Peronismo dividido en Chubut: una larga historia marcada por el regionalismo y ocasiones del momentoLa última segmentación en el peronismo chubutense no es más que una continuidad histórica que se remonta a la restauración democrática de 1983, solo que permaneció solapada durante dos décadas, para insinuarse más claramente en el comienzo de este siglo, al irrumpir en escena Mario Das Neves. Tras la elección que Buzzi le ganó a Eliceche en 2011 ya nada volvería a ser igual.
Las diputadas provinciales Tatiana Goic y Mariela Williams decidieron conformar su propio bloque en la Legislatura de Chubut, por fuera del justicialismo, dejándolo con solo 5 integrantes, un número histórico para este movimiento, por lo exiguo, desde 1983 a estos días. Ni cuando la hegemonía política la tuvo Carlos Maestro hubo tan pocos diputados provinciales representando al partido que surgió con el ascenso al poder de Juan Domingo Perón en 1945.
Al principio fue la ideología
En la historia de divisiones peronistas en Chubut tampoco puede soslayarse que en la primavera camporista de 1973 el partido fue con dos fórmulas a disputar el gobierno, aunque con distintos nombres. Como si se tratara de unas PASO de época, la fórmula Benito Fernández-Arturo Campelo ganó la elección en la que David Patricio Romero y Hebe Corchuelo Blasco terminaron cuartos, detrás de Roque González (PACh) y Juan Carlos Altuna (UCR).
Claro que hace más de medio siglo la diferencia ideológica era clara. Unos eran más ortodoxos que otros con respecto a la obediencia debida al general.
Diez años más tarde los resquemores seguían vigentes entre los compañeros, aunque la prioridad de 1983 era dejar atrás la dictadura y dar muestras ante un electorado ansioso de votar de que el justicialismo tenía vida, más allá de que su fundador había muerto 9 años antes y de que un tal Raúl Alfonsín parecía traducir mejor el clima de época.
Hubo un congreso caliente en la Cámara de Comercio de Comodoro Rivadavia que funcionaba en la calle Rivadavia al 400 y de allí salió una fórmula consensuada con un comodorense en primer término: Hebe Corchuelo Blasco. Lo acompañaba un dirigente de Trelew.
La Lista 2 del PJ se presentó ese 30 de octubre con Italo Luder como candidato a presidente y perdió con Alfonsín, quien arrastró consigo a Atilio Viglione, ayudado también por una falta de entusiasmo militante entre los "compañeros" del valle, motorizada -según trascendería- por quienes desde allí preferían que Comodoro no creciera políticamente.
Era un vuelto por haber impedido que el rectorado de la Universidad San Juan Bosco fijara sede en Rawson, como se había pretendido una década antes.
Luego de varios días de recuento, se confirmaría el triunfo de Viglione por estrecho margen y desde entonces se intensificaría la división entre los dirigentes de un lado y otro de Garayalde.
La eterna disputa entre el norte y el sur
En la elección de 1983 el único justicialista de Comodoro que ganó fue Mario Morejón, intendente hasta 1991 al ser reelecto en 1987. Como en Puerto Madryn también gobernó el justicialista Osvaldo Sala en ambos periodos, hubo momentos en que se hablaba de un eje entre las dos ciudades para limitar la influencia de Trelew, y otros más ásperos porque ambos querían ser candidatos a gobernador, pese a la renuncia anticipada de Néstor Perl, quien sucedió a Viglione en 1987.
Al final Morejón no llegó por el desgaste que le generaron situaciones políticas en Comodoro que llevaron a su suspensión del cargo de intendente en algún momento, pero a Sala le surgió otro competidor peronista de Comodoro: Marcelo Guinle.
Conscientes de que en ese contexto una interna era imposible, la mayoría peronista de la Legislatura sancionó una Ley de Lemas para la elección de 1991, aunque con la particularidad de que los votos de sus candidatos no se sumarían, si no que irían a una segunda vuelta los dos más votados, situación que favoreció al radical Carlos Maestro, quien obtuvo casi 50 mil votos en septiembre, 8 mil más que Sala y 16 mil más que Guinle. Quedó más que claro entonces que cada uno había ganado en su pago. En el caso de Comodoro, la influencia de Guinle fue clave para que José Raúl Pierángeli llegara a ser intendente.
La década del 90 obligó a extremar el arte del malabarismo en el peronismo provincial porque el presidente era de su signo y promovía medidas que afectaban a la región, como la privatización de YPF. La desocupación golpeó fuerte y no se levantaba mucho la voz. En el valle, en tanto, se hacía buenas migas con Maestro quien durante su primer mandato gobernó con mayoría opositora en la Legislatura.
Dos no a Comodoro y la aparición de Das Neves
Pero un día Maestro se quedó sin reelección y el peronismo creyó que era su momento. En 1995, el médico comodorense José Manuel Corchuelo Blasco no pudo impedir la reelección y cuatro años más tarde Guinle -secundado por el intendente de Rawson, Daniel García- decidió ir otra vez por el premio mayor.
Pero el comodorense debía lidiar con el estigma de ser el representante de un partido que había llevado a la Presidencia a Carlos Menem, quien si bien tuvo su apogeo en 1995 al ser reelecto, dejó el poder en medio de serios cuestionamientos económicos y denuncias de corrupción.
En Chubut el radicalismo no presentó candidato del valle, pero José Luis Lizurume era como si lo fuera. De hecho, había sido secretario General de la Gobernación. El peronismo del norte volvió a encontrarse con una situación como la del 83 y otra vez el gobierno quedó en su geografía.
Mario Das Neves reivindicó al peronismo en 2003. Contra todos los pronósticos, venció a Lizurume y hegemonizaría la política provincial hasta su muerte, 14 años más tarde. En aquel agitado año, donde las elecciones presidenciales se celebraron en abril y consagraron a Néstor Kirchner, a Das Neves le tocó tragarse varios sapos para conseguir su propósito.
Es que era obvio que Kirchner no lo quería. De hecho, había influido ante el presidente provisional Eduardo Duhalde para que lo eyectara de la dirección de la Aduana y cuando estuvo en la provincia no disimuló su simpatía con Lizurume, a quien llegó a levantarle el brazo ante la atónita mirada de Das Neves y la satisfacción del diputado nacional Rafael Cambareri.
Kirchner hasta influyó en la elección de los nombres de la lista de senadores y diputados nacionales, donde se ubicaron Guinle y Eduardo De Bernardi, por ejemplo. Solo un ardid que contó con la complicidad de la justicia electoral hizo posible que la ley de cupo fuera dejada de lado para que Roddy Ingram también llegara a la Cámara baja del Congreso. El conductor televisivo de Hablemos de Pesca había sido de los contados comodorenses que difundió el credo dasnevista en esa elección.
Cómo seducir a Comodoro y no morir en el intento
En esos años Comodoro fue una piedra en el zapato para Das Neves. Sus asesores contaban las visitas que hacía el gobernador a la ciudad petrolera y detallaban cada anuncio, por insignificante que fuera.
En paralelo, el gobernador convivió con un Kirchner en su apogeo que alentó la conformación de su propio movimiento en esta provincia. El trabajo de desgaste incluyó la postulación de un candidato a diputado nacional propio en 2007 que casi deja afuera a un dasnevista puro como Manuel Amor Morejón. Fue una maniobra que le atribuyeron a Alberto Fernández, jefe de Gabinete del Presidente.
Pero Das Neves respondió a su manera, conformando un partido provincial, por ejemplo, para alcanzar los dos tercios en la Legislatura. Fue así como surgió el Provech (Proyección Vecinal Chubutense), con desencantados peronistas y radicales.
Das Neves también incidió abiertamente en la elección del nuevo intendente de Comodoro, Martín Buzzi, quien gobernó cuatro años mirando a Rawson antes de adoptar decisiones.
En 2011 llegó el momento de la sucesión y el peronismo volvió a ir dividido a la elección provincial, adelantada esta vez a marzo porque Das Neves tenía su propio proyecto presidencial que incluía una victoria amplia de su candidato: Martín Buzzi.
Pero a veces no todo sale acorde al plan y el kirchnerismo casi le gana con Carlos Eliceche. La diferencia fue mínima; hubo denuncias de fraude y elecciones complementarias en cinco mesas. Además, dos meses más tarde, Buzzi y su compañero de fórmula, Gustavo Mac Karthy, se pasaron al kirchnerismo con aquella foto junto a Cristina Fernández el 26 de julio.
El electorado de Chubut dejó claro ese año que prefería seguir creyendo en el proyecto de Cristina y Das Neves terminó siendo candidato a vicepresidente de Duhalde en una elección para el olvido.
Un lugar del que no se volvió
Durante el gobierno de Buzzi se acentuaron las divisiones y las hubo tanto por razones regionales como por cuestiones de identificación con el kirchnerismo, a través de la identificación -o no- con la figura de Cristina.
En este contexto, un papel clave lo jugó La Cámpora, imponiendo candidatos que no tenían consenso de base, como Santiago Igon -dos veces diputado nacional-, mientras otros históricos buscaban el apoyo de Das Neves. Un caso paradigmático fue el del sindicalista camionero Jorge Taboada.
En Comodoro, en tanto, hubo un intendente que llegó aupado por el kirchnerismo, Néstor Di Pierro, pero que se fue sin ponerle mucho empeño a militar por la reelección de Buzzi, sino más bien apoyando tácitamente el regreso de Das Neves a la Gobernación.
El que sí decidió enfrentar a Das Neves desde el primer día, en 2015, fue el nuevo intendente, Carlos Linares, quien mantendría su crítica contra Mariano Arcioni, al que enfrentó -a través de Ricardo Fueyo- en la elección de diputados nacionales de 2017 y directamente dos años más tarde, cuando se postuló a gobernador, perdiendo con quien contaba con el respaldo de Sergio Massa cuando aún no había sellado la alianza con Cristina.
De hecho, Massa había sido un aliado de Das Neves desde que decidió explicitar sus diferencias con el kirchnerismo. Incluso iban a ir en la misma boleta en 2015, cuando el líder del Frente Renovador se postuló a Presidente, terciando entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, a la postre el gran favorecido.
Nuevos tiempos, viejas rencillas
Juan Pablo Luque, el heredero de Linares, mantuvo su postura crítica hacia Arcioni gobernador, quien finalmente terminó siendo la cara de una parte del peronismo provincial, en alianza con los mellizos Sastre de Puerto Madryn, uno de los cuales, Ricardo, luego reeditó el histórico eje con Comodoro, cuando secundó como candidato a vicegobernador a Luque en julio de 2023. Fue la última vez que se los vio del mismo lado a casi todos. Faltaron algunos, que optaron por una figura del valle, Ignacio Torres, aunque sin hacer mucho aspaviento. De todos modos, quedaron luego en evidencia al aparecer como ministros, secretarios o asesores.
Partido Justicialista; Concertación Justicialista; Alianza PJ-PROVECh; PJ Modelo Chubut; Frente para la Victoria; Chubut Somos Todos; Chubut al Frente; Frente Patriótico Chubutense; Arriba Chubut. Tales fueron algunos de los nombres que adoptó el peronismo chubutense en los últimos 40 años y que marcaron las divisiones que se reiteran en cada elección, dejando secuelas e influyendo a la hora de considerar alternativas de gobierno.
La interna del pasado 3 de agosto no tenía por qué ser diferente, ni dejar de adoptar sus propias peculiaridades, como que alguien que se referencia en el kichermismo -el diputado provincial Emanuel Coliñir- apoyara a Luque, mientras otro que se referenciaba en La Cámpora desde sus días de actor amateur universitario, José Glinski, apostara por Dante Bowen, lo cual también hicieron los mellizos Sastre, uno de los cuales venía de acompañar a Luque. Ahora serán consecuentes y seguirán en su postura porque apoyarán en octubre a Alfredo Béliz y Tatiana Goic, candidatos de otro sector justicialista denominado La Fuerza del Trabajo Chubutense, un nuevo nombre para la división de siempre.
La última segmentación en el peronismo chubutense no es más que una continuidad histórica que se remonta a la restauración democrática de 1983, solo que permaneció solapada durante dos décadas, para insinuarse más claramente en el comienzo de este siglo, al irrumpir en escena Mario Das Neves. Tras la elección que Buzzi le ganó a Eliceche en 2011 ya nada volvería a ser igual.
Las diputadas provinciales Tatiana Goic y Mariela Williams decidieron conformar su propio bloque en la Legislatura de Chubut, por fuera del justicialismo, dejándolo con solo 5 integrantes, un número histórico para este movimiento, por lo exiguo, desde 1983 a estos días. Ni cuando la hegemonía política la tuvo Carlos Maestro hubo tan pocos diputados provinciales representando al partido que surgió con el ascenso al poder de Juan Domingo Perón en 1945.
Al principio fue la ideología
En la historia de divisiones peronistas en Chubut tampoco puede soslayarse que en la primavera camporista de 1973 el partido fue con dos fórmulas a disputar el gobierno, aunque con distintos nombres. Como si se tratara de unas PASO de época, la fórmula Benito Fernández-Arturo Campelo ganó la elección en la que David Patricio Romero y Hebe Corchuelo Blasco terminaron cuartos, detrás de Roque González (PACh) y Juan Carlos Altuna (UCR).
Claro que hace más de medio siglo la diferencia ideológica era clara. Unos eran más ortodoxos que otros con respecto a la obediencia debida al general.
Diez años más tarde los resquemores seguían vigentes entre los compañeros, aunque la prioridad de 1983 era dejar atrás la dictadura y dar muestras ante un electorado ansioso de votar de que el justicialismo tenía vida, más allá de que su fundador había muerto 9 años antes y de que un tal Raúl Alfonsín parecía traducir mejor el clima de época.
Hubo un congreso caliente en la Cámara de Comercio de Comodoro Rivadavia que funcionaba en la calle Rivadavia al 400 y de allí salió una fórmula consensuada con un comodorense en primer término: Hebe Corchuelo Blasco. Lo acompañaba un dirigente de Trelew.
La Lista 2 del PJ se presentó ese 30 de octubre con Italo Luder como candidato a presidente y perdió con Alfonsín, quien arrastró consigo a Atilio Viglione, ayudado también por una falta de entusiasmo militante entre los "compañeros" del valle, motorizada -según trascendería- por quienes desde allí preferían que Comodoro no creciera políticamente.
Era un vuelto por haber impedido que el rectorado de la Universidad San Juan Bosco fijara sede en Rawson, como se había pretendido una década antes.
Luego de varios días de recuento, se confirmaría el triunfo de Viglione por estrecho margen y desde entonces se intensificaría la división entre los dirigentes de un lado y otro de Garayalde.
La eterna disputa entre el norte y el sur
En la elección de 1983 el único justicialista de Comodoro que ganó fue Mario Morejón, intendente hasta 1991 al ser reelecto en 1987. Como en Puerto Madryn también gobernó el justicialista Osvaldo Sala en ambos periodos, hubo momentos en que se hablaba de un eje entre las dos ciudades para limitar la influencia de Trelew, y otros más ásperos porque ambos querían ser candidatos a gobernador, pese a la renuncia anticipada de Néstor Perl, quien sucedió a Viglione en 1987.
Al final Morejón no llegó por el desgaste que le generaron situaciones políticas en Comodoro que llevaron a su suspensión del cargo de intendente en algún momento, pero a Sala le surgió otro competidor peronista de Comodoro: Marcelo Guinle.
Conscientes de que en ese contexto una interna era imposible, la mayoría peronista de la Legislatura sancionó una Ley de Lemas para la elección de 1991, aunque con la particularidad de que los votos de sus candidatos no se sumarían, si no que irían a una segunda vuelta los dos más votados, situación que favoreció al radical Carlos Maestro, quien obtuvo casi 50 mil votos en septiembre, 8 mil más que Sala y 16 mil más que Guinle. Quedó más que claro entonces que cada uno había ganado en su pago. En el caso de Comodoro, la influencia de Guinle fue clave para que José Raúl Pierángeli llegara a ser intendente.
La década del 90 obligó a extremar el arte del malabarismo en el peronismo provincial porque el presidente era de su signo y promovía medidas que afectaban a la región, como la privatización de YPF. La desocupación golpeó fuerte y no se levantaba mucho la voz. En el valle, en tanto, se hacía buenas migas con Maestro quien durante su primer mandato gobernó con mayoría opositora en la Legislatura.
Dos no a Comodoro y la aparición de Das Neves
Pero un día Maestro se quedó sin reelección y el peronismo creyó que era su momento. En 1995, el médico comodorense José Manuel Corchuelo Blasco no pudo impedir la reelección y cuatro años más tarde Guinle -secundado por el intendente de Rawson, Daniel García- decidió ir otra vez por el premio mayor.
Pero el comodorense debía lidiar con el estigma de ser el representante de un partido que había llevado a la Presidencia a Carlos Menem, quien si bien tuvo su apogeo en 1995 al ser reelecto, dejó el poder en medio de serios cuestionamientos económicos y denuncias de corrupción.
En Chubut el radicalismo no presentó candidato del valle, pero José Luis Lizurume era como si lo fuera. De hecho, había sido secretario General de la Gobernación. El peronismo del norte volvió a encontrarse con una situación como la del 83 y otra vez el gobierno quedó en su geografía.
Mario Das Neves reivindicó al peronismo en 2003. Contra todos los pronósticos, venció a Lizurume y hegemonizaría la política provincial hasta su muerte, 14 años más tarde. En aquel agitado año, donde las elecciones presidenciales se celebraron en abril y consagraron a Néstor Kirchner, a Das Neves le tocó tragarse varios sapos para conseguir su propósito.
Es que era obvio que Kirchner no lo quería. De hecho, había influido ante el presidente provisional Eduardo Duhalde para que lo eyectara de la dirección de la Aduana y cuando estuvo en la provincia no disimuló su simpatía con Lizurume, a quien llegó a levantarle el brazo ante la atónita mirada de Das Neves y la satisfacción del diputado nacional Rafael Cambareri.
Kirchner hasta influyó en la elección de los nombres de la lista de senadores y diputados nacionales, donde se ubicaron Guinle y Eduardo De Bernardi, por ejemplo. Solo un ardid que contó con la complicidad de la justicia electoral hizo posible que la ley de cupo fuera dejada de lado para que Roddy Ingram también llegara a la Cámara baja del Congreso. El conductor televisivo de Hablemos de Pesca había sido de los contados comodorenses que difundió el credo dasnevista en esa elección.
Cómo seducir a Comodoro y no morir en el intento
En esos años Comodoro fue una piedra en el zapato para Das Neves. Sus asesores contaban las visitas que hacía el gobernador a la ciudad petrolera y detallaban cada anuncio, por insignificante que fuera.
En paralelo, el gobernador convivió con un Kirchner en su apogeo que alentó la conformación de su propio movimiento en esta provincia. El trabajo de desgaste incluyó la postulación de un candidato a diputado nacional propio en 2007 que casi deja afuera a un dasnevista puro como Manuel Amor Morejón. Fue una maniobra que le atribuyeron a Alberto Fernández, jefe de Gabinete del Presidente.
Pero Das Neves respondió a su manera, conformando un partido provincial, por ejemplo, para alcanzar los dos tercios en la Legislatura. Fue así como surgió el Provech (Proyección Vecinal Chubutense), con desencantados peronistas y radicales.
Das Neves también incidió abiertamente en la elección del nuevo intendente de Comodoro, Martín Buzzi, quien gobernó cuatro años mirando a Rawson antes de adoptar decisiones.
En 2011 llegó el momento de la sucesión y el peronismo volvió a ir dividido a la elección provincial, adelantada esta vez a marzo porque Das Neves tenía su propio proyecto presidencial que incluía una victoria amplia de su candidato: Martín Buzzi.
Pero a veces no todo sale acorde al plan y el kirchnerismo casi le gana con Carlos Eliceche. La diferencia fue mínima; hubo denuncias de fraude y elecciones complementarias en cinco mesas. Además, dos meses más tarde, Buzzi y su compañero de fórmula, Gustavo Mac Karthy, se pasaron al kirchnerismo con aquella foto junto a Cristina Fernández el 26 de julio.
El electorado de Chubut dejó claro ese año que prefería seguir creyendo en el proyecto de Cristina y Das Neves terminó siendo candidato a vicepresidente de Duhalde en una elección para el olvido.
Un lugar del que no se volvió
Durante el gobierno de Buzzi se acentuaron las divisiones y las hubo tanto por razones regionales como por cuestiones de identificación con el kirchnerismo, a través de la identificación -o no- con la figura de Cristina.
En este contexto, un papel clave lo jugó La Cámpora, imponiendo candidatos que no tenían consenso de base, como Santiago Igon -dos veces diputado nacional-, mientras otros históricos buscaban el apoyo de Das Neves. Un caso paradigmático fue el del sindicalista camionero Jorge Taboada.
En Comodoro, en tanto, hubo un intendente que llegó aupado por el kirchnerismo, Néstor Di Pierro, pero que se fue sin ponerle mucho empeño a militar por la reelección de Buzzi, sino más bien apoyando tácitamente el regreso de Das Neves a la Gobernación.
El que sí decidió enfrentar a Das Neves desde el primer día, en 2015, fue el nuevo intendente, Carlos Linares, quien mantendría su crítica contra Mariano Arcioni, al que enfrentó -a través de Ricardo Fueyo- en la elección de diputados nacionales de 2017 y directamente dos años más tarde, cuando se postuló a gobernador, perdiendo con quien contaba con el respaldo de Sergio Massa cuando aún no había sellado la alianza con Cristina.
De hecho, Massa había sido un aliado de Das Neves desde que decidió explicitar sus diferencias con el kirchnerismo. Incluso iban a ir en la misma boleta en 2015, cuando el líder del Frente Renovador se postuló a Presidente, terciando entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, a la postre el gran favorecido.
Nuevos tiempos, viejas rencillas
Juan Pablo Luque, el heredero de Linares, mantuvo su postura crítica hacia Arcioni gobernador, quien finalmente terminó siendo la cara de una parte del peronismo provincial, en alianza con los mellizos Sastre de Puerto Madryn, uno de los cuales, Ricardo, luego reeditó el histórico eje con Comodoro, cuando secundó como candidato a vicegobernador a Luque en julio de 2023. Fue la última vez que se los vio del mismo lado a casi todos. Faltaron algunos, que optaron por una figura del valle, Ignacio Torres, aunque sin hacer mucho aspaviento. De todos modos, quedaron luego en evidencia al aparecer como ministros, secretarios o asesores.
Partido Justicialista; Concertación Justicialista; Alianza PJ-PROVECh; PJ Modelo Chubut; Frente para la Victoria; Chubut Somos Todos; Chubut al Frente; Frente Patriótico Chubutense; Arriba Chubut. Tales fueron algunos de los nombres que adoptó el peronismo chubutense en los últimos 40 años y que marcaron las divisiones que se reiteran en cada elección, dejando secuelas e influyendo a la hora de considerar alternativas de gobierno.
La interna del pasado 3 de agosto no tenía por qué ser diferente, ni dejar de adoptar sus propias peculiaridades, como que alguien que se referencia en el kichermismo -el diputado provincial Emanuel Coliñir- apoyara a Luque, mientras otro que se referenciaba en La Cámpora desde sus días de actor amateur universitario, José Glinski, apostara por Dante Bowen, lo cual también hicieron los mellizos Sastre, uno de los cuales venía de acompañar a Luque. Ahora serán consecuentes y seguirán en su postura porque apoyarán en octubre a Alfredo Béliz y Tatiana Goic, candidatos de otro sector justicialista denominado La Fuerza del Trabajo Chubutense, un nuevo nombre para la división de siempre.