Política

El colapso interminable del Chenque: la clase política hizo muy poco en 28 años, 6 meses y 18 días

Por Alberto Larsen

El hundimiento de la ruta 3 en el mismo tramo que en 1995 pone de manifiesto que hay tragedias que pueden evitarse. Una solución que debió haber llegado hace 20 años fue reemplazada por un proyecto que se mantuvo casi tres décadas, aunque encontró en la marejada su talón de Aquiles. Lo rescatable del caso es que ahora estaban avisados y cortaron el tránsito 40 horas antes de que colapsara la principal vía que une al sur con el norte de Comodoro Rivadavia.

Veintiocho años, seis meses y 18 días después, la ruta 3 volvió a ceder en el mismo lugar y dejó incomunicada a la zona norte con la zona sur de Comodoro Rivadavia. El tramo crítico es una curva que según el vocero de Vialidad en horarios pico reunía una cantidad de vehículos que representaban hasta este miércoles el cuarto lugar en todo el país en cuanto a accesos a ciudades importantes.

En esta ocasión el daño es menor, pero la consecuencia es la misma: utilizar caminos alternativos, con organigramas hechos de apuro que dispusieron que el tránsito liviano fuera por un lado y el pesado por otro; que una vía se usara solo para los que venían del norte; otro exclusivo para los que se dirigían hacia allí; y uno solo de doble mano que justo es el más alejado.

El camino Roque González junta por estas horas la bronca de miles de automovilistas y transportistas, algunos de los cuales dejan salir el increíble Hulk que llevan dentro, incumpliendo normas; cruzando por bulevares; circulando por banquinas; no respetando controles y desafiando a todo aquel que se anime a decirles algo.

Quienes utilizan el transporte público deben adquirir a la fuerza la paciencia de un oriental y llegar a sus hogares hasta cuatro horas más tarde de lo habitual, mientras los que trabajan tienen problemas con empleadores impacientes que los amenazan con sanciones. Además, no quieren saber nada de retomar el horario corrido de la pandemia y rumian su malestar porque dejó de circular gente, agravándose lo que había empezado un día después de las PASO, por la devaluación.

En algunas escuelas ya se empieza a mencionar la posibilidad de retomar la virtualidad que en la Universidad San Juan Bosco se hizo realidad este miércoles, mientras las grandes superficies comerciales coordinan con autoridades municipales horarios nocturnos para la descarga de mercadería.

A todo esto, remiseros y taxistas ruegan que no les toque un pasajero que los obligue a tomar un camino alternativo porque perderán al menos una hora, razón por la cual la tarifa ya se incrementó. Y los camioneros que unen el norte con el sur del país dicen que el desvío -que en su caso es por las rutas 37 y 26- les insume cuatro horas más de lo previsto, expresando su fastidio contra las autoridades políticas que dejaron pasar 28 años, 6 meses y 18 días.

Los unos y los otros

Con el diario del lunes reaparecieron tirios y troyanos para dar sus explicaciones sobre lo que debe -o debió- hacerse en esta nueva contingencia que azota a una ciudad que ya venía castigada por temporales de lluvia y viento; desmoronamientos en el cerro Chenque y marejadas que parecen no tener fin y que el pasado 20 de agosto se llevaron la protección de la obra del camino ARA San Juan, pensado justamente para descomprimir el tránsito en la ruta 3, aunque a un kilómetro del tramo del colapso.

Algunos recuerdan que entre 1991 y 1995 el intendente era José Raúl Pierángeli y el gobernador en ejercicio Carlos Maestro, quien luego fue reelecto y que sigue protagonizando la historia, aunque en este caso lo haría en el spa del Parlasur gracias al rescate de Nacho Torres.

Al expresidente de la Liga de Fútbol local que hoy reside en la Cordillera lo sucedió Marcelo Guinle, que fue el que realmente activó soluciones de fondo para evitar una nueva catástrofe que de milagro aquella vez no provocó víctimas fatales porque nadie había visto grietas de advertencia. Ese domingo ocurrió de madrugada y apenas circulaban automovistas.

Colapso con aviso

Esta vez hubo advertencias claras, monitoreo y decisiones drásticas que desembocaron en el corte de circulación, primero para el tránsito pesado y 48 horas más tarde para todos.

A la par, intendente y gobernador parecían decirse: "dale, andá vos que yo te cubro".

La evidente falta de diálogo entre ambos quedó de manifiesto y debió ser Juan Pablo Luque el que finalmente decidiera el lunes 28 avalar el corte total, mientras Mariano Arcioni se sacaba esa mañana una foto con Ignacio Torres para intentar demostrar que la transición marcha sobre rieles. El encuentro fue en Comodoro.

El día previo al hundimiento, Luque viajó a Buenos Aires para reunirse con los ministros nacionales de Obras Públicas y Transporte y buscar soluciones, en tanto después de la destrucción Arcioni informó que enviaba a Comodoro "un equipo de geólogos, junto con un topógrafo, para hacer un examen que va a permitir analizar todo de la mejor manera y tener el plan de acción inmediato para poder solucionar este problema".

Penales

Mientras tanto, el que ataja los penales es el incombustible Ricardo Gaitán, secretario de Control Operativo con conocimiento de causa porque era el secretario privado de Guinle hace 28 años y luego ocupó diversos cargos públicos. Fue el piloto de tormentas que hacía falta en este momento en el que brillaron por su ausencia otras autoridades actuales y futuras de todos los colores políticos.

La financiación del viaducto y el "rechazo social"

El proyecto encargado por Guinle, Provincia y Vialidad Nacional a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) lo recibió su sucesor, el radical Jorge Aubía. Se lo denominó "Viaducto" porque contemplaba en uno de los nuevos tramos de la ruta un puente aéreo de 2 kilómetros.

Era una obra que demandaría cuatro años y que contemplaba rutas, caminos y calles que atravesarían barrios, así como un sector de poco menos de dos kilómetros por sobre el mar Atlántico, hasta desembocar en áreas del puerto. De allí continuaría con una ruta a construir también enfrente y con vista al mar sobre sectores de la costa, hasta culminar ingresando hacia el oeste a la rotonda Diego Zamit, en el cruce de las rutas 3 y 26, con un puente suspendido distribuidor del tránsito.

Se proyectaron también unos diez puentes carreteros, distribuidores viales, rotondas y otras obras, recordó no hace mucho el exdiputado nacional José Manuel Corchuelo Blasco, quien fue de los primeros comodorenses en tener llegada al presidente Néstor Kirchner, así como a su entonces poderoso ministro de Obras Públicas, Julio de Vido.

"La plata está", dice Corchuelo que dijo Kirchner después de haber asumido la Presidencia de la Nación en 2003, pero "hubo personas e instituciones que no acompañaron el proyecto, entre ellas vecinos temerosos de perder su cultura de vida o la integración de sus barrios, y también empresarios que temían que sus negocios se vieran afectados". El intendente que miró para otro lado fue Raúl Simoncini, quien hoy reside en la hermana República de Uruguay.

Esta semana quien confirmó el hecho fue el responsable de Vialidad Nacional en Chubut, Julio Otero. "El viaducto no tuvo licencia social y por eso no se ejecutó", sostuvo al remarcar que "ahora pasan más vehículos que en el 95. Son 54 mil, con picos de 70 mil en ese cuello. Es uno de los sitios de circulación de acceso a ciudades más grandes en el país". Los camiones, en tanto, promedian los 1.400 por día.

Mejor un aterrazamiento

Aquel peregrino proyecto fue reemplazado con el aterrazamiento del cerro Chenque, el cual monitorean también especialistas de la UNPSJB. Como parte del mismo se produjo la explosión controlada que se realizó en febrero de este año y a la cual algunos le atribuyen el actual colapso. Pero los idóneos aseguran que no fue así; que el punto cúlmine fueron las marejadas de agosto, que arrasaron con defensas costeras. Y en este punto destacan la falta de "enrrocados", una obra que le pidieron al Gobierno provincial hace largo tiempo.

El aterrazamiento fue pensado para sacarle peso al cerro y reponer la estabilidad del talud. "En la zona del Chenque donde no hay protección, el mar avanza y se lleva todo", afirma Otero.

Recordó el funcionario que "desde el Estado se lleva adelante un proyecto de variante de la ruta 3 para que ya no pasen por acá los 1.400 camiones que hoy lo hacen; que circulen por afuera. Eso podrá hacerse con el presupuesto de 2024, o 2025, pero no soluciona lo del Cerro Chenque".

"El proyecto del viaducto está vigente. Pasaron 20 años y hoy vemos que el problema se agravó. El crecimiento del parque automotor ha sido alevoso. Hacer un viaducto en su momento era algo estable. Cuando colapsó el Cerro Chenque estuvimos 15 días parados y otros 15 trabajando, y ya se podía circular. Son trabajos que se pueden hacer rápido en una emergencia, pero no es la solución. La solución hoy es el aterrazamiento y la defensa costera. La marejada costera contribuyó a acelerar este proceso".

Uno de los profesionales que sigue de cerca la obra del aterrazamiento, Mauro Valle -geólogo, docente de la UNPSJB y becario del CONICET-, considera sin embargo que "el puente es una obra que sobredimensiona el problema. Hay que tener en cuenta que lo que se ha hecho ha durado 30 años. Hay que abordar la pendiente del Chenque y la erosión".

El considera que "una vez que se estabilice, habría que continuar con las rocas que eviten la erosión de las playas. Lo que se debería hacer es abordar la erosión expandiendo la protección, poner alguna especie de peso en la base y a posteriori la obra más grande que se debe hacer es continuar el aterrazado sobre el faldeo oeste".

Y es más audaz en cuanto a pronosticar en cuánto tiempo podría habilitarse al menos un tramo de la ruta, ya que afirma que es cuestión de días. En tanto, desde el municipio los más optimistas hablan de un mes y medio.

Claro que aquí también incidirá el eventual aporte -en dólares, yuanes u otras divisas- que haga Nación para que Comodoro recupere alguna previsibilidad.