Desprotección e ingresos desiguales: el delivery en Argentina alcanza los 160.000 trabajadores
Los pedidos de comida y víveres generaron en el país ingresos superiores a 1.860 millones de dólares solo en 2024. Los especialistas coinciden en que el delivery en Argentina cumple un doble papel: Por un lado, es una estrategia de subsistencia en un mercado laboral frágil; por otro, consolida una tendencia de consumo que se expandió más allá de las comidas preparadas para abarcar todo tipo de productos. El debate sobre su regulación se vislumbra inevitable.
En los últimos años, el delivery se transformó en una de las principales formas de consumo en el sector gastronómico a nivel mundial. La irrupción de plataformas digitales no solo facilitó el acceso a comida lista en la puerta del hogar, sino que expandió las posibilidades hacia la compra de productos básicos del día a día. Esta práctica se consolidó tanto por la comodidad de recibir pedidos sin salir de casa como por un contexto económico y social que empujó tanto a consumidores como a trabajadores hacia un modelo de negocio en constante crecimiento.
En Sudamérica, Brasil lidera con amplia ventaja este rubro. Según Statista Market Insights, en 2024 el país alcanzó ingresos por más de 8.400 millones de dólares. Allí, la aplicación iFood concentra más del 80% del mercado, aunque convive con Uber Eats, Rappi y 99Food, ampliando la competencia y opciones para los usuarios. México también muestra cifras significativas, ya que facturó 2.530 millones de dólares en pedidos de comida y víveres, mientras que Argentina se posicionó en un punto intermedio con 1.860 millones, sostenida principalmente por Rappi y PedidosYa.
Desprotección e ingresos desiguales
El caso argentino tiene particularidades. Durante la pandemia de Covid-19, el delivery fue declarado actividad esencial, lo que aceleró su adopción y multiplicó la cantidad de repartidores. Entre 2020 y 2021 se registró el mayor salto de crecimiento, con incrementos que oscilaron entre 20% y 78% en trabajadores activos. Para 2025 se estima que alrededor de 160.000 personas participan de este sector, lo que refleja su consolidación como una fuente relevante de ingresos.
En este contexto, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en conjunto con WorkerTech y Civic House, analizó en detalle las dinámicas laborales en estas plataformas. El informe arrojó que solo un 10% de los repartidores trabaja de manera "full time", cumpliendo más de 300 órdenes mensuales, mientras que el 90% restante se conecta de manera esporádica, sin contrato ni acceso a beneficios básicos como vacaciones, aguinaldo o cobertura de salud ante accidentes. En este esquema flexible, los ingresos resultan desiguales: quienes trabajan jornadas completas logran superar el promedio salarial de un empleado registrado, mientras que la mayoría apenas cubre gastos esenciales en un contexto inflacionario.
En concreto, el informe, titulado "Nuevas Modalidades Laborales en la Economía Digital: Un estudio empírico del trabajo de reparto en Argentina", se basó en datos de Rappi y PedidosYa (identificadas como Empresa A y Empresa B). El mismo indica que entre septiembre de 2022 y octubre de 2023, los ingresos de los repartidores intensivos crecieron y que los eventuales se estancaron o retrocedieron.
Esto resulta notable frente a la pérdida de poder adquisitivo generalizada. Y es que mientras los salarios registrados perdían frente a la inflación, los repartidores de dedicación plena lograban un desempeño relativo mejor, aunque siempre en condiciones de precariedad y sin derechos garantizados.
El estudio reveló también la composición de ingresos en este sector. En promedio, un 61,3% proviene de las órdenes completadas, con diferencias según el vehículo utilizado. Los motociclistas obtienen un 66,8% de sus ingresos de esa fuente y los ciclistas alcanzan un 58,2%. Asimismo, las propinas constituyen un 19,3% del total, lo que resalta la importancia del comportamiento de los clientes. Lo cierto es que el tiempo de conexión también influye directamente y quienes trabajan más horas tienen mayores oportunidades de acceder a pedidos en los picos de demanda, aumentando sus ganancias.
Una atajo laboral
Cabe destacar que el perfil de los repartidores se rejuveneció en los últimos años. La participación de jóvenes de entre 18 y 24 años pasó del 24% al 33% en apenas 18 meses, con los hombres representando cerca del 80% de la fuerza laboral. Esto refleja que el delivery se percibe como una salida rápida en un mercado laboral con mayores barreras de entrada a empleos formales.
Los cambios en los hábitos de consumo también explican el crecimiento del delivery. Una encuesta de Kantar Insights indicó que el 76% de los argentinos redujo las salidas a comer afuera por los altos costos. De hecho, la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés reportó una caída del 20% en el consumo desde marzo, con descensos superiores al 40% en restaurantes de gama media y alta. En ese escenario, muchos locales gastronómicos encontraron en el delivery una herramienta para amortiguar pérdidas, ofreciendo promociones, descuentos con tarjetas, pagos electrónicos y opciones de efectivo.
La diversificación del negocio amplió aún más su alcance. En Brasil, compañías como James Delivery marcan tendencia al sumar la entrega de víveres y productos esenciales. En Argentina, las aplicaciones replican este modelo, ofreciendo desde comidas listas hasta artículos de limpieza o alimentos no perecederos, lo que convierte al delivery en un servicio integral.
Sin embargo, este crecimiento plantea desafíos importantes. Los repartidores están sometidos a la supervisión de algoritmos que regulan su desempeño, generando incertidumbre respecto a los criterios de evaluación y dificultando la negociación de condiciones laborales. Además, la falta de cobertura ante accidentes agrava la vulnerabilidad del sector. En 2021, se registraron 34,5 incidentes laborales por cada 1.000 trabajadores cubiertos, con un 11,1% ocurridos durante los trayectos, lo que evidencia la exposición de quienes realizan repartos sin seguros efectivos.
Las brechas de género son otro aspecto visible. El informe destaca que el 55% de las mujeres repartidoras completa hasta 40 órdenes mensuales, frente al 49,3% de los hombres en la misma categoría, confirmando que ellas se concentran en trabajos más eventuales. Adicionalmente, es cada vez más común que los repartidores trabajen simultáneamente para más de una empresa, reflejo de la necesidad de diversificar fuentes de ingresos ante la inflación persistente.
Los especialistas coinciden en que el delivery en Argentina cumple un doble papel. Por un lado, es una estrategia de subsistencia en un mercado laboral frágil; por otro, consolida una tendencia de consumo que se expandió más allá de las comidas preparadas para abarcar todo tipo de productos. El debate sobre su regulación se vislumbra inevitable. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene previsto discutir en Ginebra las condiciones de los trabajadores de plataformas, con participación de 187 países, lo que refleja la magnitud global de este fenómeno.
Crece la venta de motos
El crecimiento del delivery en Argentina transformó los hábitos de consumo y generó un fuerte impacto en el mercado de motovehículos. La moto se consolidó como el transporte preferido de los repartidores por su bajo costo de adquisición, practicidad en el tránsito urbano y mantenimiento económico frente a automóviles. Esta tendencia quedó reflejada en los últimos datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), que confirmaron un agosto de 2025 marcado por ventas activas y competitivas.
La Honda Wave 110 lideró el ranking con 5.327 unidades, equivalente al 9,8% del mercado y un acumulado anual de 36.450 unidades, consolidándose como la favorita de miles de repartidores por su confiabilidad y eficiencia en consumo de combustible. En segundo lugar, la Gilera Smash alcanzó 5.121 unidades, con un crecimiento interanual del 12,5%. Le siguió la Keller KN110-8, con 4.153 unidades y un alza del 14,9% respecto a 2024, confirmando que los modelos de baja cilindrada dominan la demanda urbana.
No todos los modelos crecieron. La Motomel B110, en cuarta posición con 3.614 unidades, cayó 20,6% interanual. En contraste, la Mondial LD 110 Max sorprendió al ingresar al top five con 1.815 unidades y un alza del 45,9%, mostrando que los consumidores también apuestan por alternativas nuevas con precios competitivos y diseños modernos. Completaron el ranking la Corven Energy 110, la Zanella ZB 110 en sus dos versiones, la Motomel S2 150 y la Corven Energy 110 by Corven, reflejando que la elección se concentra en modelos accesibles y pensados para el trabajo diario.
Las razones detrás de este auge son múltiples. En un contexto donde los autos 0 km resultan cada vez más inaccesibles, la moto representa una alternativa económica y funcional. A ello se suman planes de financiamiento, promociones en cuotas fijas e incluso el acceso a préstamos personales ofrecidos por entidades financieras y bancos, lo que facilita la compra, en especial para trabajadores independientes que buscan una herramienta rápida de movilidad.
El auge del delivery potencia aún más la demanda, ya que para miles de jóvenes y adultos la moto no solo significa movilidad, sino también una herramienta de generación de ingresos. Sin embargo, este fenómeno trae desafíos: es necesario mejorar la infraestructura vial, reforzar controles de tránsito y promover una conducción más profesional que reduzca la alta siniestralidad entre motociclistas.
Con proyecciones de cierre anual cercanas a las 600.000 unidades, el mercado de motos atraviesa uno de sus mejores momentos en la última década. Lo cierto es que la moto dejó de ser una opción secundaria para convertirse en un vehículo estratégico, estrechamente vinculado al crecimiento del delivery y a las nuevas dinámicas de movilidad urbana que redefinen el panorama económico y social de Argentina.