Política

Chubut está en la cornisa: las causas profundas de una crisis que no se resuelve castigando a estatales y jubilados

La crisis económica y financiera de Chubut sigue aumentando su volatilidad y se profundiza el conflicto con los empleados estatales, tanto pasivos como activos. Desde la administración de Mariano Arcioni se intenta justificar el atraso en el pago de los sueldos con la coartada de los aumentos de la masa salarial, pero la aceptación del ajuste macrista, la deuda en dólares, la corrupción heredada y el desmanejo financiero son las causas profundas que están a la vista de todos.

Sin embargo, como viene informando El Extremo Sur la crisis está basada en los vencimientos de deuda, las mayores erogaciones por el recorte nacional y el propio desmanejo de los fondos públicos.

La alternativa que propone el gobernador es el ajuste como única salida a esta crisis recurrente y sistémica, mientras parece descartar cualquier estrategia que permita aumentar los ingresos provinciales.

No poder pagar los salarios en tiempo y forma se ha transformado en una constante para Chubut desde hace más de un año.

Primero fue como consecuencia de un intento de ajuste feroz y la eliminación de los aumentos salariales en paritarias. Luego llegaron los pagos escalonados a lo largo de cada mes y ahora nuevamente los empleados públicos perciben sus ingresos con un enorme retraso.

Desde el gobierno de Arcioni se insiste en que el problema de caja está en el volumen de las erogaciones necesarias para cubrir el pago de la masa salarial provincial. Recién en segundo lugar mencionan la falta de incrementos significativos en los ingresos públicos y finalmente citan los vencimientos de la deuda provincial que asfixia las arcas chubutenses.

Ver artículo sobre los vencimientos en Chubut: www.elextremosur.com/nota/20832

En ese panorama de crisis financiera permanente, que no permite pagar los salarios ni a los prestadores del Estado, tampoco resulta posible atender como se debe a las obligaciones de la Administración pública en servicios esenciales como el funcionamiento y reparación de las escuelas.

Frente a ese escenario, la única alternativa que propone el gobierno es la de aplicar un feroz ajuste que equilibre las cuentas.

"Estamos principalmente abocados a la reducción de gastos, pero eso no implica achique ni bajas; el acuerdo con los ministros es lograr una reducción en gastos que no son los de personal, por ejemplo hacer más eficiente el gasto en alquileres" dijo el Ministro de Economía Luis Tarrío.

Esa opción de recortar gastos que serían superfluos, no tiene correlato con los ejes fundamentales de la crisis económica de Chubut.

No existió austeridad ni políticas de ahorro de fondos públicos a la hora de adelantar las elecciones provinciales que significaron un gasto extra e innecesario.

Blandos ante el macrismo

Tampoco hubo coherencia al momento en que debieron rechazar los recortes impuestos por el Gobierno nacional a través de la el eliminación del Fondo Sojero, la transferencia de los subsidios al transporte, el achicamiento de fondos para la obra pública y hasta en la reducción progresiva a la que se comprometió el gobernador al firmar el Pacto Fiscal en el rubro de los Ingresos Brutos.

No fortalecieron los mecanismos para asegurar los ingresos provinciales y aceptaron mansamente los recortes nacionales del macrismo. Eso se combinó con la imposibilidad de imponer el ajuste interno durante el año pasado, cuando se desató el conflicto con los estatales por las paritarias de costo "cero" que pretendían aminorar las cargas salariales de la provincia.

Además, para zafar, el Estado les dejó de pagar a los proveedores del Estado. Esas deudas, que se tradujeron en el bono denominado TICADEP, se despreciaron notablemente para los proveedores.

La deuda es el huevo de la serpiente

A ese combo se le suma una de las principales causas de la crisis económica: los vencimientos por la deuda pública. Se tomaron 650 millones de dólares que se gastaron alegremente en gastos corrientes y no se tradujeron en obras ni mejores estructurales o planes de diversificación de la matriz productiva.

Ahora, esa fiesta genera obligaciones trimestrales muy elevadas -30 millones de dólares- que absorben los fondos que deberían destinarse al funcionamiento diario.

Renegociar y ampliar los plazos de la deuda pública es indispensable. También es imprescindible revisar cómo se generó y en qué se utilizó tamaña cantidad de dólares que no se trajeron mejoras sustanciales para los habitantes chubutenses.

Ver nota sobre los endeudamientos en la Patagonia: www.elextremosur.com/nota/20623

De postre, la corrupción

Como frutilla del postre no se puede obviar el impacto generado por la corrupción. Múltiples causas judiciales develan cómo el Estado malversó dineros que debían volver a los contribuyentes y no al bolsillo de los funcionarios políticos.

Todas estas aristas son parte de una crisis económica que se expresa en el terreno financiero, pero que tiene su origen en la política; tanto por la falta de capacidad como por la ausencia de decisiones que puedan encaminar un proyecto de provincia organizada y con perspectiva de futuro social y ambientalmente sustentable.

Despedir empleados públicos, recortarles salarios con paritarias a la baja o descuidar los gastos imprescindibles que debe atender el Estado no es la solución a los recurrentes problemas financieros.

Obviamente se deben achicar gastos superfluos, especialmente en el terreno de la política.

Arcioni y sus funcionarios no parecen estar dispuestos a impulsar a fondo una austeridad en los gastos políticas. Así lo demostraron con el adelantamiento electoral, a lo que se sumaron las protecciones a involucrados en causas de corrupción o el incremento de las dietas de los diputados y el ingreso de personal político a la planta permanente de la Legislatura provincial.

Pensar, elaborar y concretar un proyecto de provincia diferente -que genere riquezas, ingresos propios sustentables y empleos de calidad- requiere una decisión política firme, que sea acompañada por el conjunto de la clase dirigente.

Cada vez está más claro que algunos dirigentes tratan de sumarse a la oleada pro minera que intenta imponer el macrismo como si fuera una solución de fondo a esta crisis casi terminal.

Lamentablemente todo parece encaminarse a que Chubut transite crónicamente por la cornisa de una crisis estructural que se repetirá hasta poner a la provincia al borde de la quiebra.

El futuro de Chubut no debe ni puede estar atado a las políticas de ajuste al estilo de las impuestas por el presidente Mauricio Macri desde el ámbito nacional, ni tampoco abrirse a la salida "mágica" de la minería, que nada aportará y sólo dejará contaminación.

Los chubutenses no quieren resignarse a vivir en una provincia rica que tropieza con crisis económicas permanentes en las que la clase política tiene una responsabilidad esencial. Existen alternativas, pero hoy el gobierno no las pone en discusión ni en elaboración, cada vez más encerrado en su lógica de acumular poder a costa de la sociedad.