Entrega de la soberanía en el acuerdo sobre minerales Estados Unidos-Ucrania Por Vitaly Dudin*
Traducción Viento Sur
El acuerdo sobre minerales firmado entre Ucrania y Estados Unidos refleja el deseo del capital estadounidense de obtener acceso sin trabas a los recursos minerales de Ucrania. También otorga a Estados Unidos una nueva influencia sobre la situación económica y política de Ucrania. Por el contrario, no hay beneficios evidentes para Ucrania, a pesar de que cede soberanía.
La Verkhovna Rada (Parlamento) de Ucrania votó el 8 de mayo a favor de ratificar el llamado Acuerdo Mineral. El Acuerdo entre el Gobierno de Ucrania y el Gobierno de Estados Unidos de América sobre la creación del Fondo de Inversión Americano-Ucraniano para la Reconstrucción (en lo sucesivo, el Acuerdo o el Acuerdo sobre el Subsuelo) se firmó el 30 de abril.
El imperialismo estadounidense aprovechó la vulnerable posición de Ucrania para imponer una serie de condiciones desfavorables. A pesar de la eliminación de algunas de las condiciones más opresivas (como facturar a Ucrania la ayuda militar ya prestada), el acuerdo otorga a Estados Unidos una nueva influencia sobre la situación económica y política de Ucrania.
En la actualidad, ni siquiera sus defensores públicos se atreven a afirmar que promete prosperidad o estabilidad para Ucrania. La mera cuestión de que representantes de un país extranjero puedan determinar en exclusiva las condiciones de explotación de nuestro subsuelo (que es propiedad del pueblo ucraniano) es indignante. Los beneficiarios del acuerdo son el capital estadounidense y, quizás, una parte de la oligarquía ucraniana, pero no el pueblo trabajador ucraniano.
Sin embargo, sería erróneo calificar este acuerdo de catástrofe nacional irreversible. Ucrania aún puede liberarse del yugo colonial y renunciar al acuerdo en el futuro si se deshace del capitalismo oligárquico y reafirma su soberanía.
En relación con el acuerdo, hay cinco problemas principales que deben tenerse en cuenta:
1) El acuerdo se basa en la desigualdad entre las partes.
Las partes acuerdan crear un Fondo de Inversión para la Reconstrucción estadounidense-ucraniano en forma de sociedad limitada (en lo sucesivo, la Asociación). En cuanto a su contenido, el contrato ofrece ventajas significativamente mayores a la parte estadounidense que a la ucraniana.
El artículo II del Acuerdo, que de hecho prevalece sobre la legislación ucraniana, es revelador: la norma limita la posibilidad de adoptar leyes que puedan afectar negativamente a la aplicación del Acuerdo. El artículo III, relativo a la necesidad de transformaciones institucionales coherentes con los principios de mercado, puede considerarse una presión velada para profundizar las reformas neoliberales.
Los beneficios derivados del acuerdo estarán exentos de impuestos (artículo IV) y las empresas podrán enviarlos al extranjero. La posible compensación por pérdidas (indemnización) solo se menciona en el contexto de las obligaciones de Ucrania (artículo V). Cualquier proyecto de inversión en la utilización del subsuelo o la explotación de infraestructuras importantes podrá llevarse a cabo previa notificación a la Asociación (artículo VII). Si Ucrania tiene que cumplir determinadas obligaciones adicionales con la UE, las partes del Acuerdo deberán celebrar «consultas y negociaciones de buena fe» para tenerlas en cuenta (artículos VII y VIII).
2) El modelo propuesto conducirá a una mayor primarización de la economía.
La esencia del Acuerdo en términos económicos es, entre otras cosas, que Ucrania y Estados Unidos buscarán, explorarán y extraerán conjuntamente recursos naturales, al tiempo que intentarán atraer inversiones en sectores de importancia crítica para la economía. El principal objetivo de los inversores estadounidenses es simplemente la extracción de los minerales naturales de Ucrania.
Esto relegará a un segundo plano las posibilidades de cooperación mutuamente beneficiosa en la reconstrucción de infraestructuras o el desarrollo de tecnologías de gama alta. Las cuestiones sociales (las condiciones de trabajo en el sector extractivo, el desarrollo sostenible) quedan fuera del Acuerdo. Al fin y al cabo, los sindicatos o las organizaciones medioambientales no han participado en absoluto en su debate.
Conciliar los intereses del desarrollo de la industria extractiva con las prioridades sociales podría tener consecuencias positivas a largo plazo.
3) La diplomacia secreta socava la legitimidad del Acuerdo.
Los términos definitivos del Acuerdo se mantuvieron en secreto hasta el último momento, lo que imposibilitó el debate público sobre esta cuestión. Las negociaciones y los preparativos se llevaron a cabo en secreto, y la posición del Gobierno ucraniano se mantuvo desconocida. El proceso de votación para ratificar el Acuerdo también se desarrolló en un clima de opacidad y en el menor tiempo posible.
La opinión pública ucraniana sigue sin disponer de información completa sobre los anexos del Acuerdo (el denominado Acuerdo de Asociación Limitada). La Dirección Científica y de Expertos no expresó su valoración del proyecto de Ley de Ratificación (n.º 0309), ya que no se adjuntaron al Acuerdo todos los documentos relacionados.
4) El Acuerdo no refuerza la seguridad, sino que limita la soberanía.
Durante la guerra, Ucrania no recibirá todo lo que necesita de los Estados Unidos. Esto queda claro en las declaraciones de Donald Trump. Pero la firma del Acuerdo confirma la idea de que Ucrania no podrá utilizar su riqueza actual como antes.
La firma del Acuerdo está motivada por consideraciones de seguridad, pero en realidad no aportará nada útil en este ámbito. El apoyo militar prometido es ilusorio (el artículo VI se refiere a la posibilidad de transferir armas con la posterior inclusión de su coste como aportación de capital por parte de los Estados Unidos).
No se puede dejar de notar la cautela con la que se redacta el texto en lo que respecta a la guerra entre Rusia y Ucrania: ni siquiera se menciona el reconocimiento de la contribución de Ucrania al mantenimiento de la paz internacional al contrarrestar la agresión rusa.
5) El acuerdo es consecuencia de la incapacidad de las autoridades neoliberales para movilizar recursos.
Ucrania se ve obligada a recurrir a medios arriesgados para atraer inversiones precisamente por el temor a nacionalizar industrias estratégicas, introducir una escala impositiva progresiva y combatir la economía sumergida.
La firma de un acuerdo desigual sobre la cooperación futura ha sido impuesta a Ucrania debido a su necesidad de protegerse de la invasión de Putin. Este acuerdo es, al fin y al cabo, el resultado lógico del hecho de que las autoridades ucranianas propusieran desarrollar los recursos del subsuelo para obtener fondos extranjeros a finales de 2024. El chantaje de la administración estadounidense durante las negociaciones del acuerdo muestra lo difícil que será impulsar este proceso en la dirección que Ucrania necesita.
Las lecciones más importantes que debemos extraer de la situación actual son las siguientes: el contexto en torno al acuerdo contribuirá objetivamente a disipar las ilusiones sobre la naturaleza del imperialismo estadounidense; y la idea de que el pueblo ucraniano debe confiar únicamente en sí mismo se afianzará aún más.
Los minerales de Ucrania pueden beneficiar al pueblo, pero para que esto ocurra, las autoridades deben aplicar un modelo económico socialista, en el que el Estado controle la economía y redistribuya la riqueza entre los diferentes estratos sociales.
En cuanto a la cooperación internacional, existen oportunidades para construir relaciones igualitarias con los países de Europa, que también están interesados en que Ucrania sea fuerte y esté protegida.
*Miembro de (Movimiento Social). links.org.au
Fuente: Viento Sur
Por Vitaly Dudin*
Traducción Viento Sur
El acuerdo sobre minerales firmado entre Ucrania y Estados Unidos refleja el deseo del capital estadounidense de obtener acceso sin trabas a los recursos minerales de Ucrania. También otorga a Estados Unidos una nueva influencia sobre la situación económica y política de Ucrania. Por el contrario, no hay beneficios evidentes para Ucrania, a pesar de que cede soberanía.
La Verkhovna Rada (Parlamento) de Ucrania votó el 8 de mayo a favor de ratificar el llamado Acuerdo Mineral. El Acuerdo entre el Gobierno de Ucrania y el Gobierno de Estados Unidos de América sobre la creación del Fondo de Inversión Americano-Ucraniano para la Reconstrucción (en lo sucesivo, el Acuerdo o el Acuerdo sobre el Subsuelo) se firmó el 30 de abril.
El imperialismo estadounidense aprovechó la vulnerable posición de Ucrania para imponer una serie de condiciones desfavorables. A pesar de la eliminación de algunas de las condiciones más opresivas (como facturar a Ucrania la ayuda militar ya prestada), el acuerdo otorga a Estados Unidos una nueva influencia sobre la situación económica y política de Ucrania.
En la actualidad, ni siquiera sus defensores públicos se atreven a afirmar que promete prosperidad o estabilidad para Ucrania. La mera cuestión de que representantes de un país extranjero puedan determinar en exclusiva las condiciones de explotación de nuestro subsuelo (que es propiedad del pueblo ucraniano) es indignante. Los beneficiarios del acuerdo son el capital estadounidense y, quizás, una parte de la oligarquía ucraniana, pero no el pueblo trabajador ucraniano.
Sin embargo, sería erróneo calificar este acuerdo de catástrofe nacional irreversible. Ucrania aún puede liberarse del yugo colonial y renunciar al acuerdo en el futuro si se deshace del capitalismo oligárquico y reafirma su soberanía.
En relación con el acuerdo, hay cinco problemas principales que deben tenerse en cuenta:
1) El acuerdo se basa en la desigualdad entre las partes.
Las partes acuerdan crear un Fondo de Inversión para la Reconstrucción estadounidense-ucraniano en forma de sociedad limitada (en lo sucesivo, la Asociación). En cuanto a su contenido, el contrato ofrece ventajas significativamente mayores a la parte estadounidense que a la ucraniana.
El artículo II del Acuerdo, que de hecho prevalece sobre la legislación ucraniana, es revelador: la norma limita la posibilidad de adoptar leyes que puedan afectar negativamente a la aplicación del Acuerdo. El artículo III, relativo a la necesidad de transformaciones institucionales coherentes con los principios de mercado, puede considerarse una presión velada para profundizar las reformas neoliberales.
Los beneficios derivados del acuerdo estarán exentos de impuestos (artículo IV) y las empresas podrán enviarlos al extranjero. La posible compensación por pérdidas (indemnización) solo se menciona en el contexto de las obligaciones de Ucrania (artículo V). Cualquier proyecto de inversión en la utilización del subsuelo o la explotación de infraestructuras importantes podrá llevarse a cabo previa notificación a la Asociación (artículo VII). Si Ucrania tiene que cumplir determinadas obligaciones adicionales con la UE, las partes del Acuerdo deberán celebrar «consultas y negociaciones de buena fe» para tenerlas en cuenta (artículos VII y VIII).
2) El modelo propuesto conducirá a una mayor primarización de la economía.
La esencia del Acuerdo en términos económicos es, entre otras cosas, que Ucrania y Estados Unidos buscarán, explorarán y extraerán conjuntamente recursos naturales, al tiempo que intentarán atraer inversiones en sectores de importancia crítica para la economía. El principal objetivo de los inversores estadounidenses es simplemente la extracción de los minerales naturales de Ucrania.
Esto relegará a un segundo plano las posibilidades de cooperación mutuamente beneficiosa en la reconstrucción de infraestructuras o el desarrollo de tecnologías de gama alta. Las cuestiones sociales (las condiciones de trabajo en el sector extractivo, el desarrollo sostenible) quedan fuera del Acuerdo. Al fin y al cabo, los sindicatos o las organizaciones medioambientales no han participado en absoluto en su debate.
Conciliar los intereses del desarrollo de la industria extractiva con las prioridades sociales podría tener consecuencias positivas a largo plazo.
3) La diplomacia secreta socava la legitimidad del Acuerdo.
Los términos definitivos del Acuerdo se mantuvieron en secreto hasta el último momento, lo que imposibilitó el debate público sobre esta cuestión. Las negociaciones y los preparativos se llevaron a cabo en secreto, y la posición del Gobierno ucraniano se mantuvo desconocida. El proceso de votación para ratificar el Acuerdo también se desarrolló en un clima de opacidad y en el menor tiempo posible.
La opinión pública ucraniana sigue sin disponer de información completa sobre los anexos del Acuerdo (el denominado Acuerdo de Asociación Limitada). La Dirección Científica y de Expertos no expresó su valoración del proyecto de Ley de Ratificación (n.º 0309), ya que no se adjuntaron al Acuerdo todos los documentos relacionados.
4) El Acuerdo no refuerza la seguridad, sino que limita la soberanía.
Durante la guerra, Ucrania no recibirá todo lo que necesita de los Estados Unidos. Esto queda claro en las declaraciones de Donald Trump. Pero la firma del Acuerdo confirma la idea de que Ucrania no podrá utilizar su riqueza actual como antes.
La firma del Acuerdo está motivada por consideraciones de seguridad, pero en realidad no aportará nada útil en este ámbito. El apoyo militar prometido es ilusorio (el artículo VI se refiere a la posibilidad de transferir armas con la posterior inclusión de su coste como aportación de capital por parte de los Estados Unidos).
No se puede dejar de notar la cautela con la que se redacta el texto en lo que respecta a la guerra entre Rusia y Ucrania: ni siquiera se menciona el reconocimiento de la contribución de Ucrania al mantenimiento de la paz internacional al contrarrestar la agresión rusa.
5) El acuerdo es consecuencia de la incapacidad de las autoridades neoliberales para movilizar recursos.
Ucrania se ve obligada a recurrir a medios arriesgados para atraer inversiones precisamente por el temor a nacionalizar industrias estratégicas, introducir una escala impositiva progresiva y combatir la economía sumergida.
La firma de un acuerdo desigual sobre la cooperación futura ha sido impuesta a Ucrania debido a su necesidad de protegerse de la invasión de Putin. Este acuerdo es, al fin y al cabo, el resultado lógico del hecho de que las autoridades ucranianas propusieran desarrollar los recursos del subsuelo para obtener fondos extranjeros a finales de 2024. El chantaje de la administración estadounidense durante las negociaciones del acuerdo muestra lo difícil que será impulsar este proceso en la dirección que Ucrania necesita.
Las lecciones más importantes que debemos extraer de la situación actual son las siguientes: el contexto en torno al acuerdo contribuirá objetivamente a disipar las ilusiones sobre la naturaleza del imperialismo estadounidense; y la idea de que el pueblo ucraniano debe confiar únicamente en sí mismo se afianzará aún más.
Los minerales de Ucrania pueden beneficiar al pueblo, pero para que esto ocurra, las autoridades deben aplicar un modelo económico socialista, en el que el Estado controle la economía y redistribuya la riqueza entre los diferentes estratos sociales.
En cuanto a la cooperación internacional, existen oportunidades para construir relaciones igualitarias con los países de Europa, que también están interesados en que Ucrania sea fuerte y esté protegida.
*Miembro de (Movimiento Social). links.org.au
Fuente: Viento Sur