Cultura

Gatos

Por Gerardo Burton para Va Con Firma.

La poesía más reciente de Jacques Canut aborda la vida cotidiana desde la presencia de los animales domésticos, la luz en la mañana, las relaciones amorosas y fraternales que recuperan el valor de las pequeñas cosas y de las personas, los sentimientos de empatía y de solidaridad.

La pequeña publicación se titula Catissimo, algo así como "Gatísimo" en castellano: el superlativo de la vida con gatos. La tapa contiene seis fotos de gatos en diferentes posiciones y, debajo del título, se aclara quién es la autora de esas imágenes: Lydie Arnaud. Son 36 páginas impresas en una publicación cuadrada, con viñetas sobre la cotidianidad de un hombre que vive en una zona casi rural de Francia, que es profesor de literatura jubilado, dedicado hace décadas a componer poesía en francés -también en castellano y algunos dialectos hispánicos-. Tanto por sus cartas como por su poesía, se entrevé que los animales ocupan un importante lugar en su vida.

A veces paso por esta pequeña capital del cantón de Gers, y vuelvo a ver con emoción, en su amplia avenida sobre la derecha, la clínica veterinaria donde llevé muchas veces a Minou, Mimine, Minette y la perrita Ulka para esos cuidados que me reprocharía si no se los hubiera dado.

Hoy, al reencontrarme con el pequeño edificio, mido la huida emocionante del tiempo desde esas benditas e interminables consultas.

La imagen de estos pequeños compañeros, algunos ya idos, se suma a la emoción que me invade, que me abraza. (Catissimo, páginas 3 y 4)

La primera versión del librito -carné lo denomina su autor- llegó de Francia en julio, la segunda en agosto, con una corrección que databa la muerte de su protagonista, la gata Mimine. En paralelo, una pequeña editorial patagónica publicó, en el primer trimestre de 2019, un volumen de poemas del viejo poeta francés: El visitante/Le visiteur, una edición bilingüe que llama la atención por su sencillez, por su aparente facilidad para acceder a eso que el poema quiere señalar y por esa sensación de falta, de ausencia que deja cualquier asomo a una completud que no sacia. En una carta manuscrita, se le pregunta al profesor jubilado sobre su poesía, no sin antes recordarle que ahora los europeos deberán padecer las rigideces de la madame Christine Lagarde desde que ocupa la presidencia del banco continental tras su rutilante gestión en el Fondo Monetario Internacional. Él responderá con su deseo que los padecimientos generados por esa señora en América Latina terminen por apaciguarse pronto. Dirá, también, en esa respuesta manuscrita, que "mi creación poética siempre ha estado estimulada por la lengua española, 'el idioma de mi descanso'. Mis colecciones, publicadas en España y en Argentina, siguen siendo espléndidas".

La poesía más reciente de Jacques Canut aborda la vida cotidiana desde la presencia de los animales domésticos, la luz en la mañana, las relaciones amorosas y fraternales que recuperan el valor de las pequeñas cosas y de las personas, los sentimientos de empatía y de solidaridad. Sin embargo, nada tiene de ingenuo. En efecto, este escenario no es ajeno a una cierta ironía que subyace como "crítica de la sociedad", asegura, y que se expresa en la forma aforística de muchos poemas. ¿Parece que la vida de los gatos cuestiona la supuesta importancia de la existencia humana? ¿Hay un microcosmos que prescinde de ese universo pomposo de los humanos? Es posible. Y también es posible que ese espejo disminuido sirva para comprender que todo verdor perecerá, que todo es vanidad y soplar vientos, como si fuera un Eclesiastés contemporáneo. Hay un mensaje que se construye a lo largo de los cuadernillos, en las viñetas, en los aforismos, en los poemas mismos. Esto, confirma, a veces, "pero raramente, puede ser deliberado para los lectores que sepan inspirarse". (Ver en este portal: https://vaconfirma.com.ar/index.php?articulos/id_6576/un-poeta-de-la-tierra-de-d-artagnan)

Minou y Mimine aceptaron la adopción

de Minet y Félie, gemelos

nacidos de una madre errante, desaparecida

sin duda trágicamente.

Los dos gatitos, atraídos

por nuestra casa de campo, aprendieron,

de estos dos ancianos

la paciencia, la sabiduría (¿?)

el respeto y el amor por sus dueños, pues

se mezclaron sin problemas

en este hospitalario microcosmos. (El visitante/Le visiteur, página 23)

El poeta tenía cuarenta y cinco años cuando publicó su primera colección de poemas, compuesta por textos "muy raros" -así los calificó en su carta- escritos desde entonces hasta ahora. Desde febrero de 1975, informa, "me obligué a escribir todos los días para mejorar una creación que consideraba superficial y hacer otra más profunda y rica, gracias a ese trabajo, y a esa felicidad cotidianas". En ese pequeño espacio creado entre la composición poética, el microcosmos de un profesor de literatura que arroja el crítico por la ventana y se reviste del poeta, este hombre encontró su sitio: publicar ediciones cuidadas, con ilustraciones a pedido y en tiradas reducidas. Un proceso personalizado diseñado a escala humana en el cual la artesanía vertebra la producción: desde el texto, la elección del papel y la búsqueda de los dibujos, hasta la imprenta y la forma de distribución, todo es alternativo. Y lo explica: "en Francia, soy uno de esos raros poetas que se autopublican. Esperé tener notoriedad para hacerlo y estoy plenamente satisfecho. Dirijo yo mismo la realización de la edición, como yo la deseo, acompañada por ilustradores que embellecen la edición el poemario". Basta con leer el pie de imprenta o el colofón: no intervienen industrias gráficas sino talleres más aferrados a la tipografía y la linotipo que a los modernos procedimientos.

Nunca olvidaré la primera visita efectuada a la veterinaria de esta villa vecina. En esa ocasión, tuve que transportar a Minou, de apenas un año de edad, herido cruelmente por un gato que asolaba la campiña próxima.

Al no disponer de una jaula apropiada, lo había instalado en una viandera que había descubierto en el galpón cerca de la casa.

En la sala de espera de la clínica, las cuatro o cinco personas presentes se burlaron de esa "campana de queso" desde el momento en que nos vieron... Minou, indiferente a sus sarcasmos y miradas sorprendidas, tan mimoso como paciente, sin hacer caso del dolor, y como si hubiera viajado en la jaula ideal, permanecía impasible, sentado, examinando el lugar, las cosas, el enorme pastor alemán sentado ahí cerca, con una dignidad imperturbable que todos alabaron.

Al costado de la sala de operaciones, Minou me inspiraba una admiración extra, de afecto, que me perturba todavía hoy cuando evoco esa jornada de octubre de 2003.

Hoy, Minou, el patriarca, se dirige a nosotros modulando los sonidos roncos de un lenguaje lleno de emoción, de toda una vida de gato. A veces, acostado contra nuestros pies mientras no lo oímos, si por desgracia uno lo lastima en sus doloridos riñones, después de dar un grito terrible se escapa pero se detiene rápidamente esperan que uno decida aliviarlo con algún halago. Ronronea como señal de satisfacción... y de perdón. (Catissimo, páginas 5-6)

* * *

Mimine, nuestra vieja gata, ¿estará angustiada?

Maúlla a veces lúgubremente, con insistencia, recordando quizás su infancia de pequeño felino abandonado entre una horda de gatos vagabundos durante el tórrido verano de 2003.

Sin embargo, aunque ella se ofrece con frecuencia a los beneficios del sol de otoño, del de primavera y del de invierno sobre el techo del garaje que mira al sur, pasa días y noches enteras fuera de la casa, desde junio hasta comienzos de septiembre, para encontrarse de nuevo con esas sensaciones de gata joven, ancladas en su cuerpo y en su memoria desde ese inolvidable verano.

Pero durante una siesta de agosto de 2018, alertado por los ladridos repetidos de Ulka, la cazadora de ratones, descubrí, cerca de los rosales del jardín, a nuestra vieja gata extendida, inerte, con el ojo derecho tumefacto y horrible, prácticamente expulsado de su órbita.

Sin esperar agarré en mis brazos a la pequeña gata herida, fui hasta el auto para llevarla, con la ayudad de mi compañera, a la clínica veterinaria vecina al centro del cantón.

El joven médico de guardia que nos recibió en ese período de vacaciones, se dio cuenta enseguida de la gravedad de la herida. Después de auscultarla con minuciosidad y competencia, declaró que el ojo agredido debía ser extraído para lograr la completa recuperación de Mimine, que permanecería una semana internada en la clínica.

Al final de este período de curaciones, volvimos a llevar a esta vieja compañera a nuestra casa, donde terminó rápidamente de restablecerse y recuperar sus hábitos a pesar de su único ojo.

Sin embargo, después de esta delicada intervención quirúrgica, a causa de su edad, del invierno que se acercaba con los rigores que supone, de más en más dolorosos, nuestra Mimine es fuente de compasión, de admiración. (Catissimo, páginas 10-13)

/y llegó un nuevo ejemplar, con fecha de 11 de julio de 2019 en el matasellos, y la corrección, a mano con esta información:/ Mimine murió el viernes 12 de abril, 2019, cerca de la casa, fulminada por un accidente cerebro vascular.

Ese texto está corregido por la urgencia de los hechos, que modifican cualquier intento de fijar un hecho, sea en papel, en piedra, en metal o en cualquiera de los sucedáneos de la memoria que se inventen y así otorga el justo valor de la poesía: lo efímero permanece, la memoria corrige, el pensamiento modifica y la palabra siempre se transforma, muta. En fin, la palabra parece el vehículo donde se traslada ese último sentimiento que el poeta ya había insinuado en un poemario anterior, apenas anterior en pocos meses. Es una colección de diecinueve poemas titulado El visitante/Le visiteur, publicado en la capital de Neuquén hace unos meses. Es el poeta quien visita un mundo que ya está organizado, que ha salido de su caos y tiene su armonía en las cosas de la vida, en los animales domésticos, en las plantas, en la luz que ingresa por las ventanas. En ese contexto, el poeta llega al fin del día con sus recuerdos, con la música que lo remite a continentes lejanos que quiere visitar aunque sabe que ya no lo hará, con la compañera que ha elegido, con esa poesía que no lo abandona porque ahora tiene menos certezas y más preguntas:

Mimine, la gata negra de catorce años

guarda en sus ojos un reflejo

del alma de mi madre, que me encomendó

a su joven protegida antes de partir

a la casa de retiro donde, años después,

terminó su vida. (El visitante/Le visiteur, página 21)

* * *

Ulka,

perrita, por siempre pensativa

sobre esa foto conservada con piedad.

Sublime, conquistaste

por toda la eternidad nuestros corazones,

que te acompañan

en este jardín florido donde reposas. (El visitante/Le visiteur, página 27)

Jacques Canut nació en Auch, Francia en 1930. Se dedicó a la enseñanza de Letras e Historia.

Textos suyos se tradujeron al alemán y portugués. Colabora habitualmente en diarios y revistas de Europa, Canadá y Estados Unidos. Sus poemas figuran en libros para colegios y en antologías de las editoriales Gallimard, Hachette, L'Ecole y en recopilaciones de lengua alemana, castellana y portuguesa.

Entre sus libros en castellano se pueden mencionar: Soñaban los cascabeles; Matices; Los trigales de Monzón; Veras; Búsqueda. En edición bilingüe castellano-francés, publicó: Finca particular; Encierros (Buenos Aires, Alicia Gallegos); Cosas de allá. De más allá (ídem); El espejo infiel (ídem); Sur de cruz (ídem); Tierras de promisión; Enigmas; Hablar ¿con quién?; Susurros y resonancias (también en murciano; série Carnets confidentiels). La mayoría de éstos son "autoediciones", según la definición de Canut, agrupados en una serie denominada "Carnets confidentiels", que ya lleva más de treinta títulos. En Neuquén, publicó Zarabanda (Sarabande) en 2010 y Viajero (Voyageur) en 2014 en la cebolla de vidrio ediciones y El visitante/Le visiteur, en 2019 con el sello Ediciones Con Doble Zeta.

En todos sus libros la ilustración y el diseño gráfico cumplen un papel preponderante. Entre los ilustradores, se puede mencionar a los artistas Claudine Goux, Acacio Puig, Silvaine Arabo, Jean-Luc Thuillier.

Canut, Jacques: Catissimo. Photographies Lydie Arnaud, Auch, Gers, Imprimerie du Prieuré, febrero de 2019 (Versiones, G.B.)

Canut, Jacques: El visitante/Le visiteur, Neuquén, Ediciones Con Doble Zeta, 2019. Traducción: Gerardo Burton.