Patagonia

Dos acusado en el banquillo por el secuestro y desaparición de Ángel Bel

Se inició ayer en Rawson. Declararon los imputados, Tito Nichols y Hernán Hermelo y después brindó un crudo testimonio la viuda de Bel, Hilda Fredes.

Tito Nichols y Hernán Álvaro Hermelo, acusados por el secuestro y la desaparición de Elvio Ángel Bel en Trelew, pidieron declarar ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, en el primer día del histórico juicio oral y público en el Casino de Oficiales de la Unidad 6 de Rawson.

"Llevo 35 años de persecución penal por un anónimo. Mi primera indagatoria fue en 1985", dijo Tito Nichols, el primero en hablar. Adelantó que al final del proceso volverá a testimoniar para contestar preguntas de todos, incluso del Ministerio Público Fiscal. Pero primero quiere escuchar a todos los testigos.

"No secuestré a Bel ni participé ni presté ningún apoyo ni planifiqué el hecho, fui víctima de una maniobra originada en el seno de la Policía". Explicó que en 1983 fue secretario de actuaciones sumariales en una causa provincial que descubrió cómo se usaba personal de la fuerza para una obra particular en Playa Unión. El entonces fiscal Alfredo Pérez Galimberti hizo una inspección ocular y sorprendió a los policías trabajando en horas de servicio. Para Nichols, la respuesta del afectado por esta investigación -que también era policía- fue involucrarlo en el Caso Bel difundiendo dos anónimos.

"Esto me mortificó todos estos años no por culpa de la Justicia sino de una persecución y una maniobra de la misma Policía". El exconcejal de Trelew recordó que la Cámara de Apelaciones de Comodoro Rivadavia confirmó su falta de mérito pero que en 2014 un juez subrogante lo procesó.

"Según el anónimo, acompañado por dos personas señalé a Bel para que lo detuvieran. No hice absolutamente nada de eso. Fue fruto de la búsqueda de venganza y de revancha de la Policía por la causa de Playa Unión", insistió.

"Al caso Bel lo respeto y lo lamento pero lo aprovecharon para involucrarme". Nichols admitió que cada jueves producía un informe de inteligencia con un panorama provincial para el Ministerio de Gobierno, Educación y Justicia. "Me basaba en información que me mandaban las Unidades Regionales de Comodoro Rivadavia, Trelew y Esquel que firmaba el jefe de Policía". El imputado era titular del Departamento de Informaciones de la fuerza.

Jornada publicó que luego le tocó declarar a Hermelo. "No tengo absolutamente nada que ver con nada de lo que se me acusa, cero". Consideró que Fiscalía Federal "montó un gran amasijo, esto está amañado para tratar de encontrar un culpable de la desaparición de este buen señor".

Como teniente de navío y segundo comandante del Batallón de Infantería de Marina 4, su trabajo era garantizar la seguridad en la Base Aeronaval Almirante Zar. "Mal o bien tratábamos de hacerlo pero a duras penas podíamos cubrirlo. Nos absorbía todo el personal. La encargada de la lucha contra la subversión era la Base. Se me acusa de algo que me tendría que haber ordenado el Comando. Jamás podría recibir una orden de la Base". Definió que "yo iba de la casa al trabajo y viceversa".

"El Batallón estaba incompleto y era escasísima la cantidad de gente". Hermelo sólo obedecía órdenes de su comandante. "Nadie del Batallón podía recibir órdenes de la Base porque eran comandos totalmente diferentes y no se rendían cuentas entre sí. Jamás salí a buscar civiles, era imposible hacer eso".

El imputado remarcó que Nichols lo conoció ayer mismo. E insistió con que si hubiera participado del operativo "tendría que haber actuado por mi cuenta o con una orden de la Base, algo que era absolutamente disparatado".

"Escuche que habían llevado detenidos y los tenían en Enfermería -admitió ante la pregunta del Tribunal- pero más que eso no sé y de Bel ni remotamente escuché. No sé quién es ni lo vi en mi vida. Esos temas no se hablaban en absoluto ahí adentro, no se iba a andar a los 4 vientos diciendo lo que hacían". No tenía amigos en la Base ni conocía gente en Trelew.

Hermelo explicó que su labor habitual era rastrear caminos para prevenir un ataque terrestre de Chile. "Era una tarea muy grande para tan poca gente. Para la Infantería de Marina en 1976 la hipótesis de conflicto era sólo con Chile; teníamos previsto que podían tomar la Base con paracaidistas y por tierra al mismo tiempo. Toda mi vida el problema era Chile, siempre estábamos pensando en un ataque. Teníamos que cubrir esa posibilidad y que ningún subversivo nos atacara por tierra. Mi tarea nunca fue la subversión; si pasaba eso, ni me enteré".

Interrogado por los fiscales Teodoro Nürnberg y Fernando Gélvez, aseguró que nunca tuvo detenidos a su disposición. Y se trenzó en una discusión porque aunque en su legajo figura que fue nada más y nada menos que "Jefe de Contrainteligencia", negó haber conocido datos sensible sobre la represión ilegal en la zona. "Mi labor era evitar que cualquier material clasificado llegue a manos que no correspondían. Nada más", justificó, ante la incredulidad de los acusadores.