Petróleo
López: Argentina tenía que nacionalizar YPF, la conclusión era naturalCon una larga historia de trabajo en los yacimientos petroleros de la Patagonia y en simultáneo una vasta militancia sindical y política, especialmente en la CTA, Chiru López repasó algunos momentos de su vida desde esas dos perspectivas.
Yo había juntado plata para vivir un año sin trabajar. Yo sabía que me iban a golpear, recuerda Chiru López cuando lo despidieron de YPF, en julio de 1991, en pleno proceso de privatización.
Chiru nació en La Plata, donde se formó como ingeniero mecánico. Fue su interés por el petróleo, pero no en la refinería de de Ensenada, si no en los campos patagónicos. Así empieza la vida profesional de Rodolfo López en Plaza Huincul y luego en Comodoro Rivadavia, la ciudad donde vive, milita y, desde el 1 de octubre, dirige un observatorio universitario.
En julio de 1991, lo despidieron de YPF. Se considera el primer despedido político de la privatización. López siempre manifestó su oposición al proceso de privatización del gigante estatal petrolero, y siempre lo hizo manifiesto. Un ingeniero con definiciones políticas claras, y a contramano de las directivas de la compañía, terminaron con un López despedido.
Yo había juntado plata para vivir un año sin trabajar. Yo sabía que me iban a golpear, así que había arreglado todo con mi familia. Dejé el auto, no salí más a tomar café, comía lo elemental. Tuve una larga lucha que la judicialicé porque el sindicato no me ayudó, recordó en diálogo con Diario Patagónico.
Me las arreglé sólo para demostrarle a la empresa que yo había sido delegado. Un día me llama el abogado a Catriel, donde estaba trabajando, y me dice que habíamos perdido el juicio en segunda instancia. Ibamos a ir a la Corte Suprema, pero se pasaron los cuatro días hábiles y perdimos. Lo dejó caer, los abogados son muy corporativos, contó.
López dio clases en la Escuela Industrial. Sin embargo, eran tiempos difíciles para el sector, donde casi ningún joven optaba por carreras con salida laboral en el petróleo. Un día, hizo un examen anónimo donde preguntaba qué pensaban hacer en el futuro: unos iban a estudiar contador, otro abogado, otro se iba a ir de hippie. De los 30, dos querían ser ingenieros y no sé qué hicieron.
En lo que siguió de los noventa, estuvo contratado en algunas empresas para hacer tareas en pozos de todo el país. Al mismo tiempo, militaba en la CTA sin hacerlo público. También trabajó en México y en Ecuador, países donde también militó. En México trabajé 10 meses, participando en las luchas en la calle. Estuve en un congreso internacional y hablé en nombre de los trabajadores de la energía de Argentina, repasó.
La lucha continuó bajo distintas formas. Primero muy públicamente y después subterráneamente. Me adecuaba a las condiciones, porque yo tenía que subsistir, no podía estar sin trabajo. Ahora, cuando me pasaron a efectivo ahí saqué las uñas otra vez. Ahí empezamos a afiliar gente a lo que era el sindicato jerárquico petrolero, indicó.
López pasó a formar parte de Tecpetrol, donde se jubiló en julio del año pasado con diez años de antigüedad. En el último año, el rector Alberto Ayape y Jorge Gil, director de la cátedra Pensamiento Latinoamericano, le propusieron coordinar el Observatorio Universitario Patagónico de Hidrocarburos y Energía que empezó a trabajar desde el 1 de octubre en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).
Yo no soy investigador ni tengo una gran carrera en la Universidad, me tienen confianza política, ideológica y humana. Esa forma de pensar mía es la que la Universidad la tomó para creer que soy útil en ese aspecto, expresó. López buscará abordar el petróleo desde múltiples disciplinas como la ingeniería, la geología, la historia, las leyes. En este sentido, dio su mirada sobre la nacionalización de YPF.
En varias charlas que tuve con compañeros, yo decía que Argentina iba a nacionalizar el petróleo. Que tenía que nacionalizar YPF, la conclusión era natural porque era una necesidad del proceso económico, no ideológica del Gobierno. Si se abandona el modelo de inclusión e industrialización, vas a necesitar menos energía y se termina el problema, sentencia.
Fuente: Diario Patagónico
Con una larga historia de trabajo en los yacimientos petroleros de la Patagonia y en simultáneo una vasta militancia sindical y política, especialmente en la CTA, Chiru López repasó algunos momentos de su vida desde esas dos perspectivas.
Yo había juntado plata para vivir un año sin trabajar. Yo sabía que me iban a golpear, recuerda Chiru López cuando lo despidieron de YPF, en julio de 1991, en pleno proceso de privatización.
Chiru nació en La Plata, donde se formó como ingeniero mecánico. Fue su interés por el petróleo, pero no en la refinería de de Ensenada, si no en los campos patagónicos. Así empieza la vida profesional de Rodolfo López en Plaza Huincul y luego en Comodoro Rivadavia, la ciudad donde vive, milita y, desde el 1 de octubre, dirige un observatorio universitario.
En julio de 1991, lo despidieron de YPF. Se considera el primer despedido político de la privatización. López siempre manifestó su oposición al proceso de privatización del gigante estatal petrolero, y siempre lo hizo manifiesto. Un ingeniero con definiciones políticas claras, y a contramano de las directivas de la compañía, terminaron con un López despedido.
Yo había juntado plata para vivir un año sin trabajar. Yo sabía que me iban a golpear, así que había arreglado todo con mi familia. Dejé el auto, no salí más a tomar café, comía lo elemental. Tuve una larga lucha que la judicialicé porque el sindicato no me ayudó, recordó en diálogo con Diario Patagónico.
Me las arreglé sólo para demostrarle a la empresa que yo había sido delegado. Un día me llama el abogado a Catriel, donde estaba trabajando, y me dice que habíamos perdido el juicio en segunda instancia. Ibamos a ir a la Corte Suprema, pero se pasaron los cuatro días hábiles y perdimos. Lo dejó caer, los abogados son muy corporativos, contó.
López dio clases en la Escuela Industrial. Sin embargo, eran tiempos difíciles para el sector, donde casi ningún joven optaba por carreras con salida laboral en el petróleo. Un día, hizo un examen anónimo donde preguntaba qué pensaban hacer en el futuro: unos iban a estudiar contador, otro abogado, otro se iba a ir de hippie. De los 30, dos querían ser ingenieros y no sé qué hicieron.
En lo que siguió de los noventa, estuvo contratado en algunas empresas para hacer tareas en pozos de todo el país. Al mismo tiempo, militaba en la CTA sin hacerlo público. También trabajó en México y en Ecuador, países donde también militó. En México trabajé 10 meses, participando en las luchas en la calle. Estuve en un congreso internacional y hablé en nombre de los trabajadores de la energía de Argentina, repasó.
La lucha continuó bajo distintas formas. Primero muy públicamente y después subterráneamente. Me adecuaba a las condiciones, porque yo tenía que subsistir, no podía estar sin trabajo. Ahora, cuando me pasaron a efectivo ahí saqué las uñas otra vez. Ahí empezamos a afiliar gente a lo que era el sindicato jerárquico petrolero, indicó.
López pasó a formar parte de Tecpetrol, donde se jubiló en julio del año pasado con diez años de antigüedad. En el último año, el rector Alberto Ayape y Jorge Gil, director de la cátedra Pensamiento Latinoamericano, le propusieron coordinar el Observatorio Universitario Patagónico de Hidrocarburos y Energía que empezó a trabajar desde el 1 de octubre en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).
Yo no soy investigador ni tengo una gran carrera en la Universidad, me tienen confianza política, ideológica y humana. Esa forma de pensar mía es la que la Universidad la tomó para creer que soy útil en ese aspecto, expresó. López buscará abordar el petróleo desde múltiples disciplinas como la ingeniería, la geología, la historia, las leyes. En este sentido, dio su mirada sobre la nacionalización de YPF.
En varias charlas que tuve con compañeros, yo decía que Argentina iba a nacionalizar el petróleo. Que tenía que nacionalizar YPF, la conclusión era natural porque era una necesidad del proceso económico, no ideológica del Gobierno. Si se abandona el modelo de inclusión e industrialización, vas a necesitar menos energía y se termina el problema, sentencia.
Fuente: Diario Patagónico
Yo había juntado plata para vivir un año sin trabajar. Yo sabía que me iban a golpear, recuerda Chiru López cuando lo despidieron de YPF, en julio de 1991, en pleno proceso de privatización.
Chiru nació en La Plata, donde se formó como ingeniero mecánico. Fue su interés por el petróleo, pero no en la refinería de de Ensenada, si no en los campos patagónicos. Así empieza la vida profesional de Rodolfo López en Plaza Huincul y luego en Comodoro Rivadavia, la ciudad donde vive, milita y, desde el 1 de octubre, dirige un observatorio universitario.
En julio de 1991, lo despidieron de YPF. Se considera el primer despedido político de la privatización. López siempre manifestó su oposición al proceso de privatización del gigante estatal petrolero, y siempre lo hizo manifiesto. Un ingeniero con definiciones políticas claras, y a contramano de las directivas de la compañía, terminaron con un López despedido.
Yo había juntado plata para vivir un año sin trabajar. Yo sabía que me iban a golpear, así que había arreglado todo con mi familia. Dejé el auto, no salí más a tomar café, comía lo elemental. Tuve una larga lucha que la judicialicé porque el sindicato no me ayudó, recordó en diálogo con Diario Patagónico.
Me las arreglé sólo para demostrarle a la empresa que yo había sido delegado. Un día me llama el abogado a Catriel, donde estaba trabajando, y me dice que habíamos perdido el juicio en segunda instancia. Ibamos a ir a la Corte Suprema, pero se pasaron los cuatro días hábiles y perdimos. Lo dejó caer, los abogados son muy corporativos, contó.
López dio clases en la Escuela Industrial. Sin embargo, eran tiempos difíciles para el sector, donde casi ningún joven optaba por carreras con salida laboral en el petróleo. Un día, hizo un examen anónimo donde preguntaba qué pensaban hacer en el futuro: unos iban a estudiar contador, otro abogado, otro se iba a ir de hippie. De los 30, dos querían ser ingenieros y no sé qué hicieron.
En lo que siguió de los noventa, estuvo contratado en algunas empresas para hacer tareas en pozos de todo el país. Al mismo tiempo, militaba en la CTA sin hacerlo público. También trabajó en México y en Ecuador, países donde también militó. En México trabajé 10 meses, participando en las luchas en la calle. Estuve en un congreso internacional y hablé en nombre de los trabajadores de la energía de Argentina, repasó.
La lucha continuó bajo distintas formas. Primero muy públicamente y después subterráneamente. Me adecuaba a las condiciones, porque yo tenía que subsistir, no podía estar sin trabajo. Ahora, cuando me pasaron a efectivo ahí saqué las uñas otra vez. Ahí empezamos a afiliar gente a lo que era el sindicato jerárquico petrolero, indicó.
López pasó a formar parte de Tecpetrol, donde se jubiló en julio del año pasado con diez años de antigüedad. En el último año, el rector Alberto Ayape y Jorge Gil, director de la cátedra Pensamiento Latinoamericano, le propusieron coordinar el Observatorio Universitario Patagónico de Hidrocarburos y Energía que empezó a trabajar desde el 1 de octubre en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).
Yo no soy investigador ni tengo una gran carrera en la Universidad, me tienen confianza política, ideológica y humana. Esa forma de pensar mía es la que la Universidad la tomó para creer que soy útil en ese aspecto, expresó. López buscará abordar el petróleo desde múltiples disciplinas como la ingeniería, la geología, la historia, las leyes. En este sentido, dio su mirada sobre la nacionalización de YPF.
En varias charlas que tuve con compañeros, yo decía que Argentina iba a nacionalizar el petróleo. Que tenía que nacionalizar YPF, la conclusión era natural porque era una necesidad del proceso económico, no ideológica del Gobierno. Si se abandona el modelo de inclusión e industrialización, vas a necesitar menos energía y se termina el problema, sentencia.
Fuente: Diario Patagónico