Patagonia

Fruticultura de la Norpatagonia: la posibilidad de un nuevo modelo

Julián Alvarez*.

El autor de esta nota recupera ideas para un Plan Agrario escritas en 2002 por Horacio Giberti. Critica los esquemas que "solo buscan la eficiencia económica y descuidan a las personas, sus vidas, sus valores y su medio ambiente". Además, se pregunta por el anunciado "hambre cero", y compara precios y salarios de España y Argentina.

1.- En un artículo que escribí en abril del 2015 (Fin de ciclo) y posteriormente se publicó en Va Con Firma, planteo el final del ciclo de la fruticultura tradicional netamente agroexportadora, con muchas similitudes con otras economías regionales. Allí digo "De triunfar el neoliberalismo en las elecciones de octubre (N. de la R.: de 2015, o sea cuando finalmente ganó Macri), es probable, como lo anunciaron ya sus candidatos, se devaluará, se quitarán impuestos a la producción extensiva de escasa mano de obra, retenciones, y se fomentará por todos los medios posibles la flexibilización laboral. Estas condiciones aumentarán la rentabilidad de los grupos concentrados dominantes, que no cambiarán de modelo y cederán egoístamente una pequeña parte a los productores primarios como para que no desaparezcan intempestivamente. La economía del país cambiará, la desindustrialización, los ajustes, la baja del consumo interno, la desocupación y la baja del poder adquisitivo de los salarios aparecerá como una amenaza de la paz social. Entonces la única forma que encontrarán de controlarla es con recursos provenientes del endeudamiento externo (ya lo dijeron Pinedo, González Fraga, Frigerio y otros del staff neoliberal). Hasta que nos pasen a cobrar lo que nos prestaron. Volvemos al 2002. Se terminó el verano, la lenta agonía traerá aparejada la muerte definitiva de los pequeños y medianos productores independientes y el sufrimiento generalizado de las grandes mayorías nacionales".

Y hoy, en las vísperas de nuevas elecciones nacionales vemos que todo lo pronosticado sucedió, y algo más, aunque algunos colegas y amigos me decían que era demasiado pesimista. Por ejemplo, el veranito no apareció. El cuantioso y terrible aumento de las tarifas, combustibles y tasas de interés fue un golpe mortal para la actividad. La posibilidad de que los pequeños y medianos productores no desaparecieran intempestivamente, recibiendo migajas de la renta no sucedió, desaparecieron porque la situación en que los puso el gobierno neoliberal afectó también a los grandes exportadores. Los únicos que hasta ahora parecen salvarse son los sojeros, los mineros, las empresas petroleras, las empresas de energía y los especuladores financieros. De manera que de haber 2.200 productores frutícolas en el año 2014, hoy con suerte quedan solo 1.300. Empresas transnacionales vendieron sus activos y se retiraron del negocio, las exportaciones bajaron un 40% y el mercado interno que alguna vez estuvo cerca de los 13 Kg por hab/año para manzana, no llega a 5 Kgr/hab/año. La superficie productiva de los pequeños y medianos productores se redujo a la mitad. Existe un abandono generalizado de montes. Tentación para la especulación inmobiliaria. Quiebra o presentación de concurso de acreedores, de empresas nacionales. El mercado internacional no muestra evolución favorable: contracción de la demanda, particularmente de Rusia y Brasil, que son dos de los principales mercados; sumado a la mejora en la competitividad de otros países productores. El menor requerimiento de frutas de contra estación, la guerra comercial y cierre de las economías centrales buscando defender a sus producciones y el trabajo de sus productores nos aleja de la posibilidad de suponer que la agro exportación como centro exclusivo del crecimiento sea el camino. La lectura de la realidad lo demuestra.

Todo esto amerita que pensemos un nuevo modelo no exclusivamente agroexportador, privilegiando la soberanía alimentaria, el "todos comen", la producción nacional, el mercado interno y una organización y participación del Estado que garantice la equidad en la distribución de los resultados de los esfuerzos.

2.- Desarrollo popular en el norte de la Patagonia: líneas para un Plan Agrario

Con los colegas y compañeros Armando Lauretti y Raúl Di Carli, con quienes conformamos el grupo "Belgrano", y que publicamos nuestros trabajos en la página www.labuenafruta.com.ar así como con otros colegas-compañeros de las actividades pública y privada, después de varias reuniones y discusiones elaboramos un documento base para la construcción del nuevo modelo para las economías regionales, planteado en el capítulo 1.

El presente documento es un primer esbozo para la construcción de un plan agrario nacional y popular en el norte de la Patagonia, basado en el Plan Alternativo de Desarrollo Agropecuario escrito en 2002 por Horacio Giberti.

Se ha tomado como guía general las líneas de aquel Plan, intentando trazar algunas acciones de carácter regional, que implementen una política agraria enmarcada en un modelo de desarrollo nacional basado en la economía popular.

La región no ha sido ajena a las consecuencias de las políticas económicas liberal-capitalistas a ultranza, generando la concentración de los principales rubros de la actividad agrícola, la expulsión de los pequeños productores del sistema productivo, la explotación y el agravamiento de las condiciones laborales de los trabajadores, la concentración de la tierra y los graves efectos contaminantes sobre los suelos y cursos de agua.

Este estado de situación, producto de la cultura agroexportadora irrestricta de productos primarios sin elaborar, ha concebido un modelo económico conservador neoliberal concentrador. Hijo de la comercialización al exterior por el puerto de Buenos Aires de productos de la extracción de metales preciosos primero, y después la historia de la ganadería argentina, con la ocupación de inmensas extensiones arrancadas en la "Campaña" (genocidio) del desierto por una oligarquía nativa, con los cueros, las carnes saladas y los granos. Modelo que se define a sí mismo como el único posible de crear crecimiento, en desmedro de la industrialización, la creación de puestos de trabajo, el aumento de ingresos de los asalariados y el desarrollo del mercado interno, favoreciendo las importaciones indiscriminadas, es decir, creando trabajo en otros lugares del mundo y manteniendo desocupados y en la miseria a nuestros compatriotas, con una creciente extranjerización de nuestros recursos.

Esta matriz cultural se fue generalizando en nuestro pueblo, de manera que las economías regionales mano de obra dependientes también se adaptaron a ese modelo, que no mostró su efecto depredador hasta principios de 1980 y que de a poco se fue intensificando al ir cerrándose los países importadores en defensa sus intereses y en perjuicio de los nuestros. Finalmente, no es posible revertir la situación sin un cambio de Modelo que debemos construir con equidad y distribución justa de esfuerzos y recompensas, privilegiando la industrialización y la soberanía alimentaria de nuestro pueblo, únicas herramientas que garantizan el desarrollo nacional sustentable.

La actividad frutícola generó una concentración alarmante, donde tanto los mercados de exportación, como gran parte del mercado interno han sido copados por un pequeño grupo de empresas nacionales y trasnacionales, que establecen bajos precios para la producción de los productores, trasladando las pérdidas del sistema dentro de un esquema de primera venta desigual e injusto.

De igual modo, se han concentrado los mecanismos comerciales, manejo del puerto y normativas que operan como verdaderas barreras a un sistema de comercialización transparente y multiplicador de riquezas.

En este contexto, los rubros de servicios (insumos, agro tóxicos, transportes, empaque) se han apropiado de la renta generada en el sistema, causando la expulsión y migración, sin precedentes, de productores y trabajadores rurales, lo que configuró un verdadero despoblamiento rural.

En los últimos años, a la crisis de rentabilidad del subsistema frutícola, se sumó la ocupación por parte de la actividad petrolera (fracking) de grandes e importantes zonas productivas (Allen, Guerrico, pronto en el Valle Medio...) transformándolas en zonas de sacrificio, generando daños irreparables al medio ambiente y a la salud.

Estos resultados no son solo producto de un sistema ineficiente, sino que son parte de las consecuencias del sistema neoliberal-capitalista. No hay mejoras posibles, sostenibles y duraderas dentro de un esquema donde solo se busca la eficiencia económica, descuidando a las personas, sus vidas, sus valores y su medio ambiente.

A partir de este breve diagnóstico, y con el convencimiento de que los verdaderos cambios se generaran a partir de la modificación de las bases estructurales de la economía, proponemos inicialmente para la región y para la fruticultura:

1) Políticas para una verdadera soberanía alimentaria basada en la agricultura familiar, con acceso y fomento a los mercados populares, privilegiando los modos de producción que respeten el medio ambiente, la salud humana y la felicidad de los pueblos.

a) fomento y acceso a mercados populares de productos generados a partir de la agricultura familiar.

b) Plan de acceso a la tierra destinado a trabajadores rurales y pequeños agricultores.

c) Planes de extension que fomenten la produccion agroecologica.

2) Políticas activas para organizar y recuperar el control de las actividades productivas basadas en la exportación y los mercados tradicionales en beneficio de la Nación y el pueblo:

a) Establecer mecanismos que transparenten el mercado de la primera venta: contratos con precios de referencias por calidades, formas de pago y financiamiento pre productivo.

b) Políticas de fomento a la inversión de tecnologías que mitiguen los riesgos climáticos (granizo, heladas, daño por sol).

c) Políticas que estimulen el empleo registrado y la incorporación de tecnologías ergonómicas.

d) Creación, con sede en la región, de un Observatorio frutícola, que contemple el observatorio de precios y acondicionamiento de la fruta procesada.

3) Políticas que generen un repoblamiento rural, estimulando la soberanía, el cuidado del medio ambiente, la calidad de vida de las familias rurales y su felicidad.

Ejemplos:

a) Gravar fuertemente la tenencia de la tierra improductiva y especulativa.

b) Establecer perimetros urbanos libres de agrotoxicos, fomentando la produccion de alimentos sanos y de calidad.

c) Mejorar la infraestructura de caminos e instalaciones de servicios publicos para garantizar la calidad de vida de los habitantes rurales (escuelas, asfalto, instalaciones de energia).

d) Estimular la generacion de energias limpias.

e) Establecer zonas de exclusion de las actividades petroleras o produccion de energia basadas en la biotecnologia (biocombustibles, biomateriales, ogm).

Horacio Giberti construyó un ideario básico para una Política Agraria en 2002, en el marco de las actividades del IADE. Asumimos ese ideario como una referencia orientadora en los caminos a recorrer para la modificación estructural de las condiciones de la producción agraria en nuestra Patria.

3.- ¿A qué distancia estamos del "hambre cero" o "todos comen"?

Estudio comparativo de precios y salarios medios entre España y Argentina

Se compararon 35 productos, de los cuales 28 son alimentos básicos y 7 no alimentos pero indispensables para vivir. La suma de los precios de los 35 productos asciende en España a 1.364 euros y en Argentina 1.141 euros. El salario medio en España es 9 euros por hora, y en Argentina de 3 euros la hora. De manera que un español necesita trabajar 151 horas para adquirir esos productos y un argentino 380 horas. Conclusión: los precios en España son el 20% más altos que en Argentina pero los salarios medios son el triple. Sin considerar si España ha llegado al "hambre cero", porque lo desconozco, podemos concluir que estamos lejísimo del Hambre Cero o "todos comen". Mucho más lejos que España. Diríamos que una parte significativa de los argentinos, pasa hambre.

Por lo tanto, un kilogramo de harina tendría que valer en Argentina 0,23 euros, o sea $11,9; 1 litro de leche $17; 1 Kg de manzana $20; y así con los 35 productos, para lograr tener, con los salarios actuales para los argentinos, el mismo poder adquisitivo de los españoles. O bien, subir los salarios.

Por eso es imprescindible tener un plan con las bases planteadas en los capítulos 1 y 2 de este artículo, para transformar esta dolorosa situación en que se encuentra gran parte de nuestros compatriotas. De esta manera, crecería el consumo, la producción, la comercialización, el mercado interno, y sería un aporte importante para contribuir en parte a la felicidad del pueblo.

Obviamente, este planteo se debe instrumentar sin esperar la lluvia de inversiones, el cambio de los mercados, los esfuerzos y ajustes desmesurados, como lo planteó el modelo neoliberal del actual gobierno, neto favorecedor de la especulación financiera, las fuga de capitales, el sometimiento al FMI y el enriquecimiento desmesurado de los grupos concentrados.

(*) Ingeniero Agrónomo. Ex secretario de Fruticultura de la provincia de Rio Negro. Integrante del grupo Belgrano. Unidad Ciudadana.

Fuente: Va Con Firma