Qué hará el poder comodorense luego de resistir al avance de Torres: el futuro de Luque y MacharasviliPor Ángel Castro
El proyecto a largo plazo planteado por Néstor Di Pierro en 2011 para mantener el poder del peronismo en Comodoro Rivadavia alcanzó otro peldaño con la elección de Othar Macharashvili. En 12 años la ciudad atravesó acontecimientos que pusieron a prueba el cuero de los que estaban al frente del Poder Ejecutivo, pero el presagio del presidente de Chacarita se sigue cumpliendo. La próxima escala sería la de Maximiliano Sampaoli en 2027, aunque el ex delegado de Anses afronta grandes desafíos. Inicia su gestión como vice intendente sabiendo que hace pocos meses fue el candidato preferido por Luque. Precisamente Luque es una de las grandes incógnitas para el futuro de la política chubutense. El domingo próximo se verá cómo incide en Comodoro su ausencia de la boleta que lleva a Massa y Glinski; pero la pregunta del millón es si saldrá a reivindicar y "facturar" la masa de votos obtenida el pasado 30 de julio y se dispondrá a armar una estructura que le permita "esmerilar" los años de Torres y disputarle el poder en 2027. Su asalto al poder provincial fue obturado por las gestiones defectuosas de Arcioni y el final oprobioso de Das Neves, y la tarea de Luque sería depurar una estructura que hace agua en casi todo Chubut y reconstruirla como herramienta política frente al ajuste que se viene de la mano de JxC.
El intendente electo de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili, acaba de confirmar que su gobierno será una continuidad del que iniciara en 2011 Di Pierro, por lo cual se continuará en el camino para intentar cumplir con aquella afirmación del actual presidente de Chacarita y asesor de Mariano Arcioni de que con él en el municipio petrolero se iniciaba un proyecto que "al menos" completaría 20 años.
"Llegué adonde estoy gracias al Tano' Di Pierro y a Carlos Linares", dijo en Radiovisión quien el domingo 30 de julio le sacó 6 mil votos de diferencia a la macrista Ana Romero y a su compañero peronista, Guillermo Almirón, el mismo que había sido concejal en la boleta de Linares entre 2015 y 2019.
Aunque no mencionó a Luque, Macharasvili debería reconocer que fue la racionalidad del candidato a gobernador la que le permitió que se calzara el traje de candidato. Más allá de su reconocimiento afectivo, los referentes citados están más para sobrevivir que para asaltar el cielo del poder. Di Pierro disfruta de un retiro dorado entre la zona noble de Tigre y su club en San Martín. Linares se especializó en derrotas significativas aunque logró sentarse en el Senado. Tras perder por muchos votos con Arcioni, entonces un recién llegado a la política, no pudo conducir al PJ con racionalidad ni pegar los pedazos sueltos de un Frankenstein descontrolado.
Las opciones de Luque
Luque está digiriendo una derrota ajustada y mascullando bronca por haber llegado a tocar las puertas de Fontana pese a jugar con aliados dudosos, que jugaron para ellos mismos en casi todos los casos, y un peronismo fragmentado e inconsistente que corre el riesgo de estallar entre las PASO y las elecciones de octubre si no se reconvierte a tiempo.
Luque tiene una decisión pendiente y debería dar una muestra de carácter tras su primera derrota. Al fin y al cabo, ejemplos mayores de dirigentes que cayeron una y otra vez hasta alcanzar la cima -como Das Neves y Lula- demuestran que a veces se gana perdiendo.
La duda mayor del peronismo chubutense es si Luque saldrá a reivindicar y "facturar" los votos que obtuvo en la provincia y el respaldo notable obtenido en Comodoro con una estrategia de contención para quienes ganaron intendencias, pero también para quienes las perdieron. Si se decide a armar una estructura confiable para disputar el poder real con el horizonte de 2027, podría sacudirse la genealogía montada de Di Pierro, sacudir la herrumbre del PJ y abandonar pactos con dirigentes que tienen fecha de vencimiento.
Lo trajo el correo
"Tuvimos diferencias con muchísimos sectores cuando empezamos a ordenar la ciudad, que no nos había quedado muy bien después de la gestión de Martín Buzzi", afirmó hace algún tiempo Di Pierro, recordando los agitados días de diciembre de 2011, cuando tomó posesión del cargo de intendente que se le había negado en 1999. En el siglo pasado lo había derrotado Jorge Aubía, convirtiéndolo así en el único candidato peronista que perdió una elección municipal desde 1983.
El desquite de "el Tano" llegaría de una manera peculiar. Es que ese año 2011 el gobernador Mario Das Neves decidió adelantar las elecciones provinciales al 20 de marzo, pensando en su propio proyecto político que contemplaba la peregrina idea de llegar a ser Presidente de la Nación. Al final, terminaría siendo el compañero de fórmula de Eduardo Duhalde, muy lejos del podio.
Al adelantar las elecciones, el tres veces gobernador hizo la apuesta de que triunfaría su entonces "ahijado", Martín Buzzi, que a la sazón era intendente de Comodoro. Algo le falló en el cálculo al estratega del Valle respecto de Comodoro, porque carecía de referentes de peso en la ciudad petrolera. No lo era Buzzi, ni quienes fueron en la boleta como candidatos a intendente y vice: Ricardo Gaitán y Ricardo Fueyo; el mismo que en la última campaña ofició de enlace poco eficaz entre Juan Pablo Luque y cierta dirigencia peronista de Trelew. En cambio, Di Pierro venía preparándose para esta disputa desde que Néstor Kirchner lo designó como titular del Correo Argentino para fastidiar a los Macri y contarles las costillas.
Por eso lo suyo fue la crónica de una victoria cantada. Le sacó 7 puntos a Gaitán y 22 al candidato de la UCR, José Gaspar. Fueron 31.445 votos contra 25.723 y 12.131, respectivamente. En realidad, Di Pierro tenía más coincidencias que diferencias con sus coterráneos de otros partidos, como quedaría de manifiesto posteriormente con aquella denuncia de un exdiputado que dijo haber estado con el exintendente y el hoy retirado dirigente radical en una reunión en la que intentaron que retirara su presentación porque en el fondo "todos cobramos".
El principio de todo
Por esas vueltas del destino -y de la política-, Di Pierro y Buzzi palpitaron juntos las elecciones presidenciales de ese año 2011, en el que fue reelecta Cristina Kirchner. También andaban por allí el viceintendente Carlos Linares y el primer concejal electo que despuntaba como un dirigente con futuro, Juan Pablo Luque; además del vice que se iba, Sergio Isidro Bohe -el mismo que ofició de vocero de Othar en la reciente campaña-.
El gobierno de Di Pierro se pareció mucho al de otros líderes que una vez que ganan delegan en su vice o en su jefe de Gabinete la diaria de la gestión, mientras ellos aparecen esporádicamente. Es cierto que cuando aparecía, aunque fuese semanalmente, dejaba títulos periodísticos para entretener a todos. En este caso, el intendente pasó mucho tiempo en Buenos Aires. En su círculo íntimo decían que era por "problemas de salud". Hasta hubo una concejal, Viviana Navarro, que en el colmo del paroxismo llegó a decir entre lágrimas: "pobrecito el Tano, tiene un corazón que cada día se le achica más". La historia posterior probó que el corazón del inefable dirigente resistía a casi todo.
No fue por esa razón que, a la hora de irse del municipio, Di Pierro no decidiera dar otras grandes batallas. Sabía que ser gobernador no iba más allá de aquellas audaces pintadas en Trelew porque en el Valle lo repudiaban, tanto por la Ley de Hidrocarburos que le arrancó a Buzzi para beneficiar sustancialmente a Comodoro, como por aquella afirmación de que en esa región solo "saben sembrar papas".
Hizo un intento por ser senador nacional, pero al final no pudo contra Juan Mario Pais. Las denuncias que afrontaba no lo llevaron a ninguna condena, pero limitaron sus movimientos. Además, preveía que se venía un gobierno nacional con las características persecutorias que efectivamente tuvo.
Linares, la gloria pero luego Devoto
Estaba cantado que Linares sería el sucesor en 2015 y así fue. "Vamos a llevar a los mejores hombres y Linares será precandidato a intendente porque es el que más aceptación tiene y el que mejor interpreta lo que necesita la ciudad. Es mucho lo que se puede mostrar de esta gestión y hay algunos que no pueden hacer eso porque pasaron muchos años en la política y no le han dejado nada a la gente", afirmaba por entonces Di Pierro.
Linares no tuvo problemas en imponerse claramente en la fórmula que conformó junto a Luque y que llevó a Othar Macharashvili como primer concejal. Luego el hombre del sombrero no asumió, optando por permanecer al frente de la agencia Comodoro Deportes, su gran foco de irradiación política.
Linares y Luque obtuvieron 41.438 votos, dejando segundos a José Gaspar y Javier Genta (el mismo asesor que ahora vetó la candidata Romero), con 19.963 sufragios, y en tercer lugar a los candidatos de Das Neves, el todoterreno Ricardo Gaitán, ahora acompañado por Ricardo Murcia, con 13.598 votos. En esa elección Linares sacó más votos que el propio gobernador electo. Das Neves sumó en Comodoro 17.437 votos, mientras que el tercero, Carlos Lorenzo, hacía debutar a Cambiemos con 17.261 votos.
A Linares y a Luque les tocó afrontar dos catástrofes: el temporal de marzo-abril de 2017 y el gobierno de Mauricio Macri, que alentó al endeudamiento provincial en el que entraron fácilmente como caballos Das Neves y Mariano Arcioni. Las consecuencias de esas decisiones son fatalmente evidentes.
La ley salvadora y la caída de Linares
Comodoro mitigó en gran parte la sequía de fondos del norte por la nueva Ley de Hidrocarburos que habían sancionado en dupla el gobernador Buzzi y el intendente Di Pierro en los albores de su gobierno. A raíz de la misma, hubo un porcentaje más alto de coparticipación, altamente merecido para la región generadora de riqueza hidrocarburífera.
Esos años fueron también los de la reaparición de los partidarios de la minería, que habían hecho un intento durante el gobierno de Buzzi a través de una escandalosa ley que nunca se instrumentó y que volverían a la carga durante el macrismo-dasnevismo con Linares como inesperado aliado.
Linares se creyó con fuerza para dar peleas más allá de Garayalde y fue por la Gobernación en junio de 2019, perdiendo de manera brutal con Arcioni. Dos años más tarde tendría su premio consuelo: la banca de la minoría en el Senado de la Nación. Además, su gestión como titular del PJ dejó un partido dividido y una débil conducción. Claro que enfrente tampoco era mucho lo que había en esa interna.
Los últimos ocho años
"Hay una dirigencia joven, nueva, que viene, y otros no somos tan jóvenes y tenemos que dar lugar a los que vienen empujando de abajo. Yo les digo a los jóvenes que usen la experiencia nuestra; escuchen; aprendan; caminen; no corran. Queremos que venga esa generación nueva, pero evitar que se golpeen como muchas veces nos golpeamos nosotros", dijo en otra ocasión Di Pierro, atento aún en la distancia a los vaivenes políticos de Comodoro.
Luque amagó desde el Concejo con dar una batalla interna para ser candidato a intendente en 2015. Exhibía encuestas que le daban mejor que a Linares, pero la última palabra la tuvo Di Pierro y fue quien sugirió que antes de anotarse para el número uno hiciera experiencia ejecutiva como secretario de Gobierno.
Finalmente, Luque fue como vice y tuvo ocasión de "foguearse" de sobra en adversidades como el temporal; el ninguneo del gobierno provincial y la crisis política que implicó la muerte de Das Neves y el fulgurante ascenso de Arcioni. Ya como intendente le tocaría la pandemia.
20 años no es nada
El proyecto de 20 años enunciado por Di Pierro debería concluir con Maximiliano Sampaoli como intendente dentro de cuatro años. Sería el quinto de la lista que después del Tano completaron Linares, Luque y ahora Macharashvili. Cada uno estuvo primero como viceintendente. El último, además -igual que Sampaoli en 2019- como primer concejal en la lista, aunque ninguno de los dos se quedó en el Concejo porque al parecer la adrenalina les corre más fuerte si están en tareas ejecutivas. Othar fue reemplazado por Nicolás Caridi y Sampaoli por Gustavo Reyes.
Luque y Othar ganaron en 2019 con 56.880 votos (51%), mientras Cambiemos pasaba del tercer al segundo lugar con Ana Clara Romero; entonces fue acompañada por el abogado Eduardo Gastón Acevedo, cosechando 33.808 votos (30,2%).
Ahora, con Almirón como compañero de fórmula, Romero consiguió 2.000 votos más, ya que sumó 35.552 (el 34,9%), frente a los 41.448 de Othar y Sampaoli (40,7%).
El peronismo perdió votos en estos cuatro años. Solo con un tercio de esos 15 mil, Luque
-el político más votado de Comodoro- hubiera sido gobernador. Toda una advertencia para Sampaoli. El escenario suma incertidumbre, porque si el PJ sigue perdiendo votos en cada elección el denominado proyecto tendrá problemas para llegar a las dos décadas en el poder
Por Ángel Castro
El proyecto a largo plazo planteado por Néstor Di Pierro en 2011 para mantener el poder del peronismo en Comodoro Rivadavia alcanzó otro peldaño con la elección de Othar Macharashvili. En 12 años la ciudad atravesó acontecimientos que pusieron a prueba el cuero de los que estaban al frente del Poder Ejecutivo, pero el presagio del presidente de Chacarita se sigue cumpliendo. La próxima escala sería la de Maximiliano Sampaoli en 2027, aunque el ex delegado de Anses afronta grandes desafíos. Inicia su gestión como vice intendente sabiendo que hace pocos meses fue el candidato preferido por Luque. Precisamente Luque es una de las grandes incógnitas para el futuro de la política chubutense. El domingo próximo se verá cómo incide en Comodoro su ausencia de la boleta que lleva a Massa y Glinski; pero la pregunta del millón es si saldrá a reivindicar y "facturar" la masa de votos obtenida el pasado 30 de julio y se dispondrá a armar una estructura que le permita "esmerilar" los años de Torres y disputarle el poder en 2027. Su asalto al poder provincial fue obturado por las gestiones defectuosas de Arcioni y el final oprobioso de Das Neves, y la tarea de Luque sería depurar una estructura que hace agua en casi todo Chubut y reconstruirla como herramienta política frente al ajuste que se viene de la mano de JxC.
El intendente electo de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili, acaba de confirmar que su gobierno será una continuidad del que iniciara en 2011 Di Pierro, por lo cual se continuará en el camino para intentar cumplir con aquella afirmación del actual presidente de Chacarita y asesor de Mariano Arcioni de que con él en el municipio petrolero se iniciaba un proyecto que "al menos" completaría 20 años.
"Llegué adonde estoy gracias al Tano' Di Pierro y a Carlos Linares", dijo en Radiovisión quien el domingo 30 de julio le sacó 6 mil votos de diferencia a la macrista Ana Romero y a su compañero peronista, Guillermo Almirón, el mismo que había sido concejal en la boleta de Linares entre 2015 y 2019.
Aunque no mencionó a Luque, Macharasvili debería reconocer que fue la racionalidad del candidato a gobernador la que le permitió que se calzara el traje de candidato. Más allá de su reconocimiento afectivo, los referentes citados están más para sobrevivir que para asaltar el cielo del poder. Di Pierro disfruta de un retiro dorado entre la zona noble de Tigre y su club en San Martín. Linares se especializó en derrotas significativas aunque logró sentarse en el Senado. Tras perder por muchos votos con Arcioni, entonces un recién llegado a la política, no pudo conducir al PJ con racionalidad ni pegar los pedazos sueltos de un Frankenstein descontrolado.
Las opciones de Luque
Luque está digiriendo una derrota ajustada y mascullando bronca por haber llegado a tocar las puertas de Fontana pese a jugar con aliados dudosos, que jugaron para ellos mismos en casi todos los casos, y un peronismo fragmentado e inconsistente que corre el riesgo de estallar entre las PASO y las elecciones de octubre si no se reconvierte a tiempo.
Luque tiene una decisión pendiente y debería dar una muestra de carácter tras su primera derrota. Al fin y al cabo, ejemplos mayores de dirigentes que cayeron una y otra vez hasta alcanzar la cima -como Das Neves y Lula- demuestran que a veces se gana perdiendo.
La duda mayor del peronismo chubutense es si Luque saldrá a reivindicar y "facturar" los votos que obtuvo en la provincia y el respaldo notable obtenido en Comodoro con una estrategia de contención para quienes ganaron intendencias, pero también para quienes las perdieron. Si se decide a armar una estructura confiable para disputar el poder real con el horizonte de 2027, podría sacudirse la genealogía montada de Di Pierro, sacudir la herrumbre del PJ y abandonar pactos con dirigentes que tienen fecha de vencimiento.
Lo trajo el correo
"Tuvimos diferencias con muchísimos sectores cuando empezamos a ordenar la ciudad, que no nos había quedado muy bien después de la gestión de Martín Buzzi", afirmó hace algún tiempo Di Pierro, recordando los agitados días de diciembre de 2011, cuando tomó posesión del cargo de intendente que se le había negado en 1999. En el siglo pasado lo había derrotado Jorge Aubía, convirtiéndolo así en el único candidato peronista que perdió una elección municipal desde 1983.
El desquite de "el Tano" llegaría de una manera peculiar. Es que ese año 2011 el gobernador Mario Das Neves decidió adelantar las elecciones provinciales al 20 de marzo, pensando en su propio proyecto político que contemplaba la peregrina idea de llegar a ser Presidente de la Nación. Al final, terminaría siendo el compañero de fórmula de Eduardo Duhalde, muy lejos del podio.
Al adelantar las elecciones, el tres veces gobernador hizo la apuesta de que triunfaría su entonces "ahijado", Martín Buzzi, que a la sazón era intendente de Comodoro. Algo le falló en el cálculo al estratega del Valle respecto de Comodoro, porque carecía de referentes de peso en la ciudad petrolera. No lo era Buzzi, ni quienes fueron en la boleta como candidatos a intendente y vice: Ricardo Gaitán y Ricardo Fueyo; el mismo que en la última campaña ofició de enlace poco eficaz entre Juan Pablo Luque y cierta dirigencia peronista de Trelew. En cambio, Di Pierro venía preparándose para esta disputa desde que Néstor Kirchner lo designó como titular del Correo Argentino para fastidiar a los Macri y contarles las costillas.
Por eso lo suyo fue la crónica de una victoria cantada. Le sacó 7 puntos a Gaitán y 22 al candidato de la UCR, José Gaspar. Fueron 31.445 votos contra 25.723 y 12.131, respectivamente. En realidad, Di Pierro tenía más coincidencias que diferencias con sus coterráneos de otros partidos, como quedaría de manifiesto posteriormente con aquella denuncia de un exdiputado que dijo haber estado con el exintendente y el hoy retirado dirigente radical en una reunión en la que intentaron que retirara su presentación porque en el fondo "todos cobramos".
El principio de todo
Por esas vueltas del destino -y de la política-, Di Pierro y Buzzi palpitaron juntos las elecciones presidenciales de ese año 2011, en el que fue reelecta Cristina Kirchner. También andaban por allí el viceintendente Carlos Linares y el primer concejal electo que despuntaba como un dirigente con futuro, Juan Pablo Luque; además del vice que se iba, Sergio Isidro Bohe -el mismo que ofició de vocero de Othar en la reciente campaña-.
El gobierno de Di Pierro se pareció mucho al de otros líderes que una vez que ganan delegan en su vice o en su jefe de Gabinete la diaria de la gestión, mientras ellos aparecen esporádicamente. Es cierto que cuando aparecía, aunque fuese semanalmente, dejaba títulos periodísticos para entretener a todos. En este caso, el intendente pasó mucho tiempo en Buenos Aires. En su círculo íntimo decían que era por "problemas de salud". Hasta hubo una concejal, Viviana Navarro, que en el colmo del paroxismo llegó a decir entre lágrimas: "pobrecito el Tano, tiene un corazón que cada día se le achica más". La historia posterior probó que el corazón del inefable dirigente resistía a casi todo.
No fue por esa razón que, a la hora de irse del municipio, Di Pierro no decidiera dar otras grandes batallas. Sabía que ser gobernador no iba más allá de aquellas audaces pintadas en Trelew porque en el Valle lo repudiaban, tanto por la Ley de Hidrocarburos que le arrancó a Buzzi para beneficiar sustancialmente a Comodoro, como por aquella afirmación de que en esa región solo "saben sembrar papas".
Hizo un intento por ser senador nacional, pero al final no pudo contra Juan Mario Pais. Las denuncias que afrontaba no lo llevaron a ninguna condena, pero limitaron sus movimientos. Además, preveía que se venía un gobierno nacional con las características persecutorias que efectivamente tuvo.
Linares, la gloria pero luego Devoto
Estaba cantado que Linares sería el sucesor en 2015 y así fue. "Vamos a llevar a los mejores hombres y Linares será precandidato a intendente porque es el que más aceptación tiene y el que mejor interpreta lo que necesita la ciudad. Es mucho lo que se puede mostrar de esta gestión y hay algunos que no pueden hacer eso porque pasaron muchos años en la política y no le han dejado nada a la gente", afirmaba por entonces Di Pierro.
Linares no tuvo problemas en imponerse claramente en la fórmula que conformó junto a Luque y que llevó a Othar Macharashvili como primer concejal. Luego el hombre del sombrero no asumió, optando por permanecer al frente de la agencia Comodoro Deportes, su gran foco de irradiación política.
Linares y Luque obtuvieron 41.438 votos, dejando segundos a José Gaspar y Javier Genta (el mismo asesor que ahora vetó la candidata Romero), con 19.963 sufragios, y en tercer lugar a los candidatos de Das Neves, el todoterreno Ricardo Gaitán, ahora acompañado por Ricardo Murcia, con 13.598 votos. En esa elección Linares sacó más votos que el propio gobernador electo. Das Neves sumó en Comodoro 17.437 votos, mientras que el tercero, Carlos Lorenzo, hacía debutar a Cambiemos con 17.261 votos.
A Linares y a Luque les tocó afrontar dos catástrofes: el temporal de marzo-abril de 2017 y el gobierno de Mauricio Macri, que alentó al endeudamiento provincial en el que entraron fácilmente como caballos Das Neves y Mariano Arcioni. Las consecuencias de esas decisiones son fatalmente evidentes.
La ley salvadora y la caída de Linares
Comodoro mitigó en gran parte la sequía de fondos del norte por la nueva Ley de Hidrocarburos que habían sancionado en dupla el gobernador Buzzi y el intendente Di Pierro en los albores de su gobierno. A raíz de la misma, hubo un porcentaje más alto de coparticipación, altamente merecido para la región generadora de riqueza hidrocarburífera.
Esos años fueron también los de la reaparición de los partidarios de la minería, que habían hecho un intento durante el gobierno de Buzzi a través de una escandalosa ley que nunca se instrumentó y que volverían a la carga durante el macrismo-dasnevismo con Linares como inesperado aliado.
Linares se creyó con fuerza para dar peleas más allá de Garayalde y fue por la Gobernación en junio de 2019, perdiendo de manera brutal con Arcioni. Dos años más tarde tendría su premio consuelo: la banca de la minoría en el Senado de la Nación. Además, su gestión como titular del PJ dejó un partido dividido y una débil conducción. Claro que enfrente tampoco era mucho lo que había en esa interna.
Los últimos ocho años
"Hay una dirigencia joven, nueva, que viene, y otros no somos tan jóvenes y tenemos que dar lugar a los que vienen empujando de abajo. Yo les digo a los jóvenes que usen la experiencia nuestra; escuchen; aprendan; caminen; no corran. Queremos que venga esa generación nueva, pero evitar que se golpeen como muchas veces nos golpeamos nosotros", dijo en otra ocasión Di Pierro, atento aún en la distancia a los vaivenes políticos de Comodoro.
Luque amagó desde el Concejo con dar una batalla interna para ser candidato a intendente en 2015. Exhibía encuestas que le daban mejor que a Linares, pero la última palabra la tuvo Di Pierro y fue quien sugirió que antes de anotarse para el número uno hiciera experiencia ejecutiva como secretario de Gobierno.
Finalmente, Luque fue como vice y tuvo ocasión de "foguearse" de sobra en adversidades como el temporal; el ninguneo del gobierno provincial y la crisis política que implicó la muerte de Das Neves y el fulgurante ascenso de Arcioni. Ya como intendente le tocaría la pandemia.
20 años no es nada
El proyecto de 20 años enunciado por Di Pierro debería concluir con Maximiliano Sampaoli como intendente dentro de cuatro años. Sería el quinto de la lista que después del Tano completaron Linares, Luque y ahora Macharashvili. Cada uno estuvo primero como viceintendente. El último, además -igual que Sampaoli en 2019- como primer concejal en la lista, aunque ninguno de los dos se quedó en el Concejo porque al parecer la adrenalina les corre más fuerte si están en tareas ejecutivas. Othar fue reemplazado por Nicolás Caridi y Sampaoli por Gustavo Reyes.
Luque y Othar ganaron en 2019 con 56.880 votos (51%), mientras Cambiemos pasaba del tercer al segundo lugar con Ana Clara Romero; entonces fue acompañada por el abogado Eduardo Gastón Acevedo, cosechando 33.808 votos (30,2%).
Ahora, con Almirón como compañero de fórmula, Romero consiguió 2.000 votos más, ya que sumó 35.552 (el 34,9%), frente a los 41.448 de Othar y Sampaoli (40,7%).
El peronismo perdió votos en estos cuatro años. Solo con un tercio de esos 15 mil, Luque
-el político más votado de Comodoro- hubiera sido gobernador. Toda una advertencia para Sampaoli. El escenario suma incertidumbre, porque si el PJ sigue perdiendo votos en cada elección el denominado proyecto tendrá problemas para llegar a las dos décadas en el poder