Patagonia

El piloto de avión que se salvó de milagro quiere salvar otras vidas

Lenard Ibáñez, el piloto de la avioneta que cayó en Península Valdés en abril del año pasado y salvó su vida de milagro tras recibir quemaduras en el 40 % de su cuerpo lidera un proyecto con el objetivo de instalar en Rawson un centro de alta complejidad para atender a quienes sufran quemaduras graves y heridas complejas; y de ese modo puedan tener atención inmediatas sin viajar a Buenos Aires. Ibañez piloteaba un avión Pipper PA-28 Warrior matrícula LV-FKO el domingo 22 de abril de 2018 en el que viajaban otras tres personas: Ricardo Ramón Artiles, Mónica Gabriela López y Silvia Edith Acosta. Los tres fallecieron.

Ibáñez mantuvo una reunión con el secretario de Gobierno municipal de Rawson, Nicolás Souza, para explicar el proyecto que lleva adelante junto a un grupo de médicos de la zona. El accidente aéreo al que sobrevivió se produjo a 11 kilómetros de la localidad de Puerto Pirámides, al norte del Golfo Nuevo, en Península Valdés.

Tras su recuperación, Lenard Ibáñez deja un gran testimonio de resistencia: "Atravesé muchísimas complicaciones y tuve riesgo de vida 4 veces por las heridas y las quemaduras, tuve varios problemas en el sistema cardiológico, la visión, neumonía y quemaduras internas".

"En toda la región patagónica existen emprendimientos que implican un riesgo importante de pacientes quemados: barcos, empresas productoras de aluminio, petroleras y la industria minera, hay muchas empresas" -añadió el piloto-. "Sabemos que la idea de poner un Departamento del quemado y heridas complejas es muy grande, ojalá la podamos realizar", dijo Ibáñez.

150 operaciones

A Ibáñez le dieron el alta en febrero de este año tras soportar 150 operaciones."Ya esta mamá, volvemos", fueron las primeras palabras que le dijo a su madre cuando se enteró que le daban el alta y podía regresar a Rawson (Chubut) donde vive. Lenard estuvo casi diez meses en Buenos Aires después de sufrir un accidente mientras piloteaba una avioneta a la altura de Península Valdés. Fue el 22 de abril del año pasado. En la tragedia murieron las dos mujeres que eran sus pasajeras y un compañero de Lenard de la sucursal Trelew del Correo Argentino.

La recuperación definitiva de Lenard no será fácil: tardará al menos dos años. Debe volver todos los meses a Buenos Aires para seguir recuperándose de las quemaduras en la piel y para tratarse de una cardiopatía que le surgió durante la internación.

Ibañez piloteaba un avión Pipper PA-28 Warrior matrícula LV-FKO el domingo 22 de abril del año pasado, en el que viajaban además otras tres personas: Ricardo Ramón Artiles, Mónica Gabriela López y Silvia Edith Acosta. Los tres fallecieron. Las dos mujeres en el acto producto del incendio de la nave. Artiles, compañero de trabajo de Ibáñez en el Correo Argentino algunos días después: tenía quemaduras en el 70 por ciento de su cuerpo. Falleció poco antes que pueda ser trasladado a Buenos Aires.

Casi un milagro

La aeronave realizó un aterrizaje de emergencia en la estancia La Adela, ubicada en el Área Natural Protegida Península Valdés, en Chubut.

Lenard logró salir del avión y caminó cerca de 7 kilómetros para pedir ayuda a unos pescadores que encontró en su desesperado camino, con el 30 por ciento del cuerpo quemado y dificultades en las vías respiratorias. Pocos días después Lenard fue trasladado a Buenos Aires. Primero al Instituto del Quemado y después al Británico.

Después del accidente Lenard empezó todo de nuevo. "Sin duda fue un volver a vivir, de manera literal", contó la madre en un reportaje. Es que el piloto debió aprender de nuevo a beber líquido, a ingerir alimentos, mover sus piernas, reconocer su cuerpo. "Debe recuperar el habla del todo. Ahora lo hace muy bajito porque tiene afectadas las cuerdas vocales", aseguró la madre. Después que peleó por su vida, ahora quiere pelear por la vida de los demás, de quienes tengan que pasar las situaciones más difíciles, como le tocó a él.