Pueblos originarios

Leyenda tehuelche: Un Choique en el cielo

Por Museo Gregorio Álvarez*

Una tarde, hace muchísimos años, un grupo de hombres estaba cazando con boleadoras de tres bolas. Iban tras el rastro de un gran choique macho que se les venía escapando desde hacía tiempo. Muy arisco, no bien presentía la presencia humana huía velozmente hasta quedar fuera del alcance de sus perseguidores. Esa tarde en particular acababa de llover y entre las nubes había salido el sol que se iba poniendo lentamente.

Los hombres lo fueron encerrando, pero el choique se escapó otra vez y se dirigió hacia el sur. Los cazadores corrieron tras él, arrojándole flechas y boleadoras. Pero ninguna pudo alcanzarlo.

La persecución siguió. Más allá, sobre el filo de la meseta, hacia donde se dirigía el choique, el sol había pintado un hermoso arcoíris. Justo en ese momento, el más ligero y resistente de los cazadores, llamado Korkoronke, se acercó bastante. Pero el choique astuto, sabiéndose acorralado en el borde del abismo, giró bruscamente y, como si se lanzara al vacío, apoyó una de sus patas sobre el arco iris que surgía justamente desde allí. Y empezó a trepar por ese camino de colores.

Korkoronke lanzó su boleadora de tres bolas en un último y desesperado intento por atraparlo. El viejo choique hizo un paso al costado y las boleadoras pasaron de largo. Así escapó para siempre de sus perseguidores.

Nadie les creyó la fantástica huida del choique por el camino del arco iris. Cuando cayó la noche el cielo les dio la razón, porque vieron brillar varias nuevas estrellas.

Dicen las abuelas tehuelches que una de las huellas que el choique dejó en su carrera sobre el arco iris quedó para siempre grabada en el cielo, dibujada con cuatro estrellas. La llamaron Choiols, que significa "rastro o huella de choique en el cielo". Esta constelación no es otra que la Cruz del Sur, el inevitable punto de referencia de todos los caminantes y marinos del hemisferio austral.

Korkoronke no pudo hallar sus boleadoras en el suelo. Pero las descubrió en el cielo, convertidas en una nueva constelación que recibió el nombre de Cheljelén, que no es otra que las Tres Marías, estrellas que forman el cinturón de la Constelación de Orión.

Fuente: http://www.radiopolar.com/noticia_138236.html

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