Pueblos originarios

"La conquista europea no habría tenido éxito sin las epidemias que devastaron a las poblaciones indígenas"

Por Guilles Pujol

Desde la introducción de cultivos como la papa hasta el colapso demográfico causado por enfermedades, el autor revela cómo estos cambios reconfiguraron la historia. «El Intercambio Colombino nos enseña que los sistemas humanos y naturales están profundamente entrelazados«, afirma el autor, quien destaca la tragedia humana detrás de la colonización. Figuras como Bartolomé de las Casas, defensor de los derechos indígenas, y eventos como la Pequeña Edad de Hielo, conectan este pasado con los retos climáticos actuales.

«La globalización iniciada por el Intercambio Colombino nos recuerda que los problemas ambientales son globales; ninguna nación puede resolver el cambio climático sola», reflexiona Charles C. Mann. Atiende a Climática por videollamada.

Su libro destaca, entre otras cosas, por la gran profundidad de su investigación. ¿Podría explicarnos, para comenzar, los conceptos clave de "homogenoceno" e «Intercambio Colombino»?

El Intercambio Colombino, término acuñado por el historiador Alfred W. Crosby en su obra de 1972, describe el intercambio masivo de especies biológicas, recursos y culturas desencadenado por la llegada de España a las Américas en 1492. No fue solo un evento político o económico, sino profundamente biológico: plantas como el maíz, la patata, el tomate y la batata viajaron a Europa, Asia y África, mientras que trigo, arroz, caballos y enfermedades como la viruela y el sarampión cruzaron al Nuevo Mundo. Este proceso transformó los ecosistemas globales, dando lugar al "homogenoceno", una era de homogeneidad ecológica en la que los paisajes del mundo comenzaron a parecerse. Hoy, ver campos de maíz en España, papas en Rusia o batatas en China es un legado directo de este intercambio, que marcó el inicio de la globalización.

Menciona elementos como virus, plata y mamíferos como pilares del homogenoceno. ¿Cuál considera que fue el más determinante en la historia posterior?

Sin duda, los virus, especialmente la viruela, el sarampión y otras enfermedades europeas. La conquista europea no habría tenido el éxito que tuvo sin las epidemias que devastaron a las poblaciones indígenas, causando la mayor catástrofe demográfica de la historia, superando incluso a la Peste Negra. En las Américas, donde no había inmunidad a estas enfermedades, comunidades enteras colapsaron, permitiendo que pequeños grupos de europeos, mal equipados y al final de largas cadenas de suministro, sobrevivieran y dominaran territorios desconocidos. Esta tragedia humana, que diezmó hasta el 90% de algunas poblaciones, fue la condición previa para los cambios económicos, políticos y ecológicos posteriores. Sin las enfermedades, la historia del Intercambio Colombino habría sido radicalmente diferente.

El intercambio colombino influyó, también, en el desarrollo de ciertas ideas económica, sembrando las bases del capitalismo por venir.

El Intercambio Colombino generó necesidades económicas sin precedentes. En el siglo XVI, Europa, especialmente países periféricos como Inglaterra, era mucho menos rica que hoy, y financiar expediciones transoceánicas para explotar los recursos del Nuevo Mundo era un desafío comparable a enviar una misión a la luna en la actualidad. En Inglaterra, donde la monarquía carecía de recursos y control centralizado, se idearon soluciones innovadoras: asociaciones de inversores privados que agrupaban capital mediante la venta de acciones, dando origen a la sociedad anónima. Este modelo, precursor del capitalismo moderno, permitió financiar empresas como la Compañía de las Indias Orientales o la Royal African Corporation, que, lamentablemente, se dedicó al comercio de esclavos. Estas innovaciones no surgieron de una racionalidad económica pura, sino como respuestas contingentes a las oportunidades y limitaciones históricas del Intercambio Colombino, mostrando cómo los sistemas económicos son productos de su tiempo.

El descubrimiento de plata en Potosí parece un momento clave para el desarrollo del imperialismo español. ¿Cómo transformó la percepción de las Américas?

Inicialmente, las Américas no eran muy atractivas para los europeos. Entre 1520 y 1540, tras la conquista de México por Cortés, el oro disponible era escaso, y pocos españoles cruzaban el Atlántico, ya que los productos perecederos no justificaban el viaje. Todo cambió con el descubrimiento de la mina de plata en Potosí, Bolivia, en 1545, la mayor reserva de plata del mundo. En una época en que las monedas españolas eran discos de plata pura, extraer plata era literalmente fabricar dinero. Esto transformó las Américas en un destino codiciado, impulsando la colonización, el comercio transatlántico y el galeón de Manila, que conectó América con Asia.

Cambiando para siempre la relación con la China, especialmente con la plata robada.

En el siglo XV, China era la civilización más avanzada del mundo, con una economía mercantil y exploraciones navales que llegaron hasta África. Sin embargo, enfrentaba un problema estructural: los impuestos debían pagarse en plata, un recurso escaso en China, y cada nuevo emperador emitía monedas exclusivas, devaluando las anteriores. El descubrimiento de Potosí en 1545 triplicó la oferta mundial de plata, y España, sin saberlo, controló la economía china al enviar plata a través del galeón de Manila-Acapulco, que conectó América con Asia. Este flujo masivo desestabilizó a China, generando inflación y caos económico. Además, cultivos americanos como la patata y la batata permitieron cultivar tierras áridas en el oeste chino, pero la deforestación masiva para estas plantaciones causó inundaciones catastróficas, debilitando al imperio Ming. Para el siglo XIX, China, que en 1500 era la nación más rica, fue superada por potencias occidentales, en parte debido a estas disrupciones.

Habla de tres figuras históricas que, para bien o para mal, configuraron la historia de España: Cristóbal Colón, Juan Garrido y Bartolomé de las Casas. Sobre Colón, por ejemplo, sorprende su religiosidad extrema.

En la Europa del siglo XV, la religión impregnaba todos los aspectos de la vida, pero Colón era excepcionalmente devoto, incluso para su tiempo. Influido por el monasterio de La Rábida, donde estudió las profecías de Joaquín de Fiore, creía que España estaba destinada a liderar una cruzada para reconquistar Jerusalén y derrotar al islam, y que él, como enviado divino, proporcionaría las riquezas necesarias para financiar esta misión. Sus cartas, recopiladas en archivos españoles, revelan esta visión mesiánica, que lo impulsaba más que cualquier interés científico. Curiosamente, también sostenía ideas excéntricas, como que la Tierra tenía forma de pera con un "pezón" en la cima, en lugar de ser plana.

Juan Garrido, si bien es menos conocido que Colón, parece que tuvo un papel trascendental...

Juan Garrido, un antiguo esclavo africano que se convirtió en conquistador, es un símbolo poderoso de la globalización temprana. Probablemente originario de África Occidental, llegó a América como parte de las expediciones españolas y se le atribuye la introducción del trigo en el Nuevo Mundo, un cultivo que transformó regiones como el Medio Oeste estadounidense. Su trayectoria, desde África a América, refleja la mezcla de culturas que comenzó con la conquista, donde europeos, africanos y, más tarde, asiáticos se entrelazaron. Garrido representa cómo individuos de orígenes diversos jugaron roles cruciales en la reconfiguración del mundo a partir del siglo XVI.

Y luego está Bartolomé de las Casas, una figura clave en el debate ético, religioso, y legal. ¿Cómo lo sitúa en este contexto?

España tiene una de las tradiciones de derechos humanos más antiguas del mundo, liderada por figuras como Bartolomé de las Casas y la Escuela de Salamanca, que incluye a Francisco de Vitoria. Las Casas, un fraile dominico, fue un incansable defensor de los derechos indígenas, denunciando los abusos de los conquistadores y abogando por la abolición de la esclavitud. Su influencia fue decisiva en la promulgación de las Leyes Nuevas de 1542, que prohibieron la esclavitud de los indígenas en las Américas. Me sorprende que algunos en España, especialmente sectores ligados al posfranquismo, defiendan a figuras como Cortés como símbolos patrios, cuando podrían enorgullecerse de Bartolomé Las Casas, quien representa una herencia humanista universal. Este debate, a menudo enmarcado como una defensa contra la "Leyenda Negra" que supuestamente denigra a España, ignora la riqueza de esta tradición de justicia y derechos humanos.

Igual la más sorprendente, por desconocido, es el estudio del impacto ecológico que el Intercambio Colombino tuvo en todo el mundo. En especial, generando -hipotéticamente- una era de pequeña glaciación.

El Intercambio Colombino tuvo profundas consecuencias ecológicas, especialmente en el clima. En las Américas, las poblaciones indígenas gestionaban el paisaje con quemas controladas, esenciales para mantener los ecosistemas y prevenir incendios mayores. La muerte masiva por enfermedades europeas detuvo estas prácticas, permitiendo la reforestación de vastas áreas. Esto redujo los niveles de dióxido de carbono y partículas en la atmósfera, contribuyendo a la Pequeña Edad de Hielo, un período de enfriamiento global entre los siglos XVII y XIX. Este cambio climático provocó glaciaciones, años sin verano en Europa, hambrunas masivas y crisis sociales en todo el mundo. Es un ejemplo fascinante de cómo un evento humano, como la llegada de enfermedades al Nuevo Mundo, puede alterar el clima global con efectos duraderos.

¿Qué lecciones podemos extraer del Intercambio Colombino para abordar los desafíos actuales, como el cambio climático?

El Intercambio Colombino nos enseña que los sistemas humanos y naturales están profundamente entrelazados. Las decisiones que tomamos, como la introducción de nuevos cultivos o la interrupción de prácticas indígenas, pueden tener consecuencias imprevistas que persisten durante siglos, como la Pequeña Edad de Hielo. Hoy, enfrentamos un calentamiento global causado por emisiones de carbono, y la lección es clara: necesitamos gestionar nuestros recursos y ecosistemas con precaución, respetando el conocimiento local y anticipando impactos a largo plazo. Además, la globalización iniciada por el Intercambio Colombino nos recuerda que los problemas ambientales son globales; ninguna nación puede resolver el cambio climático sola. La cooperación internacional y la justicia climática, que aseguren que los países más vulnerables no sufran desproporcionadamente, son esenciales para un futuro sostenible.

Fuente: Climatica