Patagonia

"La Patagonia Rebelde", el libro de Osvaldo Bayer que reivindicó a los obreros silenciados de la historia

La masacre de los obreros rurales patagónicos en 1921 fue un tema tabú, el hecho más escondido de la historia del proletariado argentino del siglo XX. La Patagonia rebelde, de Osvaldo Bayer, crónica vertiginosa y documentada como pocas, fue el libro que logró contar el anarquismo como nadie lo hizo y ponerlo en el radar del gran público a partir de la recuperación de las voces de sus protagonistas: el Gallego Soto, Facón Grande, Albino Argüelles, Kurt Wilckens. Este clásico imperdible, reeditado por Siglo XXI, título con el que la editorial inaugura la colección "Biblioteca Osvaldo Bayer", arrojó luz sobre el modo en que estancieros, poder político, jueces, bandas paramilitares y periódicos demonizaron a los militantes y conspiraron para aplastar el levantamiento. La represión se convirtió en una cacería humana cuando el escuadrón comandado por el teniente coronel Varela fusiló sin juicio a mil quinientos huelguistas.

En la nota preliminar de esta reedición se explica que La Patagonia rebelde fue la investigación desarrollada por Bayer (1927-2018) en los cuatro tomos publicados con el título Los vengadores de la Patagonia trágica, los tres primeros editados en la Argentina por Galerna entre 1972 y 1974, y el cuarto, en 1978, en Alemania Federal. Que el cuarto se haya publicado en el extranjero se debe a que tanto el editor como el autor tuvieron que exiliarse cuando en 1976 irrumpió la dictadura cívico militar. La versión en un solo volumen -que tuvo su primera aparición en 1980, a través del sello Nueva Imagen- era necesaria especialmente para que el público latinoamericano pudiera conocer los trágicos acontecimientos originados con motivo de la huelga rural más extendida de la historia sudamericana.

Desde Alemania, Esteban Bayer, el hijo del reconocido historiador, periodista y escritor, destaca que su padre no escribió un "panfleto", sino que le dio voz a aquellos que no la tenían: a los fusilados, a los violentados, a los secuestrados, a las víctimas, a las familias que nunca se habían atrevido a hablar. "Pero también le concedió la palabra a los autores de esa masacre: a los estancieros, a la Sociedad Rural, a los oficiales, al partido político, la Unión Cívica Radical, involucrada directamente a través de su presidente Hipólito Irigoyen, pero sobre todo a los militares, a los oficiales que comandaron los fusilamientos. No les negó la voz, se las dio para que el lector descubriera la verdad, sin ocultar la palabra de nadie", afirma Bayer hijo y agrega que es interesante recuperar esta obra fundamental para descubrir qué estructuras operaron en aquella masacre y cómo son las estructuras actuales.

"Son los mismos grupos de poder; el poder de los estancieros sigue como siempre. Los dueños de las estancias en Santa Cruz son prácticamente los mismos. Muchos cambiaron las ovejas por la comercialización y la extracción de minerales porque les rinde más", aclara y observa que releer La Patagonia rebelde hoy "implica entender las estructuras de poder que nos siguen gobernando, con un modelo socioeconómico que se parece más al medioevo que a la realidad del siglo veintiuno".

Esteban era un niño de ocho años cuando su padre empezó a investigar. "Los cuatro hermanos lo veíamos encerrado en su cuarto de trabajo con su máquina de escribir, una vieja Olivetti, poniendo papel carbónico porque no había fotocopiadoras. Notábamos su alegría cuando regresaba de sus viajes. Él volvía entusiasmado porque había encontrado nuevos documentos o nuevos testimonios. Mi vieja se enojaba, entre comillas, y decía: ‘si el viejo vuelve contento significa que no lo vamos a volver a ver por semanas', porque él aprovechaba para transcribir las grabaciones que había juntado o las anotaciones en sus libretas", repasa cómo esa investigación marcó la dinámica familiar y confirma que casi nunca pudieron tomarse vacaciones con su padre, excepto una sola vez, porque Osvaldo empleaba los tiempos libres para irse a la Patagonia o a la provincia de Buenos Aires, donde encontró muchísimos testigos, especialmente los soldados conscriptos del Regimiento 10 de Caballería, que fueron enviados a fusilar. "Él tenía dos trabajos en dos diarios... yo no sé cómo hizo en aquellos tiempos, no solo por la forma de escribir, en una máquina vieja, esos cuatro tomos, sino por cómo investigó", recuerda el hijo.

Bayer decidió llegar al fondo de la historia. El historiador, periodista y escritor empezó la investigación cuando el historiador Félix Luna le pidió para Todo es historia que escribiera sobre las huelgas patagónicas. Entonces arrancó con un hecho ocurrido en Buenos Aires del que poco se sabía, un atentado de un anarquista alemán contra un teniente coronel del ejército argentino. ¿Por qué Kurt Wilckens mató a Varela, el 27 de enero de 1923 en la puerta de su casa de la calle Fitz Roy 2461? En el prólogo titulado "El ángel exterminador" de La Patagonia rebelde, se narra ese asesinato.

"Él se propuso escribir para la gente, para el pueblo, para que lo leyera todo el mundo y no para un círculo de historiadores o para enciclopedias de historia o manuales. Por eso utiliza ese lenguaje periodístico directo, sin subirse a la torre de marfil; escribe desde el llano, que es un poco también la estructura de la película", compara Esteban el film de 1974, dirigido por Héctor Olivera y protagonizado por Héctor Alterio, Federico Luppi, Pepe Soriano y Luis Brandoni. A los dieciséis años, Esteban tuvo la suerte de estar en la filmación de la película, tanto en las escenas que se realizaron en interiores, en estudios de Buenos Aires, como aquellas que sucedieron en los lugares originales, en Santa Cruz.

Las amenazas de muerte de la Triple A que recibieron Osvaldo y su familia se debieron a La Patagonia rebelde. "El exilio fue por la violencia de siempre de los grupos de poder que no aceptaban la verdad que mi padre había descubierto. El exilio nos llevó a Europa y Osvaldo perdió toda posibilidad de seguir investigando sobre el tema. Había quedado documentación en Buenos Aires, y mucho de ese material se perdió. Él lo había escondido y cuando volvió del exilio lo encontró en un estado de deterioro muy fuerte y ya irrecuperable", repasa Esteban las anécdotas en torno a un libro decisivo para el debate histórico y político de nuestra región. El final de La Patagonia rebelde es como un mantra político de irrevocable actualidad: "El tiempo siempre descorre la cortina que trata de ocultar la verdad. Los crímenes jamás se podrán ocultar".

Fuente: Página 12