Patagonia

Los funcionarios nacionales frente a los incendios sin fin: ¿ignorancia o cinismo?

Del muro de Pablo Santiago

El ministro Cabandié pasó x la Comarca en llamas, desestimando una conferencia de prensa y sin dar declaraciones. Quien habló desde Buenos Aires fue la Vocera presidencial, Gabriela Cerutti. Si bien no se refirió a los incendios que arrasan con la Cordillera, sus palabras fueron combustible arrojado sobre un Chubut en llamas. Hace, más o menos, una semana, el segundo de Cabandié, el ingeniero Federovisky durante una entrevista en Radio Nacional El Bolsón, aseguró que no eran necesarios medios aéreos apostados en El Bolsón (como sí sucedía años anteriores), porque en con los que estaban en Esquel y Bariloche era suficiente.

No sólo se mostró soberbio en sus declaraciones, impidiéndoles a las periodistas que pudieran repreguntar, sino que responsabilizó a los gobiernos provinciales y municipales por la falta de previsión y mantenimiento de las forestaciones que avanzan sobre el bosque nativo y se transforman en tizones cuando el verano arrecia (sobre todo, durante los últimos años de sequía y temperaturas agobiantes). Por supuesto, Federovisky también responsabilizó al calentamiento global (cambio climático, según acuñan lxs políticxs a instancias del Departamento de Estado). Y Cabandié no habló. Se vistió de brigadista, puso cara de circunstancia y se fue sin dialogar con periodistas, mucho menos con lxs vecinxs.

Atrás quedó la inauguración de la temporada de recitales en Parques Nacionales, donde se lo vio tan feliz disfrutando a Pedro Aznar mientras los lagos Martin y Steffen inauguraban la temporada de incendios en la Patagonia. Ante el nuevo incendio de interfase en Lago Puelo (una especie de tétrico deja vú del de marzo de este año que arrasó con cientos de viviendas, historias y sueños, además de tres vidas humanas y miles de hectáreas de biodiversidad), el gobierno nacional debió enviar más medios aéreos a la zona, quitándoselos al combate de los focos de Aluminé y de los lagos Martin y Steffen. Tal vez, Federovisky se equivocó.

Eso sí, poco importa que se quemen araucarias milenarias y el bosque de un territorio intangible en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Todo indicaría que el presupuesto no es suficiente, más allá de lo que diga Federovisky, si el síndrome de la manta corta hace que abandonemos otros incendios para dar respuesta rápida al desatado en el cerro Currumahuida. Incendio que, como el de marzo, comenzó por el poco o nulo mantenimiento de las líneas eléctricas a las que nos tiene acostumbrado el gobierno de Chubut, que está vaciando a la Dirección General de Servicios Públicos, como lo hace con la educación y la salud públicas. Gobierno que viene de retroceder en su voracidad minera ante el rechazo y la movilización de un pueblo informado y alerta.

Pero Cerutti habló. Y dijo que el pueblo no estaba bien informado y que, en medio de una crisis hídrica sin atenuantes, no se iba a poner en riesgo el bien común si se llevara adelante la explotación. También dijo algo sobre transición energética y, sí, también sobre el cambio climático. Casi que ninguneó la lucha popular que se libra en Chubut desde hace ya veinte años, tan cercana a la vivida en diciembre de 2001 que su gobierno no dudó en reivindicar. Cabandié no dijo nada sobre lo sucedido en Chubut.