El país

Walsh y una fiesta de la memoria

Por Fabián Domínguez

Como en esas reuniones de amigos, junto a un fogón, contando historias, abrazándonos, compartiendo momentos, recordando a los que no están porque se los llevaron, así fue la noche de homenaje a Rodolfo Walsh, en la Feria del libro de Buenos Aires.

Hace mucho que no voy a la Feria y me sorprendió la gran cantidad de gente que circulaba por los pasillos. También me sorprendió de manera grata la presencia de editoriales pequeñas que se unieron para compartir stand. (Allí compré algunos libros, difícil de conseguir en librerías).

Cuando llegó la hora estaba solo. Adela Vargas, anfitriona en el stand, me tranquilizaba diciendo que éramos los últimos, que el espacio era para nosotros hasta el cierre de la Feria. Iris Pereyra de Avellaneda estaba en viaje, retrasada desde Hurlingham, Silvia Burgos salió de su trabajo en Malvinas Argentinas y estaba en viaje, Bruno Arias estaba grabando en Escobar pero ya salía para llegar a tiempo. La Panamericana es imposible de transitar en horas pico, por eso trate de llegar temprano. Y como suele ocurrir en las presentaciones de libros, en 5 minutos llegan todos a la vez y se larga. Los espectadores que llegaron temprano y tuvieron la paciencia de esperar recibieron su recompensa.

Abrimos la noche con un fragmento de la Carta a la Junta, donde menciona el hallazgo en la costa uruguaya del adolescente Floreal Avellaneda. Su mama Iris estaba sentada al lado mío, y tomó la palabra para recordar la valentía del testimonio de Walsh, y advertir que los juicios y las sentencias marchan muy lento.

Mas allá de recordar momentos claves de la vida del escritor, nos focalizamos en la escritura de su obra mas importante. Como se cumplen 65 años de la publicación de Operación Masacre mi hija Lau Domínguez Lase me acompañó con la lectura del diario personal de Enriqueta Muñiz, la chica que acompañó y ayudo a Walsh a investigar sobre los fusilamientos de José León Suárez en junio de 1956.

El pasillo donde homenajeámos al escritor se cerró con un piquete de público que escuchaba atento. Y el cierre fue con tonada jujeña, con los carnavalitos, huaynos y chacareras de Bruno Arias. El clima de fiesta fogonera se instaló, y las letras de Bruno empujaban a celebrar y a la vez pensar en esta Argentina del presente. Y como es tan generoso no fue solo sino que invitó al guitarrista Federico Pecchia y a la chilena Lorena Gutierrez. Los dos en el escenario sumaron canciones y trajeron a Violeta Parra y a Víctor Jara.

Bien de al lado Rocío Fernández Madero filmaba cada detalle, y editó un resumen de lo que aqui cuento. Gracias a los que viajaron hasta allá y estuvieron tan cerca. Los que no pudieron tienen aqui una síntesis de esa fiesta de la memoria.

Fuente: Resumen Latinoamericano