Declaró en la Causa 8008 el abogado y ex fiscal Torres Molina: "Yo le gané al torturador"
(Foto La Banquina)
Ramón Horacio Torres Molina fue parte este miércoles 1 de octubre de una nueva ronda de declaraciones de las víctimas del terrorismo de Estado en Comodoro Rivadavia dentro del marco de la Causa 8008. El abogado, politólogo, historiador, docente universitario, ex fiscal santacruceño, ex presidente del Archivo Nacional de la Memoria como subsecretario de Derechos Humanos, integrante del equipo jurídico de Abuelas de Plaza de Mayo y militante de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) aportó un testimonio clave sobre las detenciones ilegales en la Patagonia y las torturas en el Regimiento de Infantería 8 "General O´Higgins". Torres Molina relató con lujo de detalles su detención en Río Gallegos el día del golpe cívico-militar; su traslado y penurias vejatorias en la U6 de Rawson; y las torturas padecidas en el regimiento comodorense justo el mismo día -49 años después- de su traslado producido el 1 de octubre de 1976. Fue el único integrante de las víctimas que pudo hacer el reconocimiento del centro clandestino de detención "Las Casitas" antes que fueran demolidas por los militares. En diálogo exclusivo con El Extremo Sur aportó su visión y análisis sobre el juicio que se desarrolla en Comodoro y en cuanto a su vivencia sentenció: "Yo le gané al torturador, eso no es una carga sino una medalla".
En la trinchera
A sus 86 años Ramón Horacio Torres Molina está sólido en sus convicciones y en su salud. El paso por la tortura en Comodoro Rivadavia y los seis años de presión en Rawson no lo lograron quebrar, por el contrario, su espíritu está mucho más fuerte.
"En lo físico tampoco me vencieron, tuve un proceso de hipertensión en los años de la cárcel y un soplo (al corazón) que llamaron funcional. Me encuentro físicamente muy bien, en condiciones de defender una posición o tomar por asalto una trinchera enemiga, así me encuentro. Cierto es que después no salgo de la trinchera, me va a costar salir", aseveró cerrando entre risas.
Torres Molina reabrió este miércoles 1 de octubre la tanda de declaraciones que se concretó en el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia por la Causa 8008 donde se investigan las detenciones ilegales, torturas y violaciones que se concretaron tras el golpe cívico-militar en el RI8 como parte de un plan de consolidación y exterminio de la última dictadura.
Junto a él, el juicio declaró el testigo Juan Carlos Herrero y en la jornada de este jueves lo harán Víctor Enrique Tomaselli, María Graciela Mura y Osvaldo Pablo Stoyanoff.
En la actualidad Torres Molina vive en la ciudad de Pergamino, pero llegó en 1974 a Río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz, tras la victoria electoral del gobernador Jorge Cepernic, quien lo sumó especialmente a su gestión en el terreno judicial y al poco tiempo ocupó el cargo de fiscal subrogante en el Tribunal Superior de Justicia santacruceño.
Su trayectoria política se desarrolló dentro del peronismo y en el año 1968 formó parte de los grupos iniciales que dieron origen a la Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Tras la acción militar guerrillera concretada en la localidad tucumana de Taco Ralo, a la que se opuso en su diseño, fue parte de la Columna La Plata de la Guerrilla Ejército del Libertador; hasta que fue detenido por la dictadura de Juan Carlos Onganía durante el año 1969. Después, en democracia, no integró ninguna organización armada.
La identificación de "Las Casitas"
Torres Molina fue el único de los torturados en el RI8 que tuvo la oportunidad de reconocer el centro clandestino de detención "Las Casitas". Lo hizo apenas se produjo el regreso de la democracia junto al juez federal de Rawson Adolfo Beltrán Mulhall.
"Yo le tengo un respeto tremendo al juez Mulhall porque había que meterse con la Brigada y el Regimiento como lo hizo él acompañándome en el reconocimiento en enero de 1985, ahí fue donde se encuentra el centro ilegal de detención", manifestó.
Respecto al reconocimiento que protagonizó en el Regimiento relató que "en enero de 1985 fuimos con el juez Mulhall a reconocer el lugar y lo reconocí por los movimientos que hacía dentro de la construcción y cuando me llevaban al baño, más allá de estar siempre con los ojos vendados, además de por el ruido de los aviones que era muy particular.
Posteriormente, el ex detenido agregó que "lo hice con la construcción en pie, porque las otras dos veces que fui a hacer un reconocimiento los edificios estaban destruidos; nadie más vio el lugar en pie, los demás los encontraron destruidos. Era una práctica habitual que destruyeran o modificaran los centros clandestinos de detención, como sucedió con la ESMA, para que no puedan ser identificados".
El rol de Inteligencia Militar
El ex fiscal y referente de los derechos humanos efectuó un análisis sobre cómo se desarrolló el proceso de detenciones en Comodoro Rivadavia y la Patagonia Austral, haciendo especial hincapié en el juicio del que forma parte como víctima.
"Creo que es un juicio promovido por la Inteligencia Militar que considera subversivo a un grupo de la Juventud Peronista que no había hecho ninguna expresión guerrillera y que se manifestaba como tal públicamente, llevan su guerra contra la subversión. Y después encuentran una conspiración comunista de la Policía de Santa Cruz y detienen a varios efectivos de Pico Truncado y Caleta Olivia, todo eso por un libro y una foto del Che Guevara", detalló.
Para Torres Molinas, "esas son las grandes batallas del servicio de inteligencia de Comodoro Rivadavia, que en términos militares es una derrota a lo pirro que le causa en definitiva más problemas al sector militar que a lo que pudo ser esa inexiste subversión, con el saldo grave de un desaparecido".
Lucha psicológica con los torturadores
Uno de los aspectos más destacados de las declaraciones de Torres Molina a El Extremo Sur se refieren al rol de los torturadores y la lucha psicológica que entabló contra la Inteligencia Militar que buscaba sacarle información en pleno proceso.
"Los carceleros y los torturadores eran diferentes, eran de Inteligencia. A mí me vino a torturar alguien que se presentó como que venía especialmente a interrogarme y estaba a mi nivel, realmente era una persona de cierto nivel intelectual y político. Supongo que venía del Sistema de Inteligencia del V Cuerpo de Ejército o específicamente del Batallón 601 a cumplir esa función", manifestó.
Dando una cruda batalla con su victimario, Torres Molina enfatizó que "como nunca reconocí absolutamente nada, no reconocí lo que me preguntaban, el torturador fue víctima de su propia lógica. La lógica del torturador es obtener una confesión, al no obtenerla los papeles que tenían eran suficientes para fusilarme o hacerme desaparecer; sin embargo, al negar todas esas acusaciones, la lógica del torturador se cae y eso hizo que salga vivo".
Juicio y victimarios impunes
El abogado que le adjudicó un rol de "colaboracionista" al juez federal Omar Delfor Garzonio sostuvo que "hay declaraciones de oficiales del Ejército que rechazan totalmente los métodos ilegales en la represión y están dentro del expediente. Yo tuve una conversación, con los ojos vendados y atado a la cama como estuve durante los 15 días en Comodoro Rivadavia, con alguien que se me presentó que tenía una responsabilidad muy indirecta con el lugar donde estaba detenido. Siempre consideré que era el jefe del Regimiento, pero nunca pude asegurarlo".
Más adelante, Torres Molina reveló que "me dijo que estábamos frente a una brutal dictadura y que mi vida no valía cinco centavos en ese lugar, no como amenaza sino como una descripción dentro de una conversación normal sin agresiones. Esa persona, sea quien fuere, estaba totalmente condicionada de lo que estaba haciendo. Los de Inteligencia que armaron todo esto se murieron".
En cuanto al rol y el desenlace del juicio oral que se desarrolla en Comodoro Rivadavia, expresó que "ahora seguramente habrá una condena a alguno de la Prefectura, de la Policía de Santa Cruz y la Policía Federal, pero los procesados militares eran subtenientes y tienen que ver en forma muy relativa con el proceso represivo. Va a ser como un juicio de la verdad que esclarece ciertos hechos, pero los principales responsables que eran de la Inteligencia Militar permanecerán impunes como consecuencia de razones biológicas ya que se murieron".