Petróleo

¿Hacia dónde va la industria petrolera argentina?

Un análisis de la proyección de la industria petrolera argentina, considerando el ataque con drones en Arabia Saudita y su impacto en nuestro país, el impacto del congelamiento de las naftas y la situación de Vaca Muerta.

Una serie de ataques contra la mayor refinería del mundo y sobre campos petroleros de la empresa Aramco -la petrolera estatal más grande de Arabia Saudita- generó una abrupta suba de más del 10% en el precio del petróleo Brent durante el día lunes pasado. El motivo de esta escalada puede encontrarse en las consecuencias del ataque: una caída estimada en el 50% en la producción de la empresa saudita, lo cual equivale al 6% de la oferta mundial de crudo. En definitiva, se trata de la mayor alza en el precio del commodity en 30 años, con picos que no se veían desde el inicio de la Guerra del Golfo.

Volatilidad a futuro

Pese a que el precio internacional del barril tiende a equilibrarse durante esta semana, las perspectivas son de mayor volatilidad a futuro. Pese a que los ataques fueron atribuídos a las milicias huthíes que operan en Yemen, Arabia Saudita y Estados Unidos responsabilizan a Irán, argumentando que la tecnología utilizada fue provista por estos últimos.

Sobre la base de estas acusaciones, Trump se dispone a aumentar las sanciones económicas impuestas a Irán, las cuales se suman a sanciones previas realizadas tanto contra el país árabe como contra Venezuela, dos de los mayores exportadores de petróleo a nivel mundial. La contracara de estas sanciones es una menor oferta global de crudo, lo cual podría redundar en nuevas subidas en el precio internacional del petróleo. Todo esto sin tener en cuenta un potencial conflicto bélico, el cual es visto cada vez con mayor cercanía por parte de la prensa especializada.

¿Cómo repercute un hecho ocurrido en Medio Oriente sobre la economía Argentina?

La lógica formal nos podría indicar que una suba en el precio internacional del barril petrolero sería una buena noticia para la economía de nuestro país debido a que somos productores de crudo. Pero esto no es así, ya que como consecuencia de largos años de vaciamiento sobre el sector y en particular sobre la estatal YPF por parte de los sucesivos gobiernos, Argentina es hoy en día un importador neto de petróleo. Al ser compradores netos, una suba en su precio afecta negativamente nuestra balanza comercial.

Vimos que esto no es bueno para nuestra economía en general, ahora bien, si volvemos al razonamiento lógico, una mayor cotización internacional del barril petrolero debería ser una buena noticia para las empresas productoras de crudo, en particular las que operan en Vaca Muerta, la joya petrolera de nuestro país, ya que si aumenta el precio, deberían existir mayores incentivos para producir.

Sin embargo, está ocurriendo exactamente lo contrario: con el argumento de evitar subas en el precio del combustible en surtidor como consecuencia de la escalada devaluatoria posterior al resultado de las PASO, el Gobierno decretó un congelamiento del precio del crudo al valor previo al 11 de agosto, U$s 59 por barril, además de fijar un tipo de cambio especial para vender el crudo a las refinerías en $46,69. Como se ve, el resultado es un precio interno un 30% menor al internacional.

Esta diferencia entre el precio del barril "criollo" y el Brent, que cotiza en la bolsa de Londres y es utilizado como referencia a nivel internacional, se cristaliza en un desfase de alrededor del 13% entre el precio que reciben las productoras que operan en Argentina y su valor de mercado.

Consecuencias para Vaca Muerta

Esta situación tiene consecuencias particularmente graves en Vaca Muerta, el yacimiento petrolífero más grande del país compuesto por 741 millones de barriles en reservas probadas. Analizar la deriva de lo que ocurre en la cuenca neuquina en términos de producción petrolera es sumamente importante por su potencialidad en términos de ingresos hacia nuestro país a partir de la exportación de crudo: una fuente de dólares frescos a futuro, en momentos en donde discutimos cotidianamente la falta de divisas en nuestra economía.

En definitiva, la brecha entre el precio que reciben las empresas productoras y el precio internacional del petróleo está generando fuertes desincentivos: comienzan las dudas sobre los planes de inversión para el 2020, profundización en la baja de equipos y rechazo a poner en funcionamiento las nuevas perforadoras durante el año que viene. Finalmente, las empresas derivan la crisis sobre los trabajadores del sector: el sindicato de petroleros denuncia que alrededor de mil operarios fueron suspendidos de sus tareas.

Subsidios y judicialización

Pero el drama no sólo repercute en las empresas y los trabajadores del sector. En las últimas horas se multiplican las denuncias por desabastecimiento en las estaciones de servicio (lo cual repercute directamente en los consumidores), y suenan cada vez más fuerte las quejas de los Gobernadores de las provincias petroleras, las cuales sufren las consecuencias del congelamiento a partir de una menor recaudación a cuenta de las regalías que ingresan a las arcas provinciales como contraparte de la producción petrolera.

Este descontento se materializa en estas horas frente a un tímido intento por parte del Gobierno Nacional de compensar el congelamiento tarifario mediante la entrega de un subsidio por $ 1.500 millones (una compensación de 3% frente a un desfase en niveles del 30% entre precios internos e internacionales), a cambio de que las empresas y los gobiernos provinciales desistan de realizar acciones judiciales contra el Poder Ejecutivo. Hasta el momento, tanto los gobernadores de Neuquén y Río Negro como la empresa productora Vista Oil & Gas salieron al cruce de la medida, ratificando acciones judiciales y rechazando el subsidio.

Como se ve, la profundización de los conflictos en Medio Oriente abre una gran oportunidad para el futuro exportador y generador de divisas de Argentina a partir de la explotación petrolera en Vaca Muerta. Oportunidad que hasta el momento no está siendo aprovechada.

*Economista, UBA.