Géneros

Mujeres marineras: la única mujer buzo con el máximo nivel profesional no consigue trabajo estable

Entrevista de Lola Sánchez

El ámbito marítimo está anclado en el imaginario social como algo masculino: la pesca, el buceo, las actividades "pesadas", de fuerza y las condiciones adversas que sólo "ellos" podrían soportar. El patriarcado también está presente en alta mar. El Extremo Sur dialogó con Lucía Pasquale (37), la única mujer que obtuvo en Argentina el título de buzo profesional de gran profundidad, la categoría más alta. Lucía, oriunda de Jujuy, trabajó diez años en la Patagonia -entre Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y San Antonio Oeste- y destaca que actualmente no logra conseguir trabajo estable en su profesión. "Nuestro sindicato, la Asociación de Buzos Profesionales, no nos ayuda. No nos ponen en las listas de trabajo que presentan en las empresas, y tenemos discriminación del lado empresarial y gremial. Son todos hombres y tienen esa fobia, ese rechazo hacia la mujer", remarca.

Nuestro sindicato, la Asociación de Buzos Profesionales, no nos ayuda. No nos ponen en las listas de trabajo que presentan en las empresas, y tenemos discriminación del lado empresarial y gremial.

Estudios recientes dan cuenta del sexismo presente en los trabajos relacionados con la navegación, la pesca y el buceo. Las escasas mujeres que logran ser aceptadas en este sector deben multiplicar su esfuerzo, sufren discriminación por parte de empresas, gremios, colegas y mantener en el silencio las múltiples denuncias por acoso y abuso sexual que se llevan a cabo dentro de las embarcaciones.

Son todos hombres y tienen esa fobia, ese rechazo hacia la mujer.

Un estudio de la OIT titulado "Women Safarers: Gobal employment policies and practices" (2003) señalaba que apenas entre el 1 y el 2% de los 1,25 millones de marineros activos en el mundo eran mujeres. No se trabajó en profundidad durante los años siguientes, pero actualmente las cifras no han cambiado significativamente. Como en otros espacios de trabajo, las mujeres desaparecen a medida que suben las jerarquías, y los obstáculos para dedicarse a la carrera que han elegido, especialmente en el marco de la crisis actual, hace que muchas abandonen sus expectativas.

Entre el 1 y el 2% de los 1,25 millones de marineros activos en el mundo eran mujeres 

Un mundo de hombres

Lucía Pasquale explica que la carrera se inicia "rindiendo para buzo profesional de 3° categoría. Eso se rinde en Prefectura Naval, y después tenés que seguir rindiendo varias materias más durante 4 años para poder llegar a mayor profundidad".

Lo que pasa con las buzas es que hay muchas chicas que han empezado la carrera, pero les cuesta encontrar trabajo. No son contratadas y no pueden pasar de categoría.

Luego de los cuatro años deben tener la "suerte" de lograr contrataciones para cumplir con la cantidad de horas de trabajo certificadas. Para muchas mujeres, esta es la trampa y el punto de inflexión. "Lo que pasa con las buzas es que hay muchas chicas que han empezado la carrera, pero les cuesta encontrar trabajo. No son contratadas y no pueden pasar de categoría", cuenta Lucía. Sabe que el ser la única buzo profesional de gran profundidad no es una circunstancia ajena a estos obstáculos. "Por eso soy la única, es tan difícil conseguir trabajo y subir de categoría en Argentina que nunca hubo otra chica; hay muchas trabas y sexismo hacia las buzas".

Por eso soy la única, es tan difícil conseguir trabajo y subir de categoría en Argentina que nunca hubo otra chica; hay muchas trabas y sexismo hacia las buzas.

A pesar de tener compañeros que la han tratado con respeto, subraya que al principio los varones tienen muy presente la descalificación del trabajo de las mujeres. "Con el tiempo fui aprendiendo a manifestar que no debían hacer esas cosas", expresa Pasquale. "Yo puedo hacerlas, soy una profesional", destaca.

Explica que ese comportamiento está reflejado en las empresas, que no convocan mujeres, y en los gremios, que no inician acciones ante las demandas del sector femenino.

"La Asociación de Buzos Profesionales, que es nuestro sindicato, no nos ayuda. No nos ponen en las listas de trabajo que presentan en las empresas. Realmente tenemos discriminación del lado empresarial y gremial. Son todos hombres y tienen esa fobia, ese rechazo hacia la mujer", describe.

Lucía detalla que hubo un primer intento de generar una Secretaría de Género, pero no obtuvieron respuesta. "Nos dieron un montón de excusas", afirma. "No tenemos una representante mujer ahí adentro, que pelee por estas cosas, que gestione con las empresas para que contraten mujeres".

La discriminación "ilegal"

De los más de 200 miembros registrados en la Asociación de Buzos Profesionales de

Argentina, cinco miembros son mujeres. El número ascendía a más compañeras, pero Pasquale explica que muchas "dejaron caer la libreta" o simplemente se abocaron a otra labor al no poder dedicarse al buceo. En este sector, la estabilidad laboral es una utopía para las mujeres. Las que no abandonan deben complementar sus ingresos con otros empleos.

"Yo me convertí en buzo de gran profundidad en 2018", relata, "después de haber buceado casi 17 años. Poder llegar a esa libreta me tomó muchísimo tiempo. Ahora tengo esta libreta que es la más alta del país en lo que respecta a mi profesión, y no estoy contratada. Y veo que sí contratan a buzos varones con dos o tres categorías más bajas. Y a mí, que estuve tantos años y con tanto esfuerzo conseguí esto, no me llaman".

Debido a esto, tanto Lucía como sus compañeras deben trabajar de manera freelance. Los hombres también lo hacen, pero con la diferencia de que para ellos es una ventaja, puesto que pueden conseguir trabajos en varias empresas. A las mujeres, con suerte, las llaman algunas veces el año para trabajos eventuales.

"Para nosotras no está bueno ser trabajadoras eventuales; no nos contratan todas las empresas como a los varones. Tenemos que cruzar los dedos para que nos llame una sola empresa". Esta discriminación empresarial, además de desperdiciar personal femenino altamente capacitado, no permite a las mujeres desarrollarse laboralmente. "A nosotras nos gustaría estar incluidas en otras empresas, que utilicen nuestras libretas y tener estabilidad", manifiesta Lucía. "Así una podría desarrollarse eventualmente. Yo trabajo dos meses al año de buza, después tengo que buscarme otros trabajos, mientras compañeros varones tienen esta oportunidad todo el año".

Discriminación gremial y empresarial

Muchas compañeras no pueden ejercer su profesión por esta discriminación. La situación ya no da para más. Somos cuatro o cinco que estamos como trabajadoras eventuales, arreglándonos con las migajas que nos dan. 


Las consecuencias son claras: "Llegás al tope de la carrera y te das cuenta que está restringido para las compañeras. Eso hace que cuando vean otras oportunidades, se alejen".

La misma discriminación empresarial y gremial profundiza la brecha y niega a las mujeres la posibilidad de desarrollarse en la carrera que han elegido. Se espera que el auge creciente de los feminismos y los movimientos por la igualdad permitan llevar este reclamo a las calles y a los espacios de trabajo. Las profesionales del área han existido por años, es hora de que su esfuerzo se vea reflejado en una sociedad que exige ser más justa.

La discriminación es ilegal, una lo sabe, pero ¿qué hacemos con eso? ¿dónde vas a denunciar? ¿Quién te da una mano, una voz? Estamos muy desprotegidas en ese sentido. 

Como siempre, la unión entre mujeres ha sido un factor clave. "Nosotras empezamos tratando de nuclearnos a través de nuestro sindicato, pero como no nos ayudaron, entramos en contacto con las marineras, que tienen experiencias similares", sostiene Lucía. "Entonces nos invitaron a participar de UMA (Unión de Mujeres Marítimas Argentinas). Ahí estamos las buzas, nucleadas con marineras, maquinistas, oficiales, capitanas. Todas hemos sentido esa discriminación más allá de nuestras aptitudes".

Lucía anhela que su logro pueda replicarse, y que cada vez más mujeres puedan acceder a estos espacios históricamente masculinos. A pesar de que las Leyes contemplan los derechos laborales, la lucha continúa. "La discriminación es ilegal, una lo sabe, pero ¿qué hacemos con eso? ¿dónde vas a denunciar? ¿Quién te da una mano, una voz? Estamos muy desprotegidas en ese sentido", concluye Pasquale.

La abogada de las marineras: por un mundo más justo

Para abordar la temática en su marco legal, El Extremo Sur dialogó también con Miriam Senini, abogada que representa a las mujeres del sector y una de las impulsoras de UMA, que se conformó hace 4 años. La letrada, que actualmente reside en Campana (Buenos Aires), brinda asesoramiento legal a mujeres de todo el país.

Recibe casos de acoso sexual y abuso dentro de las embarcaciones, así como también colabora en los proyectos de Ley que buscan reglamentar el cupo femenino y la protección de los derechos en el sector marítimo.

Senini destaca que su interés se produjo a raíz de la profesión de sus hijos, que también son marineros. De esta forma entró en contacto con las problemáticas específicas de las mujeres marineras.

"Estamos trabajando y colaborando siempre para que se puedan integrar a un mundo de hombres. Actualmente la mujer tomó un auge importante, aunque todavía no existe la igualdad", analiza.

Hay leyes que amparan a las mujeres, pero no las utilizan quienes deberían hacerlo. 

La abogada también se refirió al tema que muchas reclaman: la falta de referentes mujeres en los sindicatos. Contó que logró conciliar un vínculo entre las compañeras: "Las represento desde el momento en que me ingresaron al grupo, sugiriéndoles la Ley que las asiste, ayudándolas desde la parte marítima del derecho, siempre con un buen vínculo". Y añade que buscan ampliar el proyecto de Ley para el cupo del 30% en la pesca y la marina mercante: "Trabajamos todas juntas, somos un grupo de 250 mujeres. Una aporta su granito de arena alentándolas".

Senini afirma que esta discriminación supone una vulneración de los derechos laborales: "Hay leyes que amparan a las mujeres, pero no las utilizan quienes deberían hacerlo. Las mujeres empiezan a involucrarse en este ámbito, históricamente dominado por hombres".

Otra causa archivada

La Dra. Senini fue la representante legal de Daiana, una cocinera marina que en 2017 denunció haber sido abusada por 5 de sus compañeros, siendo ella la única mujer en la embarcación. "Se comprobó que existió el abuso. La causa está en el departamento del Fiscal Martin Cárcamo. Hizo referencias a pruebas que se encontraron, como un colchón tirado en sala de máquinas o una gran cantidad de psicofármacos". A pesar de que son cinco los acusados por la joven abusada, Senini subraya que "son todos responsables, todos en esa embarcación sabían lo que pasó".

La causa existió y el número de causa existe, pero se ha archivado.

"La causa existió y el número de causa existe, pero se ha archivado. Los nombres de los cinco varones están ahí, si ella quisiera retomar, podría hacerlo. Pero quedó muy mal psicológicamente. Su casa fue apedreada, ella escrachada y acosada por los familiares de las personas que nombró", detalla la abogada. "La pasó tan mal que se retiró de todo".

Su casa fue apedreada, ella escrachada y acosada por los familiares de las personas que nombró. 

Señala que no es el único caso de abuso sexual en el ámbito marítimo, aunque no todos llegan a denunciarse. "No tengo otras causas, pero sí recibo comentarios, me llaman y me cuentan sobre temas de abuso, acoso, mucha violencia verbal. Se da en este tipo de trabajos porque están en alta mar y no saben a quién recurrir". Enfatiza la dolorosa presión de mantenerse silenciada: "Muchas se callan por la necesidad económica, necesitan llevar el dinero a su casa, son jefas de hogar. Son mujeres con mucha fuerza, pero con necesidades, y algunos se aprovechan de esta situación".

Muchas se callan por la necesidad económica, necesitan llevar el dinero a su casa, son jefas de hogar. Son mujeres con mucha fuerza, pero con necesidades, y algunos se aprovechan de esta situación.

Respecto a su visión a largo plazo, Senini opina que "con el tiempo los hombres se van a acostumbrar a ver más mujeres en este ámbito. Tenemos capitanas, oficiales, marineras, buzas, cocineras. Debería ser así. No creo que tarde mucho en llegar esta igualdad".

Es hora de que los empresarios y armadores miren para este lado, el lado de las mujeres.

"Ojalá que no sea el 30%", confiesa. "Que sea el 50%. Estamos en el siglo XXI, esto va creciendo, las mujeres incursionan cada vez más en sectores dominados por los varones. Y hacen muy bien su trabajo, por eso yo digo que debería existir un cupo femenino del 50%. ¿Por qué no?".

"Es un trabajo admirable el que hacen las compañeras. Todas ponemos un granito de arena. Es hora de que los empresarios y armadores miren para este lado, el lado de las mujeres", concluye.