Producción

Madanes Quintanilla: "Le tengo tanto miedo al pasado, como al tiempo perdido"

El dueño de Aluar, quien también es accionista de Fate, advierte sobre la gravedad de haber postergado soluciones estructurales. "Las hipotecas nunca te disminuyen el monto adeudado. Siempre, generan intereses", expresó.

La primera mitad de 2019 deparó sensaciones opuestas para Javier Madanes Quintanilla (66). En abril, Aluar, la fabricante de aluminio que lidera desde hace 23 años, colocó u$s 150 M al 6,7%. "¿Es una tasa cara? Carísima. Pero, frente a la situación que atraviesa el país... La pucha; la gente reconoce que, cuando hubo que pagar, lo hicimos. Para la vanidad personal, es un mimo al ego", sonríe.

Distinto es el semblante para hablar de Fate. Pocos días antes, la fabricante de neumáticos -cuyas ventas están 70% orientadas al mercado interno- pidió el proceso preventivo de crisis por el desplome del 40% que registró su actividad. "Ahí, decidimos poner toda la carne a la parrilla. Debatir en un modelo tripartito (empresa, gremio y Estado) la posibilidad de adaptación a efectos de sostener la demanda de empleo", explica.

-¿Por qué se llegó a eso?

-El sector automotor fue uno de los más afectados por la apertura comercial. Pero, hasta septiembre, tuvo un nivel de actividad relativamente fuerte. Ahí, se produjo el "Plan Olivos Fin de Semana": por razones más vinculadas con las restricciones financieras del país, se generó una catarata de transferencia de recursos del sector privado al público. La idea fue surfear hasta lanzar algo más estructural. Pero la planilla de Excel no suele ser lo mismo que la realidad. Esas medidas provocaron fuertes caídas de competitividad frente al exterior y repercutieron, también, en una caída muy fuerte del mercado interno. Una Doble Nelson, cuyo broche de oro fue la restricción del financiamiento privado. Estos tres factores se sumaron de una forma bastante explosiva. Con el agregado de que, en la industria del neumático, el gremio obedece a una coalición de izquierda. Eso hace que la discusión sea distinta:

La Reconversión

"Aluar está migrando del negocio de metal al energético. Nos enfrentamos con gran caída del mercado interno (30/35%) y un mundo que no es maravillosamente receptivo a nuestros productos. Este año, estamos poniendo en operación 160 megawatts eólicos, que es una inversión de u$s 270 millones. La mitad ya funciona. Vemos todo el tema renovables. También solar. Y somos fuertes en energía térmica. Ya comercializamos a terceros. Nuestra idea es crecer en eso. Tiene que ser progresivo. Es aprovechar nuestros recursos (humanos, financieros) para entrar en la nueva economía, que tiene que ver con los servicios, con la educación. Con cosas distintas a las de hace dos o tres generaciones.

Un diálogo con condicionamientos y verdades absolutas, que alargan la discusión, la búsqueda de algún consenso.

-¿Qué propuso la empresa? -

Ir a un sinceramiento, en cuanto a la dificultad de seguir sosteniendo el mismo modelo. Cuando uno hacía los números, en lugar de trabajar con cuatro equipos, hay que hacerlo con tres. Cortando un 60% el nivel de exportación. Y eso significaba sacar a unas 300 o 400 personas, sobre 2000 que tiene la empresa. Es la más cruel de las decisiones. Entonces, buscamos una alternativa: lograr un mejor equilibrio en los costos de producción.

Hay dos caminos: me corto un brazo o trato de que el cuerpo esté más ágil. Intentamos lo segundo. Con un gran esfuerzo. Pero hay condiciones de simetría con los demás mercados (y, en este caso, el 70% es Brasil), que tienen muchísimo que ver con definiciones que da exclusivamente el Estado. Y esto es lo que necesitaremos debatir en los próximos meses.

-No es lo que se va a discutir, al menos, hasta diciembre.

-Esto tiene mucho de borgeano: el sendero de los caminos que se bifurcan. Llegás a un lugar en el que hay que tomar una decisión. En algún momento, el Gobierno pudo haber definido ir a algo más desafiante y establecer un programa distinto. La conclusión fue que era mejor postergar esa alternativa, una vez ratificada la decisión popular en una elección. No creo que haya una verdad absoluta. Pero me parece que postergar decisiones complica. Porque las hipotecas nunca disminuyen el monto adeudado. Cuando se lo lleva hacia adelante, en general, el problema se agranda. Después de octubre, la problemática que vamos a tener que enfrentar, seguramente, será más compleja que la que teníamos en septiembre. Tal vez, se habrá logrado manejar el proceso electoral de una forma más amortiguada. Pero la estructura del problema será más complicada. Para cualquier gestión.

-¿Será un camino demasiado cuesta arriba?

-Lo fue. Y se está haciendo muy cuesta arriba cada día. Será andar de baldosa en baldosa. Pero Fate es una empresa de 75 años. ¿Tiene sentido mirar el problema en un horizonte de 90 o 120 días? Más que en el debate electoral, tendremos que pensar en qué se hace de noviembre en adelante. Deberá ser algo distinto.

-¿Qué sería lo distinto? -Nunca existe un único camino. Cuando uno se encierra en eso, se inmoviliza. Uno no puede ser un negador y ver el mundo con el espejo retrovisor. Hay una nueva economía, atractiva. Pero me parece primitiva la forma de pensamiento: debatir si nos vamos a dedicar a producir leche en polvo (o aluminio o remeras) o a minar bitcoins .Cuando uno pone el "o", se autolimita. Tenemos que cambiar el "o" por el "y".

-¿El Gobierno focalizó el "o"?

-Creo que quiso pegar un salto demasiado rápido hacia la nueva economía sin corregir las condiciones de base. Pretender hacerlo sin tener el circuito de la educación sostenido lo hará muy selectivo. Servirá para 300 start-ups, de las cuales sobrevivirá el 10%, en un país de 45millones de habitantes. ¿Hay que hacerlo? Por supuesto. Pero, ¿qué pasa con el resto? No es algo que se logre en un año o en un mandato. Y una cosa es hacer ese cambio con tasas del 4% y otras, al 11% o 13%. Porque ese es el problema grave: nos comimos el crédito. -Con la oferta electoral, ¿se puede hacer ese cambio?

-(piensa) Veo poca oferta electoral. Lo que veo es oferta partidaria. Para mí, oferta electoral es propuestas, ideas, programas... Menos mezquindades. Y, por ahora, lo que veo es lucha por el poder.

-¿En qué es optimista y en qué, pesimista?

-Optimista porque son todos problemas que requieren aplicar inteligencia. Acá no hubo ninguna guerra, ni desastre natural. Lo pesimista es que seguimos dando vueltas alrededor de lo mismo. Que se torne un círculo vicioso, en que el único problema sea plantear cómo evitamos un papelón en el pago de la deuda internacional. O cómo vamos a pelearnos por una reforma laboral que no sabemos para qué la queremos aplicar. Estamos, permanentemente, poniendo el carro delante del caballo. Eso, a la larga, no funciona. Y, además, son experiencias que ya tuvimos. Volvemos a encontrarnos con los problemas históricos.

-¿Ya sabe a quién votar?

-La última vez, lo decidí camino al cuarto oscuro, con mis hijos. Complicado, ¿eh? Hoy, es muy difícil tener alguna preferencia; no se sabe a qué se quiere dedicar cada uno. ¿Tengo miedo de que se repita lo que ocurrió en gestiones anteriores, en cuanto a desarreglos? Sí, lógico. El mismo que todo el mundo. Pero, también, se lo tengo al tiempo perdido en estos tres años y medio.

-¿El Gobierno de Cambiemos sigue teniendo crédito?

-En estas condiciones, no. Si no recuperamos un crédito competitivo, nos va a ir muy mal.

-Eso, en cuanto a lo financiero. ¿Y en términos de crédito político o social? -Y... Está ajustadito.

"Con la causa de los cuadernos, se perdió una oportunidad"

o.- Para Madanes Quintanilla, la investigación por sobreprecios en la obra pública era "una propuesta interesante para rectificar conductas" de los empresarios. "Pero hicimos un mamarracho".

-¿Los empresarios deben aportar propuestas?

-No creo que tengan que involucrarse de una forma tan directa en política. Porque ya bastante desconfianza tiene la sociedad en algunas instituciones como para agregarle la que existe con el sector empresario. Más, con lo que pasó en los últimos tiempos. Yo di- ría que acompañe en silencio.

-¿Percibe la visión de Macri sobre los empresarios: como si todos fueran lo que él conoció trabajando con el padre o los entrepreneurs que fundaron unicornios?

-Eso es más para un analista (se ríe) . Lo que no me gusta mucho es esto del ?Círculo Rojo'. Creo que eso no existe. Además, debajo del Presidente, hay un montón de funcionarios con los que uno conversa todos los días. Esa estructura escucha. Si a uno le parece que los resultados no son los deseados, puede ofrecer una alternativa, una posibilidad de volver a sentarse e ir puliendo los temas. Ese tiene que ser el rol del sector privado. No el de definir las grandes políticas. ¿Resolver las cosas con un plan propuesto por alguna entidad? No, no es la forma. La sociedad no va a querer. Lo conveniente es insistir en que las estructuras de gestión estén bien armadas. Y estar muy activos en esa relación.

-¿No debería ser natural que los empresarios participen del debate público?

-¿Está la autoridadmoral para hacerlo?

-En algún caso, sí. -Es difícil diferenciar, ¿eh? La primera autocrítica que debió haber habido fue sobre las prácticas mal-habidas. Y no la hubo. Borrar de un plumazo el pasado y decir que hay gente buena (mucha) y algunos malos... no sé si es un discurso que la sociedad acepte. Todos perdimos un poco nuestra oportunidad. Hay que ser cuidadoso en cómo uno participa. No por miedo. Pero hay que volver a ganarse el respeto de la gente. Que lo perdimos bastante.

-¿Se perdió antes o después de la causa de los cuadernos?

-Es interesante... ¿La sociedad acompañó? No. Y, de una propuesta interesante para rectificar conductas, hicimos un mamarracho. Es una pena. Porque era una muy buena oportunidad de empezar ciertos cambios. Hoy, uno ve que esto termina salpicando en el orden judicial. Que la discusión pasa por un lado hasta un poco absurdo: "separemos a la persona de la empresa". Muchas de las personas que podrían colaborar en el armado de un programa de política económica están salpicados. Siguen participando de asociaciones empresarias. No sé si actuamos con inteligencia frente a este llamado de atención. Veremos cómo terminará. Francamente, no lo sé. Pero, en la vida, no se te presentan muchas oportunidades de marcar un antes y un después.

-Fate y Aluar son industrias duras. ¿Cómo las imagina en 20años?

-En términos teóricos, la Argentina no tiene una economía tan distinta a la de los Estados Unidos. El peso de los servicios es en torno al 80% y la industria ocupa el 15%. ¿Cuál es el problema? En que hacemos las cosas mal. Vamos a tener que recorrer ese camino, ir más hacia actividades vinculadas con servicios. El mundo viene por ahí. Ahora: lo tenemos que hacer bien.

-Ese 15% se desarrolló con una economía cerrada.

-Lo que uno no cuenta de capital para ser eficiente y tener productos de buena calidad lo deriva a un Estado que termina manteniendo desequilibrios sociales. Y bueno... Eso es un problema.

Fuente: El Cronista