El futuro de Chubut frente al uranio: promesas y resistencias en el marco de la transición energéticaEn medio del debate sobre la transición energética, el Gobierno nacional busca posicionar a la Argentina como un actor clave en la producción de uranio para la demanda de energía atómica. Según la World Nuclear Association el país tiene el 0,56% de las reservas de uranio del mundo. Chubut concentra la mitad de esas reservas: los proyectos Cerro Solo, Meseta Central y Laguna Salada representan el 48,8% del total nacional, lo que lo configura como epicentro de los recursos de uranio en el territorio. Aunque abunda el mineral, el país no cuenta con la capacidad industrial necesaria para su extracción. Existen, además, resistencias sociales en provincias como Chubut o Mendoza donde han sido históricas las movilizaciones en contra de la minería a cielo abierto.
El uranio es un elemento químico natural que se encuentra en la corteza terrestre, generalmente asociado a rocas graníticas y sedimentarias. El tipo más abundante es el uranio-238, que representa el 99,3% del total. Le sigue el uranio-235, con una proporción del 0,7%, que es la principal fuente de generación de energía en los reactores nucleares. Tiene otras aplicaciones en distintas ramas como la medicina, la industria y la preservación de alimentos.
Según explicó el ingeniero y especialista en Gestión y Auditoría Ambiental, Ariel Testino, a la Red Federal de Periodismo e Innovación (RPI), "lo llaman combustible nuclear, aunque no hay ninguna combustión en el medio: se trata de una fisión nuclear, se rompe el núcleo, desprende energía y esa energía se utiliza para generar otra forma de energía, la energía eléctrica".
El primer depósito de uranio en la Argentina fue descubierto en 1946 en el departamento de Las Heras, Mendoza, donde se establecieron las minas Soberanía e Independencia. En 1951 fue identificado, en el mismo lugar, el depósito Papagayos, el primero en ser registrado a nombre del Estado nacional. A fines de 1952, el mineral extraído fue procesado en una planta experimental de la CNEA en la ciudad de Córdoba, donde se obtuvieron las primeras 4,5 toneladas de concentrado de uranio del país, lo que constituyó un hito para Latinoamérica.
Ese año fue descubierto el depósito Huemul en Malargüe, Mendoza, donde se empezó a extraer uranio en 1995. A partir de ese momento, diversos acuerdos provinciales permitieron la evaluación y exploración de nuevos depósitos en todo el territorio nacional.
De 1952 a 1997 Argentina produjo aproximadamente 2.600 tU en la forma de diuranato de amonio ("yellowcake"), destinadas a cubrir la demanda local. Durante ese período funcionaron siete centros de producción (no simultáneos), una planta piloto y unos 10 yacimientos en los que se utilizó tanto la minería a cielo abierto (con participaciones del 82%) como la subterránea (18%) con siete centros de producción. La actividad exploratoria estuvo a cargo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), organismo creado en 1950.
Aunque el país está entre los 15 principales productores de uranio, a mediados de los 90 la producción nacional se descontinuó por la caída del precio del recurso en el mercado internacional. A pesar de las amplias reservas y la ingeniería de reactores, desde hace más de 20 años el país importa el concentrado de uranio de Kazajistán y Canadá.
Desde la CNEA explicaron a la Red Federal de Periodismo e Innovación, que "la Argentina cuenta con 33.780 tU como recursos identificados recuperables en la categoría de costo de producción de US$ 130 por kilogramo de uranio, lo que equivale a un suministro energético para 150 años al ritmo del consumo actual". "A pesar de disponer de estos recursos, el país importa concentrados de uranio para cubrir la demanda local de unas 220 tU por año para fabricar el combustible de las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse", agregaron.
Según precisa el geólogo Luis López en un artículo para el Instituto de Energía y Desarrollo Sostenible de la CNEA "en los últimos años la exploración de U se ha mantenido en niveles razonables y con buenas posibilidades para identificar nuevos recursos". Sin embargo, afirma que a la fecha "no hay perspectivas claras para la producción local de U en el corto plazo, y la demanda para las centrales".
Sostiene que a partir del 2030 se espera un aumento considerable en la capacidad de generación nuclear y, en consecuencia, de las necesidades de uranio: "Teniendo en cuenta esta expansión, el retorno a la producción nacional de U sería la opción más sostenible para el ciclo de combustible nuclear argentino, con connotaciones muy positivas en términos de seguridad energética ("Una mirada de los recursos de uranio en Argentina", 2022).
El Plan Nuclear de Milei
En el 20 de diciembre de 2024, el presidente Javier Miei anunció el Plan Nuclear Argentino, que tiene como objetivo construir un reactor modular pequeño (SMR) en el predio de la Central Nuclear Atucha y, en una segunda etapa, "desarrollar las reservas de uranio, que servirán para cubrir la demanda doméstica y posicionará al país como exportador de elementos combustibles de alto valor agregado".
El Gobierno nacional creará además el Consejo Nuclear Argentino, presidido por el jefe de Gabinete de Asesores del Presidente; e integrado por el jefe de Gabinete; el ministro de Defensa; y el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
"Contamos con un pueblo privilegiado en capital humano, con tierras inhóspitas a baja temperatura en toda nuestra Patagonia, lo cual es una ventaja comparativa para montar servidores de Inteligencia Artificial", explicó el mandatario. "Tenemos abundantes reservas de energía que son necesarias para abastecer cualquier desarrollo", agregó.
Milei habló del futuro energético del país e indicó que "se va a generar en el mundo entero un resurgimiento de la energía nuclear". Se refirió a "incontables campañas de desprestigio de algunas fundaciones internacionales" contra "la única fuente eficiente, abundante y rápidamente escalable para hacerle frente al desarrollo de nuestra civilización".
La necesidad de energía nuclear está íntimamente relacionada con el desarrollo de la Inteligencia Artificial a nivel global, que demanda grandes cantidades de energía. El Presidente también se refirió a este punto y aseguró que el país será capaz de liderar esta transición energética y "lo hará con tecnología 100% argentina, desarrollada por nuestros ingenieros nucleares, quienes son reconocidos entre los mejores del mundo".
Proyectos de uranio en Argentina
Actualmente existen 17 proyectos de uranio en la Argentina, todos con distintos niveles de avance. De ese total, 14 están en la región patagónica y 8 de ellos en la provincia de Chubut, que concentra casi la mitad de las reservas de uranio del país. La mayoría de los proyectos se encuentra en etapa de prospección y exploración inicial. Chubut, Mendoza y Río Negro lideran la capacidad de producción de uranio y es en estas provincias donde se concentra la mayor cantidad de proyectos.
En minería, los proyectos avanzan por etapas. La primera fase es la prospección, que identifica áreas con potencial mineral mediante actividades poco invasivas (6 proyectos patagónicos están en esta etapa). La exploración inicial (3 proyectos) define las características geológicas del depósito, aunque sin datos suficientes para evaluar su viabilidad económica. En la etapa de exploración avanzada (3 proyectos), se intensifican las perforaciones para estimar recursos con mayor precisión. La evaluación económica preliminar (2 proyectos) elabora estudios iniciales (PEA) para determinar la rentabilidad. El proceso continúa con estudios de prefactibilidad y factibilidad y actividades de construcción y mantenimiento.
Los proyectos más avanzados están en Salta (Don Otto) y Mendoza (Sierra Pintada U), ambos en factibilidad, aunque todavía requieren inversiones y consenso social para avanzar en la producción. Según datos de la Secretaría de Minería, hay 14 proyectos de uranio en la Patagonia. En Neuquén, hay cateos en prospección. En Río Negro, se destaca Amarillo Grande (evaluación económica preliminar), Catriel U ISL (exploración inicial), y Kaia y Lucho U (prospección). En Santa Cruz, el proyecto Meseta Sirven U está en exploración inicial.
Chubut posee uno de los yacimientos más prometedores y más grandes del país con Cerro Solo, que tendría el potencial para abastecer las centrales nucleares argentinas. Los proyectos en la provincia están en: exploración avanzada (Laguna Salada, Cerro Solo, Laguna Colorada, Meseta Central), evaluación económica preliminar (Laguna Salada), exploración inicial (Arroyo Perdido) y prospección (Hope, Lago Seco, Sierra Cuadrada).
Según las cifras de sus yacimientos, documentadas por informes de distintos organismos nacionales e internacionales de energía atómica, la provincia posee una gran reserva del mineral. Cerro Solo, que lidera las reservas, cuenta con 4.420 toneladas de uranio. En Los Adobes, yacimiento histórico, ya se extrajeron 90.198 toneladas de mineral para obtener 108 toneladas de uranio, aunque actualmente sus reservas son bajas. Laguna Colorada dispone de 100 toneladas de uranio "aseguradas". Laguna Salada, por su parte, registra 2.430 toneladas "aseguradas" y 1.640 "inferidas". Arroyo Perdido posee una superficie legal de 1.600 hectáreas aunque el volumen total de sus reservas no ha sido corroborado.
Interés internacional
A principios de este año el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, anunció la intención de avanzar con la explotación de uranio en la provincia, con el objetivo de diversificar la economía y generar empleo en la Meseta Central. La promoción de la explotación de uranio, con Cerro Solo como polo estratégico, se integra al Plan Nuclear Argentina 2025 anunciado por el Gobierno nacional.
En este marco, el Gobierno provincial inició negociaciones con Nación para transferir el control de las minas a la provincia. El argumento del Gobierno de Torres se basa en la constitución de 1994, que establece que los recursos naturales pertenecen a las provincias. Además, se criticó la "inactividad y la falta de inversiones" por parte de la CNEA durante décadas. Torres busca que la provincia reciba la transferencia de sus minas de uranio en manos de la CNEA como parte de la negociación para compensar el recorte de fondos transferidos desde el Gobierno nacional.
El uranio de Chubut: Torres aseguró que hay una "oportunidad histórica" y Milei salió a festejar
Un punto clave del plan es la creación de una subsidiaria de YPF para liderar la minería de uranio, lo que implica la construcción de un polo de desarrollo en la provincia en caso de que avance la confección de reactores modulares. El mandatario provincial se reunió en julio con Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica Argentina SA; Horacio Marín, presidente y CEO de YPF; y el entonces jefe de gabinete, Guillermo Francos, para rubricar el acuerdo. Empresas como Blue Sky Uranium Corp. (Canadá) y UrAmérica Ltd. (Reino Unido) lideran hoy la exploración de uranio en Chubut y se espera que más compañías se sumen en el futuro.
El avance del proyecto extractivista se hizo evidente en noviembre cuando se conoció que una misión internacional visitaba Chubut para evaluar la infraestructura para la producción de uranio. La misión estuvo encabezada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) e incluyó reuniones técnicas y visitas al proyecto ubicado en Cerro Solo.
El yacimiento se encuentra a 70 Km. de la localidad de Paso de Indios a la que se accede por la Ruta Nacional 25 y desde allí por las rutas provinciales 12, 40 y 58. Está próximo a la mina de uranio a cielo abierto Los Adobes que fue explotada en los años '70 durante la dictadura militar.
La visita fue solicitada por la CNEA y según explicó su vicepresidente, Luis Rovere, "aportará insumos clave para la elaboración de nuevos planes que permitan avanzar hacia el renacimiento de la minería de uranio en el país". La misión estuvo integrada por un equipo del OIEA con especialistas de Brasil, Canadá, Francia y Namibia que abordó 16 aspectos clave de producción del recurso, entre ellos el marco legal y regulatorio, la seguridad radiológica, la protección ambiental, la gestión de residuos, la seguridad física, el financiamiento y el desarrollo de recursos humanos.
Debates y resistencias
Los impulsores de los proyectos de extracción de uranio argumentan que el país puede posicionarse a la vanguardia en un momento clave de transición energética y revalorización de la energía nuclear, a la que definen como una energía limpia y estable. En diálogo con CNN San Juan, el asesor de Blue Sky Uranium y presidente de la Cámara de Empresas Mineras de Mendoza, Guillermo Pensado, sostuvo que la producción de uranio "garantiza la independencia económica" y complementa al petróleo, el gas y el litio.
Dijo además que el recurso debe incorporarse al mapa de los minerales estratégicos necesarios para la transición energética: "Tenemos una ventana de oportunidad única. Si combinamos la producción de litio para las baterías, el cobre para las redes eléctricas y el uranio para la energía nuclear, Argentina puede convertirse en un actor clave de la nueva economía energética global", aseguró.
"Con Vaca Muerta, la minería y el campo como motores, en diez o veinte años podríamos tener una economía diversificada y estable. El uranio puede ser la pieza que falta para completar ese rompecabezas energético", agregó en línea con el discurso nacional.
Según detalla el Gobierno, todas las acciones que se desarrollan en la CNEA se enmarcan en la Ley Nº 24.585 de Protección Ambiental para la Actividad Minera, la cual reglamenta, en sus anexos I, II y III, la información que deben contener los informes de impacto ambiental para las etapas de prospección, exploración y explotación. Y asegura que se cumplen todas las normativas de orden provincial y municipal.
Sin embargo, en provincias con luchas históricas en contra del extractivismo como en Chubut, la ciudadanía pone serios interrogantes al plan de extracción del uranio, que atenta contra la legislación vigente en torno a las actividades mineras.
La Ley 5001, un freno
El 28 de febrero, cuando Torres hizo pública su intención de habilitar la minería de uranio en Chubut, precisó que se haría a través de la lixiviación in "situ", con uso de ácido sulfúrico. La elección de este método busca evitar el alcance de la Ley XVII-68 (Ex- Ley N°5001) que prohíbe la minería a cielo abierto. Estos son dos de los tres métodos principales de explotación del uranio.
La minería a cielo abierto se utiliza cuando la mena (mineral que contiene al uranio) se encuentra a menos de 100 metros de profundidad. En Chubut está prohibida desde el 2003, tras las movilizaciones masivas en contra de la actividad minera. También se puede utilizar la exploración en forma subterránea cuando el mineral se encuentra a más de 100 metros de la superficie, y se realiza por pozos verticales y galerías horizontales que permiten la explotación y ventilación de las zonas mineralizadas.
La lixiviación "in situ", el método al que se refirió el gobernador, consiste en acceder a las mineralizaciones subterráneas a través de sondeos, que permiten disolver el uranio con la inyección de soluciones de ácido sulfúrico o carbonatadas que luego se bombean a la superficie para separar el uranio.
Tanto la minería como la lixiviación, sin embargo, han sido señaladas por sus riesgos en la salud y el ambiente. La minería de uranio presenta, según el investigador de física Salvador Gil, "riesgos considerables para la salud, particularmente el cáncer de pulmón entre los trabajadores, debido a la presencia del gas radón y sus productos de descomposición en las minas".
La lixiviación "in situ", por su parte, implica impactos ambientales significativos si no se manejan adecuadamente, ya que el ácido sulfúrico puede contaminar aguas subterráneas y superficiales.
La CNEA advirtió que esta última metodología no está indicada para el yacimiento de Cerro Solo, dadas sus características geológicas e hidrogeológicas, con posibilidad real de contaminación del agua subterránea.
El 7 de marzo, pocos días después del anuncio oficial del Gobierno provincial, vecinos de la Asamblea del No a la Mina de Esquel presentaron a las autoridades una nota en rechazo al proyecto. Allí ratifican la oposición a la minería de primera categoría que incluye diversos metales, entre ellos el uranio, que suponen una gran movilización de metales pesados al ambiente.
"Se trata de emprendimientos de gran ocupación territorial (por esto, se llama megaminería) requieren siempre del uso de productos químicos de variada toxicidad para extraer el metal de interés (...) Se necesitan volúmenes siderales de agua, siendo el riesgo para este vital elemento la escasez por competencia y/o la contaminación superficial y subterránea. Además, requiere de mucha energía eléctrica, teniendo en cuenta que no es una actividad productiva sino una industria mineralometalúrgica, y de grandes volúmenes de combustible para movilizar los cientos de camiones diarios que transportan la roca a las plantas de procesamiento", indica el comunicado.
La Asamblea también advierte por las emisiones radioactivas de los restos de uranio y sus productos de degradación: radio-266 y radón-222. Señalan que en las minas Los Adobes y Cerro Cóndor permanecen los pasivos ambientales de los proyectos que allí se desarrollaron durante la última dictadura militar, "y aún hoy se desconocen los registros oficiales de mediciones radiactivas en esa zona". Además, recordaron las movilizaciones masivas que se realizaron en la provincia en las últimas dos décadas en rechazo a proyectos de esta categoría, que derivaron en la declaración oficial de Esquel como "Municipio No Nuclear".
Desde la CNEA afirmaron que "la reactivación de las actividades productivas y los proyectos actuales de remediación ambiental en sitios mineros agotados requiere que se lleven a cabo conforme a las normativas y regulaciones vigentes a nivel internacional, nacional, provincial y municipal. Esto es fundamental para minimizar los impactos ambientales y garantizar la seguridad en cada etapa del proceso".
A pesar de las resistencias sociales y legales, la mirada internacional está puesta en Chubut como enclave estratégico de la producción del uranio. En la Patagonia ya hay un avance visible: en diciembre del 2024 el empresario Eduardo Eurnekian -figura cercana a la Libertad Avanza- adquirió el proyecto de uranio más grande del país, ubicado en Río Negro, con una inversión de US$160 millones que logró gracias a un acuerdo con Blue Sky Uranium Corp y su subsidiaria nacional Minera Cielo Azul SA.
Las economías mundiales debaten la necesidad de transición energética, así como la apuesta por nuevos recursos que prometen -a primera vista- consolidarse como alternativas productivas. Sin dudas, Chubut jugará un papel clave, que más allá de los desafíos técnicos no podrá dejar de lado la implicación de un proyecto de estas características en la ciudadanía y la visible ausencia de licencia social.
En medio del debate sobre la transición energética, el Gobierno nacional busca posicionar a la Argentina como un actor clave en la producción de uranio para la demanda de energía atómica. Según la World Nuclear Association el país tiene el 0,56% de las reservas de uranio del mundo. Chubut concentra la mitad de esas reservas: los proyectos Cerro Solo, Meseta Central y Laguna Salada representan el 48,8% del total nacional, lo que lo configura como epicentro de los recursos de uranio en el territorio. Aunque abunda el mineral, el país no cuenta con la capacidad industrial necesaria para su extracción. Existen, además, resistencias sociales en provincias como Chubut o Mendoza donde han sido históricas las movilizaciones en contra de la minería a cielo abierto.
El uranio es un elemento químico natural que se encuentra en la corteza terrestre, generalmente asociado a rocas graníticas y sedimentarias. El tipo más abundante es el uranio-238, que representa el 99,3% del total. Le sigue el uranio-235, con una proporción del 0,7%, que es la principal fuente de generación de energía en los reactores nucleares. Tiene otras aplicaciones en distintas ramas como la medicina, la industria y la preservación de alimentos.
Según explicó el ingeniero y especialista en Gestión y Auditoría Ambiental, Ariel Testino, a la Red Federal de Periodismo e Innovación (RPI), "lo llaman combustible nuclear, aunque no hay ninguna combustión en el medio: se trata de una fisión nuclear, se rompe el núcleo, desprende energía y esa energía se utiliza para generar otra forma de energía, la energía eléctrica".
El primer depósito de uranio en la Argentina fue descubierto en 1946 en el departamento de Las Heras, Mendoza, donde se establecieron las minas Soberanía e Independencia. En 1951 fue identificado, en el mismo lugar, el depósito Papagayos, el primero en ser registrado a nombre del Estado nacional. A fines de 1952, el mineral extraído fue procesado en una planta experimental de la CNEA en la ciudad de Córdoba, donde se obtuvieron las primeras 4,5 toneladas de concentrado de uranio del país, lo que constituyó un hito para Latinoamérica.
Ese año fue descubierto el depósito Huemul en Malargüe, Mendoza, donde se empezó a extraer uranio en 1995. A partir de ese momento, diversos acuerdos provinciales permitieron la evaluación y exploración de nuevos depósitos en todo el territorio nacional.
De 1952 a 1997 Argentina produjo aproximadamente 2.600 tU en la forma de diuranato de amonio ("yellowcake"), destinadas a cubrir la demanda local. Durante ese período funcionaron siete centros de producción (no simultáneos), una planta piloto y unos 10 yacimientos en los que se utilizó tanto la minería a cielo abierto (con participaciones del 82%) como la subterránea (18%) con siete centros de producción. La actividad exploratoria estuvo a cargo de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), organismo creado en 1950.
Aunque el país está entre los 15 principales productores de uranio, a mediados de los 90 la producción nacional se descontinuó por la caída del precio del recurso en el mercado internacional. A pesar de las amplias reservas y la ingeniería de reactores, desde hace más de 20 años el país importa el concentrado de uranio de Kazajistán y Canadá.
Desde la CNEA explicaron a la Red Federal de Periodismo e Innovación, que "la Argentina cuenta con 33.780 tU como recursos identificados recuperables en la categoría de costo de producción de US$ 130 por kilogramo de uranio, lo que equivale a un suministro energético para 150 años al ritmo del consumo actual". "A pesar de disponer de estos recursos, el país importa concentrados de uranio para cubrir la demanda local de unas 220 tU por año para fabricar el combustible de las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse", agregaron.
Según precisa el geólogo Luis López en un artículo para el Instituto de Energía y Desarrollo Sostenible de la CNEA "en los últimos años la exploración de U se ha mantenido en niveles razonables y con buenas posibilidades para identificar nuevos recursos". Sin embargo, afirma que a la fecha "no hay perspectivas claras para la producción local de U en el corto plazo, y la demanda para las centrales".
Sostiene que a partir del 2030 se espera un aumento considerable en la capacidad de generación nuclear y, en consecuencia, de las necesidades de uranio: "Teniendo en cuenta esta expansión, el retorno a la producción nacional de U sería la opción más sostenible para el ciclo de combustible nuclear argentino, con connotaciones muy positivas en términos de seguridad energética ("Una mirada de los recursos de uranio en Argentina", 2022).
El Plan Nuclear de Milei
En el 20 de diciembre de 2024, el presidente Javier Miei anunció el Plan Nuclear Argentino, que tiene como objetivo construir un reactor modular pequeño (SMR) en el predio de la Central Nuclear Atucha y, en una segunda etapa, "desarrollar las reservas de uranio, que servirán para cubrir la demanda doméstica y posicionará al país como exportador de elementos combustibles de alto valor agregado".
El Gobierno nacional creará además el Consejo Nuclear Argentino, presidido por el jefe de Gabinete de Asesores del Presidente; e integrado por el jefe de Gabinete; el ministro de Defensa; y el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica.
"Contamos con un pueblo privilegiado en capital humano, con tierras inhóspitas a baja temperatura en toda nuestra Patagonia, lo cual es una ventaja comparativa para montar servidores de Inteligencia Artificial", explicó el mandatario. "Tenemos abundantes reservas de energía que son necesarias para abastecer cualquier desarrollo", agregó.
Milei habló del futuro energético del país e indicó que "se va a generar en el mundo entero un resurgimiento de la energía nuclear". Se refirió a "incontables campañas de desprestigio de algunas fundaciones internacionales" contra "la única fuente eficiente, abundante y rápidamente escalable para hacerle frente al desarrollo de nuestra civilización".
La necesidad de energía nuclear está íntimamente relacionada con el desarrollo de la Inteligencia Artificial a nivel global, que demanda grandes cantidades de energía. El Presidente también se refirió a este punto y aseguró que el país será capaz de liderar esta transición energética y "lo hará con tecnología 100% argentina, desarrollada por nuestros ingenieros nucleares, quienes son reconocidos entre los mejores del mundo".
Proyectos de uranio en Argentina
Actualmente existen 17 proyectos de uranio en la Argentina, todos con distintos niveles de avance. De ese total, 14 están en la región patagónica y 8 de ellos en la provincia de Chubut, que concentra casi la mitad de las reservas de uranio del país. La mayoría de los proyectos se encuentra en etapa de prospección y exploración inicial. Chubut, Mendoza y Río Negro lideran la capacidad de producción de uranio y es en estas provincias donde se concentra la mayor cantidad de proyectos.
En minería, los proyectos avanzan por etapas. La primera fase es la prospección, que identifica áreas con potencial mineral mediante actividades poco invasivas (6 proyectos patagónicos están en esta etapa). La exploración inicial (3 proyectos) define las características geológicas del depósito, aunque sin datos suficientes para evaluar su viabilidad económica. En la etapa de exploración avanzada (3 proyectos), se intensifican las perforaciones para estimar recursos con mayor precisión. La evaluación económica preliminar (2 proyectos) elabora estudios iniciales (PEA) para determinar la rentabilidad. El proceso continúa con estudios de prefactibilidad y factibilidad y actividades de construcción y mantenimiento.
Los proyectos más avanzados están en Salta (Don Otto) y Mendoza (Sierra Pintada U), ambos en factibilidad, aunque todavía requieren inversiones y consenso social para avanzar en la producción. Según datos de la Secretaría de Minería, hay 14 proyectos de uranio en la Patagonia. En Neuquén, hay cateos en prospección. En Río Negro, se destaca Amarillo Grande (evaluación económica preliminar), Catriel U ISL (exploración inicial), y Kaia y Lucho U (prospección). En Santa Cruz, el proyecto Meseta Sirven U está en exploración inicial.
Chubut posee uno de los yacimientos más prometedores y más grandes del país con Cerro Solo, que tendría el potencial para abastecer las centrales nucleares argentinas. Los proyectos en la provincia están en: exploración avanzada (Laguna Salada, Cerro Solo, Laguna Colorada, Meseta Central), evaluación económica preliminar (Laguna Salada), exploración inicial (Arroyo Perdido) y prospección (Hope, Lago Seco, Sierra Cuadrada).
Según las cifras de sus yacimientos, documentadas por informes de distintos organismos nacionales e internacionales de energía atómica, la provincia posee una gran reserva del mineral. Cerro Solo, que lidera las reservas, cuenta con 4.420 toneladas de uranio. En Los Adobes, yacimiento histórico, ya se extrajeron 90.198 toneladas de mineral para obtener 108 toneladas de uranio, aunque actualmente sus reservas son bajas. Laguna Colorada dispone de 100 toneladas de uranio "aseguradas". Laguna Salada, por su parte, registra 2.430 toneladas "aseguradas" y 1.640 "inferidas". Arroyo Perdido posee una superficie legal de 1.600 hectáreas aunque el volumen total de sus reservas no ha sido corroborado.
Interés internacional
A principios de este año el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, anunció la intención de avanzar con la explotación de uranio en la provincia, con el objetivo de diversificar la economía y generar empleo en la Meseta Central. La promoción de la explotación de uranio, con Cerro Solo como polo estratégico, se integra al Plan Nuclear Argentina 2025 anunciado por el Gobierno nacional.
En este marco, el Gobierno provincial inició negociaciones con Nación para transferir el control de las minas a la provincia. El argumento del Gobierno de Torres se basa en la constitución de 1994, que establece que los recursos naturales pertenecen a las provincias. Además, se criticó la "inactividad y la falta de inversiones" por parte de la CNEA durante décadas. Torres busca que la provincia reciba la transferencia de sus minas de uranio en manos de la CNEA como parte de la negociación para compensar el recorte de fondos transferidos desde el Gobierno nacional.
El uranio de Chubut: Torres aseguró que hay una "oportunidad histórica" y Milei salió a festejar
Un punto clave del plan es la creación de una subsidiaria de YPF para liderar la minería de uranio, lo que implica la construcción de un polo de desarrollo en la provincia en caso de que avance la confección de reactores modulares. El mandatario provincial se reunió en julio con Demian Reidel, presidente de Nucleoeléctrica Argentina SA; Horacio Marín, presidente y CEO de YPF; y el entonces jefe de gabinete, Guillermo Francos, para rubricar el acuerdo. Empresas como Blue Sky Uranium Corp. (Canadá) y UrAmérica Ltd. (Reino Unido) lideran hoy la exploración de uranio en Chubut y se espera que más compañías se sumen en el futuro.
El avance del proyecto extractivista se hizo evidente en noviembre cuando se conoció que una misión internacional visitaba Chubut para evaluar la infraestructura para la producción de uranio. La misión estuvo encabezada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) e incluyó reuniones técnicas y visitas al proyecto ubicado en Cerro Solo.
El yacimiento se encuentra a 70 Km. de la localidad de Paso de Indios a la que se accede por la Ruta Nacional 25 y desde allí por las rutas provinciales 12, 40 y 58. Está próximo a la mina de uranio a cielo abierto Los Adobes que fue explotada en los años '70 durante la dictadura militar.
La visita fue solicitada por la CNEA y según explicó su vicepresidente, Luis Rovere, "aportará insumos clave para la elaboración de nuevos planes que permitan avanzar hacia el renacimiento de la minería de uranio en el país". La misión estuvo integrada por un equipo del OIEA con especialistas de Brasil, Canadá, Francia y Namibia que abordó 16 aspectos clave de producción del recurso, entre ellos el marco legal y regulatorio, la seguridad radiológica, la protección ambiental, la gestión de residuos, la seguridad física, el financiamiento y el desarrollo de recursos humanos.
Debates y resistencias
Los impulsores de los proyectos de extracción de uranio argumentan que el país puede posicionarse a la vanguardia en un momento clave de transición energética y revalorización de la energía nuclear, a la que definen como una energía limpia y estable. En diálogo con CNN San Juan, el asesor de Blue Sky Uranium y presidente de la Cámara de Empresas Mineras de Mendoza, Guillermo Pensado, sostuvo que la producción de uranio "garantiza la independencia económica" y complementa al petróleo, el gas y el litio.
Dijo además que el recurso debe incorporarse al mapa de los minerales estratégicos necesarios para la transición energética: "Tenemos una ventana de oportunidad única. Si combinamos la producción de litio para las baterías, el cobre para las redes eléctricas y el uranio para la energía nuclear, Argentina puede convertirse en un actor clave de la nueva economía energética global", aseguró.
"Con Vaca Muerta, la minería y el campo como motores, en diez o veinte años podríamos tener una economía diversificada y estable. El uranio puede ser la pieza que falta para completar ese rompecabezas energético", agregó en línea con el discurso nacional.
Según detalla el Gobierno, todas las acciones que se desarrollan en la CNEA se enmarcan en la Ley Nº 24.585 de Protección Ambiental para la Actividad Minera, la cual reglamenta, en sus anexos I, II y III, la información que deben contener los informes de impacto ambiental para las etapas de prospección, exploración y explotación. Y asegura que se cumplen todas las normativas de orden provincial y municipal.
Sin embargo, en provincias con luchas históricas en contra del extractivismo como en Chubut, la ciudadanía pone serios interrogantes al plan de extracción del uranio, que atenta contra la legislación vigente en torno a las actividades mineras.
La Ley 5001, un freno
El 28 de febrero, cuando Torres hizo pública su intención de habilitar la minería de uranio en Chubut, precisó que se haría a través de la lixiviación in "situ", con uso de ácido sulfúrico. La elección de este método busca evitar el alcance de la Ley XVII-68 (Ex- Ley N°5001) que prohíbe la minería a cielo abierto. Estos son dos de los tres métodos principales de explotación del uranio.
La minería a cielo abierto se utiliza cuando la mena (mineral que contiene al uranio) se encuentra a menos de 100 metros de profundidad. En Chubut está prohibida desde el 2003, tras las movilizaciones masivas en contra de la actividad minera. También se puede utilizar la exploración en forma subterránea cuando el mineral se encuentra a más de 100 metros de la superficie, y se realiza por pozos verticales y galerías horizontales que permiten la explotación y ventilación de las zonas mineralizadas.
La lixiviación "in situ", el método al que se refirió el gobernador, consiste en acceder a las mineralizaciones subterráneas a través de sondeos, que permiten disolver el uranio con la inyección de soluciones de ácido sulfúrico o carbonatadas que luego se bombean a la superficie para separar el uranio.
Tanto la minería como la lixiviación, sin embargo, han sido señaladas por sus riesgos en la salud y el ambiente. La minería de uranio presenta, según el investigador de física Salvador Gil, "riesgos considerables para la salud, particularmente el cáncer de pulmón entre los trabajadores, debido a la presencia del gas radón y sus productos de descomposición en las minas".
La lixiviación "in situ", por su parte, implica impactos ambientales significativos si no se manejan adecuadamente, ya que el ácido sulfúrico puede contaminar aguas subterráneas y superficiales.
La CNEA advirtió que esta última metodología no está indicada para el yacimiento de Cerro Solo, dadas sus características geológicas e hidrogeológicas, con posibilidad real de contaminación del agua subterránea.
El 7 de marzo, pocos días después del anuncio oficial del Gobierno provincial, vecinos de la Asamblea del No a la Mina de Esquel presentaron a las autoridades una nota en rechazo al proyecto. Allí ratifican la oposición a la minería de primera categoría que incluye diversos metales, entre ellos el uranio, que suponen una gran movilización de metales pesados al ambiente.
"Se trata de emprendimientos de gran ocupación territorial (por esto, se llama megaminería) requieren siempre del uso de productos químicos de variada toxicidad para extraer el metal de interés (...) Se necesitan volúmenes siderales de agua, siendo el riesgo para este vital elemento la escasez por competencia y/o la contaminación superficial y subterránea. Además, requiere de mucha energía eléctrica, teniendo en cuenta que no es una actividad productiva sino una industria mineralometalúrgica, y de grandes volúmenes de combustible para movilizar los cientos de camiones diarios que transportan la roca a las plantas de procesamiento", indica el comunicado.
La Asamblea también advierte por las emisiones radioactivas de los restos de uranio y sus productos de degradación: radio-266 y radón-222. Señalan que en las minas Los Adobes y Cerro Cóndor permanecen los pasivos ambientales de los proyectos que allí se desarrollaron durante la última dictadura militar, "y aún hoy se desconocen los registros oficiales de mediciones radiactivas en esa zona". Además, recordaron las movilizaciones masivas que se realizaron en la provincia en las últimas dos décadas en rechazo a proyectos de esta categoría, que derivaron en la declaración oficial de Esquel como "Municipio No Nuclear".
Desde la CNEA afirmaron que "la reactivación de las actividades productivas y los proyectos actuales de remediación ambiental en sitios mineros agotados requiere que se lleven a cabo conforme a las normativas y regulaciones vigentes a nivel internacional, nacional, provincial y municipal. Esto es fundamental para minimizar los impactos ambientales y garantizar la seguridad en cada etapa del proceso".
A pesar de las resistencias sociales y legales, la mirada internacional está puesta en Chubut como enclave estratégico de la producción del uranio. En la Patagonia ya hay un avance visible: en diciembre del 2024 el empresario Eduardo Eurnekian -figura cercana a la Libertad Avanza- adquirió el proyecto de uranio más grande del país, ubicado en Río Negro, con una inversión de US$160 millones que logró gracias a un acuerdo con Blue Sky Uranium Corp y su subsidiaria nacional Minera Cielo Azul SA.
Las economías mundiales debaten la necesidad de transición energética, así como la apuesta por nuevos recursos que prometen -a primera vista- consolidarse como alternativas productivas. Sin dudas, Chubut jugará un papel clave, que más allá de los desafíos técnicos no podrá dejar de lado la implicación de un proyecto de estas características en la ciudadanía y la visible ausencia de licencia social.