Petróleo
De la privatización menemista al libre mercado macrista, con una escala en el fracaso del populismo kirchnerista Por Marcelo García (Especial 15 Aniversario EES).
En 15 años el sector petrolero atravesó las consecuencias de la privatización menemista y la llegada de Repsol hasta la instauración del libre mercado instaurado por el macrismo. En el medio se produjo el fracaso kirchnerista en hidrocarburos.
Los números son categóricos: desde 2002 hasta el 2016 la producción petrolera se contrajo 32% y la de gas retrocedió 3%; mientras que el país dilapidó el 50% de sus reservas gasíferas y el 23% de las petroleras como consecuencia de la desinversión empresaria. Se perdió por completo la soberanía energética y el autoabastecimiento es una utopía. Como consecuencia de la recuperación económica y los reclamos sindicales, los obreros petroleros consiguieron incrementar un 132% los puestos de trabajo y redujeron la productividad a los niveles de la YPF estatal en los finales de los años '70.
Desde 1992 el país sufre un contundente retroceso en materia hidrocarburífera enmarcado por la privatización de la YPF estatal y una constante caída de la producción de petróleo y gas, junto a una enorme pérdida de reservas en las cuencas productivas nacionales.
La privatización de YPF fue el puntapié inicial de un largo camino que llevó al país hacia la desnacionalización de los hidrocarburos, que se combinó con la provincialización de los yacimientos. Tras las gestiones nacionales de Néstor y Cristina Kirchner, sumada a la actual administración de Mauricio Macri, los resultados son lamentables en el sector del petróleo y gas.
La venta de YPF, la llegada de Repsol, el manejo de los recursos naturales por las provincias, la argentinización con el Grupo Eskenazi, las renegociaciones anticipadas, los incentivos fiscales y los subsidios estatales, y la actual liberalización total del mercado no sirvieron para aumentar las reservas de petróleo y gas del país, pero tampoco fueron políticas que se tradujeran en incrementos de la producción de hidrocarburos.
El único tránsito favorable se produjo luego de la expropiación de Repsol, cuando se incrementaron los niveles de producción y reservas, pero dichos resultados terminaron siendo efímeros y de escaso alcance a lo largo del período analizado. Además, parte de esa recuperación lograda por la YPF estatizada en un 51% de sus accionestuvo mucho que ver con la puesta en marcha de los recursos no convencionales de Vaca Muerta.
A manera de escueto resumen hay que mencionar las principales políticas gubernamentales en materia de hidrocarburos durante los últimos 25 años. El presidente Carlos Saúl Menem cargó en su gestión con la privatización de YPF en 1992 y la venta de la totalidad de acciones de la posterior Sociedad Anónima a la petrolera española Repsol.
La gestión de Fernando De la Rua acompañó en 2000 la renegociación anticipada, firmada por el gobernador Jorge Sobisch y Repsol, de la concesión del yacimiento gasífero de Loma La Lata en Neuquén.
La administración de Néstor Kirchner reglamentó el manejo provincial de los recursos naturales que establecía la Constitución de 1994 y avaló la renegociación por 40 años, firmada en 2006 por el fallecido gobernador Mario Das Neves y Pan American Energy, del yacimiento Cerro Dragón en Chubut; además de darle continuidad a las retenciones a las exportaciones que había instrumentado la gestión de Eduardo Duhalde.
La presidencia de Cristina Kirchner lideró la llamada "argentinización" cuando el Grupo Eskenazi compró en 2008 el 15% de las acciones de YPF y también la expropiación a Repsol del 51% del capital accionario de YPF.
La actual administración de Mauricio Macri acompaña un fuerte proceso de ajuste, avaló la flexibilización laboral en el sector, aumentó notablemente los subsidios y puso en marcha la liberalización del mercado de los hidrocarburos.
Los últimos 15 años aunque se podría extender a un período mayor que alcanza 25 años solo hangenerado grandes beneficios para las compañías privadas del sector, pero el paísse hundió cada vez más con la pérdida de soberanía energética y la imposibilidad de alcanzar el autoabastecimiento. Todo eso pese a que la cotización internacional del petróleo llegó a los 133 dólares en junio de2008 y promedió los 67 dólares por barril a lo largo de lapso analizado.
Nada le puso freno a la baja de la producción
Entre los años 2002 y 2016 la producción petrolera concluyó con una retracción del 32,4%, perdiéndose en todas las cuencas productivas un total de 89,6 millones de barriles. El declino de la extracción petrolera fue notorio a lo largo de toda la primera década kirchnerista y durante esos años la retracción en la producción petrolera llegó al 27,2%; entre 2012 y 2016 se sumó una contracción nacional del 5,2%, especialmente por la impronta productiva de YPF post expropiación de Repsol.
Los subsidios destinados por el Estado Nacional no consiguieron frenar el derrumbe en la producción de crudo y apenas atenuaron la de gas. Entre 2013 y el primer semestre de 2017, Nación entregó a las petroleras un total de 123.170 millones de pesos. De ese total, el 72% de los subsidios se direccionaron al Plan Gas y el 18% fue para apuntalar el precio sostén del petróleo comercializado en el mercado interno; lo que se traduce en 88.479 millones de pesos destinados al Plan Gas y 34.691 millones de pesos al barril criollo.
Las dos petroleras de mayor magnitud en el país protagonizaron desempeños muy diferentes. YPF redujo en 15 años su producción en 33%, perdiendo 41,5 millones de barriles, lo que no consiguió revertirse luego de la expropiación pese aque recuperó un 10% del retroceso que protagonizó Repsol.
Para Pan American Energy(PAE) el resultado fue ampliamente positivo con un crecimiento de 22% producto de la incorporación de 6,5 millones de barriles de petróleo.
Las dos cuencas petroleras más importantes, la del Golfo San Jorge y la Neuquina, tuvieron desempeños bien diferenciados en los 15 años estudiados. Mientras la CGSJ no logró escapar a la reducción productiva de petróleo y retrocedió un 7,2%; la Neuquina perdió el 42,4% de la extracción de crudo. Los que sí observa en los últimos cinco años es un retroceso parejo del 4% de ambas cuencas como producto de la crisis internacional del precio del crudo.
El desempeño de Chubut fue a contramano de la tendencia decreciente en el ámbito nacional y en 15 años terminó mostrando un aumento de la producción de crudo que ascendió al 12% y se tradujo en la incorporación de casi 6 millones de barriles de petróleo.
Resultados de PAE e YPF
Buena parte de ese resultado positivo se explica por el 22% de aumento que registró la producción de PAE. La compañía liderada por la familia Bulgheroni incrementó su extracción de petróleo en 11 millones de barriles entre 2002 y 2016; aunque la contracción producida desde el 2015 empujó una caída de los ritmos productivos.
Los resultados positivos de PAE en Chubut podrían servir como argumento para avalar la renegociación anticipada que se firmó en el año 2006 durante la gestión de Das Neves, pero dichos incrementos no consiguieron revertir e la pérdida de producción en el conjunto de la provincia y menos aún el retroceso generado en la totalidad de la CGSJ. Las renegociaciones de la gestión Martín Buzzi dieron menos resultados favorables en cuanto a la extracción.
YPF mantuvo estable la producción de petróleo en Chubut durante el período 2002-2012 y tras la expropiación mostró un incremento en la extracción de crudo que se reflejó en el 14,7% de aumento en los 15 años analizados; situación que se tradujo en 1,7 millones más de barriles producidos.
La otra petrolera con buenos resultados en Chubut fue CAPSA que consiguió aumentar su producción de crudo en un 15% en los tres lustros, manteniendo un ritmo crecimiento bastante estable que se incrementó en los últimos cinco años y sumó en todo el período 581 mil barriles.
Buena parte de los resultados positivos que aportaron PAE, YPF y CAPSA en los yacimientos chubutenses fue dilapidado por Tecpetrol. La petrolera del Grupo Techint bajó la producción petrolera en un 55% y extrajo casi 5 millones de barriles menos en el período, empeorando su performance en los últimos cinco años.
En el terreno de la producción gasífera, los resultados muestran una merma del 3% en 15 años, situación que se aminoró en los últimos cinco ya que entre el 2002 y el 2012 la caída había sido del 5%.
La misma situación se observa en la principal cuenca productiva de gas. En la cuenca Neuquina se había registrado una caída del 7,4% entre los años 2002 y 2012, para luego casi equilibrarse en un leve aumento del 0,8% a lo largo de los 15 años analizados
En tanto que en la cuenca Austral se detecta un constante aumento de la extracción gasífera, llegando a un 26% de suba en el primer decenio y un retroceso en los últimos cinco años, aunque el resultado final sigue siendo positivo en casi un 20%.
Con una incidencia mucho menor, la CGSJ reflejó el mayor aumento en la producción con un 51% en todo el lapso estudiado; situación que se produjo esencialmente entre los años 2002 y 2012, para luego desacelerarse pero continuando con una tendencia alcista. Ese proceso se explica principalmente por el fuerte aumento en la producción gasífera registrada en Chubut donde la suba en el primer decenio fue del 69%, pero que posteriormente se estancó.
En cambio, en el Norte de Santa Cruz se suscitó el proceso inverso. En la primera década analizada la extracción de gas estuvo empantanada con una variación menor al 1%, pero desde el 2012 la impronta de la YPF expropiada se disparó con un aumento del 25,4% en los yacimientos santacruceños de la CGSJ.
YPF y la francesa Total son las principales productoras de gas en la Argentina. El desempeño la mayor petrolera del país fue bien diferenciado mientras estuvo en manos de Repsol y en los años post expropiación. Entre los años 2002 y 2012, YPF redujo su producción de gas en 27,4%; en tanto que en todo el período frenó la caída pero no consiguió sumar extracción gasífera.
Total consiguió un desempeño más que destacado por sus incrementos en la producción gas focalizada en las plataformas off shore de la Cuenca Austral. Hasta 2012 aumentó la extracción en un 56,3% y luego fue declinando los incrementos pero cerró el período con un aumento del 43,7%.
Con un volumen productivo mucho menor, PAE tuvo un desempeño casi equilibrado hasta 2012 con un aumento de solamente un 1% en el decenio, pero a lo largo de todo lapso analizado incrementó su producción nacional de gas en un 10,3%.
Destrucción histórica de las reservas
El rubro de las reservas hidrocarburíferas es el que muestra con mayor claridad el rotundo fracaso de las políticas instrumentadas en los últimos 15 años. Las reservas gasíferas cayeron casi 50% y las de petróleo el 23%, reflejando una notoria de desinversión en el rubro de la exploración para sumar reservorios y hallar nuevos yacimientos. Como elemento complementario es posible concluir en que a pesar del tremendo consumo de reservas no se consiguió aumentar la producción.
De mantenerse la ecuación planteada hasta la actualidad, el panorama de los hidrocarburos argentinos pondrá al país al borde de una crisis histórica que sólo podría aminorarse por la explotación a toda velocidad de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. De no aplicarse políticas completamente diferentes terminarán dilapidándose en unas pocas décadas, dejando al país a la deriva y dependiendo exclusivamente de importaciones de petróleo y gas.
El peor de los panoramas posibles se ha dado en el terreno de las reservas gasíferas, donde la contracción fue del 49,2% entre 2002 y 2016; aunque se debe tener en cuenta una leve recuperación producida en los últimos cinco años ya que de lo contrario la pérdida de reservas llegaría a 52,4% en el primer decenio analizado.
El aumento de la incidencia del gas en la matriz energética nacional llevó a las petroleras a mantener el consumo gasífero nacional, a pesar de no lograr que los niveles de producción aumenten considerablemente. Donde se observa una notoria desinversión es en el terreno de la recuperación de reservas, porque se consumió sin reemplazarlo ni la mitad de los reservorios existentes en el país.
Las cuencas Neuquina, Austral y Noroeste son las más importantes en materia de reservas de gas. La primera perdió 54,7% de sus reservorios en los últimos 15 años; mientras que la segunda tuvo un retroceso de 23,5% y la tercera vio esfumarse el 84% del total de las reservas de gas que había en 2002.Las bajas en las reservas de las provincias llegaron al 84% en Salta, 59% en Neuquén, 60% en Tierra del Fuego y 35% en Santa Cruz.
Esos resultados tuvieron una leve recuperación desde los cambios que se produjeron en YPF a partirde 2012, pero no consiguieron revertir ni frenar notoriamente el derrumbe de los reservorios.
YPF y la petrolera francesa Total son las que tienen mayores reservas gasíferas en el país, aunque por la enorme pérdida que se viene dando sin freno se ha sumado PAE como una compañía con reservas de importancia.
El desempeño de la YPF controlada por Repsol fue desastroso en cuanto a las reservas de gas, ya que entre el 2002 y el 2012 perdió el 82,3% de sus reservorios; y aunque esa tendencia cambió desde 2012, a lo largo de 15 años la otrora petrolera estatal dilapidó el 72,2% del total de sus reservas.
La francesa Total mostró un proceso completamente inverso y en los tres lustros analizados subió sus reservorios gasíferos en un 160%, situación que se profundizó desde 2012. Un rol importante pasó a tener PAE, que mantuvo relativamente estables sus reservas de gas y en 15 años las aumentó un 9,1%; parte de ese proceso se produjo en Chubut donde las reservas aumentaron un 32% en el período.
Aunque con porcentuales no tan abultados, las reservas petroleras también tuvieron un retroceso significativo y en 15 años se perdió el 23,1% de los reservorios de crudo existentes en el país. La aparición de la YPF expropiada a Repsol no logró hacer mermar la caída registrada en el primer decenio.
La Cuenca del Golfo San Jorge y en particular Chubut han conseguido un resultado muy favorable en el terreno de los reservorios de crudo, aumentando en 15 años un 24,5% en la cuenca y un 53% en los yacimientos chubutenses. Sin embargo, a pesar de los muy buenos registrados no consiguieron inclinar favorablemente la balanza nacional.
Todas las demás cuencas productivas del país mostraron guarismos negativos en cuanto a las reservas petroleras, con retrocesos del 56,8% en la Neuquina; 46,2% en la Cuyana; 53,2% en la Austral y 81,1% en la Noroeste.
El caso particular de Neuquén es paradigmático porque en 2002 era la provincia con mayores reservas de crudo en todo el país e inclusive superaba a las de Chubut; pero en el transcurso de los tres lustros analizados se reflejó una retracción del 68,3% en los reservorios neuquinos. En tanto que las reservas de Santa Cruz se mantuvieron relativamente estables en la primera década analizada para retraerse un 21,6% desde el 2012 y hasta el 2016.
PAE lidera en reservas
Las dos petroleras de mayor magnitud en materia de reservas de petróleo son PAE e YPF. Ambas mostraron un proceso completamente opuesto a lo largo de 15 años, YPF retrocedió un 55,5% en sus reservorios de crudo y PAE los incrementó 144,6%, para de esa manera transformarse en la compañía que lidera las reservas en todo el país.
A fuerza de conflictos, aumentó el empleo petrolero y bajó la productividad
Los obreros petroleros consiguieron en los últimos 15 años, como consecuencia de un proceso histórico de intensas luchas, logros significativos que se tradujeron en un importantísimo aumento de la cantidad de puestos de trabajo y en una muy notoria baja de la productividad que se equiparó con lo que sucedía en la ex YPF estatal de finales de los años '70.
Muchos de esos logros se fueron perdiendo desde 2015 con la nueva crisis del precio internacional del crudo y se ahondaron con la llegada del macrismo al Gobierno nacional, especialmente por el avance de los despidos, las jubilaciones anticipadas y los retiros voluntarios, pero también por la firma de las conducciones sindicales de las adendas que instrumentan la flexibilización laboral entre los trabajadores del sector.
En el terreno del empleo se observó en 2016 una fuerte caída de los puestos de trabajo entre los petroleros, mientras que el aumento de la productividad tuvo una leve variación en favor del sector empresario. Es de esperar que en los próximos años aumente la cantidad de producción realizada por cada obrero diariamente.
La crisis del precio del petróleo suscitada en 1998 se complementó en el país con las consecuencias de la privatización de YPF (1992) y la catástrofe económica de finales de 2001. Tal como quedó ampliamente demostrado mediante diferentes informes exclusivos publicados por El Extremo Sur a finales del año pasado, ese combo había puesto a los trabajadores petroleros en una de las peores etapas de explotación y aumento de la productividad en favor de las compañías del sector.
En 1975, solo en YPF había 50.555 trabajadores petroleros. Esa cantidad se fue achicando de manera permanente hasta llegar a los 10.103 que había en 1994 luego de la privatización. El último descenso brusco del empleo petrolero se había registrado en 1999 tras la crisis del precio internacional, cuando se perdieron 2.367 puestos de trabajo en el país.
De ahí en más se conjugaron tres factores fundamentales para el constante aumento del empleo en el sector. Por un lado se produjo el permanente aumento del precio internacional del crudo, por el otro la recuperación económica nacional iniciada en el 2003 y en tercer lugar se sumó el altísimo nivel de organización y conflictividad laboral que protagonizaron los sindicatos, especialmente los de la Cuenca del Golfo San Jorge, que obtuvieron conquistas en las condiciones de trabajo muy significativas.
Para 2002 la cantidad de obreros petroleros ascendía a los 26.542 y la productividad diaria de cada trabajador llegaba a los 57,2 BEP (Barriles Equivalentes de Petróleo). A lo largo de los 15 años estudiados la cantidad de empleo petrolero fue en constante aumento y la productividad por obrero fue decreciendo año a año, especialmente tras los duros conflictos desatados desde 2006 y 2007. Desde 2015 ambas tendencias tomaron el camino inverso, reduciéndose las plantillas de personal y comenzando a incrementarse levemente la cantidad de BEP producidos por cada trabajador del sector.
La pérdida de productividad empresaria en los años analizados fue del 64%, y ese es un indicador que las petroleras intentan revertir para incrementar los ritmos productivos por cada obrero, para llevarlos como mínimo al doble de los registrados en la actualidad y asemejarlos a los que existían a mediados de la década del 2000.
El pico de empleo petrolero se alcanzó en 2015 con un total de 64.681 obreros vinculados al sector, representando un aumento del 132% en todo el período 2002-2016; produciéndose una pérdida de trabajo que el año pasado significó una retracción de 3.000 empleos en todas las cuencas productivas.
Durante 15 años, el empleo petrolero creció un 197% en Neuquén y 164% en Chubut, siendo las dos provincias con mejores índices de aumento y las que acapararon la mayor cantidad de trabajadores; pero en Neuquén la puesta en marcha de Vaca Muerta desde 2013 disparó una diferencia por sobre Chubut, luego de haber estado casi igualadas en 2011.
En Neuquén se pasó de 6.497 petroleros en 2002 a 20.341 en 2015, para bajar en 2016 en mil puestos de trabajo. Chubut inició el período con 5.105 trabajadores y llegó 2015 con 14.430. En ambos casos fueron esos indicadores de 2015 los picos históricos de empleo en el sector petrolero.
En el caso de la provincia de Santa Cruz el incremento total del trabajo petrolero fue del 132% en todo el período, partiendo de 4.115 en 2002 para alcanzar el récord de 10.217 empleos en 2015, para luego retroceder en mil puestos de trabajo en 2016.
Por Marcelo García (Especial 15 Aniversario EES).
En 15 años el sector petrolero atravesó las consecuencias de la privatización menemista y la llegada de Repsol hasta la instauración del libre mercado instaurado por el macrismo. En el medio se produjo el fracaso kirchnerista en hidrocarburos.
Los números son categóricos: desde 2002 hasta el 2016 la producción petrolera se contrajo 32% y la de gas retrocedió 3%; mientras que el país dilapidó el 50% de sus reservas gasíferas y el 23% de las petroleras como consecuencia de la desinversión empresaria. Se perdió por completo la soberanía energética y el autoabastecimiento es una utopía. Como consecuencia de la recuperación económica y los reclamos sindicales, los obreros petroleros consiguieron incrementar un 132% los puestos de trabajo y redujeron la productividad a los niveles de la YPF estatal en los finales de los años '70.
Desde 1992 el país sufre un contundente retroceso en materia hidrocarburífera enmarcado por la privatización de la YPF estatal y una constante caída de la producción de petróleo y gas, junto a una enorme pérdida de reservas en las cuencas productivas nacionales.
La privatización de YPF fue el puntapié inicial de un largo camino que llevó al país hacia la desnacionalización de los hidrocarburos, que se combinó con la provincialización de los yacimientos. Tras las gestiones nacionales de Néstor y Cristina Kirchner, sumada a la actual administración de Mauricio Macri, los resultados son lamentables en el sector del petróleo y gas.
La venta de YPF, la llegada de Repsol, el manejo de los recursos naturales por las provincias, la argentinización con el Grupo Eskenazi, las renegociaciones anticipadas, los incentivos fiscales y los subsidios estatales, y la actual liberalización total del mercado no sirvieron para aumentar las reservas de petróleo y gas del país, pero tampoco fueron políticas que se tradujeran en incrementos de la producción de hidrocarburos.
El único tránsito favorable se produjo luego de la expropiación de Repsol, cuando se incrementaron los niveles de producción y reservas, pero dichos resultados terminaron siendo efímeros y de escaso alcance a lo largo del período analizado. Además, parte de esa recuperación lograda por la YPF estatizada en un 51% de sus accionestuvo mucho que ver con la puesta en marcha de los recursos no convencionales de Vaca Muerta.
A manera de escueto resumen hay que mencionar las principales políticas gubernamentales en materia de hidrocarburos durante los últimos 25 años. El presidente Carlos Saúl Menem cargó en su gestión con la privatización de YPF en 1992 y la venta de la totalidad de acciones de la posterior Sociedad Anónima a la petrolera española Repsol.
La gestión de Fernando De la Rua acompañó en 2000 la renegociación anticipada, firmada por el gobernador Jorge Sobisch y Repsol, de la concesión del yacimiento gasífero de Loma La Lata en Neuquén.
La administración de Néstor Kirchner reglamentó el manejo provincial de los recursos naturales que establecía la Constitución de 1994 y avaló la renegociación por 40 años, firmada en 2006 por el fallecido gobernador Mario Das Neves y Pan American Energy, del yacimiento Cerro Dragón en Chubut; además de darle continuidad a las retenciones a las exportaciones que había instrumentado la gestión de Eduardo Duhalde.
La presidencia de Cristina Kirchner lideró la llamada "argentinización" cuando el Grupo Eskenazi compró en 2008 el 15% de las acciones de YPF y también la expropiación a Repsol del 51% del capital accionario de YPF.
La actual administración de Mauricio Macri acompaña un fuerte proceso de ajuste, avaló la flexibilización laboral en el sector, aumentó notablemente los subsidios y puso en marcha la liberalización del mercado de los hidrocarburos.
Los últimos 15 años aunque se podría extender a un período mayor que alcanza 25 años solo hangenerado grandes beneficios para las compañías privadas del sector, pero el paísse hundió cada vez más con la pérdida de soberanía energética y la imposibilidad de alcanzar el autoabastecimiento. Todo eso pese a que la cotización internacional del petróleo llegó a los 133 dólares en junio de2008 y promedió los 67 dólares por barril a lo largo de lapso analizado.
Nada le puso freno a la baja de la producción
Entre los años 2002 y 2016 la producción petrolera concluyó con una retracción del 32,4%, perdiéndose en todas las cuencas productivas un total de 89,6 millones de barriles. El declino de la extracción petrolera fue notorio a lo largo de toda la primera década kirchnerista y durante esos años la retracción en la producción petrolera llegó al 27,2%; entre 2012 y 2016 se sumó una contracción nacional del 5,2%, especialmente por la impronta productiva de YPF post expropiación de Repsol.
Los subsidios destinados por el Estado Nacional no consiguieron frenar el derrumbe en la producción de crudo y apenas atenuaron la de gas. Entre 2013 y el primer semestre de 2017, Nación entregó a las petroleras un total de 123.170 millones de pesos. De ese total, el 72% de los subsidios se direccionaron al Plan Gas y el 18% fue para apuntalar el precio sostén del petróleo comercializado en el mercado interno; lo que se traduce en 88.479 millones de pesos destinados al Plan Gas y 34.691 millones de pesos al barril criollo.
Las dos petroleras de mayor magnitud en el país protagonizaron desempeños muy diferentes. YPF redujo en 15 años su producción en 33%, perdiendo 41,5 millones de barriles, lo que no consiguió revertirse luego de la expropiación pese aque recuperó un 10% del retroceso que protagonizó Repsol.
Para Pan American Energy(PAE) el resultado fue ampliamente positivo con un crecimiento de 22% producto de la incorporación de 6,5 millones de barriles de petróleo.
Las dos cuencas petroleras más importantes, la del Golfo San Jorge y la Neuquina, tuvieron desempeños bien diferenciados en los 15 años estudiados. Mientras la CGSJ no logró escapar a la reducción productiva de petróleo y retrocedió un 7,2%; la Neuquina perdió el 42,4% de la extracción de crudo. Los que sí observa en los últimos cinco años es un retroceso parejo del 4% de ambas cuencas como producto de la crisis internacional del precio del crudo.
El desempeño de Chubut fue a contramano de la tendencia decreciente en el ámbito nacional y en 15 años terminó mostrando un aumento de la producción de crudo que ascendió al 12% y se tradujo en la incorporación de casi 6 millones de barriles de petróleo.
Resultados de PAE e YPF
Buena parte de ese resultado positivo se explica por el 22% de aumento que registró la producción de PAE. La compañía liderada por la familia Bulgheroni incrementó su extracción de petróleo en 11 millones de barriles entre 2002 y 2016; aunque la contracción producida desde el 2015 empujó una caída de los ritmos productivos.
Los resultados positivos de PAE en Chubut podrían servir como argumento para avalar la renegociación anticipada que se firmó en el año 2006 durante la gestión de Das Neves, pero dichos incrementos no consiguieron revertir e la pérdida de producción en el conjunto de la provincia y menos aún el retroceso generado en la totalidad de la CGSJ. Las renegociaciones de la gestión Martín Buzzi dieron menos resultados favorables en cuanto a la extracción.
YPF mantuvo estable la producción de petróleo en Chubut durante el período 2002-2012 y tras la expropiación mostró un incremento en la extracción de crudo que se reflejó en el 14,7% de aumento en los 15 años analizados; situación que se tradujo en 1,7 millones más de barriles producidos.
La otra petrolera con buenos resultados en Chubut fue CAPSA que consiguió aumentar su producción de crudo en un 15% en los tres lustros, manteniendo un ritmo crecimiento bastante estable que se incrementó en los últimos cinco años y sumó en todo el período 581 mil barriles.
Buena parte de los resultados positivos que aportaron PAE, YPF y CAPSA en los yacimientos chubutenses fue dilapidado por Tecpetrol. La petrolera del Grupo Techint bajó la producción petrolera en un 55% y extrajo casi 5 millones de barriles menos en el período, empeorando su performance en los últimos cinco años.
En el terreno de la producción gasífera, los resultados muestran una merma del 3% en 15 años, situación que se aminoró en los últimos cinco ya que entre el 2002 y el 2012 la caída había sido del 5%.
La misma situación se observa en la principal cuenca productiva de gas. En la cuenca Neuquina se había registrado una caída del 7,4% entre los años 2002 y 2012, para luego casi equilibrarse en un leve aumento del 0,8% a lo largo de los 15 años analizados
En tanto que en la cuenca Austral se detecta un constante aumento de la extracción gasífera, llegando a un 26% de suba en el primer decenio y un retroceso en los últimos cinco años, aunque el resultado final sigue siendo positivo en casi un 20%.
Con una incidencia mucho menor, la CGSJ reflejó el mayor aumento en la producción con un 51% en todo el lapso estudiado; situación que se produjo esencialmente entre los años 2002 y 2012, para luego desacelerarse pero continuando con una tendencia alcista. Ese proceso se explica principalmente por el fuerte aumento en la producción gasífera registrada en Chubut donde la suba en el primer decenio fue del 69%, pero que posteriormente se estancó.
En cambio, en el Norte de Santa Cruz se suscitó el proceso inverso. En la primera década analizada la extracción de gas estuvo empantanada con una variación menor al 1%, pero desde el 2012 la impronta de la YPF expropiada se disparó con un aumento del 25,4% en los yacimientos santacruceños de la CGSJ.
YPF y la francesa Total son las principales productoras de gas en la Argentina. El desempeño la mayor petrolera del país fue bien diferenciado mientras estuvo en manos de Repsol y en los años post expropiación. Entre los años 2002 y 2012, YPF redujo su producción de gas en 27,4%; en tanto que en todo el período frenó la caída pero no consiguió sumar extracción gasífera.
Total consiguió un desempeño más que destacado por sus incrementos en la producción gas focalizada en las plataformas off shore de la Cuenca Austral. Hasta 2012 aumentó la extracción en un 56,3% y luego fue declinando los incrementos pero cerró el período con un aumento del 43,7%.
Con un volumen productivo mucho menor, PAE tuvo un desempeño casi equilibrado hasta 2012 con un aumento de solamente un 1% en el decenio, pero a lo largo de todo lapso analizado incrementó su producción nacional de gas en un 10,3%.
Destrucción histórica de las reservas
El rubro de las reservas hidrocarburíferas es el que muestra con mayor claridad el rotundo fracaso de las políticas instrumentadas en los últimos 15 años. Las reservas gasíferas cayeron casi 50% y las de petróleo el 23%, reflejando una notoria de desinversión en el rubro de la exploración para sumar reservorios y hallar nuevos yacimientos. Como elemento complementario es posible concluir en que a pesar del tremendo consumo de reservas no se consiguió aumentar la producción.
De mantenerse la ecuación planteada hasta la actualidad, el panorama de los hidrocarburos argentinos pondrá al país al borde de una crisis histórica que sólo podría aminorarse por la explotación a toda velocidad de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. De no aplicarse políticas completamente diferentes terminarán dilapidándose en unas pocas décadas, dejando al país a la deriva y dependiendo exclusivamente de importaciones de petróleo y gas.
El peor de los panoramas posibles se ha dado en el terreno de las reservas gasíferas, donde la contracción fue del 49,2% entre 2002 y 2016; aunque se debe tener en cuenta una leve recuperación producida en los últimos cinco años ya que de lo contrario la pérdida de reservas llegaría a 52,4% en el primer decenio analizado.
El aumento de la incidencia del gas en la matriz energética nacional llevó a las petroleras a mantener el consumo gasífero nacional, a pesar de no lograr que los niveles de producción aumenten considerablemente. Donde se observa una notoria desinversión es en el terreno de la recuperación de reservas, porque se consumió sin reemplazarlo ni la mitad de los reservorios existentes en el país.
Las cuencas Neuquina, Austral y Noroeste son las más importantes en materia de reservas de gas. La primera perdió 54,7% de sus reservorios en los últimos 15 años; mientras que la segunda tuvo un retroceso de 23,5% y la tercera vio esfumarse el 84% del total de las reservas de gas que había en 2002.Las bajas en las reservas de las provincias llegaron al 84% en Salta, 59% en Neuquén, 60% en Tierra del Fuego y 35% en Santa Cruz.
Esos resultados tuvieron una leve recuperación desde los cambios que se produjeron en YPF a partirde 2012, pero no consiguieron revertir ni frenar notoriamente el derrumbe de los reservorios.
YPF y la petrolera francesa Total son las que tienen mayores reservas gasíferas en el país, aunque por la enorme pérdida que se viene dando sin freno se ha sumado PAE como una compañía con reservas de importancia.
El desempeño de la YPF controlada por Repsol fue desastroso en cuanto a las reservas de gas, ya que entre el 2002 y el 2012 perdió el 82,3% de sus reservorios; y aunque esa tendencia cambió desde 2012, a lo largo de 15 años la otrora petrolera estatal dilapidó el 72,2% del total de sus reservas.
La francesa Total mostró un proceso completamente inverso y en los tres lustros analizados subió sus reservorios gasíferos en un 160%, situación que se profundizó desde 2012. Un rol importante pasó a tener PAE, que mantuvo relativamente estables sus reservas de gas y en 15 años las aumentó un 9,1%; parte de ese proceso se produjo en Chubut donde las reservas aumentaron un 32% en el período.
Aunque con porcentuales no tan abultados, las reservas petroleras también tuvieron un retroceso significativo y en 15 años se perdió el 23,1% de los reservorios de crudo existentes en el país. La aparición de la YPF expropiada a Repsol no logró hacer mermar la caída registrada en el primer decenio.
La Cuenca del Golfo San Jorge y en particular Chubut han conseguido un resultado muy favorable en el terreno de los reservorios de crudo, aumentando en 15 años un 24,5% en la cuenca y un 53% en los yacimientos chubutenses. Sin embargo, a pesar de los muy buenos registrados no consiguieron inclinar favorablemente la balanza nacional.
Todas las demás cuencas productivas del país mostraron guarismos negativos en cuanto a las reservas petroleras, con retrocesos del 56,8% en la Neuquina; 46,2% en la Cuyana; 53,2% en la Austral y 81,1% en la Noroeste.
El caso particular de Neuquén es paradigmático porque en 2002 era la provincia con mayores reservas de crudo en todo el país e inclusive superaba a las de Chubut; pero en el transcurso de los tres lustros analizados se reflejó una retracción del 68,3% en los reservorios neuquinos. En tanto que las reservas de Santa Cruz se mantuvieron relativamente estables en la primera década analizada para retraerse un 21,6% desde el 2012 y hasta el 2016.
PAE lidera en reservas
Las dos petroleras de mayor magnitud en materia de reservas de petróleo son PAE e YPF. Ambas mostraron un proceso completamente opuesto a lo largo de 15 años, YPF retrocedió un 55,5% en sus reservorios de crudo y PAE los incrementó 144,6%, para de esa manera transformarse en la compañía que lidera las reservas en todo el país.
A fuerza de conflictos, aumentó el empleo petrolero y bajó la productividad
Los obreros petroleros consiguieron en los últimos 15 años, como consecuencia de un proceso histórico de intensas luchas, logros significativos que se tradujeron en un importantísimo aumento de la cantidad de puestos de trabajo y en una muy notoria baja de la productividad que se equiparó con lo que sucedía en la ex YPF estatal de finales de los años '70.
Muchos de esos logros se fueron perdiendo desde 2015 con la nueva crisis del precio internacional del crudo y se ahondaron con la llegada del macrismo al Gobierno nacional, especialmente por el avance de los despidos, las jubilaciones anticipadas y los retiros voluntarios, pero también por la firma de las conducciones sindicales de las adendas que instrumentan la flexibilización laboral entre los trabajadores del sector.
En el terreno del empleo se observó en 2016 una fuerte caída de los puestos de trabajo entre los petroleros, mientras que el aumento de la productividad tuvo una leve variación en favor del sector empresario. Es de esperar que en los próximos años aumente la cantidad de producción realizada por cada obrero diariamente.
La crisis del precio del petróleo suscitada en 1998 se complementó en el país con las consecuencias de la privatización de YPF (1992) y la catástrofe económica de finales de 2001. Tal como quedó ampliamente demostrado mediante diferentes informes exclusivos publicados por El Extremo Sur a finales del año pasado, ese combo había puesto a los trabajadores petroleros en una de las peores etapas de explotación y aumento de la productividad en favor de las compañías del sector.
En 1975, solo en YPF había 50.555 trabajadores petroleros. Esa cantidad se fue achicando de manera permanente hasta llegar a los 10.103 que había en 1994 luego de la privatización. El último descenso brusco del empleo petrolero se había registrado en 1999 tras la crisis del precio internacional, cuando se perdieron 2.367 puestos de trabajo en el país.
De ahí en más se conjugaron tres factores fundamentales para el constante aumento del empleo en el sector. Por un lado se produjo el permanente aumento del precio internacional del crudo, por el otro la recuperación económica nacional iniciada en el 2003 y en tercer lugar se sumó el altísimo nivel de organización y conflictividad laboral que protagonizaron los sindicatos, especialmente los de la Cuenca del Golfo San Jorge, que obtuvieron conquistas en las condiciones de trabajo muy significativas.
Para 2002 la cantidad de obreros petroleros ascendía a los 26.542 y la productividad diaria de cada trabajador llegaba a los 57,2 BEP (Barriles Equivalentes de Petróleo). A lo largo de los 15 años estudiados la cantidad de empleo petrolero fue en constante aumento y la productividad por obrero fue decreciendo año a año, especialmente tras los duros conflictos desatados desde 2006 y 2007. Desde 2015 ambas tendencias tomaron el camino inverso, reduciéndose las plantillas de personal y comenzando a incrementarse levemente la cantidad de BEP producidos por cada trabajador del sector.
La pérdida de productividad empresaria en los años analizados fue del 64%, y ese es un indicador que las petroleras intentan revertir para incrementar los ritmos productivos por cada obrero, para llevarlos como mínimo al doble de los registrados en la actualidad y asemejarlos a los que existían a mediados de la década del 2000.
El pico de empleo petrolero se alcanzó en 2015 con un total de 64.681 obreros vinculados al sector, representando un aumento del 132% en todo el período 2002-2016; produciéndose una pérdida de trabajo que el año pasado significó una retracción de 3.000 empleos en todas las cuencas productivas.
Durante 15 años, el empleo petrolero creció un 197% en Neuquén y 164% en Chubut, siendo las dos provincias con mejores índices de aumento y las que acapararon la mayor cantidad de trabajadores; pero en Neuquén la puesta en marcha de Vaca Muerta desde 2013 disparó una diferencia por sobre Chubut, luego de haber estado casi igualadas en 2011.
En Neuquén se pasó de 6.497 petroleros en 2002 a 20.341 en 2015, para bajar en 2016 en mil puestos de trabajo. Chubut inició el período con 5.105 trabajadores y llegó 2015 con 14.430. En ambos casos fueron esos indicadores de 2015 los picos históricos de empleo en el sector petrolero.
En el caso de la provincia de Santa Cruz el incremento total del trabajo petrolero fue del 132% en todo el período, partiendo de 4.115 en 2002 para alcanzar el récord de 10.217 empleos en 2015, para luego retroceder en mil puestos de trabajo en 2016.
En 15 años el sector petrolero atravesó las consecuencias de la privatización menemista y la llegada de Repsol hasta la instauración del libre mercado instaurado por el macrismo. En el medio se produjo el fracaso kirchnerista en hidrocarburos.
Los números son categóricos: desde 2002 hasta el 2016 la producción petrolera se contrajo 32% y la de gas retrocedió 3%; mientras que el país dilapidó el 50% de sus reservas gasíferas y el 23% de las petroleras como consecuencia de la desinversión empresaria. Se perdió por completo la soberanía energética y el autoabastecimiento es una utopía. Como consecuencia de la recuperación económica y los reclamos sindicales, los obreros petroleros consiguieron incrementar un 132% los puestos de trabajo y redujeron la productividad a los niveles de la YPF estatal en los finales de los años '70.
Desde 1992 el país sufre un contundente retroceso en materia hidrocarburífera enmarcado por la privatización de la YPF estatal y una constante caída de la producción de petróleo y gas, junto a una enorme pérdida de reservas en las cuencas productivas nacionales.
La privatización de YPF fue el puntapié inicial de un largo camino que llevó al país hacia la desnacionalización de los hidrocarburos, que se combinó con la provincialización de los yacimientos. Tras las gestiones nacionales de Néstor y Cristina Kirchner, sumada a la actual administración de Mauricio Macri, los resultados son lamentables en el sector del petróleo y gas.
La venta de YPF, la llegada de Repsol, el manejo de los recursos naturales por las provincias, la argentinización con el Grupo Eskenazi, las renegociaciones anticipadas, los incentivos fiscales y los subsidios estatales, y la actual liberalización total del mercado no sirvieron para aumentar las reservas de petróleo y gas del país, pero tampoco fueron políticas que se tradujeran en incrementos de la producción de hidrocarburos.
El único tránsito favorable se produjo luego de la expropiación de Repsol, cuando se incrementaron los niveles de producción y reservas, pero dichos resultados terminaron siendo efímeros y de escaso alcance a lo largo del período analizado. Además, parte de esa recuperación lograda por la YPF estatizada en un 51% de sus accionestuvo mucho que ver con la puesta en marcha de los recursos no convencionales de Vaca Muerta.
A manera de escueto resumen hay que mencionar las principales políticas gubernamentales en materia de hidrocarburos durante los últimos 25 años. El presidente Carlos Saúl Menem cargó en su gestión con la privatización de YPF en 1992 y la venta de la totalidad de acciones de la posterior Sociedad Anónima a la petrolera española Repsol.
La gestión de Fernando De la Rua acompañó en 2000 la renegociación anticipada, firmada por el gobernador Jorge Sobisch y Repsol, de la concesión del yacimiento gasífero de Loma La Lata en Neuquén.
La administración de Néstor Kirchner reglamentó el manejo provincial de los recursos naturales que establecía la Constitución de 1994 y avaló la renegociación por 40 años, firmada en 2006 por el fallecido gobernador Mario Das Neves y Pan American Energy, del yacimiento Cerro Dragón en Chubut; además de darle continuidad a las retenciones a las exportaciones que había instrumentado la gestión de Eduardo Duhalde.
La presidencia de Cristina Kirchner lideró la llamada "argentinización" cuando el Grupo Eskenazi compró en 2008 el 15% de las acciones de YPF y también la expropiación a Repsol del 51% del capital accionario de YPF.
La actual administración de Mauricio Macri acompaña un fuerte proceso de ajuste, avaló la flexibilización laboral en el sector, aumentó notablemente los subsidios y puso en marcha la liberalización del mercado de los hidrocarburos.
Los últimos 15 años aunque se podría extender a un período mayor que alcanza 25 años solo hangenerado grandes beneficios para las compañías privadas del sector, pero el paísse hundió cada vez más con la pérdida de soberanía energética y la imposibilidad de alcanzar el autoabastecimiento. Todo eso pese a que la cotización internacional del petróleo llegó a los 133 dólares en junio de2008 y promedió los 67 dólares por barril a lo largo de lapso analizado.
Nada le puso freno a la baja de la producción
Entre los años 2002 y 2016 la producción petrolera concluyó con una retracción del 32,4%, perdiéndose en todas las cuencas productivas un total de 89,6 millones de barriles. El declino de la extracción petrolera fue notorio a lo largo de toda la primera década kirchnerista y durante esos años la retracción en la producción petrolera llegó al 27,2%; entre 2012 y 2016 se sumó una contracción nacional del 5,2%, especialmente por la impronta productiva de YPF post expropiación de Repsol.
Los subsidios destinados por el Estado Nacional no consiguieron frenar el derrumbe en la producción de crudo y apenas atenuaron la de gas. Entre 2013 y el primer semestre de 2017, Nación entregó a las petroleras un total de 123.170 millones de pesos. De ese total, el 72% de los subsidios se direccionaron al Plan Gas y el 18% fue para apuntalar el precio sostén del petróleo comercializado en el mercado interno; lo que se traduce en 88.479 millones de pesos destinados al Plan Gas y 34.691 millones de pesos al barril criollo.
Las dos petroleras de mayor magnitud en el país protagonizaron desempeños muy diferentes. YPF redujo en 15 años su producción en 33%, perdiendo 41,5 millones de barriles, lo que no consiguió revertirse luego de la expropiación pese aque recuperó un 10% del retroceso que protagonizó Repsol.
Para Pan American Energy(PAE) el resultado fue ampliamente positivo con un crecimiento de 22% producto de la incorporación de 6,5 millones de barriles de petróleo.
Las dos cuencas petroleras más importantes, la del Golfo San Jorge y la Neuquina, tuvieron desempeños bien diferenciados en los 15 años estudiados. Mientras la CGSJ no logró escapar a la reducción productiva de petróleo y retrocedió un 7,2%; la Neuquina perdió el 42,4% de la extracción de crudo. Los que sí observa en los últimos cinco años es un retroceso parejo del 4% de ambas cuencas como producto de la crisis internacional del precio del crudo.
El desempeño de Chubut fue a contramano de la tendencia decreciente en el ámbito nacional y en 15 años terminó mostrando un aumento de la producción de crudo que ascendió al 12% y se tradujo en la incorporación de casi 6 millones de barriles de petróleo.
Resultados de PAE e YPF
Buena parte de ese resultado positivo se explica por el 22% de aumento que registró la producción de PAE. La compañía liderada por la familia Bulgheroni incrementó su extracción de petróleo en 11 millones de barriles entre 2002 y 2016; aunque la contracción producida desde el 2015 empujó una caída de los ritmos productivos.
Los resultados positivos de PAE en Chubut podrían servir como argumento para avalar la renegociación anticipada que se firmó en el año 2006 durante la gestión de Das Neves, pero dichos incrementos no consiguieron revertir e la pérdida de producción en el conjunto de la provincia y menos aún el retroceso generado en la totalidad de la CGSJ. Las renegociaciones de la gestión Martín Buzzi dieron menos resultados favorables en cuanto a la extracción.
YPF mantuvo estable la producción de petróleo en Chubut durante el período 2002-2012 y tras la expropiación mostró un incremento en la extracción de crudo que se reflejó en el 14,7% de aumento en los 15 años analizados; situación que se tradujo en 1,7 millones más de barriles producidos.
La otra petrolera con buenos resultados en Chubut fue CAPSA que consiguió aumentar su producción de crudo en un 15% en los tres lustros, manteniendo un ritmo crecimiento bastante estable que se incrementó en los últimos cinco años y sumó en todo el período 581 mil barriles.
Buena parte de los resultados positivos que aportaron PAE, YPF y CAPSA en los yacimientos chubutenses fue dilapidado por Tecpetrol. La petrolera del Grupo Techint bajó la producción petrolera en un 55% y extrajo casi 5 millones de barriles menos en el período, empeorando su performance en los últimos cinco años.
En el terreno de la producción gasífera, los resultados muestran una merma del 3% en 15 años, situación que se aminoró en los últimos cinco ya que entre el 2002 y el 2012 la caída había sido del 5%.
La misma situación se observa en la principal cuenca productiva de gas. En la cuenca Neuquina se había registrado una caída del 7,4% entre los años 2002 y 2012, para luego casi equilibrarse en un leve aumento del 0,8% a lo largo de los 15 años analizados
En tanto que en la cuenca Austral se detecta un constante aumento de la extracción gasífera, llegando a un 26% de suba en el primer decenio y un retroceso en los últimos cinco años, aunque el resultado final sigue siendo positivo en casi un 20%.
Con una incidencia mucho menor, la CGSJ reflejó el mayor aumento en la producción con un 51% en todo el lapso estudiado; situación que se produjo esencialmente entre los años 2002 y 2012, para luego desacelerarse pero continuando con una tendencia alcista. Ese proceso se explica principalmente por el fuerte aumento en la producción gasífera registrada en Chubut donde la suba en el primer decenio fue del 69%, pero que posteriormente se estancó.
En cambio, en el Norte de Santa Cruz se suscitó el proceso inverso. En la primera década analizada la extracción de gas estuvo empantanada con una variación menor al 1%, pero desde el 2012 la impronta de la YPF expropiada se disparó con un aumento del 25,4% en los yacimientos santacruceños de la CGSJ.
YPF y la francesa Total son las principales productoras de gas en la Argentina. El desempeño la mayor petrolera del país fue bien diferenciado mientras estuvo en manos de Repsol y en los años post expropiación. Entre los años 2002 y 2012, YPF redujo su producción de gas en 27,4%; en tanto que en todo el período frenó la caída pero no consiguió sumar extracción gasífera.
Total consiguió un desempeño más que destacado por sus incrementos en la producción gas focalizada en las plataformas off shore de la Cuenca Austral. Hasta 2012 aumentó la extracción en un 56,3% y luego fue declinando los incrementos pero cerró el período con un aumento del 43,7%.
Con un volumen productivo mucho menor, PAE tuvo un desempeño casi equilibrado hasta 2012 con un aumento de solamente un 1% en el decenio, pero a lo largo de todo lapso analizado incrementó su producción nacional de gas en un 10,3%.
Destrucción histórica de las reservas
El rubro de las reservas hidrocarburíferas es el que muestra con mayor claridad el rotundo fracaso de las políticas instrumentadas en los últimos 15 años. Las reservas gasíferas cayeron casi 50% y las de petróleo el 23%, reflejando una notoria de desinversión en el rubro de la exploración para sumar reservorios y hallar nuevos yacimientos. Como elemento complementario es posible concluir en que a pesar del tremendo consumo de reservas no se consiguió aumentar la producción.
De mantenerse la ecuación planteada hasta la actualidad, el panorama de los hidrocarburos argentinos pondrá al país al borde de una crisis histórica que sólo podría aminorarse por la explotación a toda velocidad de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta. De no aplicarse políticas completamente diferentes terminarán dilapidándose en unas pocas décadas, dejando al país a la deriva y dependiendo exclusivamente de importaciones de petróleo y gas.
El peor de los panoramas posibles se ha dado en el terreno de las reservas gasíferas, donde la contracción fue del 49,2% entre 2002 y 2016; aunque se debe tener en cuenta una leve recuperación producida en los últimos cinco años ya que de lo contrario la pérdida de reservas llegaría a 52,4% en el primer decenio analizado.
El aumento de la incidencia del gas en la matriz energética nacional llevó a las petroleras a mantener el consumo gasífero nacional, a pesar de no lograr que los niveles de producción aumenten considerablemente. Donde se observa una notoria desinversión es en el terreno de la recuperación de reservas, porque se consumió sin reemplazarlo ni la mitad de los reservorios existentes en el país.
Las cuencas Neuquina, Austral y Noroeste son las más importantes en materia de reservas de gas. La primera perdió 54,7% de sus reservorios en los últimos 15 años; mientras que la segunda tuvo un retroceso de 23,5% y la tercera vio esfumarse el 84% del total de las reservas de gas que había en 2002.Las bajas en las reservas de las provincias llegaron al 84% en Salta, 59% en Neuquén, 60% en Tierra del Fuego y 35% en Santa Cruz.
Esos resultados tuvieron una leve recuperación desde los cambios que se produjeron en YPF a partirde 2012, pero no consiguieron revertir ni frenar notoriamente el derrumbe de los reservorios.
YPF y la petrolera francesa Total son las que tienen mayores reservas gasíferas en el país, aunque por la enorme pérdida que se viene dando sin freno se ha sumado PAE como una compañía con reservas de importancia.
El desempeño de la YPF controlada por Repsol fue desastroso en cuanto a las reservas de gas, ya que entre el 2002 y el 2012 perdió el 82,3% de sus reservorios; y aunque esa tendencia cambió desde 2012, a lo largo de 15 años la otrora petrolera estatal dilapidó el 72,2% del total de sus reservas.
La francesa Total mostró un proceso completamente inverso y en los tres lustros analizados subió sus reservorios gasíferos en un 160%, situación que se profundizó desde 2012. Un rol importante pasó a tener PAE, que mantuvo relativamente estables sus reservas de gas y en 15 años las aumentó un 9,1%; parte de ese proceso se produjo en Chubut donde las reservas aumentaron un 32% en el período.
Aunque con porcentuales no tan abultados, las reservas petroleras también tuvieron un retroceso significativo y en 15 años se perdió el 23,1% de los reservorios de crudo existentes en el país. La aparición de la YPF expropiada a Repsol no logró hacer mermar la caída registrada en el primer decenio.
La Cuenca del Golfo San Jorge y en particular Chubut han conseguido un resultado muy favorable en el terreno de los reservorios de crudo, aumentando en 15 años un 24,5% en la cuenca y un 53% en los yacimientos chubutenses. Sin embargo, a pesar de los muy buenos registrados no consiguieron inclinar favorablemente la balanza nacional.
Todas las demás cuencas productivas del país mostraron guarismos negativos en cuanto a las reservas petroleras, con retrocesos del 56,8% en la Neuquina; 46,2% en la Cuyana; 53,2% en la Austral y 81,1% en la Noroeste.
El caso particular de Neuquén es paradigmático porque en 2002 era la provincia con mayores reservas de crudo en todo el país e inclusive superaba a las de Chubut; pero en el transcurso de los tres lustros analizados se reflejó una retracción del 68,3% en los reservorios neuquinos. En tanto que las reservas de Santa Cruz se mantuvieron relativamente estables en la primera década analizada para retraerse un 21,6% desde el 2012 y hasta el 2016.
PAE lidera en reservas
Las dos petroleras de mayor magnitud en materia de reservas de petróleo son PAE e YPF. Ambas mostraron un proceso completamente opuesto a lo largo de 15 años, YPF retrocedió un 55,5% en sus reservorios de crudo y PAE los incrementó 144,6%, para de esa manera transformarse en la compañía que lidera las reservas en todo el país.
A fuerza de conflictos, aumentó el empleo petrolero y bajó la productividad
Los obreros petroleros consiguieron en los últimos 15 años, como consecuencia de un proceso histórico de intensas luchas, logros significativos que se tradujeron en un importantísimo aumento de la cantidad de puestos de trabajo y en una muy notoria baja de la productividad que se equiparó con lo que sucedía en la ex YPF estatal de finales de los años '70.
Muchos de esos logros se fueron perdiendo desde 2015 con la nueva crisis del precio internacional del crudo y se ahondaron con la llegada del macrismo al Gobierno nacional, especialmente por el avance de los despidos, las jubilaciones anticipadas y los retiros voluntarios, pero también por la firma de las conducciones sindicales de las adendas que instrumentan la flexibilización laboral entre los trabajadores del sector.
En el terreno del empleo se observó en 2016 una fuerte caída de los puestos de trabajo entre los petroleros, mientras que el aumento de la productividad tuvo una leve variación en favor del sector empresario. Es de esperar que en los próximos años aumente la cantidad de producción realizada por cada obrero diariamente.
La crisis del precio del petróleo suscitada en 1998 se complementó en el país con las consecuencias de la privatización de YPF (1992) y la catástrofe económica de finales de 2001. Tal como quedó ampliamente demostrado mediante diferentes informes exclusivos publicados por El Extremo Sur a finales del año pasado, ese combo había puesto a los trabajadores petroleros en una de las peores etapas de explotación y aumento de la productividad en favor de las compañías del sector.
En 1975, solo en YPF había 50.555 trabajadores petroleros. Esa cantidad se fue achicando de manera permanente hasta llegar a los 10.103 que había en 1994 luego de la privatización. El último descenso brusco del empleo petrolero se había registrado en 1999 tras la crisis del precio internacional, cuando se perdieron 2.367 puestos de trabajo en el país.
De ahí en más se conjugaron tres factores fundamentales para el constante aumento del empleo en el sector. Por un lado se produjo el permanente aumento del precio internacional del crudo, por el otro la recuperación económica nacional iniciada en el 2003 y en tercer lugar se sumó el altísimo nivel de organización y conflictividad laboral que protagonizaron los sindicatos, especialmente los de la Cuenca del Golfo San Jorge, que obtuvieron conquistas en las condiciones de trabajo muy significativas.
Para 2002 la cantidad de obreros petroleros ascendía a los 26.542 y la productividad diaria de cada trabajador llegaba a los 57,2 BEP (Barriles Equivalentes de Petróleo). A lo largo de los 15 años estudiados la cantidad de empleo petrolero fue en constante aumento y la productividad por obrero fue decreciendo año a año, especialmente tras los duros conflictos desatados desde 2006 y 2007. Desde 2015 ambas tendencias tomaron el camino inverso, reduciéndose las plantillas de personal y comenzando a incrementarse levemente la cantidad de BEP producidos por cada trabajador del sector.
La pérdida de productividad empresaria en los años analizados fue del 64%, y ese es un indicador que las petroleras intentan revertir para incrementar los ritmos productivos por cada obrero, para llevarlos como mínimo al doble de los registrados en la actualidad y asemejarlos a los que existían a mediados de la década del 2000.
El pico de empleo petrolero se alcanzó en 2015 con un total de 64.681 obreros vinculados al sector, representando un aumento del 132% en todo el período 2002-2016; produciéndose una pérdida de trabajo que el año pasado significó una retracción de 3.000 empleos en todas las cuencas productivas.
Durante 15 años, el empleo petrolero creció un 197% en Neuquén y 164% en Chubut, siendo las dos provincias con mejores índices de aumento y las que acapararon la mayor cantidad de trabajadores; pero en Neuquén la puesta en marcha de Vaca Muerta desde 2013 disparó una diferencia por sobre Chubut, luego de haber estado casi igualadas en 2011.
En Neuquén se pasó de 6.497 petroleros en 2002 a 20.341 en 2015, para bajar en 2016 en mil puestos de trabajo. Chubut inició el período con 5.105 trabajadores y llegó 2015 con 14.430. En ambos casos fueron esos indicadores de 2015 los picos históricos de empleo en el sector petrolero.
En el caso de la provincia de Santa Cruz el incremento total del trabajo petrolero fue del 132% en todo el período, partiendo de 4.115 en 2002 para alcanzar el récord de 10.217 empleos en 2015, para luego retroceder en mil puestos de trabajo en 2016.