La élite mediática se victimiza y disimula los ataques macristas a la libertad de prensaPor Cecilia González*.
Ahora que hay una campaña de sobreactuación, es un buen momento para recordar los ataques a la libertad de prensa que hubo durante el macrismo en Argentina. En ningún caso hubo palabras de solidaridad y condena por parte de quienes hoy se victimizan:
Golpeadores encabezados por el empresario estafador Mariano Martínez Rojas atacaron la redacción de Tiempo Argentino. Fue uno de los peores ataques a la libertad de expresión desde que Argentina recuperó la democracia.
El presidente Macri, en lugar de repudiar el hecho, criticó a los trabajadores por "usurpar" el edificio del diario. Era mentira, tenían una autorización judicial. Y recordemos que el presidente jamás le dio entrevistas a periodistas o medios críticos u opositores.
En charlas con periodistas amigos, Macri dijo que si pudiera, mandaría en un cohete a la luna a cientos de argentinos que según él detenían el progreso del país, entre ellos a periodistas. Años después nos enteraríamos del espionaje masivo de la AFI en contra de cientos de colegas.
En Télam echaron a 354 personas. "Ganó el periodismo", dijo Hernán Lombardi en una frase que pasará a la posteridad. Cientos de trabajadores resistieron, lucharon y recuperaron sus puestos de trabajo gracias a fallos judiciales.
El gobierno macrista cerró Infojus Noticias (más de 30 despedidos) y borró un importante archivo de la historia reciente del país como la detallada cobertura de juicios por delitos de lesa humanidad.
En las marchas por la reforma de pensiones de diciembre de 2017 las fuerzas de Seguridad agredieron a más de 35 periodistas. Hubo desde heridos con bala de goma hasta colegas con equipos rotos. En los 18 años que hace que vivo, acá, nunca vi tal nivel de intimidación contra nuestro trabajo.
En las marchas macristas, los periodistas identificados con medios opositores eran agredidos con mucha violencia por parte de los manifestantes (cuando ocurría a la inversa, periodistas de medios macristas agredidos en marchas kirchneristas, había Gran Escándalo e Indignación).
Los despidos como moneda corriente
En sólo cuatro años desaparecieron decenas de medios de comunicación, otros se achicaron, los despidos fueron una constante. Se perdieron alrededor de 3.500 puestos de trabajo, y la sangría continúa. El macrismo sólo ayudó a reforzar el poder económico del principal multimedio.
Trabajadores de Perfil enfrentaron un juicio oral por participar en protestas contra los despidos de esa editorial. Fueron absueltos. Hoy, los trabajadores de esa editorial están en lucha por el pago de aguinaldos.
Despidos, maltratos, difamaciones y humillaciones fueron constantes en los medios públicos. En TV Pública dejaron de producir noticiarios los fines de semana. En Radio Nacional trabajadores se enteraban de sus despidos al tratar de ingresar al edificio. Aun así, el gobierno presumía sus "buenos modales".
Hasta FOPEA (¡¡¡FOPEA!!!) denunció que los ataques a la libertad de prensa se habían duplicado y en su mayoría eran cometidas por el Estado: policías, gendarmes, funcionarios nacionales, provinciales y municipales y miembros del Poder Judicial. No hubo escándalo alguno.
¿Se acuerdan cuando Lombardi se quejó del número de personas que trabajaban en el programa de María O'Donnell y hasta se "denunciaron" los montos salariales, como si cobrar por trabajar fuera un delito? La periodista acusó que había una caza de brujas y terminó dejando el programa.
Del espionaje del que fueron víctimas Romina Manguel y Alejandro Fantino, cero condena. Al espionaje contra Hugo Alconada Mon lo mencionan de pasadita. Aunque está demostrado, aunque hay cientos de periodistas afectados, siguen hablando (protegiendo) de "presunto espionaje".
Hoy, una mayoría de medios enfrenta luchas de trabajadores que defienden puestos de trabajo y derechos laborales sin apoyo alguno de la élite mediática que hoy se victimiza.
Todo el tiempo hay doble vara. Entonces, si no indignan todos los ataques a la libertad de expresión, la verdad es que no les importa la libertad de expresión, sino sus negocios e intereses políticos particulares
* Periodista de investigación y autora de varios libros; trabaja en RTN.
Por Cecilia González*.
Ahora que hay una campaña de sobreactuación, es un buen momento para recordar los ataques a la libertad de prensa que hubo durante el macrismo en Argentina. En ningún caso hubo palabras de solidaridad y condena por parte de quienes hoy se victimizan:
Golpeadores encabezados por el empresario estafador Mariano Martínez Rojas atacaron la redacción de Tiempo Argentino. Fue uno de los peores ataques a la libertad de expresión desde que Argentina recuperó la democracia.
El presidente Macri, en lugar de repudiar el hecho, criticó a los trabajadores por "usurpar" el edificio del diario. Era mentira, tenían una autorización judicial. Y recordemos que el presidente jamás le dio entrevistas a periodistas o medios críticos u opositores.
En charlas con periodistas amigos, Macri dijo que si pudiera, mandaría en un cohete a la luna a cientos de argentinos que según él detenían el progreso del país, entre ellos a periodistas. Años después nos enteraríamos del espionaje masivo de la AFI en contra de cientos de colegas.
En Télam echaron a 354 personas. "Ganó el periodismo", dijo Hernán Lombardi en una frase que pasará a la posteridad. Cientos de trabajadores resistieron, lucharon y recuperaron sus puestos de trabajo gracias a fallos judiciales.
El gobierno macrista cerró Infojus Noticias (más de 30 despedidos) y borró un importante archivo de la historia reciente del país como la detallada cobertura de juicios por delitos de lesa humanidad.
En las marchas por la reforma de pensiones de diciembre de 2017 las fuerzas de Seguridad agredieron a más de 35 periodistas. Hubo desde heridos con bala de goma hasta colegas con equipos rotos. En los 18 años que hace que vivo, acá, nunca vi tal nivel de intimidación contra nuestro trabajo.
En las marchas macristas, los periodistas identificados con medios opositores eran agredidos con mucha violencia por parte de los manifestantes (cuando ocurría a la inversa, periodistas de medios macristas agredidos en marchas kirchneristas, había Gran Escándalo e Indignación).
Los despidos como moneda corriente
En sólo cuatro años desaparecieron decenas de medios de comunicación, otros se achicaron, los despidos fueron una constante. Se perdieron alrededor de 3.500 puestos de trabajo, y la sangría continúa. El macrismo sólo ayudó a reforzar el poder económico del principal multimedio.
Trabajadores de Perfil enfrentaron un juicio oral por participar en protestas contra los despidos de esa editorial. Fueron absueltos. Hoy, los trabajadores de esa editorial están en lucha por el pago de aguinaldos.
Despidos, maltratos, difamaciones y humillaciones fueron constantes en los medios públicos. En TV Pública dejaron de producir noticiarios los fines de semana. En Radio Nacional trabajadores se enteraban de sus despidos al tratar de ingresar al edificio. Aun así, el gobierno presumía sus "buenos modales".
Hasta FOPEA (¡¡¡FOPEA!!!) denunció que los ataques a la libertad de prensa se habían duplicado y en su mayoría eran cometidas por el Estado: policías, gendarmes, funcionarios nacionales, provinciales y municipales y miembros del Poder Judicial. No hubo escándalo alguno.
¿Se acuerdan cuando Lombardi se quejó del número de personas que trabajaban en el programa de María O'Donnell y hasta se "denunciaron" los montos salariales, como si cobrar por trabajar fuera un delito? La periodista acusó que había una caza de brujas y terminó dejando el programa.
Del espionaje del que fueron víctimas Romina Manguel y Alejandro Fantino, cero condena. Al espionaje contra Hugo Alconada Mon lo mencionan de pasadita. Aunque está demostrado, aunque hay cientos de periodistas afectados, siguen hablando (protegiendo) de "presunto espionaje".
Hoy, una mayoría de medios enfrenta luchas de trabajadores que defienden puestos de trabajo y derechos laborales sin apoyo alguno de la élite mediática que hoy se victimiza.
Todo el tiempo hay doble vara. Entonces, si no indignan todos los ataques a la libertad de expresión, la verdad es que no les importa la libertad de expresión, sino sus negocios e intereses políticos particulares
* Periodista de investigación y autora de varios libros; trabaja en RTN.