Patagonia

Hace 8 años se caía el avión de Sol que iba hacia Comodoro: impunidad y 22 muertos

No hubo sobrevivientes. El 18 de mayo de 2011 se precipitó a tierra, en la provincia de Río Negro, el avión de Sol que había partido de Neuquén con destino a Comodoro Rivadavia. Veintidós fueron las víctimas, entre ellas un bebé, hijo de un funcionario de Santa Cruz. También perecieron el gerente del Banco Credicoop y un reconocido docente universitario marcado por la tragedia. Hoy se cumplen 8 años de aquella desgracia.

"Nos tendríamos que haber quedado hoy, Juan. Era para que se rompa el avión. Te quedas cuando está lloviendo y hace frío. Teníamos 1.000, cargaste 1.500 litros; te fuiste a 2.200, 2.500 kilos...".

"Estos no saben lo que es volar en esta zona con estos aviones. ¡Te estoy hablando de estos aviones!".

Según los especialistas, Juan Raffo buscaba perder altura para evitar la formación de hielo, mientras Adriano Bolatti intentaría comunicarse con la torre de control de Comodoro Rivadavia para pedir autorización, pero estaban fuera del alcance de la radio.

Así consta en la caja negra del avión hallada entre sus restos, luego de que cayera a tierra a las 21.20 del miércoles 18 de mayo de 2011, cerca de las localidades de Los Menucos y Prahuaniyeu, en el sur de Río Negro. Iban en el vuelo 5428 de Sol Líneas Aéreas 22 personas, incluyendo a los tres tripulantes: los citados pilotos y la aeromoza Jesica Fontán.

La ruta petrolera

Los restantes 19 pasajeros que tenían a Comodoro como destino final venían desde Córdoba, Mendoza y Neuquén y la mayoría residía en la ciudad petrolera, entre ellos el gerente del Banco Credicoop, Gustavo Basaldúa; la encargada del kiosco del aeropuerto Mosconi, Sara Noemí Tula; y el docente universitario Eduardo Musacchio (70), quien había perdido dos años antes a su hijo Sebastián (22), asesinado en un camping de la provincia de Catamarca.

Además, allí también perecieron Carina Soledad Mansilla y su bebé, Santiago Benjamín, esposa e hijo del entonces subsecretario de Interior de Santa Cruz, Daniel Slopper. Residían en Pico Truncado e iban a volver en colectivo, pero la mujer terminó optando por el avión porque el pequeño tenía fiebre.

El resto de las víctimas fueron Marcelo Frías, Juan Carlos Begovic, Guillermo Castro, Andrés Cerioni, Diego Córdoba, Jorge Alberto Jacomés, Antonio López, Luis Vargas, Rubén Demaría, Hugo Di Filippo, Emanuel Olivera, Fernando Pulozzi, Juan Manuel Ruiz y Darío Runjevac.

Sin control

En 2015, a cuatro años del accidente, la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC) estableció que la aeronave Saab 340, matrícula LV-CEJ, sufrió un engelamiento (formación de hielo) en su estructura, lo cual paralizó sus motores y le impidió seguir su vuelo, por lo que se precipitó inmediatamente a tierra.

"Vamos a ir juntando hielo al pedo. Es como que está pegando hielazos por todas partes".

"Yo tengo abajo, en el medio. No lo desprendió bien".

"En estas condiciones te carga hielo en el radiador, no da abasto".

"Mirá boludo, el bodoque que se te formó. ¡No lo puedo creer! ¿Sabés lo que debe ser la panza de este avión?".

"¿Por qué te crees que se cae tanto este avión? ¡No sirve para esta ruta! Pero no lo quieren entender".

Otros testimonios de los pilotos permitieron establecer las causas del siniestro. Ya en ese entonces informes oficiales indicaban que ese avión no se encontraba en condición de aeronavegabilidad para realizar el vuelo, por no haberse cumplido previamente con dos inspecciones obligatorias de las hélices del mismo.

Impunidad

Los restos de las víctimas fueron hallados en un pozo cercano al lugar donde se estrelló el avión y recién 80 días más tarde el juez federal de Bariloche, Leónidas Moldes, ordenó la entrega a los familiares que finalmente pudieron inhumarlos. El mismo juez estableció la falta de mérito de los tres directivos de la empresa Sol Líneas Aéreas, la cual dejaría de operar poco tiempo después. Era propiedad del grupo Transatlántica de la ciudad de Rosario y había empezado a volar en 2006, cinco años antes del siniestro. Su propietario era Horacio Angeli, cuya especialidad eran las agencias de viaje y las financieras.

Los familiares, en tanto, continuaron congregándose durante los primeros aniversarios en el sitio de la tragedia. Llegaban desde Neuquén, Rosario y Córdoba para recordar a sus seres queridos, mientras las instancias judiciales se fueron diluyendo.

"Vivimos en un estado de injusticia y como argentino me da vergüenza y dolor tener poca credibilidad en los organismos oficiales", sintetizaría alguna vez uno de los deudos.