Exclusivo EES
Solari Yrigoyen: Cuando vieron que se moría lo mandaron a Buenos AiresPOR DIEGO CACCIAVILLANI. Puerto Madryn. EES 123
El próximo 5 de marzo comenzará el juicio oral y público para sustanciar la causa caratulada Amaya, Mario Abel s/ presunto secuestro, apremios ilegales, malos tratos, vejaciones y tormentos seguidos de muerte y por el secuestro y torturas a Hipólito Solari Yrigoyen, ambas unidas en el mismo proceso judicial. A treinta y siete años de su secuestro junto a Amaya, Hipólito Solari Yrigoyen recordó en diálogo con El Extremo Sur aquellos momentos de angustia. La última vez que vi a Amaya fue en el baño del pabellón 8, y me costó reconocerlo. Él me dijo hola y yo hola petiso, cómo estás. Me respondió: mal, muy mal. Tenía una herida en la cabeza y me comentó: y vos estás todo negro. Yo estaba negro de los golpes. Y ya no lo vi nunca más. Cuando vieron que se iba a morir, lo mandaron a Buenos Aires para que muriera allá.
A treinta y siete años de aquel secuestro con Amaya, ¿cómo persiste en usted el recuerdo de la tortura y la vejación?
Los que luchamos por los derechos humanos, tenemos que hacerlo en forma permanente. Y esa lucha no es fácil. En teoría, todo el mundo es partidario de la defensa de los derechos humanos, pero en el gobierno respetan los derechos humanos de sus amigos pero no de sus adversarios, y eso pasa en la actualidad. Es una lucha desigual y difícil.
¿Qué recuerdos tiene de Amaya?
Fue un entrañable amigo con el que luchamos juntos muchos años. Fui su amigo desde que él volvió a la provincia. Era valiente, claro, de una gran bonhomía, un hombre inteligente y un luchador por los derechos humanos. Después tengo muchos recuerdos de todo tipo, de cuando él fue puesto preso en el régimen de (Alejandro Agustín) Lanusse y fue uno de los que levantó su candidatura a diputado nacional cuando él estaba en prisión. Después nos tocó vivir la misma tragedia, fuimos secuestrados el mismo día.
¿Cómo vivió el secuestro?
Fue en mi domicilio, en la misma casa que vivo ahora, de madrugada. Ya en la dictadura me habían detenido dos o tres meses antes, pero me habían liberado.
¿Esperaba que en algún momento lo fueran a buscar?
Sabía que eran momentos muy difíciles. Atravesábamos una dictadura donde yo sabía que tenía enemigos porque había denunciado a quien estaba a cargo de la seguridad, el general Acdel Vilas, sub jefe de seguridad del V Cuerpo del Ejército. A él, como senador de la nación, yo le había pedido que informe sobre la matanza que realizó en el gobierno de la presidenta María Isabel Martínez de Perón en la provincia de Tucumán. Hace dos años se hizo el juicio oral y público y se comprobó que hubo más de 500 ejecuciones extrajudiciales. Ninguno fue puesto a disposición de la justicia: persona que era detenida, persona que era asesinada. Yo le pedí informes sobre eso, y eso resultó intolerable para alguien tan autoritario como Vilas. También había denunciado al jefe de la represión acá, que era el Mayor Carlos Alberto Barbotta.
Foucault escribió que la historia se escribe en el cuerpo, ¿son marcas que Ud. prefiere olvidar?
Cuando me ponen la primera bomba, que fue la primera de la Triple A, el 21 de noviembre de 1973, era presidente el General Juan Domingo Perón. Yo estuve al borde de la muerte y sufrí seis operaciones. Todavía tengo las marcas en el cuerpo.
¿Y cómo ocurrieron las cosas cuando fue secuestrado con Amaya?
También sufrimos. Amaya era asmático. Le quitaron el inhalador y lo hacían correr. No pudo soportar y murió. Yo pude soportar porque tenía mejor contextura física, de lo contrario hubiera muerto también.
¿Los mantuvieron juntos?
Estábamos en el mismo campo de concentración, fuimos legalizados el mismo día, nos tiraron en una zanja y después estuvimos en la prisión de Bahía Blanca y transferidos a otro campo de concentración que era la cárcel de Rawson.
¿Cómo manejó el temor?
Es muy difícil definirlo. Tuve muchas veces la sensación de que me iban a matar, sobre todo por la política del gobierno.
¿Cuándo estaban juntos con Amaya se daban ánimo?
No nos podíamos dar ánimo porque no podíamos hablar. Tanto en el campo de concentración como en la cárcel estábamos separados, en el mismo pabellón pero aislados. La última vez que vi a Amaya fue en el baño del pabellón 8, y me costó reconocerlo. Él me dijo hola y yo le dije hola petiso, cómo estás. Y él me dijo: mal, muy mal. Tenía una herida en la cabeza y él me dijo: y vos estás todo negro; claro, estaba negro de los golpes. Y ya no lo vi nunca más. Cuando vieron que se iba a morir, lo mandaron a Buenos Aires para que muriera allá.
¿Cómo fue el velorio?
A él lo velaron en Mataderos porque no lo dejaron hacerlo en la casa radical. Mi hijo mayor, que se llama igual que yo, estuvo en el velorio y cuenta que fue impresionante: estaba todo oscuro, lleno de agentes de inteligencia y después lo enterraron en Trelew.
¿Qué espera del juicio que comienza en marzo?
Muchos han muerto, pero el director de la cárcel que se llama Osvaldo Fano - vive, y será juzgado. Él tendrá que explicar por qué siendo director en su cárcel se torturaba.
¿Siente algún tipo de rencor?
No, para nada, no siento nada de rencor. Tal es así que yo no hecho juicio en lo personal de ninguna especie. Sólo pretendo que se haga justicia.
¿Qué significa para Ud. que se haga justicia?
Significa enjuiciar a los responsables que no han muerto, hacerles un juicio justo con todas las garantías que proporcionan los tratados internacionales, algo que ellos no le permitieron a nadie porque mataban y torturaban directamente. Por lo que he visto en la etapa de instrucción del sumario, el juez Sastre y el Fiscal Gelves han actuado correctamente. Ahora falta el juicio oral y público.
En la Argentina se sigue torturando
¿Cómo evalúa la política de derechos humanos del kirchnerismo?
La veo contradictoria. Una cosa buena fue habilitar el juzgamiento de los culpables de los actos, en el gobierno de María Estela Martínez de Perón y aún en el gobierno de Juan Domingo Perón, donde comenzó el terrorismo de estado con la triple A. Todo se agravó considerablemente con la dictadura militar. Veo bien que se juzgue a todos los culpables, porque no hay mayor enemigo en la vigencia de los derechos humanos que la impunidad.
¿Y qué le critica?
Hay algo que tenemos que tener presente: los derechos humanos nunca están ni suficientemente garantizados ni debidamente adquiridos. Hoy se juzga lo que ocurrió hace treinta años, pero hay violación a los derechos humanos actuales que no se juzgan.
¿Por ejemplo?
Hoy en las cárceles se tortura. No se tortura porque la presidenta llame y diga torturen a fulano de tal, pero no ha habido una política de estado ni voluntad de erradicarla. En todas las cárceles se tortura o se da trato cruel o degradante, que de acuerdo al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos son sinónimos en cuanto al castigo. Hay gente que cree que la tortura es solamente la picana eléctrica. Por eso le digo: en la Argentina se sigue torturando y no ha habido una voluntad de erradicar la tortura. Acá mismo en Chubut, en Puerto Madryn, la policía cada dos por tres veja a un joven o tortura a otro.
¿A quién responsabiliza en esta falta de voluntad para erradicar la tortura?
No veo en el partido gobernante un deseo de erradicarla, bajo ninguno de sus gobiernos. En la presidencia del general Perón la tortura fue aplicada a la oposición. Ni hablemos en los gobiernos militares, empezando por Onganía. En cuanto a los gobiernos de origen constitucional, hay gobiernos en donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, como por ejemplo la libertad de expresión. Acá en nuestra provincia de Chubut no hay libertad de prensa, toda la prensa está manejada por la pauta oficial. El gobierno de Das Neves lo hizo descaradamente. Ahora se hace más disimuladamente, pero la cosa no ha cambiado.
¿Entre Buzzi y Das Neves no observa diferencias?
En lo fundamental, uno es la continuación del otro. Son diferentes personalidades y estilos, pero ninguno de los dos gobierna democráticamente. Por ejemplo, Das Neves entregó de una manera vergonzosa el mayor yacimiento hidrocarfurífero del país, Cerro Dragón, y Buzzi lo avala. Ambos, con el mismo patrocinio del ministro (Julio) De Vido. El gobierno de Das Neves fue un gobierno que el pueblo de Chubut tuvo que sufrir y este gobierno no ha mejorado las cosas.
¿Lo conformó el juicio por la Masacre de Trelew?
Debía juzgarse la masacre de Trelew. No puede haber impunidad para ningún acto. Los tres poderes del Estado actuaron como correspondía para que prosiguiera ese juicio. Justamente se lo llama masacre porque fueron asesinatos viles y yo lo denuncié en su momento, no treinta años después.
¿Usted refiere a alguien en especial al mencionar lo de treinta años después?
Sí. No se conoce que el presidente Kirchner ni la Presidenta Kirchner hayan tenido ningún acto manifiesto de lucha contra la dictadura militar. Si bien estos actos fueron anteriores a la dictadura militar, se inscriben en la misma línea. Todo empezó con el supremo acto de irresponsabilidad de las Fuerzas Armadas que dieron el golpe al presidente Illia.
37 años después, el juicio oral
El próximo 5 de marzo comenzará la causa caratulada Amaya, Mario Abel s/ presunto secuestro, apremios ilegales, malos tratos, vejaciones y tormentos seguidos de muerte y por el secuestro y torturas a Hipólito Solari Yrigoyen, ambas unidas en el mismo proceso judicial.
Amaya fue un abogado y dirigente radical, legendario por su actuación en defensa de presos políticos y enfrentando a la dictadura de Onganía.
Fue secuestrado junto al ex senador por el mismo partido, el chubutense Hipólito Solari Yrigoyen, quien sobrevivió a los tormentos sufridos durante su detención en el penal de Rawson y quien dio un testimonio vital para que este juicio pudiera llevarse adelante.
La doble postergación (primero a noviembre de 2012 y luego a marzo del 2013) estuvo relacionada con la superposición por el juicio a la Masacre de Trelew.
La causa tramita por el Juzgado Federal Oral de la ciudad de Comodoro Rivadavia. En la causa de Amaya, los imputados son Osvaldo Fano, Luis Eduardo García y Jorge Steding. En la causa de Yrigoyen, el único imputado es Osvaldo Fano, en ese entonces jefe de la penitenciaría de Rawson.
POR DIEGO CACCIAVILLANI. Puerto Madryn. EES 123
El próximo 5 de marzo comenzará el juicio oral y público para sustanciar la causa caratulada Amaya, Mario Abel s/ presunto secuestro, apremios ilegales, malos tratos, vejaciones y tormentos seguidos de muerte y por el secuestro y torturas a Hipólito Solari Yrigoyen, ambas unidas en el mismo proceso judicial. A treinta y siete años de su secuestro junto a Amaya, Hipólito Solari Yrigoyen recordó en diálogo con El Extremo Sur aquellos momentos de angustia. La última vez que vi a Amaya fue en el baño del pabellón 8, y me costó reconocerlo. Él me dijo hola y yo hola petiso, cómo estás. Me respondió: mal, muy mal. Tenía una herida en la cabeza y me comentó: y vos estás todo negro. Yo estaba negro de los golpes. Y ya no lo vi nunca más. Cuando vieron que se iba a morir, lo mandaron a Buenos Aires para que muriera allá.
A treinta y siete años de aquel secuestro con Amaya, ¿cómo persiste en usted el recuerdo de la tortura y la vejación?
Los que luchamos por los derechos humanos, tenemos que hacerlo en forma permanente. Y esa lucha no es fácil. En teoría, todo el mundo es partidario de la defensa de los derechos humanos, pero en el gobierno respetan los derechos humanos de sus amigos pero no de sus adversarios, y eso pasa en la actualidad. Es una lucha desigual y difícil.
¿Qué recuerdos tiene de Amaya?
Fue un entrañable amigo con el que luchamos juntos muchos años. Fui su amigo desde que él volvió a la provincia. Era valiente, claro, de una gran bonhomía, un hombre inteligente y un luchador por los derechos humanos. Después tengo muchos recuerdos de todo tipo, de cuando él fue puesto preso en el régimen de (Alejandro Agustín) Lanusse y fue uno de los que levantó su candidatura a diputado nacional cuando él estaba en prisión. Después nos tocó vivir la misma tragedia, fuimos secuestrados el mismo día.
¿Cómo vivió el secuestro?
Fue en mi domicilio, en la misma casa que vivo ahora, de madrugada. Ya en la dictadura me habían detenido dos o tres meses antes, pero me habían liberado.
¿Esperaba que en algún momento lo fueran a buscar?
Sabía que eran momentos muy difíciles. Atravesábamos una dictadura donde yo sabía que tenía enemigos porque había denunciado a quien estaba a cargo de la seguridad, el general Acdel Vilas, sub jefe de seguridad del V Cuerpo del Ejército. A él, como senador de la nación, yo le había pedido que informe sobre la matanza que realizó en el gobierno de la presidenta María Isabel Martínez de Perón en la provincia de Tucumán. Hace dos años se hizo el juicio oral y público y se comprobó que hubo más de 500 ejecuciones extrajudiciales. Ninguno fue puesto a disposición de la justicia: persona que era detenida, persona que era asesinada. Yo le pedí informes sobre eso, y eso resultó intolerable para alguien tan autoritario como Vilas. También había denunciado al jefe de la represión acá, que era el Mayor Carlos Alberto Barbotta.
Foucault escribió que la historia se escribe en el cuerpo, ¿son marcas que Ud. prefiere olvidar?
Cuando me ponen la primera bomba, que fue la primera de la Triple A, el 21 de noviembre de 1973, era presidente el General Juan Domingo Perón. Yo estuve al borde de la muerte y sufrí seis operaciones. Todavía tengo las marcas en el cuerpo.
¿Y cómo ocurrieron las cosas cuando fue secuestrado con Amaya?
También sufrimos. Amaya era asmático. Le quitaron el inhalador y lo hacían correr. No pudo soportar y murió. Yo pude soportar porque tenía mejor contextura física, de lo contrario hubiera muerto también.
¿Los mantuvieron juntos?
Estábamos en el mismo campo de concentración, fuimos legalizados el mismo día, nos tiraron en una zanja y después estuvimos en la prisión de Bahía Blanca y transferidos a otro campo de concentración que era la cárcel de Rawson.
¿Cómo manejó el temor?
Es muy difícil definirlo. Tuve muchas veces la sensación de que me iban a matar, sobre todo por la política del gobierno.
¿Cuándo estaban juntos con Amaya se daban ánimo?
No nos podíamos dar ánimo porque no podíamos hablar. Tanto en el campo de concentración como en la cárcel estábamos separados, en el mismo pabellón pero aislados. La última vez que vi a Amaya fue en el baño del pabellón 8, y me costó reconocerlo. Él me dijo hola y yo le dije hola petiso, cómo estás. Y él me dijo: mal, muy mal. Tenía una herida en la cabeza y él me dijo: y vos estás todo negro; claro, estaba negro de los golpes. Y ya no lo vi nunca más. Cuando vieron que se iba a morir, lo mandaron a Buenos Aires para que muriera allá.
¿Cómo fue el velorio?
A él lo velaron en Mataderos porque no lo dejaron hacerlo en la casa radical. Mi hijo mayor, que se llama igual que yo, estuvo en el velorio y cuenta que fue impresionante: estaba todo oscuro, lleno de agentes de inteligencia y después lo enterraron en Trelew.
¿Qué espera del juicio que comienza en marzo?
Muchos han muerto, pero el director de la cárcel que se llama Osvaldo Fano - vive, y será juzgado. Él tendrá que explicar por qué siendo director en su cárcel se torturaba.
¿Siente algún tipo de rencor?
No, para nada, no siento nada de rencor. Tal es así que yo no hecho juicio en lo personal de ninguna especie. Sólo pretendo que se haga justicia.
¿Qué significa para Ud. que se haga justicia?
Significa enjuiciar a los responsables que no han muerto, hacerles un juicio justo con todas las garantías que proporcionan los tratados internacionales, algo que ellos no le permitieron a nadie porque mataban y torturaban directamente. Por lo que he visto en la etapa de instrucción del sumario, el juez Sastre y el Fiscal Gelves han actuado correctamente. Ahora falta el juicio oral y público.
En la Argentina se sigue torturando
¿Cómo evalúa la política de derechos humanos del kirchnerismo?
La veo contradictoria. Una cosa buena fue habilitar el juzgamiento de los culpables de los actos, en el gobierno de María Estela Martínez de Perón y aún en el gobierno de Juan Domingo Perón, donde comenzó el terrorismo de estado con la triple A. Todo se agravó considerablemente con la dictadura militar. Veo bien que se juzgue a todos los culpables, porque no hay mayor enemigo en la vigencia de los derechos humanos que la impunidad.
¿Y qué le critica?
Hay algo que tenemos que tener presente: los derechos humanos nunca están ni suficientemente garantizados ni debidamente adquiridos. Hoy se juzga lo que ocurrió hace treinta años, pero hay violación a los derechos humanos actuales que no se juzgan.
¿Por ejemplo?
Hoy en las cárceles se tortura. No se tortura porque la presidenta llame y diga torturen a fulano de tal, pero no ha habido una política de estado ni voluntad de erradicarla. En todas las cárceles se tortura o se da trato cruel o degradante, que de acuerdo al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos son sinónimos en cuanto al castigo. Hay gente que cree que la tortura es solamente la picana eléctrica. Por eso le digo: en la Argentina se sigue torturando y no ha habido una voluntad de erradicar la tortura. Acá mismo en Chubut, en Puerto Madryn, la policía cada dos por tres veja a un joven o tortura a otro.
¿A quién responsabiliza en esta falta de voluntad para erradicar la tortura?
No veo en el partido gobernante un deseo de erradicarla, bajo ninguno de sus gobiernos. En la presidencia del general Perón la tortura fue aplicada a la oposición. Ni hablemos en los gobiernos militares, empezando por Onganía. En cuanto a los gobiernos de origen constitucional, hay gobiernos en donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, como por ejemplo la libertad de expresión. Acá en nuestra provincia de Chubut no hay libertad de prensa, toda la prensa está manejada por la pauta oficial. El gobierno de Das Neves lo hizo descaradamente. Ahora se hace más disimuladamente, pero la cosa no ha cambiado.
¿Entre Buzzi y Das Neves no observa diferencias?
En lo fundamental, uno es la continuación del otro. Son diferentes personalidades y estilos, pero ninguno de los dos gobierna democráticamente. Por ejemplo, Das Neves entregó de una manera vergonzosa el mayor yacimiento hidrocarfurífero del país, Cerro Dragón, y Buzzi lo avala. Ambos, con el mismo patrocinio del ministro (Julio) De Vido. El gobierno de Das Neves fue un gobierno que el pueblo de Chubut tuvo que sufrir y este gobierno no ha mejorado las cosas.
¿Lo conformó el juicio por la Masacre de Trelew?
Debía juzgarse la masacre de Trelew. No puede haber impunidad para ningún acto. Los tres poderes del Estado actuaron como correspondía para que prosiguiera ese juicio. Justamente se lo llama masacre porque fueron asesinatos viles y yo lo denuncié en su momento, no treinta años después.
¿Usted refiere a alguien en especial al mencionar lo de treinta años después?
Sí. No se conoce que el presidente Kirchner ni la Presidenta Kirchner hayan tenido ningún acto manifiesto de lucha contra la dictadura militar. Si bien estos actos fueron anteriores a la dictadura militar, se inscriben en la misma línea. Todo empezó con el supremo acto de irresponsabilidad de las Fuerzas Armadas que dieron el golpe al presidente Illia.
37 años después, el juicio oral
El próximo 5 de marzo comenzará la causa caratulada Amaya, Mario Abel s/ presunto secuestro, apremios ilegales, malos tratos, vejaciones y tormentos seguidos de muerte y por el secuestro y torturas a Hipólito Solari Yrigoyen, ambas unidas en el mismo proceso judicial.
Amaya fue un abogado y dirigente radical, legendario por su actuación en defensa de presos políticos y enfrentando a la dictadura de Onganía.
Fue secuestrado junto al ex senador por el mismo partido, el chubutense Hipólito Solari Yrigoyen, quien sobrevivió a los tormentos sufridos durante su detención en el penal de Rawson y quien dio un testimonio vital para que este juicio pudiera llevarse adelante.
La doble postergación (primero a noviembre de 2012 y luego a marzo del 2013) estuvo relacionada con la superposición por el juicio a la Masacre de Trelew.
La causa tramita por el Juzgado Federal Oral de la ciudad de Comodoro Rivadavia. En la causa de Amaya, los imputados son Osvaldo Fano, Luis Eduardo García y Jorge Steding. En la causa de Yrigoyen, el único imputado es Osvaldo Fano, en ese entonces jefe de la penitenciaría de Rawson.
El próximo 5 de marzo comenzará el juicio oral y público para sustanciar la causa caratulada Amaya, Mario Abel s/ presunto secuestro, apremios ilegales, malos tratos, vejaciones y tormentos seguidos de muerte y por el secuestro y torturas a Hipólito Solari Yrigoyen, ambas unidas en el mismo proceso judicial. A treinta y siete años de su secuestro junto a Amaya, Hipólito Solari Yrigoyen recordó en diálogo con El Extremo Sur aquellos momentos de angustia. La última vez que vi a Amaya fue en el baño del pabellón 8, y me costó reconocerlo. Él me dijo hola y yo hola petiso, cómo estás. Me respondió: mal, muy mal. Tenía una herida en la cabeza y me comentó: y vos estás todo negro. Yo estaba negro de los golpes. Y ya no lo vi nunca más. Cuando vieron que se iba a morir, lo mandaron a Buenos Aires para que muriera allá.
A treinta y siete años de aquel secuestro con Amaya, ¿cómo persiste en usted el recuerdo de la tortura y la vejación?
Los que luchamos por los derechos humanos, tenemos que hacerlo en forma permanente. Y esa lucha no es fácil. En teoría, todo el mundo es partidario de la defensa de los derechos humanos, pero en el gobierno respetan los derechos humanos de sus amigos pero no de sus adversarios, y eso pasa en la actualidad. Es una lucha desigual y difícil.
¿Qué recuerdos tiene de Amaya?
Fue un entrañable amigo con el que luchamos juntos muchos años. Fui su amigo desde que él volvió a la provincia. Era valiente, claro, de una gran bonhomía, un hombre inteligente y un luchador por los derechos humanos. Después tengo muchos recuerdos de todo tipo, de cuando él fue puesto preso en el régimen de (Alejandro Agustín) Lanusse y fue uno de los que levantó su candidatura a diputado nacional cuando él estaba en prisión. Después nos tocó vivir la misma tragedia, fuimos secuestrados el mismo día.
¿Cómo vivió el secuestro?
Fue en mi domicilio, en la misma casa que vivo ahora, de madrugada. Ya en la dictadura me habían detenido dos o tres meses antes, pero me habían liberado.
¿Esperaba que en algún momento lo fueran a buscar?
Sabía que eran momentos muy difíciles. Atravesábamos una dictadura donde yo sabía que tenía enemigos porque había denunciado a quien estaba a cargo de la seguridad, el general Acdel Vilas, sub jefe de seguridad del V Cuerpo del Ejército. A él, como senador de la nación, yo le había pedido que informe sobre la matanza que realizó en el gobierno de la presidenta María Isabel Martínez de Perón en la provincia de Tucumán. Hace dos años se hizo el juicio oral y público y se comprobó que hubo más de 500 ejecuciones extrajudiciales. Ninguno fue puesto a disposición de la justicia: persona que era detenida, persona que era asesinada. Yo le pedí informes sobre eso, y eso resultó intolerable para alguien tan autoritario como Vilas. También había denunciado al jefe de la represión acá, que era el Mayor Carlos Alberto Barbotta.
Foucault escribió que la historia se escribe en el cuerpo, ¿son marcas que Ud. prefiere olvidar?
Cuando me ponen la primera bomba, que fue la primera de la Triple A, el 21 de noviembre de 1973, era presidente el General Juan Domingo Perón. Yo estuve al borde de la muerte y sufrí seis operaciones. Todavía tengo las marcas en el cuerpo.
¿Y cómo ocurrieron las cosas cuando fue secuestrado con Amaya?
También sufrimos. Amaya era asmático. Le quitaron el inhalador y lo hacían correr. No pudo soportar y murió. Yo pude soportar porque tenía mejor contextura física, de lo contrario hubiera muerto también.
¿Los mantuvieron juntos?
Estábamos en el mismo campo de concentración, fuimos legalizados el mismo día, nos tiraron en una zanja y después estuvimos en la prisión de Bahía Blanca y transferidos a otro campo de concentración que era la cárcel de Rawson.
¿Cómo manejó el temor?
Es muy difícil definirlo. Tuve muchas veces la sensación de que me iban a matar, sobre todo por la política del gobierno.
¿Cuándo estaban juntos con Amaya se daban ánimo?
No nos podíamos dar ánimo porque no podíamos hablar. Tanto en el campo de concentración como en la cárcel estábamos separados, en el mismo pabellón pero aislados. La última vez que vi a Amaya fue en el baño del pabellón 8, y me costó reconocerlo. Él me dijo hola y yo le dije hola petiso, cómo estás. Y él me dijo: mal, muy mal. Tenía una herida en la cabeza y él me dijo: y vos estás todo negro; claro, estaba negro de los golpes. Y ya no lo vi nunca más. Cuando vieron que se iba a morir, lo mandaron a Buenos Aires para que muriera allá.
¿Cómo fue el velorio?
A él lo velaron en Mataderos porque no lo dejaron hacerlo en la casa radical. Mi hijo mayor, que se llama igual que yo, estuvo en el velorio y cuenta que fue impresionante: estaba todo oscuro, lleno de agentes de inteligencia y después lo enterraron en Trelew.
¿Qué espera del juicio que comienza en marzo?
Muchos han muerto, pero el director de la cárcel que se llama Osvaldo Fano - vive, y será juzgado. Él tendrá que explicar por qué siendo director en su cárcel se torturaba.
¿Siente algún tipo de rencor?
No, para nada, no siento nada de rencor. Tal es así que yo no hecho juicio en lo personal de ninguna especie. Sólo pretendo que se haga justicia.
¿Qué significa para Ud. que se haga justicia?
Significa enjuiciar a los responsables que no han muerto, hacerles un juicio justo con todas las garantías que proporcionan los tratados internacionales, algo que ellos no le permitieron a nadie porque mataban y torturaban directamente. Por lo que he visto en la etapa de instrucción del sumario, el juez Sastre y el Fiscal Gelves han actuado correctamente. Ahora falta el juicio oral y público.
En la Argentina se sigue torturando
¿Cómo evalúa la política de derechos humanos del kirchnerismo?
La veo contradictoria. Una cosa buena fue habilitar el juzgamiento de los culpables de los actos, en el gobierno de María Estela Martínez de Perón y aún en el gobierno de Juan Domingo Perón, donde comenzó el terrorismo de estado con la triple A. Todo se agravó considerablemente con la dictadura militar. Veo bien que se juzgue a todos los culpables, porque no hay mayor enemigo en la vigencia de los derechos humanos que la impunidad.
¿Y qué le critica?
Hay algo que tenemos que tener presente: los derechos humanos nunca están ni suficientemente garantizados ni debidamente adquiridos. Hoy se juzga lo que ocurrió hace treinta años, pero hay violación a los derechos humanos actuales que no se juzgan.
¿Por ejemplo?
Hoy en las cárceles se tortura. No se tortura porque la presidenta llame y diga torturen a fulano de tal, pero no ha habido una política de estado ni voluntad de erradicarla. En todas las cárceles se tortura o se da trato cruel o degradante, que de acuerdo al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos son sinónimos en cuanto al castigo. Hay gente que cree que la tortura es solamente la picana eléctrica. Por eso le digo: en la Argentina se sigue torturando y no ha habido una voluntad de erradicar la tortura. Acá mismo en Chubut, en Puerto Madryn, la policía cada dos por tres veja a un joven o tortura a otro.
¿A quién responsabiliza en esta falta de voluntad para erradicar la tortura?
No veo en el partido gobernante un deseo de erradicarla, bajo ninguno de sus gobiernos. En la presidencia del general Perón la tortura fue aplicada a la oposición. Ni hablemos en los gobiernos militares, empezando por Onganía. En cuanto a los gobiernos de origen constitucional, hay gobiernos en donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, como por ejemplo la libertad de expresión. Acá en nuestra provincia de Chubut no hay libertad de prensa, toda la prensa está manejada por la pauta oficial. El gobierno de Das Neves lo hizo descaradamente. Ahora se hace más disimuladamente, pero la cosa no ha cambiado.
¿Entre Buzzi y Das Neves no observa diferencias?
En lo fundamental, uno es la continuación del otro. Son diferentes personalidades y estilos, pero ninguno de los dos gobierna democráticamente. Por ejemplo, Das Neves entregó de una manera vergonzosa el mayor yacimiento hidrocarfurífero del país, Cerro Dragón, y Buzzi lo avala. Ambos, con el mismo patrocinio del ministro (Julio) De Vido. El gobierno de Das Neves fue un gobierno que el pueblo de Chubut tuvo que sufrir y este gobierno no ha mejorado las cosas.
¿Lo conformó el juicio por la Masacre de Trelew?
Debía juzgarse la masacre de Trelew. No puede haber impunidad para ningún acto. Los tres poderes del Estado actuaron como correspondía para que prosiguiera ese juicio. Justamente se lo llama masacre porque fueron asesinatos viles y yo lo denuncié en su momento, no treinta años después.
¿Usted refiere a alguien en especial al mencionar lo de treinta años después?
Sí. No se conoce que el presidente Kirchner ni la Presidenta Kirchner hayan tenido ningún acto manifiesto de lucha contra la dictadura militar. Si bien estos actos fueron anteriores a la dictadura militar, se inscriben en la misma línea. Todo empezó con el supremo acto de irresponsabilidad de las Fuerzas Armadas que dieron el golpe al presidente Illia.
37 años después, el juicio oral
El próximo 5 de marzo comenzará la causa caratulada Amaya, Mario Abel s/ presunto secuestro, apremios ilegales, malos tratos, vejaciones y tormentos seguidos de muerte y por el secuestro y torturas a Hipólito Solari Yrigoyen, ambas unidas en el mismo proceso judicial.
Amaya fue un abogado y dirigente radical, legendario por su actuación en defensa de presos políticos y enfrentando a la dictadura de Onganía.
Fue secuestrado junto al ex senador por el mismo partido, el chubutense Hipólito Solari Yrigoyen, quien sobrevivió a los tormentos sufridos durante su detención en el penal de Rawson y quien dio un testimonio vital para que este juicio pudiera llevarse adelante.
La doble postergación (primero a noviembre de 2012 y luego a marzo del 2013) estuvo relacionada con la superposición por el juicio a la Masacre de Trelew.
La causa tramita por el Juzgado Federal Oral de la ciudad de Comodoro Rivadavia. En la causa de Amaya, los imputados son Osvaldo Fano, Luis Eduardo García y Jorge Steding. En la causa de Yrigoyen, el único imputado es Osvaldo Fano, en ese entonces jefe de la penitenciaría de Rawson.