El mundo

Alemania impulsa la Tercera Guerra Mundial

Por Hedelberto Lopez Blanch

Gran parte de la humanidad que tiene raciocinio esta temerosa de la posición belicista asumida por Alemania, encabezada por el canciller federal Frederich Merz que podría llevar al orbe a la Tercera Guerra Mundial.

Y es que Alemania ha iniciado o tenido participación directa en las dos conflagraciones mundiales anteriores: la primera de 1914 a 1918 y la segunda de 1939 a 1945.

La historia de esa nación europea esta escrita con sangre pues desde su nacimiento ha participado en varias conflagraciones aunque las dos principales han sido las ocurridas en el siglo XX.

Bajo el emperador Guillermo II, Alemania fue la principal potencia central que inició el conflicto de la Primera Guerra al invadir Bélgica y avanzar hacia Francia, lo que llevó a una guerra mundial. El conflicto terminó con la derrota alemana y grandes pérdidas humanas y materiales.

Para la Segunda Guerra Mundial, Alemania bajo Adolf Hitler, lanzó la invasión a Polonia en septiembre de 1939, seguida de campañas rápidas a Noruega, Países Bajos, Francia, los Balcanes y después hacia la Unión Soviética (URSS).

El 22 de junio de 1941, Berlín desató la Operación Barbarroja con el objetivo de conquistar el territorio occidental de la URSS, obtener recursos estratégicos como petróleo y alimentos, destruir al Ejército Rojo y de esa forma asegurar el dominio nazi en Europa.

Hitler buscaba además eliminar los avances económicos, políticos y sociales del comunismo soviético y expandir el "Espacio vital" para su país, con planes de germanizar y esclavizar de los pueblos eslavos.

La invasión fue la ofensiva militar más grande de la historia hasta ese momento, con tres millones de soldados que atacaron en tres frentes principales: norte hacia Leningrado, centro hacia Moscú y sur hacia Ucrania. Aunque esperaban una rápida victoria, la resistencia soviética impidió que el plan saliera como Hitler esperaba y la derrota del nazismo resultó desastrosa.

La propaganda nazi también ha jugado un papel destacado para comenzar las acciones bélicas y justificar las consecuentes invasiones. En 1939 se acusó a Polonia de perseguir a la minoría alemana étnica. Para crear un pretexto, organizaron la llamada «Operación Himmler», una serie de ataques de bandera falsa, como el montaje en la estación de radio de Gleiwitz, donde miembros de las SS fingieron un ataque polaco.

Pero al parecer esos dos enormes fracasos sufridos en la Primera y Segunda Guerras Mundiales no han sido comprendidos por sus actuales líderes.

En esa peligrosa línea, el recién estrenado canciller, Friedrich Merz anunció que "ya no hay restricciones a la gama de armas suministradas a Ucrania, ni por parte británica, ni francesa, ni la nuestra".

Merz con esa postura permite proporcionarle a Kiev misiles de crucero de largo alcance Taurus, capaces de impactar contra objetivos situados a más de 500 kilómetros.

El régimen ucraniano ha instado repetidamente a su aliado europeo a que le entregue este tipo de armas, pero el anterior canciller, Olaf Scholz, se manifestó en contra de esta idea, expresando su temor de que tal medida pudiera convertir a Alemania directamente en parte de un conflicto militar.

Berlín continúa la apuesta belicista en el conflicto utilizando a Ucrania para esos fines y de esa forma intentar resolver la inestabilidad económica que atraviesa. A la par complace al Complejo Militar Industrial alemán, sobre todo a la compañía Rheinmetall, que tiene estrechas conexiones con la cúpula gubernamental.

En el mismo barco se ha montado el primer ministro británico Keir Starmer, quien además de la entrega a Ucrania de misiles Storm Shadow con alcance de 250 kilómetros, declaró que aplicará un mayor gasto en defensa e invertirá en submarinos nucleares, drones y capacidades de guerra digital para enfrentar a Rusia en una "posible" guerra.

Por la parte rusa, la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, advirtió que Moscú interpretaría cualquier ataque con misiles Taurus como una participación directa de Berlín en el conflicto. El vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, afirmó que Berlín vuelve a ser enemigo de Moscú y a participar en la guerra guiada por la ideología nazi creada por ellos. Mientras, el canciller, Serguéi Lavrov, dijo que Alemania se desliza por la misma pendiente por la que ya se deslizó dos veces en el siglo pasado.

Lo cierto es que las tensiones crecen a diario y una conflagración mundial está latente en el tenso ambiente.

La pregunta es: ¿creerán los millonarios dirigentes de Alemania, Reino Unido, Francia y en general de la Unión Europea que podrán salvarse de una Tercera Guerra Mundial en la que nueve países poseen 12 500 ojivas nucleares cada una mucho más potentes que las lanzadas por Washington contra Hiroshima y Nagasaki en 1945.

Lo prudente sería para salvar a la especie humana que las cabezas calientes de Friedrich Merz, Keir Starmer y del francés Enmanuel Macron se enfriaran.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

Fuente: Rebelión