Opinión

Las trampas que deja el macrismo: deuda, inflación, déficit, pobreza

Por Jorge Manuel Gil*.

La economía es siempre una consecuencia histórica. No puede entenderse sino como resultado de lo que ya aconteció. Siempre hay herencias económicas y devenires sociales de acciones y consecuencias, pero también un futuro tan lleno de expectativas como de trampas. Este es un hecho existencial: la visión positiva de lo que vendrá es necesaria frente a la atadura del "cómo dejan las cosas".

En ese juego dialéctico emergen las grietas. Se agrieta la expectativa social de alejarnos de la pobreza frente a la trampa de la deuda externa e interna. Se agrieta la esperanza de los jubilados ante la estafa de la inflación. Se agrieta el sueldo de los trabajadores frente a la trampa de la liberalización del mercado de trabajo. Se agrietan las cuentas públicas con la trampa del déficit fiscal.

No nos podemos desprender de las grietas porque nos han dejado trampas cuidadosamente pergeñadas. No son producto de la mala administración, de la casualidad, de los avatares de la economía internacional o del suceder cosas. Esas trampas (la deuda, la inflación, la flexibilidad laboral, el déficit fiscal, la pobreza) son cuidadosamente urdidas, hábilmente trazadas y, se quiera o no, son el éxito del neoliberalismo en la instalación del sentido común con frases tales como "la deuda hay que honrarla", "la inflación la produce el Estado que gasta más de lo que puede", "los trabajadores tienen más derechos que obligaciones", "hay que llegar al déficit cero" o "la pobreza es un invento"; y similares.

Ya el Gabo Garci?a Ma?rquez en "La increi?ble y triste historia de la Ca?ndida Ere?ndira y su abuela desalmada" relata cómo los destinos son atados a los malos vientos de las decisiones y del poder. Y enseña sobre el dolor humano que produce la dependencia permanente, la sujeción sistemática y la domesticación eterna.

¿Salir del sistema financiero internacional?

¿Qué vendrá entonces? ¿Será el momento de la desconexión que plantea Samin Amin? ¿Habrá que reinventar el tercer mundo? ¿Habrá que huir del sistema financiero internacional? ¿O subordinarnos definitivamente a la dolarización?

Como el sistema productivo se ha hecho financiero, la moneda y sus derivas (el tipo de cambio, la tasa de interés, la inflación) mandan por sobre la economía real.

Por ese motivo hay riqueza financiera que se acumula monetariamente en bancos y pobreza humana que se acumula en la sociedad. Una paradoja que necesita una firme voluntad política para su comprension y su abordaje.

Por eso afirmamos que los remedios están vencidos, ya han perdido capacidades de solución: el traspaso de Lebac a Leliq implicó cambiar el riesgo de mercado por el riesgo bancario, pasar de un producto de mercado de los ahorristas a un producto financiero de los bancos. Otra trampa que demuestra que en nuestros países, el BCRA independiente es no sólo una ficción sino una de las causas del problema.

Cómo haremos para salir de esta situación de recesión con un trilema que centra su atención en el dólar, la inflación y la tasa de interés y que se expresa como rompecabezas monetario pergeñado por el BCRA y el FMI. El creciente stock de Letras de Liquidez del BCRA, los pases o Repos y los adelantos del BCRA al Gobierno Nacional igualan la base monetaria y entre ambos superan casi en un 20% a las reservas monetizadas a pesos nacionales.

Hay dolores porque nos han maltratado y abusado de nuestro esfuerzo. Hay trampas porque -como el cazador- querrán volver por su presa que es el pueblo argentino. Y no hay remedios porque están vencidos. Habrá que inventar nuevas soluciones, inclusive heroicas, si pretendemos no volver al error.

Necesitamos unidad, honestidad y estadistas capaces de comprender la terminalidad de un sistema que está agotado. Que desempolve el vivir con lo nuestro como idea rectora del gobierno. Que entienda que Argentina no es viable sino en el conjunto de América Latina. Y que el alma de la economía no es la moneda sino el trabajo.

*Economista. Ex rector de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.