Política

Tras el triunfo de Alberto, Arcioni y Sastre afrontarán una guerra potencial con el PJ

El triunfo de Alberto Fernández, lejos de tranquilizar al gobernador y a su equipo íntimo, plantea un sesgo de incertidumbre. Es que el justicialismo provincial persiste en su negativa de cederle espacios al sastrismo y al arcionismo y espera que ahora -ya con el número puesto de las elecciones- se retome la idea del juicio político, sea para condicionar al gobernador o para llevarlo adelante realmente. Como se sabe, esa iniciativa fue frenada en su momento tras una gestión directa de Wado de Pedro, con el objetivo de no levantar olas de cara a la elección presidencial.

El primer síntoma de que el justicialismo provincial no está para nada convencido de cederle poder formal al dasnevismo residual se puso en evidencia cuando el núcleo duro denegó la posibilidad de que Ricardo Sastre asumiera como presidente del partido.

El primer impulsor de la consigna "Sastre presidente del partido" fue su par de Trelew y aliado circunstancial Adrián Maderna, quien estuvo cerca de perder la intendencia y ahora buscará refugiarse bajo el ala sastrista para no sufrir el síndrome del pato rengo. La necesidad de un "protector" es un clásico recurso que Maderna utiliza para mantenerse en el poder.

Fue el propio Ricardo Mutio, presidente del PJ provincial, quien desestimó la posibilidad de que "uno de afuera" -refiriéndose a Sastre y a su pertenencia a Chubut Somos Todos- ocupe un lugar central en la conducción del PJ. Por ello Mutio no dudó en afirmar que deberían dejar que las cuestiones del justicialismo las resuelva el propio justicialismo.

El juicio político motorizado por los diputados provinciales de la oposición fue detenido por Alberto Fernández, vía Wado de Pedro, quien actuó como mediador. Esa movida hizo suponer que Arcioni contaba con cierto "apoyo" del cristinismo y del albertismo. De ahí que el gobernador asistiera a cada acto y a cada presentación que hiciera el recientemente elegido presidente en su instancia de campaña.

Lo cierto es que desde el PJ provincial, piden que se le retribuya la lealtad que tuvieron en tiempos muy duros, donde el dasnevismo y postdasnevismo arremetieron sin piedad. Se sabe que el propio Das Neves se alejó del justicialismo para sobrevivir y llegar al poder. Su lejanía del PJ fue manifiesta y en muchas oportunidades explicitada.

Escenarios

La fórmula electa Arcioni-Sastre mantiene dos escenarios. El primero es el que buscarán consolidar el gobernador y el vicegobernador, con el objetivo de neutralizar al PJ, hacerse dueños del sello del partido y finalmente lograr el apoyo de Alberto para salir del pozo financiero y estabilizar su gobernabilidad.

El segundo escenario sería más caótico para el gobierno provincial que asumirá en diciembre. Si no cuenta rápidamente con el apoyo explícito y material de Cristina y de Alberto y con el PJ comiéndole los talones, Arcioni afrontará un escenario de debilidad aumentada. Ya cedió sus candidatos a diputados -que no aportarían a la estrategia del albertismo de apoyarse en los gobernadores-, y atraviesa la peor crisis económica, social y financiera de la historia de la provincia.

Paradójicamente el triunfo de Alberto, lejos de darle tranquilidad al gobernador, podría acentuar turbulencias muy peligrosas para su gestión. En ese marco, habrá qué ver cuánta afinidad y coincidencias de criterio existen entre Arcioni y Sastre a la hora de negociar para la supervivencia.