Política

Los estatales al borde de la ruptura con Arcioni; Sastre asoma como una potencial garantía de gobernabilidad

Mariano Arcioni repite una frase que molesta especialmente a los estatales: "venimos haciendo un esfuerzo grande". El esfuerzo no lo hace el gobierno, sino los empleados chubutenses, que quedaron entrampados en acuerdos paritarios que el gobierno no cumplió y siguen esperando un incierto cronograma de pago. Ante un gobierno pobre de recursos humanos y materiales, el vicegobernador electo Ricardo Sastre aparece como una potencial garantía de gobernabilidad. El todavía intendente de Puerto Madryn fue quien acercó al flamante ganador de las internas de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), Guillermo Quiroga, a una reunión con el gobernador que hasta ahora había resultado imposible. De allí surgió una promesa repetida: cumplir con los aumentos pactados.

Ni siquiera las encuestas internacionales advirtieron que Alberto Fernández iba a sacarle 15 puntos a Macri y Kicillof 17 a Vidal, convirtiéndose en virtuales vencedores en primera vuelta en octubre. El golpe fue sin anestesia para los mercados, que esperaban una diferencia menor que pudiera ser revertida en segunda vuelta. El efecto inmediato fue brutal: una devaluación del 30%, subiendo 11 pesos en apenas un día. Con una caída de la bolsa del 35% y una pérdida de bonos y empresas argentinas que cotizan en el exterior que ascendió al 60%.

No terminaba de empezar la tarde de este lunes 12 cuando las empresas mayoristas bloquearon sus ventas y el comercio virtualmente se detuvo. La incertidumbre hizo que nadie quisiera vender. Ya por la tarde-noche, se podía observar cómo los comercios (especialmente los que venden alimentos), comenzaban a remarcar entre un 15% y un 25% los precios. Todo en 24 horas.

Chubut es la suma de todos tus miedos

El escenario financiero y económico de la provincia de Chubut ostenta hoy su peor versión: que el dólar haya aumentado un 30% equivale a que la deuda en dólares de la provincia suba en la misma proporción.

Por si fuera poco, las apuestas políticas de Arcioni para esta elección sufrieron el peso de un salvavidas de plomo. Pérez Catán perdió la interna con Beliz y Buzzi quedó lejos de la pelea por poder en Comodoro, con un modesto 8%.

Si Arcioni soñó en algún momento que Fernández podría llegar a ser su salvación, con los números que sacó en la provincia, lo más probable es que ni siquiera le abran los mails.

El kirchnerismo en la provincia tiene otros voceros, más confiables y con mayor peso electoral, algo que Arcioni no solo no pudo mostrar sino que quemó su posibilidad de aferrarse a algo para no hundirse en la lava de una provincia que arde.

Don't speak

Mariano Arcioni repite y repite una frase que molesta mucho a los estatales: "venimos haciendo un esfuerzo grande". En rigor de verdad, el esfuerzo, evidentemente, no lo hace el gobierno sino los empleados chubutenses que no solo fueron seducidos con acuerdos paritarios que no se cumplieron, sino que además deben esperar un incierto cronograma de pago, comiéndose un mes para el último tramo.

Otra de las frases que deslizó el gobernador al momento de emitir su voto, fue que los empleados estatales de la provincia de Chubut habían tenido una "reivindicación histórica".

Una vez más, el sonambulismo político pellizcó el nervio de la paciencia social. El gobierno no solo viene pauperizando las paritarias en relación a la fuerte inflación en Patagonia, sino que además se negó a pagar la última cláusula gatillo del 9,7%, que se sumará a la brutal devaluación del lunes.

Sastre: ¿garantía de gobernabilidad?

Ante un gobierno sin oxígeno ni recursos -humanos y materiales-, el vicegobernador electo Ricardo Sastre aparece como una potencial garantía de gobernabilidad. Sastre surfeó con éxito varias crisis de este tipo y no solo logró salir airoso sino que pudo construir, desde la adversidad, todo su capital político.

Ante la crisis, fue el interlocutor que permitió que el flamante ganador de las elecciones internas de ATE (Asociación de Trabajadores del Estado), Guillermo Quiroga, se dispusiera a reunirse con el gobernador ante un diálogo que previamente estaba vedado.

El resultado de la reunión fue una nueva promesa: cumplir con los aumentos pactados, algo que resulta muy extraño si consideramos que hace 24 horas, el gobernador confirmó el pago escalonado porque "no hay dinero".

Hoy por hoy, Sastre aparece como un mediador de urgencia que -sin haber asumido el rol para el que fue elegido en junio- está articulando los mecanismos de concertación que permitan dar señales ante una gestión con gravísimos problemas de gestión y que ha perdido el mayor capital que puede tener un político: la credibilidad. Y si no, que Arcioni le pregunte a Macri.