Del genocidio a ecocidio: Gaza frente a una crisis ambientalPor Sophie Hurwitz
Un nuevo informe de científicos en Israel detalla que Gaza está cubierta por unas 61 millones de toneladas de escombros, muchos de los cuales contienen amianto, municiones sin explotar y restos humanos sin enterrar: Tras más de dos años de bombardeos casi incesantes, las fuerzas israelíes han matado a más de 60.000 palestinos, al menos un tercio de ellos niños. El costo humano ha sido calificado como genocidio por organizaciones de derechos humanos de todo el mundo y por una comisión de las Naciones Unidas, pero un nuevo informe de un centro de investigación israelí señala una devastación ambiental: el suelo de Gaza está contaminado tras la destrucción de las plantas de tratamiento de aguas residuales, la contaminación por aguas fecales es generalizada y el material particulado dejado por las bombas explotadas está aumentando las tasas de enfermedades respiratorias.
Según un nuevo informe del Arava Institute, un instituto de investigación ambiental con sede en Israel, Gaza está cubierta por unas 61 millones de toneladas de escombros, muchos de los cuales contienen amianto, municiones sin explotar y restos humanos sin enterrar. "La situación ambiental en Gaza antes del 7 de octubre era un desastre", señala el palestino Tareq Abuhamed, director del Arava Institute. Reconstruir siquiera hasta ese estado previo de desastre probablemente llevará décadas.
Un informe de las Naciones Unidas, publicado a finales de septiembre, estimó que se han producido daños por casi 70.000 millones de dólares en las carreteras, edificios e infraestructuras de Gaza durante los últimos dos años, mientras que más del 80% de las tierras de cultivo han sido destruidas. Menos del 10% de todos los residuos peligrosos se está eliminando de forma segura y la mayoría, por necesidad, se está quemando o acumulando en vertederos al aire libre. Mientras tanto, las aguas residuales sin tratar se vierten directamente en la tierra o en el mar.
"La basura se convierte en montañas, y las montañas son un lugar de cría para mosquitos y roedores, que propagan la malaria", explica Yasser El-Nahhal, químico ambiental y ecotoxicólogo de la Universidad Islámica de Gaza.
Mucho antes del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, los bloqueos israelíes impedían el acceso fácil al agua, la electricidad y la comida. Los apagones continuos han sido comunes en Palestina durante los últimos 20 años, y muchos residentes dependían de pequeñas unidades de desalinización -plantas que hacen potable el agua de mar- y de camiones cisterna privados para comprar agua potable. Ahora, la organización Médicos Sin Fronteras afirma que solo 1 de cada 10 de sus solicitudes para importar agua es aprobada por las autoridades israelíes.
"El medio ambiente [estaba] destruido antes de la guerra", cuenta El-Nahhal. "Pero desde que comenzó la guerra, ha sido destruido varias veces por encima de la imaginación".
El investigador palestino Mazin Qumsiyeh, del Palestine Institute for Biodiversity and Sustainability de la Universidad de Belén, califica lo que ocurre ahora como ecocidio: un término definido de forma amplia como la destrucción grave, a largo plazo y extendida del medio ambiente. Una coalición creciente de países espera definir legalmente el ecocidio como un crimen que la Corte Penal Internacional podría procesar.
"Gaza, por supuesto, era una sociedad funcional, aunque estuvo sometida a importantes sanciones en los últimos 16 años que limitaron los suministros", afiram Qumsiyeh. "Tenían una sociedad funcional. Tenían escuelas, universidades, instalaciones de tratamiento de aguas residuales y una planta de desalinización. Todo esto fue destruido en esta guerra genocida y ecocida".
A principios de octubre, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el congreso de conservación más grande del mundo, firmó una resolución afirmando que el ecocidio debe ser tratado como un delito. Jojo Mehta, fundadora del grupo de defensa legal Stop Ecocide International, dijo que aunque la resolución define el ecocidio de forma bastante amplia, ciertamente podría aplicarse a la conducta de Israel en Gaza. "Lo que ha estado ocurriendo en términos del medio ambiente en Gaza es horrible", señala Mehta. "No creo que nadie dude de que es ecocida".
Los funcionarios israelíes no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios para este reportaje.
El informe del Arava pide que la ayuda hacia Gaza no tenga impedimentos, así como sistemas de agua potable y kits de higiene personal para mitigar enfermedades. Las Naciones Unidas, en su informe de septiembre, escribieron que hacer que el entorno de Gaza vuelva a ser habitable "requerirá un cese de las hostilidades. La primera fase de la recuperación se centrará en salvar vidas, mediante la restauración de los servicios esenciales y la eliminación de escombros".
Aun así, Qumsiyeh, de la Universidad de Belén, dijo que los palestinos seguirán reconstruyendo, incluso si, como considera probable, el alto el fuego actual se derrumba. "No digo que tengamos una tasa de éxito enorme", dijo, "pero imagina que tu comunidad es destruida decenas de veces y sigues reconstruyendo. Eso demuestra una cantidad increíble de esperanza".
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Grist el 17 de octubre. Lo publicamos en español en Climática' como parte de la alianza internacional Covering Climate Now', creada para ampliar la cobertura informativa sobre el cambio climático.
Fuente: Climática
Por Sophie Hurwitz
Un nuevo informe de científicos en Israel detalla que Gaza está cubierta por unas 61 millones de toneladas de escombros, muchos de los cuales contienen amianto, municiones sin explotar y restos humanos sin enterrar: Tras más de dos años de bombardeos casi incesantes, las fuerzas israelíes han matado a más de 60.000 palestinos, al menos un tercio de ellos niños. El costo humano ha sido calificado como genocidio por organizaciones de derechos humanos de todo el mundo y por una comisión de las Naciones Unidas, pero un nuevo informe de un centro de investigación israelí señala una devastación ambiental: el suelo de Gaza está contaminado tras la destrucción de las plantas de tratamiento de aguas residuales, la contaminación por aguas fecales es generalizada y el material particulado dejado por las bombas explotadas está aumentando las tasas de enfermedades respiratorias.
Según un nuevo informe del Arava Institute, un instituto de investigación ambiental con sede en Israel, Gaza está cubierta por unas 61 millones de toneladas de escombros, muchos de los cuales contienen amianto, municiones sin explotar y restos humanos sin enterrar. "La situación ambiental en Gaza antes del 7 de octubre era un desastre", señala el palestino Tareq Abuhamed, director del Arava Institute. Reconstruir siquiera hasta ese estado previo de desastre probablemente llevará décadas.
Un informe de las Naciones Unidas, publicado a finales de septiembre, estimó que se han producido daños por casi 70.000 millones de dólares en las carreteras, edificios e infraestructuras de Gaza durante los últimos dos años, mientras que más del 80% de las tierras de cultivo han sido destruidas. Menos del 10% de todos los residuos peligrosos se está eliminando de forma segura y la mayoría, por necesidad, se está quemando o acumulando en vertederos al aire libre. Mientras tanto, las aguas residuales sin tratar se vierten directamente en la tierra o en el mar.
"La basura se convierte en montañas, y las montañas son un lugar de cría para mosquitos y roedores, que propagan la malaria", explica Yasser El-Nahhal, químico ambiental y ecotoxicólogo de la Universidad Islámica de Gaza.
Mucho antes del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, los bloqueos israelíes impedían el acceso fácil al agua, la electricidad y la comida. Los apagones continuos han sido comunes en Palestina durante los últimos 20 años, y muchos residentes dependían de pequeñas unidades de desalinización -plantas que hacen potable el agua de mar- y de camiones cisterna privados para comprar agua potable. Ahora, la organización Médicos Sin Fronteras afirma que solo 1 de cada 10 de sus solicitudes para importar agua es aprobada por las autoridades israelíes.
"El medio ambiente [estaba] destruido antes de la guerra", cuenta El-Nahhal. "Pero desde que comenzó la guerra, ha sido destruido varias veces por encima de la imaginación".
El investigador palestino Mazin Qumsiyeh, del Palestine Institute for Biodiversity and Sustainability de la Universidad de Belén, califica lo que ocurre ahora como ecocidio: un término definido de forma amplia como la destrucción grave, a largo plazo y extendida del medio ambiente. Una coalición creciente de países espera definir legalmente el ecocidio como un crimen que la Corte Penal Internacional podría procesar.
"Gaza, por supuesto, era una sociedad funcional, aunque estuvo sometida a importantes sanciones en los últimos 16 años que limitaron los suministros", afiram Qumsiyeh. "Tenían una sociedad funcional. Tenían escuelas, universidades, instalaciones de tratamiento de aguas residuales y una planta de desalinización. Todo esto fue destruido en esta guerra genocida y ecocida".
A principios de octubre, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el congreso de conservación más grande del mundo, firmó una resolución afirmando que el ecocidio debe ser tratado como un delito. Jojo Mehta, fundadora del grupo de defensa legal Stop Ecocide International, dijo que aunque la resolución define el ecocidio de forma bastante amplia, ciertamente podría aplicarse a la conducta de Israel en Gaza. "Lo que ha estado ocurriendo en términos del medio ambiente en Gaza es horrible", señala Mehta. "No creo que nadie dude de que es ecocida".
Los funcionarios israelíes no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios para este reportaje.
El informe del Arava pide que la ayuda hacia Gaza no tenga impedimentos, así como sistemas de agua potable y kits de higiene personal para mitigar enfermedades. Las Naciones Unidas, en su informe de septiembre, escribieron que hacer que el entorno de Gaza vuelva a ser habitable "requerirá un cese de las hostilidades. La primera fase de la recuperación se centrará en salvar vidas, mediante la restauración de los servicios esenciales y la eliminación de escombros".
Aun así, Qumsiyeh, de la Universidad de Belén, dijo que los palestinos seguirán reconstruyendo, incluso si, como considera probable, el alto el fuego actual se derrumba. "No digo que tengamos una tasa de éxito enorme", dijo, "pero imagina que tu comunidad es destruida decenas de veces y sigues reconstruyendo. Eso demuestra una cantidad increíble de esperanza".
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Grist el 17 de octubre. Lo publicamos en español en Climática' como parte de la alianza internacional Covering Climate Now', creada para ampliar la cobertura informativa sobre el cambio climático.
Fuente: Climática