredientes de esta espuma de cerveza sin alcohol.
Esta semana se supo que, en medio de su gira por Asia, el gobierno nacional acordó con China -entre otras cosas- la construcción de la quinta central nuclear argentina a emplazarse en la provincia de Río Negro.
Con una inversión financiada por el gigante asiático de más de 8 mil millones de dólares, generará 4.000 puestos de trabajo durante su construcción y 800 ya en funcionamiento, mientras que utilizando uranio enriquecido y agua liviana podrá aportar al Sistema Interconectado Nacional unos 1.150 MW de potencia bruta durante 60 años.
Si bien fue sorpresivo el anunció de una central en Río Negro, no menos sorpresivas fueron las reacciones desde distintos sectores de la dirigencia chubutense.
Sorpresa y ½:¿doble vara del kirchnerismo?
La sorpresa fue que Mauricio Macri continuara una política de estado del kirchnerismo ante la demanda del gobierno chino, ya que la construcción de dos nuevas centrales fue un acuerdo firmado por Cristina Fernández con los asiáticos en 2015. Política que ella misma pidió que no se discontinúe en un acto en la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu-Río Negro- a fines de ese mismo año.
Allí repasó cómo el presidente Juan Domingo Perón fue el impulsor de la energía nuclear con fines pacíficos en el país y cómo el menemismo quiso desactivar el sector como consecuencia de las privatizaciones y desindustrialización del país (sin eso no se entiende el proyecto de basurero nuclear en Gastre) y Néstor Kirchner reactivó el Plan Nuclear Argentino en 2006.
Sin embargo, infinidad de dirigentes kirchneristas salieron al cruce del proyecto. ¿El antimacrismo automático se lleva puesto el Plan Nuclear argentino de Néstor y Cristina?
Mitos pour la galerie
Tienen un sonido ambiguo los argumentos de los grupos ambientalistas en un país que tiene setenta años de tradición nuclear, tres centrales funcionando a la perfección y miles de científicos formados en el área, la mayoría en Río Negro.
La principal contaminación del planeta se deriva de los gases generados por la quema de hidrocarburos, que crean el fenómeno del calentamiento global por efecto invernadero. La energía nuclear que no emana gases a la atmósfera es por ello considerada una energía limpia.
Como explicó la Ingeniera del INVAP Verónica Garea en radio LU17: "Una Central Nuclear genera residuos que en este caso están empaquetados en material metálico que contienen combustible. Esos materiales se pueden usar para volver a fabricar combustible y por eso los residuos que producen las centrales nucleares en Argentina se almacenan en las mismas centrales. La cantidad de residuos que producimos no es muy grande y por eso se almacena en piletas. Un parque eólico grande podría generar un décimo de lo que genera una Central Nuclear".
La ingeniera pone dos cosas en su lugar a la vez:
Los residuos no son un problema. Se guardan dentro de la central con la intención de reutilizarlos en el futuro.
La energía eólica es complementaria pero nunca sustituyente de la energía atómica (como sí la hidroeléctrica) porque no es constante, tiene rindes de menos del 50% de su capacidad de generación (no hay siempre el suficiente viento ni hay sol las veinticuatro horas).
Esto es algo que no puede desconocer quién sea que dirija la futura Empresa Provincial de Energía.
El mito de que la energía nuclear no es segura remite a quienes creen que los aviones son más inseguros que los autos. Son máquinas más sofisticadas, con personal hipercalificado, con protocolos de seguridad internacionales. Pero hay gente que tiene miedo a volar y no hay estadística que la convenza.
Cada cosa en su lugar
Si el gobernador de Chubut está determinado a impedir que el uranio que utilice la central de Río Negro se extraiga de Cerro Solo -en suelo chubutense-, está en todo su derecho. No obstante hay cuatro yacimientos más de uranio en el país (en Santa Cruz, Mendoza, La Rioja y Salta) y eso no detendría la construcción de la central nuclear.
Ahora, si la intención es detener la construcción de la central a toda costa probablemente no se esté mostrando el respeto por la soberanía ajena que se reclama para la propia.
Por ejemplo, un ex ministro de la Nación propuso crear un Ente de Control Interprovincial Rio Negro-Chubut, poniendo como antecedente el acuerdo Chubut-Santa Cruz por el Golfo San Jorge. Lo que no dijo es que ese acuerdo se hizo para evitar la doble tributación de los barcos que pescaban el langostino, el cual migraba de jurisdicción.
Un ex candidato a gobernador propuso que intervenga la UNESCO.
Súbitamente se borraron las fronteras provinciales y apareció una carta abierta firmada por asambleas ambientales hablando en nombre de la Patagonia (desconociendo a las provincias y a sus representantes por voto popular) e incluso al presidente Macri ya que se dirige directamente al embajador de China en Argentina.
Llevar el tema al Parlamento Patagónico como si se tratara de mantener la frontera porcina- o incluso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación probablemente solo conseguiría un final similar al que obtuvo Argentina contra Uruguay en el tribunal de La Haya por el caso Botnia.
Río Negro ha decidido ser una provincia con desarrollo nuclear y tiene la soberanía federal para hacerlo.
Eso sí: es fundamental saber si mediante un plebiscito provincial obtiene el acuerdo de su población, que trabaja y convive con la industria atómica desde hace décadas. A propósito: a partir de los sólidos argumentos expuestos más arriba, ¿por qué no considerar la posibilidad de emplazar la central nuclear en la región de Bariloche, si allí están radicados el propio INVAP y el mítico Instituto Balseiro con su respetada masa crítica de intelectuales y profesionales del sector?
Finas Hierbas
En Chubut, la firme negativa a desarrollar una política minera y optar por apostar al recurso agua lleva a preguntarse: ¿adónde se dirige la apuesta del gobierno provincial?
No solo la reciente crisis hídrica en el Valle y Puerto Madryn puso sobre el tapete la cuestión, sino que el famoso Acuífero Sacanana- por el que no se hace minería en Gastre- permanece improductivo.
¿Dónde están los proyectos para utilizar ese agua no potable como fuente de riego de la meseta tierra adentro no en la engañosamente llamada meseta intermedia entre Rawson y Puerto Madryn- o alguna actividad que genere riqueza, trabajo y desarrollo para los habitantes de Chubut?
¿Tal vez alguna variante del tipo Banco de Agua que el ex funcionario Daniel Enhes apenas alcanzara a esbozar en su fugaz gestión?
Ojalá que el Encuentro Ambiental convocado por el gobernador Mario Das Neves el 30 de mayo se dedique -en lugar de buscar cómo ir a la guerra contra Río Negro- a ver cómo generar recursos sustentables desarrollando el recurso agua, empezando por el Acuífero Sacanana.
Pensar que el funcionamiento de la central nuclear en Río Negro (si fuera en Sierra Grande) podría alterar el ecosistema de Península Valdés parece aventurado. Es la misma distancia que existe desde Atucha I y II hasta la capital del país, donde residen tres millones de personas.
Es posible que lo altere menos que el funcionamiento de ALUAR o la industria pesquera. Si este rotundo posicionamiento ambiental hubiera estado en boga en 1907 o en 1974 Comodoro Rivadavia no existiría y Puerto Madryn tampoco. Cabe preguntarse, claro está, cuántos recursos aportaron a la sociedad ambas industrias y cuánto contaminaron el ambiente.
Aunque no fuera el caso, es indudable que tomar la instalación de la central en Rio Negro como una imposición del gobierno nacional a Chubut, sería ideal para una polarización provincia-nación en tiempos electorales.
Por Santiago Costa (Exclusivo/El Extremo Sur).
Se anunció una futura central nuclear en la vecina Río Negro -con un Weretinelck sometido más que nunca al seguidismo de Macri y en Chubut se desató una reacción en cadena de opiniones. Ambientalistas en pie de guerra, kirchneristas con poca memoria, el dasnevismo confederado y un marcado retroceso del pensamiento nacional son los ingredientes de esta espuma de cerveza sin alcohol.
Esta semana se supo que, en medio de su gira por Asia, el gobierno nacional acordó con China -entre otras cosas- la construcción de la quinta central nuclear argentina a emplazarse en la provincia de Río Negro.
Con una inversión financiada por el gigante asiático de más de 8 mil millones de dólares, generará 4.000 puestos de trabajo durante su construcción y 800 ya en funcionamiento, mientras que utilizando uranio enriquecido y agua liviana podrá aportar al Sistema Interconectado Nacional unos 1.150 MW de potencia bruta durante 60 años.
Si bien fue sorpresivo el anunció de una central en Río Negro, no menos sorpresivas fueron las reacciones desde distintos sectores de la dirigencia chubutense.
Sorpresa y ½:¿doble vara del kirchnerismo?
La sorpresa fue que Mauricio Macri continuara una política de estado del kirchnerismo ante la demanda del gobierno chino, ya que la construcción de dos nuevas centrales fue un acuerdo firmado por Cristina Fernández con los asiáticos en 2015. Política que ella misma pidió que no se discontinúe en un acto en la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu-Río Negro- a fines de ese mismo año.
Allí repasó cómo el presidente Juan Domingo Perón fue el impulsor de la energía nuclear con fines pacíficos en el país y cómo el menemismo quiso desactivar el sector como consecuencia de las privatizaciones y desindustrialización del país (sin eso no se entiende el proyecto de basurero nuclear en Gastre) y Néstor Kirchner reactivó el Plan Nuclear Argentino en 2006.
Sin embargo, infinidad de dirigentes kirchneristas salieron al cruce del proyecto. ¿El antimacrismo automático se lleva puesto el Plan Nuclear argentino de Néstor y Cristina?
Mitos pour la galerie
Tienen un sonido ambiguo los argumentos de los grupos ambientalistas en un país que tiene setenta años de tradición nuclear, tres centrales funcionando a la perfección y miles de científicos formados en el área, la mayoría en Río Negro.
La principal contaminación del planeta se deriva de los gases generados por la quema de hidrocarburos, que crean el fenómeno del calentamiento global por efecto invernadero. La energía nuclear que no emana gases a la atmósfera es por ello considerada una energía limpia.
Como explicó la Ingeniera del INVAP Verónica Garea en radio LU17: "Una Central Nuclear genera residuos que en este caso están empaquetados en material metálico que contienen combustible. Esos materiales se pueden usar para volver a fabricar combustible y por eso los residuos que producen las centrales nucleares en Argentina se almacenan en las mismas centrales. La cantidad de residuos que producimos no es muy grande y por eso se almacena en piletas. Un parque eólico grande podría generar un décimo de lo que genera una Central Nuclear".
La ingeniera pone dos cosas en su lugar a la vez:
Los residuos no son un problema. Se guardan dentro de la central con la intención de reutilizarlos en el futuro.
La energía eólica es complementaria pero nunca sustituyente de la energía atómica (como sí la hidroeléctrica) porque no es constante, tiene rindes de menos del 50% de su capacidad de generación (no hay siempre el suficiente viento ni hay sol las veinticuatro horas).
Esto es algo que no puede desconocer quién sea que dirija la futura Empresa Provincial de Energía.
El mito de que la energía nuclear no es segura remite a quienes creen que los aviones son más inseguros que los autos. Son máquinas más sofisticadas, con personal hipercalificado, con protocolos de seguridad internacionales. Pero hay gente que tiene miedo a volar y no hay estadística que la convenza.
Cada cosa en su lugar
Si el gobernador de Chubut está determinado a impedir que el uranio que utilice la central de Río Negro se extraiga de Cerro Solo -en suelo chubutense-, está en todo su derecho. No obstante hay cuatro yacimientos más de uranio en el país (en Santa Cruz, Mendoza, La Rioja y Salta) y eso no detendría la construcción de la central nuclear.
Ahora, si la intención es detener la construcción de la central a toda costa probablemente no se esté mostrando el respeto por la soberanía ajena que se reclama para la propia.
Por ejemplo, un ex ministro de la Nación propuso crear un Ente de Control Interprovincial Rio Negro-Chubut, poniendo como antecedente el acuerdo Chubut-Santa Cruz por el Golfo San Jorge. Lo que no dijo es que ese acuerdo se hizo para evitar la doble tributación de los barcos que pescaban el langostino, el cual migraba de jurisdicción.
Un ex candidato a gobernador propuso que intervenga la UNESCO.
Súbitamente se borraron las fronteras provinciales y apareció una carta abierta firmada por asambleas ambientales hablando en nombre de la Patagonia (desconociendo a las provincias y a sus representantes por voto popular) e incluso al presidente Macri ya que se dirige directamente al embajador de China en Argentina.
Llevar el tema al Parlamento Patagónico como si se tratara de mantener la frontera porcina- o incluso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación probablemente solo conseguiría un final similar al que obtuvo Argentina contra Uruguay en el tribunal de La Haya por el caso Botnia.
Río Negro ha decidido ser una provincia con desarrollo nuclear y tiene la soberanía federal para hacerlo.
Eso sí: es fundamental saber si mediante un plebiscito provincial obtiene el acuerdo de su población, que trabaja y convive con la industria atómica desde hace décadas. A propósito: a partir de los sólidos argumentos expuestos más arriba, ¿por qué no considerar la posibilidad de emplazar la central nuclear en la región de Bariloche, si allí están radicados el propio INVAP y el mítico Instituto Balseiro con su respetada masa crítica de intelectuales y profesionales del sector?
Finas Hierbas
En Chubut, la firme negativa a desarrollar una política minera y optar por apostar al recurso agua lleva a preguntarse: ¿adónde se dirige la apuesta del gobierno provincial?
No solo la reciente crisis hídrica en el Valle y Puerto Madryn puso sobre el tapete la cuestión, sino que el famoso Acuífero Sacanana- por el que no se hace minería en Gastre- permanece improductivo.
¿Dónde están los proyectos para utilizar ese agua no potable como fuente de riego de la meseta tierra adentro no en la engañosamente llamada meseta intermedia entre Rawson y Puerto Madryn- o alguna actividad que genere riqueza, trabajo y desarrollo para los habitantes de Chubut?
¿Tal vez alguna variante del tipo Banco de Agua que el ex funcionario Daniel Enhes apenas alcanzara a esbozar en su fugaz gestión?
Ojalá que el Encuentro Ambiental convocado por el gobernador Mario Das Neves el 30 de mayo se dedique -en lugar de buscar cómo ir a la guerra contra Río Negro- a ver cómo generar recursos sustentables desarrollando el recurso agua, empezando por el Acuífero Sacanana.
Pensar que el funcionamiento de la central nuclear en Río Negro (si fuera en Sierra Grande) podría alterar el ecosistema de Península Valdés parece aventurado. Es la misma distancia que existe desde Atucha I y II hasta la capital del país, donde residen tres millones de personas.
Es posible que lo altere menos que el funcionamiento de ALUAR o la industria pesquera. Si este rotundo posicionamiento ambiental hubiera estado en boga en 1907 o en 1974 Comodoro Rivadavia no existiría y Puerto Madryn tampoco. Cabe preguntarse, claro está, cuántos recursos aportaron a la sociedad ambas industrias y cuánto contaminaron el ambiente.
Aunque no fuera el caso, es indudable que tomar la instalación de la central en Rio Negro como una imposición del gobierno nacional a Chubut, sería ideal para una polarización provincia-nación en tiempos electorales.
Se anunció una futura central nuclear en la vecina Río Negro -con un Weretinelck sometido más que nunca al seguidismo de Macri y en Chubut se desató una reacción en cadena de opiniones. Ambientalistas en pie de guerra, kirchneristas con poca memoria, el dasnevismo confederado y un marcado retroceso del pensamiento nacional son los ingredientes de esta espuma de cerveza sin alcohol.
Esta semana se supo que, en medio de su gira por Asia, el gobierno nacional acordó con China -entre otras cosas- la construcción de la quinta central nuclear argentina a emplazarse en la provincia de Río Negro.
Con una inversión financiada por el gigante asiático de más de 8 mil millones de dólares, generará 4.000 puestos de trabajo durante su construcción y 800 ya en funcionamiento, mientras que utilizando uranio enriquecido y agua liviana podrá aportar al Sistema Interconectado Nacional unos 1.150 MW de potencia bruta durante 60 años.
Si bien fue sorpresivo el anunció de una central en Río Negro, no menos sorpresivas fueron las reacciones desde distintos sectores de la dirigencia chubutense.
Sorpresa y ½:¿doble vara del kirchnerismo?
La sorpresa fue que Mauricio Macri continuara una política de estado del kirchnerismo ante la demanda del gobierno chino, ya que la construcción de dos nuevas centrales fue un acuerdo firmado por Cristina Fernández con los asiáticos en 2015. Política que ella misma pidió que no se discontinúe en un acto en la planta de enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu-Río Negro- a fines de ese mismo año.
Allí repasó cómo el presidente Juan Domingo Perón fue el impulsor de la energía nuclear con fines pacíficos en el país y cómo el menemismo quiso desactivar el sector como consecuencia de las privatizaciones y desindustrialización del país (sin eso no se entiende el proyecto de basurero nuclear en Gastre) y Néstor Kirchner reactivó el Plan Nuclear Argentino en 2006.
Sin embargo, infinidad de dirigentes kirchneristas salieron al cruce del proyecto. ¿El antimacrismo automático se lleva puesto el Plan Nuclear argentino de Néstor y Cristina?
Mitos pour la galerie
Tienen un sonido ambiguo los argumentos de los grupos ambientalistas en un país que tiene setenta años de tradición nuclear, tres centrales funcionando a la perfección y miles de científicos formados en el área, la mayoría en Río Negro.
La principal contaminación del planeta se deriva de los gases generados por la quema de hidrocarburos, que crean el fenómeno del calentamiento global por efecto invernadero. La energía nuclear que no emana gases a la atmósfera es por ello considerada una energía limpia.
Como explicó la Ingeniera del INVAP Verónica Garea en radio LU17: "Una Central Nuclear genera residuos que en este caso están empaquetados en material metálico que contienen combustible. Esos materiales se pueden usar para volver a fabricar combustible y por eso los residuos que producen las centrales nucleares en Argentina se almacenan en las mismas centrales. La cantidad de residuos que producimos no es muy grande y por eso se almacena en piletas. Un parque eólico grande podría generar un décimo de lo que genera una Central Nuclear".
La ingeniera pone dos cosas en su lugar a la vez:
Los residuos no son un problema. Se guardan dentro de la central con la intención de reutilizarlos en el futuro.
La energía eólica es complementaria pero nunca sustituyente de la energía atómica (como sí la hidroeléctrica) porque no es constante, tiene rindes de menos del 50% de su capacidad de generación (no hay siempre el suficiente viento ni hay sol las veinticuatro horas).
Esto es algo que no puede desconocer quién sea que dirija la futura Empresa Provincial de Energía.
El mito de que la energía nuclear no es segura remite a quienes creen que los aviones son más inseguros que los autos. Son máquinas más sofisticadas, con personal hipercalificado, con protocolos de seguridad internacionales. Pero hay gente que tiene miedo a volar y no hay estadística que la convenza.
Cada cosa en su lugar
Si el gobernador de Chubut está determinado a impedir que el uranio que utilice la central de Río Negro se extraiga de Cerro Solo -en suelo chubutense-, está en todo su derecho. No obstante hay cuatro yacimientos más de uranio en el país (en Santa Cruz, Mendoza, La Rioja y Salta) y eso no detendría la construcción de la central nuclear.
Ahora, si la intención es detener la construcción de la central a toda costa probablemente no se esté mostrando el respeto por la soberanía ajena que se reclama para la propia.
Por ejemplo, un ex ministro de la Nación propuso crear un Ente de Control Interprovincial Rio Negro-Chubut, poniendo como antecedente el acuerdo Chubut-Santa Cruz por el Golfo San Jorge. Lo que no dijo es que ese acuerdo se hizo para evitar la doble tributación de los barcos que pescaban el langostino, el cual migraba de jurisdicción.
Un ex candidato a gobernador propuso que intervenga la UNESCO.
Súbitamente se borraron las fronteras provinciales y apareció una carta abierta firmada por asambleas ambientales hablando en nombre de la Patagonia (desconociendo a las provincias y a sus representantes por voto popular) e incluso al presidente Macri ya que se dirige directamente al embajador de China en Argentina.
Llevar el tema al Parlamento Patagónico como si se tratara de mantener la frontera porcina- o incluso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación probablemente solo conseguiría un final similar al que obtuvo Argentina contra Uruguay en el tribunal de La Haya por el caso Botnia.
Río Negro ha decidido ser una provincia con desarrollo nuclear y tiene la soberanía federal para hacerlo.
Eso sí: es fundamental saber si mediante un plebiscito provincial obtiene el acuerdo de su población, que trabaja y convive con la industria atómica desde hace décadas. A propósito: a partir de los sólidos argumentos expuestos más arriba, ¿por qué no considerar la posibilidad de emplazar la central nuclear en la región de Bariloche, si allí están radicados el propio INVAP y el mítico Instituto Balseiro con su respetada masa crítica de intelectuales y profesionales del sector?
Finas Hierbas
En Chubut, la firme negativa a desarrollar una política minera y optar por apostar al recurso agua lleva a preguntarse: ¿adónde se dirige la apuesta del gobierno provincial?
No solo la reciente crisis hídrica en el Valle y Puerto Madryn puso sobre el tapete la cuestión, sino que el famoso Acuífero Sacanana- por el que no se hace minería en Gastre- permanece improductivo.
¿Dónde están los proyectos para utilizar ese agua no potable como fuente de riego de la meseta tierra adentro no en la engañosamente llamada meseta intermedia entre Rawson y Puerto Madryn- o alguna actividad que genere riqueza, trabajo y desarrollo para los habitantes de Chubut?
¿Tal vez alguna variante del tipo Banco de Agua que el ex funcionario Daniel Enhes apenas alcanzara a esbozar en su fugaz gestión?
Ojalá que el Encuentro Ambiental convocado por el gobernador Mario Das Neves el 30 de mayo se dedique -en lugar de buscar cómo ir a la guerra contra Río Negro- a ver cómo generar recursos sustentables desarrollando el recurso agua, empezando por el Acuífero Sacanana.
Pensar que el funcionamiento de la central nuclear en Río Negro (si fuera en Sierra Grande) podría alterar el ecosistema de Península Valdés parece aventurado. Es la misma distancia que existe desde Atucha I y II hasta la capital del país, donde residen tres millones de personas.
Es posible que lo altere menos que el funcionamiento de ALUAR o la industria pesquera. Si este rotundo posicionamiento ambiental hubiera estado en boga en 1907 o en 1974 Comodoro Rivadavia no existiría y Puerto Madryn tampoco. Cabe preguntarse, claro está, cuántos recursos aportaron a la sociedad ambas industrias y cuánto contaminaron el ambiente.
Aunque no fuera el caso, es indudable que tomar la instalación de la central en Rio Negro como una imposición del gobierno nacional a Chubut, sería ideal para una polarización provincia-nación en tiempos electorales.