Después de Colón, los españoles llegaron tras 128 años a la zona de los lagos patagónicosProbablemente hubiera otras presencias anteriores, pero la primera constancia escrita data de 1620, cuando una expedición de 46 hombres navegó aproximadamente 40 kilómetros por sus aguas.
Por Adrián Moyano
Probablemente hubiera otras antes, pero la primera presencia española de la que se tiene constancia por estas latitudes tuvo lugar 128 años después de la llegada de Colón a Centroamérica, cuando una expedición de finalidades exploratorias y tal vez esclavistas cruzó la cordillera por el actual emplazamiento de Puerto Blest. Los primeros europeos que vieron paisaje tan azul encontraron que ya se llamaba como en la actualidad, aunque evidentemente se valieron del nombre de la isla para designar a todo el lago.
Desde entonces se traducen los vocablos mapuches Nahuel Huapi como isla del tigre, aunque esa traducción es problemática. ¿A qué animal llamaban tigre los españoles del siglo XVII? La hipótesis según la cual el vocablo designaba a uno extinto nunca pudo corroborarse y no faltan quienes arriesgan que, en realidad, Nahuel no refiere tanto a un ser concreto como a una actitud. En su "Historia General del Reyno de Chile", el sacerdote Diego de Rosales abonó esa posibilidad.
Al describir a los puelches de "la famosa laguna de Naguel-guapi", señaló que en sus islas habitaban "indios rebeldes" que por su "valentía se llaman tigres". El religioso afirmó en su extensísimo volumen que arribó a las costas del lago en 1653. El valor del testimonio amerita su reproducción: "Y así paso a la otra banda de la cordillera, el oriente, desde Chiloé a la famosa laguna de Naguel-guapi, que quiere decir su nombre: laguna de tigres, a la cual pasé el año de 1653 por la Villarrica cuando fui a poner de paz y dar noticias del Santo Evangelio a los puelches de la otra banda de la cordillera nevada. Es célebre esta laguna porque tiene de vox más de veinte leguas y contiene en su ámbito muchas islas habitadas de indios rebeldes, que ni en la fortaleza de sus islas ni en las murallas y fosos de sus lagunas están defendidos del valor de los españoles y de los indios amigos de Chiloé. Y aunque por su valentía se llaman tigres, los españoles son leones, y pasan a maloquearlos por lagunas y cordilleras, sin embarazarse en su fragosidad ni estorbarlos las lagunas que atajan el paso, porque deshacen las piraguas que, que son embarcaciones de tres tablas cosidas [...] y las llevan cargadas de unas lagunas en otros por las cordilleras".
El párrafo aparece en el Libro II de su tratado. No obstante, no fue el jesuita el primero entre los españoles que se refirió a los puelches del Nahuel Huapi. Los historiadores argentinos discutieron por varias décadas quién fue el descubridor del lago, al igual que sus colegas trasandinos, pero desde una perspectiva menos eurocéntrica no tiene la menor importancia saber si efectivamente fue Diego Flores de León o bien su jefe, Juan Fernández, el primer español en divisarlo. La población humana en el área se remonta a 10 mil años, aproximadamente y, además, los dos conformaban la misma expedición, aunque fue Flores el encargado de escribir una breve descripción del viaje.
Anotó: "Salimos del puerto de Calbuco cuarenta seis hombres en piragua y navegamos hasta la boca del Purahilla (antiguo nombre del lago Llanquihue) siempre al puelche (quiso decir en dirección al Este); de allí rompe la mar siete leguas la falda de la cordillera hacia el norte entre dos ríos, y habiendo navegado otras siete, varamos las piraguas tres leguas de camino por tierra que hay hasta llegar a una laguna que se llama Qechucavi (viejo nombre del lago Todos los Santos) en cuyos contornos había mucha gente, que ahora está despoblada, porque los soldados de aquella provincia la asolaron; allí cosimos las piraguas y navegamos por la dicha laguna hasta nueve leguas, siguiendo la derrota siempre al puelche, buscando paso para la cordillera, y subimos por un río que se llama Peulla hasta tres leguas, donde rompiendo la cordillera dimos en la otra banda, habiendo caminado por ella hasta cinco leguas de mal camino, por no estar abierto, donde topamos otra laguna muy grande que se llama Navalhuapi (sic) en la cual volvimos a coser nuestras piraguas navegando por ella hasta ocho leguas, que dimos en unos indios puelches los cuales examinados, nos dijeron que los caciques más principales de la tierra se llamaba Ilaquilé y Llaquilloy, y que estos indios servían a las ciudades de Osorno y Villa Rica, cuando estuvieron pobladas, los cuales se sustentaban de caza y de algunas legumbres de la tierra, diferentes de las del Reino de Chile. Confinan estos indios con una nación muy belicosa y corpulenta, cuyos indios llaman poyas y el principal cacique que esta nación obedece, se llama Yaguapana, y tiene diferente lengua".
La incursión española tuvo lugar en 1620 y llegó hasta el Nahuel Huapi desde la zona de influencia de Chiloé. Por entonces, Osorno y Villarrica estaban despobladas, consecuencia del gran levantamiento mapuche que había tenido lugar en 1598. Por la expresión "servían" ha de entenderse que los interlocutores puelches de Flores de León y Fernández habían sufrido los rigores de la encomienda. Al establecer que la lengua de los poyas (los tehuelches del norte de las clasificaciones decimonónicas) era otra, la crónica reconoce implícitamente que aquellos puelches se valían del mismo mapudungun que se hablaba del otro lado de la cordillera. En octubre de 1492 nada alteró la normalidad de la vida que, por entonces, se llevaba a orillas del Nahuel Huapi. Recién en el verano de 1620 se produjo una conmoción similar a la que dio comienzos a la colonización continental.
Fuente: El Cordillerano
Probablemente hubiera otras presencias anteriores, pero la primera constancia escrita data de 1620, cuando una expedición de 46 hombres navegó aproximadamente 40 kilómetros por sus aguas.
Por Adrián Moyano
Probablemente hubiera otras antes, pero la primera presencia española de la que se tiene constancia por estas latitudes tuvo lugar 128 años después de la llegada de Colón a Centroamérica, cuando una expedición de finalidades exploratorias y tal vez esclavistas cruzó la cordillera por el actual emplazamiento de Puerto Blest. Los primeros europeos que vieron paisaje tan azul encontraron que ya se llamaba como en la actualidad, aunque evidentemente se valieron del nombre de la isla para designar a todo el lago.
Desde entonces se traducen los vocablos mapuches Nahuel Huapi como isla del tigre, aunque esa traducción es problemática. ¿A qué animal llamaban tigre los españoles del siglo XVII? La hipótesis según la cual el vocablo designaba a uno extinto nunca pudo corroborarse y no faltan quienes arriesgan que, en realidad, Nahuel no refiere tanto a un ser concreto como a una actitud. En su "Historia General del Reyno de Chile", el sacerdote Diego de Rosales abonó esa posibilidad.
Al describir a los puelches de "la famosa laguna de Naguel-guapi", señaló que en sus islas habitaban "indios rebeldes" que por su "valentía se llaman tigres". El religioso afirmó en su extensísimo volumen que arribó a las costas del lago en 1653. El valor del testimonio amerita su reproducción: "Y así paso a la otra banda de la cordillera, el oriente, desde Chiloé a la famosa laguna de Naguel-guapi, que quiere decir su nombre: laguna de tigres, a la cual pasé el año de 1653 por la Villarrica cuando fui a poner de paz y dar noticias del Santo Evangelio a los puelches de la otra banda de la cordillera nevada. Es célebre esta laguna porque tiene de vox más de veinte leguas y contiene en su ámbito muchas islas habitadas de indios rebeldes, que ni en la fortaleza de sus islas ni en las murallas y fosos de sus lagunas están defendidos del valor de los españoles y de los indios amigos de Chiloé. Y aunque por su valentía se llaman tigres, los españoles son leones, y pasan a maloquearlos por lagunas y cordilleras, sin embarazarse en su fragosidad ni estorbarlos las lagunas que atajan el paso, porque deshacen las piraguas que, que son embarcaciones de tres tablas cosidas [...] y las llevan cargadas de unas lagunas en otros por las cordilleras".
El párrafo aparece en el Libro II de su tratado. No obstante, no fue el jesuita el primero entre los españoles que se refirió a los puelches del Nahuel Huapi. Los historiadores argentinos discutieron por varias décadas quién fue el descubridor del lago, al igual que sus colegas trasandinos, pero desde una perspectiva menos eurocéntrica no tiene la menor importancia saber si efectivamente fue Diego Flores de León o bien su jefe, Juan Fernández, el primer español en divisarlo. La población humana en el área se remonta a 10 mil años, aproximadamente y, además, los dos conformaban la misma expedición, aunque fue Flores el encargado de escribir una breve descripción del viaje.
Anotó: "Salimos del puerto de Calbuco cuarenta seis hombres en piragua y navegamos hasta la boca del Purahilla (antiguo nombre del lago Llanquihue) siempre al puelche (quiso decir en dirección al Este); de allí rompe la mar siete leguas la falda de la cordillera hacia el norte entre dos ríos, y habiendo navegado otras siete, varamos las piraguas tres leguas de camino por tierra que hay hasta llegar a una laguna que se llama Qechucavi (viejo nombre del lago Todos los Santos) en cuyos contornos había mucha gente, que ahora está despoblada, porque los soldados de aquella provincia la asolaron; allí cosimos las piraguas y navegamos por la dicha laguna hasta nueve leguas, siguiendo la derrota siempre al puelche, buscando paso para la cordillera, y subimos por un río que se llama Peulla hasta tres leguas, donde rompiendo la cordillera dimos en la otra banda, habiendo caminado por ella hasta cinco leguas de mal camino, por no estar abierto, donde topamos otra laguna muy grande que se llama Navalhuapi (sic) en la cual volvimos a coser nuestras piraguas navegando por ella hasta ocho leguas, que dimos en unos indios puelches los cuales examinados, nos dijeron que los caciques más principales de la tierra se llamaba Ilaquilé y Llaquilloy, y que estos indios servían a las ciudades de Osorno y Villa Rica, cuando estuvieron pobladas, los cuales se sustentaban de caza y de algunas legumbres de la tierra, diferentes de las del Reino de Chile. Confinan estos indios con una nación muy belicosa y corpulenta, cuyos indios llaman poyas y el principal cacique que esta nación obedece, se llama Yaguapana, y tiene diferente lengua".
La incursión española tuvo lugar en 1620 y llegó hasta el Nahuel Huapi desde la zona de influencia de Chiloé. Por entonces, Osorno y Villarrica estaban despobladas, consecuencia del gran levantamiento mapuche que había tenido lugar en 1598. Por la expresión "servían" ha de entenderse que los interlocutores puelches de Flores de León y Fernández habían sufrido los rigores de la encomienda. Al establecer que la lengua de los poyas (los tehuelches del norte de las clasificaciones decimonónicas) era otra, la crónica reconoce implícitamente que aquellos puelches se valían del mismo mapudungun que se hablaba del otro lado de la cordillera. En octubre de 1492 nada alteró la normalidad de la vida que, por entonces, se llevaba a orillas del Nahuel Huapi. Recién en el verano de 1620 se produjo una conmoción similar a la que dio comienzos a la colonización continental.
Fuente: El Cordillerano