Caza de "brujas" mapuche: Religiosidad indígena y persecución estatalHasta 1994, la Constitución Nacional establecía que le correspondía al Congreso Nacional "proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo" (artículo 67 inciso 15).
Hace sólo 31 años, la Convención Constituyente de Santa Fe reconoció en la nueva Carta Magna la "preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos" y les garantizó a estas comunidades una serie de derechos identitarios y territoriales, establecidos en el artículo 75 inciso 17 del texto reformado que, a regañadientes y en contadas ocasiones, las distintas instancias gubernamentales respetan.
En cumplimiento del mandato constitucional de 1853, la Iglesia junto al ejército genocida del general Julio "Asesino" Roca supo ser herramienta de dominación cultural y política, como avanzada y retaguardia de la denominada Campaña del Desierto, que se extendió entre 1878 y 1885, durante la cual se produjo la ocupación militar de la Patagonia y el genocidio, y continuó tras la matanza. En el proceso de incorporación forzada de los sobrevivientes, la evangelización fue un mecanismo para la "conversión de los infieles" en miembros de las iglesias y de adaptación a los usos y costumbres de la sociedad "blanca" y europea dominante; también de hacerse de mano de obra semiesclava y temerosa de Dios y del Estado.
Un rol principal de esta tarea "evangelizadora" fue la persecución de las y los machis, mujeres y hombres encargados de la medicina tradicional que curan las dolencias físicas y espirituales, guían los rituales y ceremonias, y ocupan un lugar central en la vida comunitaria mapuche. La prohibición era doble: al ejercicio del rol de machi y a acudir a estos por atención o consejo.
Quiénes son las y los machis
"Las y los machis son las personas que atienden la salud del pueblo mapuche y que entienden el vínculo espiritual que tiene el pueblo mapuche con los Ngen mapu -los espíritus protectores del territorio-. Tienen una doble función, por un lado, sanar a partir del entendimiento de cómo se enfermó el espíritu y entender la causa de cómo entró esa enfermedad en el cuerpo físico, emocional o mental de las personas. Al mismo tiempo, en ese diagnóstico libran la batalla contra esa transgresión, ese mal, esa entidad que entró como enfermedad en el cuerpo de la persona", explica en diálogo con Canal Abierto Verónica Azpiroz Cleñan, politóloga mapuche, miembro de la comunidad Epu Lafken de Los Toldos, provincia de Buenos Aires, especializada en el estudio de la medicina tradicional de los pueblos originarios, su relación con la biomedicina occidental y las políticas públicas de salud.
Ese fue su rol primario, pero cuando viene el tiempo del awkan, la defensa militar territorial del pueblo mapuche ante la invasión del ejército de Roca, "como las y los machis tienen la posibilidad de ver y de conversar con el mundo espiritual, se adelantaban a ver cómo era la batalla y trabajaban en complementariedad con los toquis, los jefes de la defensa territorial, los lonkos guerreros, para planear la defensa territorial", refiere Azpiroz.
En ese tiempo, sobre todo las mujeres machis, asumieron otra función además de la medicinal, la de construir una estrategia de defensa territorial con quien tenía que desplegarla. "Como pueden dialogar con el mundo espiritual, después de la conquista, después del despojo territorial, son líderes espirituales del pueblo".
Persecución y genocidio
Durante la "Campaña del Desierto" y en las décadas siguientes, se llevó adelante una persecución especial sobre los y las machis. "Por dos razones. Por un lado, porque competían en la línea espiritual con los sacerdotes católicos. Y, por otro, para desarticular la cohesión grupal del pueblo mapuche descalificaron el conocimiento de los y las machis", argumenta la politóloga.
La congregación religiosa Salesiana que conducía Juan Bosco -conocido como Don Bosco, canonizado en 1934- envió desde Italia, en 1875, una misión de sacerdotes con el expreso mandato de evangelizar la Patagonia. Durante el gobierno de Roca, el Estado Argentino rompió relaciones con el Vaticano, por lo que a los misioneros les costó en un primer momento acceder al territorio y recién pudieron hacerlo en 1880.
Si bien los sacerdotes eran críticos del objetivo genocida de la campaña militar, sólo consiguieron entrar al territorio de la mano del ejército que eliminaba a sus posibles fieles.
"Para los misioneros de Don Bosco, en 10 años los indígenas sureños podían ser plenamente civilizados, transformándose en argentinos católicos'. Para esto era necesario el financiamiento del gobierno nacional y para lograr dicho objetivo, elevan al presidente Avellaneda una petición. El inspector Salesiano Boddrato es el encargado de realizarla. En el pliego del acuerdo propuesto se establece: "10. Que el traslado de los misioneros de Europa hasta la colonia corriera por cuenta del gobierno. 11. Que por cinco años el gobierno subvencionará a los misioneros con una suma de mil pesos mensuales por cada reducción, para sus gastos indispensables'. Lógicamente la petición fue aprobada", narra María Andrea Nicoletti en su texto Indígenas y Misioneros en la Patagonia.
Los salesianos, especialmente Doménico Melanesio, se dieron la tarea de aprender el mapuzungun para poder evangelizar a las comunidades originarias en su lengua y comunicarse con los sobrevivientes. La congregación publicó misales y manuales en el idioma indígena.
"Utilizaron una herramienta, un confesionario, un manual para confesar a la gente. Los curas aprendieron el mapuzungun para identificar en las confesiones que escuchaban de la gente mapuche, quiénes eran los y las machis", explica Verónica. "Utilizaron la confesión como una herramienta de espionaje".
"Durante la campaña se trató de identificar a los y las machis y como se escondían y sabían esconderse muy bien, utilizaron la estrategia de identificar a partir de las confesiones dónde estaban escondidos y cómo se escondían".
Se puede establecer un paralelismo, nada forzado, con la participación de sacerdotes en la represión genocida de la última dictadura cívico militar. Es el caso de Christian Federico Von Wernich, quien se desempeñó como capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante el gobierno de la Junta Militar de 1976 a 1983. Fue condenado a reclusión perpetua en 2007 por su participación en delitos de lesa humanidad en los centros clandestinos de detención Puesto Vasco, COT I Martínez y el Pozo de Quilmes: fue hallado culpable de 34 casos de secuestro, 31 casos de tortura y 7 homicidios calificados. Él y otros sacerdotes utilizaron la confesión para obtener información de los secuestrados.
Gracias a la lucha de vastos sectores sociales y sus organizaciones, este y otros genocidas fueron y están siendo juzgados. Por el contrario, los sacerdotes cómplices del genocidio de la Campaña del Desierto podrían, incluso, ser canonizados.
Machis en la actualidad
Lilen tiene 13 años. Es parte de la comunidad Quemquemtrew, de Cuesta del Ternero, en las cercanías de El Bolsón, en la que fue asesinado Elías Garay Yem a manos de sicarios de Rolando Rocco, fiscalero y empresario forestal en litigio con la lof por la posesión de la tierra.
"Durante todo este tiempo de recuperación de la identidad mapuche se han levantado machis, hay familias y niñas y niños que asumieron el llamado de machi, la vocación de machi. El llamado se produce en la niñez, entre los 8 y los 12 años. Lo que está pasando es que las familias ahora están entendiendo lo que le pasa a sus niños y sus niñas, y están decidiendo acompañar esos procesos", explica Verónica a quien, en su niñez, los suyos no supieron o temieron acompañar en ese transcurrir. "A Lilen le habían dicho que estaba llamada y ella se empezó a preparar desde chiquita, está haciendo el proceso de formación de Machi".
El rol de machi está ligado a un territorio, a un rewe, un espacio ceremonial. "Por eso es necesario, cuando las nenas o los nenes son llamados como machis y viven en la ciudad, que vuelvan al territorio porque allí es que se levanta su fuerza y ellos o ellas van leyendo lo que el territorio les provee como medicina. El espacio donde esto se comunica con el mundo espiritual es su rewe, lugar sagrado, lugar puro. Si vos no tenés ese lugar, te lo sacaron o te lo quitaron, te lo despojaron, te lo incendiaron, no tenés esa materialidad donde vos recibís el mensaje del mundo espiritual", explica la politóloga de Los Toldos.
La machi Betiana Colhuan, de la lof Lafken Winkul Mapu, quien con sus compañeras estuvo ocho meses presa tras el desalojo de la comunidad en Villa Mascardi, sufrió el despojo de su rewe en el que se levanta además un tótem, una talla denominada che mamull en la que la machi "se sube". De alguna manera, este hecho que la Justicia convalida, cercena su persona y la posibilidad de ejercer su rol, y a la vez priva a su comunidad y al pueblo mapuche del acceso a la salud y del ejercicio de su religiosidad.
"Todo nuestro ser, nuestra existencia y devenir están conectados con él. Nos une y nos compromete. Es en el Rewe donde volvemos a ser uno con todo lo demás. Nuestros Rewe nos devuelven nuestra espiritualidad, nuestra lengua, nuestra memoria y nuestro kimün (conocimiento.) Nos traen alianzas, solidaridad y trafkintun (intercambio.) Todo esto emerge cuando estamos en torno a nuestro Rewe", señalaba la comunidad en su reclamo a la Justicia para que el Estado preserve su espacio sagrado y permita que su resguardo esté en manos del pueblo mapuche, derecho que la Constitución y los tratados internacionales les consagran.
Por el contrario, el rewe de la machi Betiana fue vandalizado, profanado. Si algo así pasara en un templo católico, escandalizaría a toda la sociedad, se hablaría de sacrilegio. En este caso, el Estado que debe ser custodio del territorio en litigio es cómplice de las vejaciones y mantiene a la machi y a su comunidad alejados de su espacio ceremonial.
Fuente: Canal Abierto
Hasta 1994, la Constitución Nacional establecía que le correspondía al Congreso Nacional "proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo" (artículo 67 inciso 15).
Hace sólo 31 años, la Convención Constituyente de Santa Fe reconoció en la nueva Carta Magna la "preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos" y les garantizó a estas comunidades una serie de derechos identitarios y territoriales, establecidos en el artículo 75 inciso 17 del texto reformado que, a regañadientes y en contadas ocasiones, las distintas instancias gubernamentales respetan.
En cumplimiento del mandato constitucional de 1853, la Iglesia junto al ejército genocida del general Julio "Asesino" Roca supo ser herramienta de dominación cultural y política, como avanzada y retaguardia de la denominada Campaña del Desierto, que se extendió entre 1878 y 1885, durante la cual se produjo la ocupación militar de la Patagonia y el genocidio, y continuó tras la matanza. En el proceso de incorporación forzada de los sobrevivientes, la evangelización fue un mecanismo para la "conversión de los infieles" en miembros de las iglesias y de adaptación a los usos y costumbres de la sociedad "blanca" y europea dominante; también de hacerse de mano de obra semiesclava y temerosa de Dios y del Estado.
Un rol principal de esta tarea "evangelizadora" fue la persecución de las y los machis, mujeres y hombres encargados de la medicina tradicional que curan las dolencias físicas y espirituales, guían los rituales y ceremonias, y ocupan un lugar central en la vida comunitaria mapuche. La prohibición era doble: al ejercicio del rol de machi y a acudir a estos por atención o consejo.
Quiénes son las y los machis
"Las y los machis son las personas que atienden la salud del pueblo mapuche y que entienden el vínculo espiritual que tiene el pueblo mapuche con los Ngen mapu -los espíritus protectores del territorio-. Tienen una doble función, por un lado, sanar a partir del entendimiento de cómo se enfermó el espíritu y entender la causa de cómo entró esa enfermedad en el cuerpo físico, emocional o mental de las personas. Al mismo tiempo, en ese diagnóstico libran la batalla contra esa transgresión, ese mal, esa entidad que entró como enfermedad en el cuerpo de la persona", explica en diálogo con Canal Abierto Verónica Azpiroz Cleñan, politóloga mapuche, miembro de la comunidad Epu Lafken de Los Toldos, provincia de Buenos Aires, especializada en el estudio de la medicina tradicional de los pueblos originarios, su relación con la biomedicina occidental y las políticas públicas de salud.
Ese fue su rol primario, pero cuando viene el tiempo del awkan, la defensa militar territorial del pueblo mapuche ante la invasión del ejército de Roca, "como las y los machis tienen la posibilidad de ver y de conversar con el mundo espiritual, se adelantaban a ver cómo era la batalla y trabajaban en complementariedad con los toquis, los jefes de la defensa territorial, los lonkos guerreros, para planear la defensa territorial", refiere Azpiroz.
En ese tiempo, sobre todo las mujeres machis, asumieron otra función además de la medicinal, la de construir una estrategia de defensa territorial con quien tenía que desplegarla. "Como pueden dialogar con el mundo espiritual, después de la conquista, después del despojo territorial, son líderes espirituales del pueblo".
Persecución y genocidio
Durante la "Campaña del Desierto" y en las décadas siguientes, se llevó adelante una persecución especial sobre los y las machis. "Por dos razones. Por un lado, porque competían en la línea espiritual con los sacerdotes católicos. Y, por otro, para desarticular la cohesión grupal del pueblo mapuche descalificaron el conocimiento de los y las machis", argumenta la politóloga.
La congregación religiosa Salesiana que conducía Juan Bosco -conocido como Don Bosco, canonizado en 1934- envió desde Italia, en 1875, una misión de sacerdotes con el expreso mandato de evangelizar la Patagonia. Durante el gobierno de Roca, el Estado Argentino rompió relaciones con el Vaticano, por lo que a los misioneros les costó en un primer momento acceder al territorio y recién pudieron hacerlo en 1880.
Si bien los sacerdotes eran críticos del objetivo genocida de la campaña militar, sólo consiguieron entrar al territorio de la mano del ejército que eliminaba a sus posibles fieles.
"Para los misioneros de Don Bosco, en 10 años los indígenas sureños podían ser plenamente civilizados, transformándose en argentinos católicos'. Para esto era necesario el financiamiento del gobierno nacional y para lograr dicho objetivo, elevan al presidente Avellaneda una petición. El inspector Salesiano Boddrato es el encargado de realizarla. En el pliego del acuerdo propuesto se establece: "10. Que el traslado de los misioneros de Europa hasta la colonia corriera por cuenta del gobierno. 11. Que por cinco años el gobierno subvencionará a los misioneros con una suma de mil pesos mensuales por cada reducción, para sus gastos indispensables'. Lógicamente la petición fue aprobada", narra María Andrea Nicoletti en su texto Indígenas y Misioneros en la Patagonia.
Los salesianos, especialmente Doménico Melanesio, se dieron la tarea de aprender el mapuzungun para poder evangelizar a las comunidades originarias en su lengua y comunicarse con los sobrevivientes. La congregación publicó misales y manuales en el idioma indígena.
"Utilizaron una herramienta, un confesionario, un manual para confesar a la gente. Los curas aprendieron el mapuzungun para identificar en las confesiones que escuchaban de la gente mapuche, quiénes eran los y las machis", explica Verónica. "Utilizaron la confesión como una herramienta de espionaje".
"Durante la campaña se trató de identificar a los y las machis y como se escondían y sabían esconderse muy bien, utilizaron la estrategia de identificar a partir de las confesiones dónde estaban escondidos y cómo se escondían".
Se puede establecer un paralelismo, nada forzado, con la participación de sacerdotes en la represión genocida de la última dictadura cívico militar. Es el caso de Christian Federico Von Wernich, quien se desempeñó como capellán de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante el gobierno de la Junta Militar de 1976 a 1983. Fue condenado a reclusión perpetua en 2007 por su participación en delitos de lesa humanidad en los centros clandestinos de detención Puesto Vasco, COT I Martínez y el Pozo de Quilmes: fue hallado culpable de 34 casos de secuestro, 31 casos de tortura y 7 homicidios calificados. Él y otros sacerdotes utilizaron la confesión para obtener información de los secuestrados.
Gracias a la lucha de vastos sectores sociales y sus organizaciones, este y otros genocidas fueron y están siendo juzgados. Por el contrario, los sacerdotes cómplices del genocidio de la Campaña del Desierto podrían, incluso, ser canonizados.
Machis en la actualidad
Lilen tiene 13 años. Es parte de la comunidad Quemquemtrew, de Cuesta del Ternero, en las cercanías de El Bolsón, en la que fue asesinado Elías Garay Yem a manos de sicarios de Rolando Rocco, fiscalero y empresario forestal en litigio con la lof por la posesión de la tierra.
"Durante todo este tiempo de recuperación de la identidad mapuche se han levantado machis, hay familias y niñas y niños que asumieron el llamado de machi, la vocación de machi. El llamado se produce en la niñez, entre los 8 y los 12 años. Lo que está pasando es que las familias ahora están entendiendo lo que le pasa a sus niños y sus niñas, y están decidiendo acompañar esos procesos", explica Verónica a quien, en su niñez, los suyos no supieron o temieron acompañar en ese transcurrir. "A Lilen le habían dicho que estaba llamada y ella se empezó a preparar desde chiquita, está haciendo el proceso de formación de Machi".
El rol de machi está ligado a un territorio, a un rewe, un espacio ceremonial. "Por eso es necesario, cuando las nenas o los nenes son llamados como machis y viven en la ciudad, que vuelvan al territorio porque allí es que se levanta su fuerza y ellos o ellas van leyendo lo que el territorio les provee como medicina. El espacio donde esto se comunica con el mundo espiritual es su rewe, lugar sagrado, lugar puro. Si vos no tenés ese lugar, te lo sacaron o te lo quitaron, te lo despojaron, te lo incendiaron, no tenés esa materialidad donde vos recibís el mensaje del mundo espiritual", explica la politóloga de Los Toldos.
La machi Betiana Colhuan, de la lof Lafken Winkul Mapu, quien con sus compañeras estuvo ocho meses presa tras el desalojo de la comunidad en Villa Mascardi, sufrió el despojo de su rewe en el que se levanta además un tótem, una talla denominada che mamull en la que la machi "se sube". De alguna manera, este hecho que la Justicia convalida, cercena su persona y la posibilidad de ejercer su rol, y a la vez priva a su comunidad y al pueblo mapuche del acceso a la salud y del ejercicio de su religiosidad.
"Todo nuestro ser, nuestra existencia y devenir están conectados con él. Nos une y nos compromete. Es en el Rewe donde volvemos a ser uno con todo lo demás. Nuestros Rewe nos devuelven nuestra espiritualidad, nuestra lengua, nuestra memoria y nuestro kimün (conocimiento.) Nos traen alianzas, solidaridad y trafkintun (intercambio.) Todo esto emerge cuando estamos en torno a nuestro Rewe", señalaba la comunidad en su reclamo a la Justicia para que el Estado preserve su espacio sagrado y permita que su resguardo esté en manos del pueblo mapuche, derecho que la Constitución y los tratados internacionales les consagran.
Por el contrario, el rewe de la machi Betiana fue vandalizado, profanado. Si algo así pasara en un templo católico, escandalizaría a toda la sociedad, se hablaría de sacrilegio. En este caso, el Estado que debe ser custodio del territorio en litigio es cómplice de las vejaciones y mantiene a la machi y a su comunidad alejados de su espacio ceremonial.
Fuente: Canal Abierto