La pandemia agudizó el trabajo infantil: 1 de cada 4 chicos de entre 13 y 17 años trabaja en Argentina Pese a las políticas públicas impulsadas en pandemia, la situación de los niños, niñas y adolescentes se profundizó gravemente. Según datos de la cuarta encuesta realizada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación junto a Unicef y la OIT, el trabajo infantil aumentó considerablemente durante la cuarentena.
A los números ya existentes de trabajo infantil, se sumaron un 7% más de quienes lo hacían en noviembre de 2020. Actualmente hay un 30% de niños y niñas de entre 13 y 17 años que trabajan, generalmente en situaciones de extrema vulnerabilidad, "ayudando" a los padres en las labores cotidianas.
El 68% del total de las y los menores que trabajan para el mercado reside en hogares en que los ingresos laborales se vieron disminuidos con respecto a 2019. Comparado con un relevamiento anterior, este nivel aumentó cerca de 20 puntos porcentuales. La necesidad de conseguir o recuperar ingresos en un contexto de cuarentena y aumento de la inflación, llevó a engrosar los números de trabajo infantil.
A fines de septiembre, el INDEC informó que la pobreza infantil ascendió a 54,4% en el primer semestre del 2021, entre los menores de 14 años alcanzó el 54,3% . Además, la cantidad de los niños indigentes, a los que no les alcanza el ingreso para comer, aumentó a 16,6 %, o 1,7 millones de personas.
Una amenaza anunciada
Unicef había anticipado la amenaza que el Covid-19 representaba para los derechos de niños, niñas y adolescentes. Al inicio de la pandemia, revelaba que el trabajo infantil había disminuido en 94 millones desde 2000, pero la situación podría revertirse a causa de la pandemia.
"Habida cuenta de las graves consecuencias de la pandemia en los ingresos de las familias, muchas de estas, al no tener apoyo alguno, podrían recurrir al trabajo infantil", señaló a inicios del 2020 el Director General de la OIT, Guy Ryder. "La protección social es fundamental en épocas de crisis, puesto que permite brindar asistencia a los más vulnerables".
Según el informe "COVID-19 y trabajo infantil: En tiempos de crisis, es hora de actuar", la situación de pandemia podría resultar en un aumento de la pobreza, y, por lo tanto, un aumento del trabajo infantil, debido a que en contextos críticos las familias utilizan todos los medios disponibles para sobrevivir. Algunos estudios aseguran que un aumento de un punto porcentual del nivel de pobreza conlleva un aumento del 0,7%, o más, del trabajo infantil.
En tiempos de crisis, el trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias", dijo la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. "A medida que la pobreza aumenta, las escuelas cierran y la disponibilidad de los servicios sociales disminuye, más niños se ven empujados a trabajar. Cuando imaginamos el mundo después de la COVID, debemos asegurarnos de que los niños y sus familias disponen de las herramientas necesarias para afrontar tormentas similares en el futuro. Una educación de calidad, servicios de protección social y mejores oportunidades económicas pueden cambiar las cosas".
El informe también pone de manifiesto el riesgo de que muchos niños y niñas no puedan regresar a las escuelas luego de las reaperturas, y que se profundice aún más el trabajo esclavo. Por otra parte, indican que la desigualdad de género podría agudizarse, ya que las niñas son particularmente vulnerables a la explotación en el sector agrícola y en el trabajo informal o doméstico.
Pese a las políticas públicas impulsadas en pandemia, la situación de los niños, niñas y adolescentes se profundizó gravemente. Según datos de la cuarta encuesta realizada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación junto a Unicef y la OIT, el trabajo infantil aumentó considerablemente durante la cuarentena.
A los números ya existentes de trabajo infantil, se sumaron un 7% más de quienes lo hacían en noviembre de 2020. Actualmente hay un 30% de niños y niñas de entre 13 y 17 años que trabajan, generalmente en situaciones de extrema vulnerabilidad, "ayudando" a los padres en las labores cotidianas.
El 68% del total de las y los menores que trabajan para el mercado reside en hogares en que los ingresos laborales se vieron disminuidos con respecto a 2019. Comparado con un relevamiento anterior, este nivel aumentó cerca de 20 puntos porcentuales. La necesidad de conseguir o recuperar ingresos en un contexto de cuarentena y aumento de la inflación, llevó a engrosar los números de trabajo infantil.
A fines de septiembre, el INDEC informó que la pobreza infantil ascendió a 54,4% en el primer semestre del 2021, entre los menores de 14 años alcanzó el 54,3% . Además, la cantidad de los niños indigentes, a los que no les alcanza el ingreso para comer, aumentó a 16,6 %, o 1,7 millones de personas.
Una amenaza anunciada
Unicef había anticipado la amenaza que el Covid-19 representaba para los derechos de niños, niñas y adolescentes. Al inicio de la pandemia, revelaba que el trabajo infantil había disminuido en 94 millones desde 2000, pero la situación podría revertirse a causa de la pandemia.
"Habida cuenta de las graves consecuencias de la pandemia en los ingresos de las familias, muchas de estas, al no tener apoyo alguno, podrían recurrir al trabajo infantil", señaló a inicios del 2020 el Director General de la OIT, Guy Ryder. "La protección social es fundamental en épocas de crisis, puesto que permite brindar asistencia a los más vulnerables".
Según el informe "COVID-19 y trabajo infantil: En tiempos de crisis, es hora de actuar", la situación de pandemia podría resultar en un aumento de la pobreza, y, por lo tanto, un aumento del trabajo infantil, debido a que en contextos críticos las familias utilizan todos los medios disponibles para sobrevivir. Algunos estudios aseguran que un aumento de un punto porcentual del nivel de pobreza conlleva un aumento del 0,7%, o más, del trabajo infantil.
En tiempos de crisis, el trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias", dijo la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore. "A medida que la pobreza aumenta, las escuelas cierran y la disponibilidad de los servicios sociales disminuye, más niños se ven empujados a trabajar. Cuando imaginamos el mundo después de la COVID, debemos asegurarnos de que los niños y sus familias disponen de las herramientas necesarias para afrontar tormentas similares en el futuro. Una educación de calidad, servicios de protección social y mejores oportunidades económicas pueden cambiar las cosas".
El informe también pone de manifiesto el riesgo de que muchos niños y niñas no puedan regresar a las escuelas luego de las reaperturas, y que se profundice aún más el trabajo esclavo. Por otra parte, indican que la desigualdad de género podría agudizarse, ya que las niñas son particularmente vulnerables a la explotación en el sector agrícola y en el trabajo informal o doméstico.