El gobierno argentino y la Sinfonía de los adioses Por Rodolfo García*
El compositor austríaco Joseph Haydn compuso la Sinfonía Número 45 que perduró en la historia de la música con el nombre de Sinfonía de los adioses. El Príncipe Nicolás residía en Viena la mayor parte del año y durante la época estival lo hacía en la localidad de Esterhaz. Durante su estadía de verano el príncipe realizaba frecuentes fiestas y llevaba a Haydn y a su orquesta para que tocasen en el palacio.
La temporada del año 1772 fue muy larga y el verano transcurrió y el Príncipe se quedó en esa localidad. Sus empleados y músicos estaban solos porque tenían prohibido llevar a su familia y después de largos meses estaban nostálgicos y querían regresar a sus hogares. Entonces, le pidieron a Joseph Haydn que intercediera ante el Príncipe Nicolás para poder volver a Viena.
Su manera de ayudarlos fue componer la famosa Sinfonía de los adioses. El final de la sinfonía es único en la historia de la música: después del explosivo allegro final, se presenta un inesperado adagio en el que poco a poco los músicos dejan de tocar, apagan la vela del atril, hacen una reverencia y salen de la sala despidiéndose del Príncipe Nicolás... Primero, se fueron los oboes... luego el fagot... y, finalmente, los violines... Así, uno a uno, fueron dejando todos de tocar hasta que la sala quedo vacía...
Este gobierno, primero logro que se marcharan empresarios del país: Galperin, Werthein, Bagó, etc. Luego logró que se fueran varias empresas: Falabella, Walmart. Finalmente, logró que migraran los juanes, los pedros, las marías...
Argentina se está convirtiendo en un país inviable y sin futuro y si no cambia rápidamente sus políticas se irá quedando vacía, como la sala del concierto del Príncipe Nicolás.
* Ingeniero Agrónomo y escritor. Ha publicado en distintos medios periodísticos del país como free lance. Escribe narrativa de ficción. Es autor de la nouvelle El celular de Dios y de la novela Los falsos felices. Ediciones Espacio Hudson acaba de publicar su novela Niebla polar (espaciohudson.com).
Por Rodolfo García*
El compositor austríaco Joseph Haydn compuso la Sinfonía Número 45 que perduró en la historia de la música con el nombre de Sinfonía de los adioses. El Príncipe Nicolás residía en Viena la mayor parte del año y durante la época estival lo hacía en la localidad de Esterhaz. Durante su estadía de verano el príncipe realizaba frecuentes fiestas y llevaba a Haydn y a su orquesta para que tocasen en el palacio.
La temporada del año 1772 fue muy larga y el verano transcurrió y el Príncipe se quedó en esa localidad. Sus empleados y músicos estaban solos porque tenían prohibido llevar a su familia y después de largos meses estaban nostálgicos y querían regresar a sus hogares. Entonces, le pidieron a Joseph Haydn que intercediera ante el Príncipe Nicolás para poder volver a Viena.
Su manera de ayudarlos fue componer la famosa Sinfonía de los adioses. El final de la sinfonía es único en la historia de la música: después del explosivo allegro final, se presenta un inesperado adagio en el que poco a poco los músicos dejan de tocar, apagan la vela del atril, hacen una reverencia y salen de la sala despidiéndose del Príncipe Nicolás... Primero, se fueron los oboes... luego el fagot... y, finalmente, los violines... Así, uno a uno, fueron dejando todos de tocar hasta que la sala quedo vacía...
Este gobierno, primero logro que se marcharan empresarios del país: Galperin, Werthein, Bagó, etc. Luego logró que se fueran varias empresas: Falabella, Walmart. Finalmente, logró que migraran los juanes, los pedros, las marías...
Argentina se está convirtiendo en un país inviable y sin futuro y si no cambia rápidamente sus políticas se irá quedando vacía, como la sala del concierto del Príncipe Nicolás.
* Ingeniero Agrónomo y escritor. Ha publicado en distintos medios periodísticos del país como free lance. Escribe narrativa de ficción. Es autor de la nouvelle El celular de Dios y de la novela Los falsos felices. Ediciones Espacio Hudson acaba de publicar su novela Niebla polar (espaciohudson.com).