Política

Descalabro financiero en Chubut: el déficit de la administración Arcioni supera los $3.100 millones

En los tres primeros trimestres del año el gobierno de Mariano Arcioni llevó el déficit financiero de Chubut a $3.138 millones. En todo un año recaudó 21.500 millones de pesos más, pero sigue sin poder pagar los sueldos en tiempo y forma. En nueve meses pagó 5.878 millones de pesos de la deuda generada con títulos públicos tomados en dólares y otros 706 millones por la deuda en pesos. El gran problema económico de la provincia sigue siendo el endeudamiento generado por las administraciones de Mario Das Neves, Martín Buzzi y el propio Arcioni; y para pagarla siguen tomando todos los meses nueva deuda en pesos.

Las filtraciones de las cuentas fiscales a las que pudo acceder El Extremo Sur confirman todos los artículos y análisis efectuados con anterioridad.

El problema de las cuentas públicas provinciales no está basado en los salarios ni los ajustes por inflación de los trabajadores estatales, la madre de todas las dificultades es la enorme deuda de 1.159 millones de dólares tomada en los últimos diez años.

La información oficial y pública volvió a desaparecer de los sitios del Gobierno provincial, pero también de los nacionales. En este fin de ciclo político ni la administración de Mariano Arcioni ni la de Mauricio Macri publican los datos sobre las cuentas públicas, aunque es posible reconstruir la información oculta a partir a partir de filtraciones e indagaciones que posibilitan analizar los datos y sacar nuevas conclusiones.

En lugar de impulsar políticas que posibiliten incrementar los ingresos provinciales, Arcioni eligió la lógica simplista y disparadora de la conflictividad social que llevó a Chubut a una enorme huelga estatal que puso en vilo su gobernabilidad. A la vez, optó por seguir emitiendo papeles de deuda en pesos para pagar el endeudamiento en dólares.

Ajustar y sobre endeudarse para pagar deuda externa es la peor de las lógicas posibles. Ni una ni otra son opciones socialmente sustentables ni políticamente sostenibles. El gobernador está por asumir un período de gobierno de cuatro años y apenas se mueve entre esos límites de escaso ingenio y perspectiva política.

Le prende una vela a los salvavidas financieros que puede arrojarle el electo presidente Alberto Fernández -como ya hizo antes de asumir con 1.880 millones de pesos refinanciados y 1.400 millones de nueva deuda en pesos-, y espera rezando que al Frente de Todos -que tanto criticó antes de saltar de bando- le vaya bien para que le siga abriendo el respirador artificial de los pesos para pagar sueldos.

Además ruega para que no haya otra disparada del dólar porque una nueva devaluación -o un desplazamiento aún mayor de las inversiones petroleras hacia Vaca Muerta- podría sepultar sus aspiraciones de cumplir el mandato que se apresta a asumir.

Déficit descontrolado

Los datos a los que pudo acceder EES muestran que en los primeros nueve meses del año el gobierno de Arcioni llevó el déficit financiero a los 3.138 millones de pesos. Durante ese período recaudó 59.163 millones de pesos pero gastó 62.302 millones. Por eso cerró el tercer trimestre de 2019 con un déficit similar al de 2018.

Como el año pasado había ajustado los resultados financieros con el recorte de los salarios de los empleados públicos, a los que quitó un 32% de aumento salarial, se desató el conflicto que paralizó la provincia en 2018. En aquel año había conseguido un superávit de 2.213 millones de pesos. Ahora las cuentas provinciales se volvieron a desequilibrar de manera alocada y cerraron el tercer trimestre con un déficit de 3.138 millones de pesos, pero además se debe contemplar la evaporación del superávit del año pasado.

Buscando ajustar nuevamente sobre los trabajadores, luego de prometer el oro y el moro antes de las elecciones provinciales anticipadas, Arcioni comenzó a transferir el ajuste a los empleados públicos. Como la deuda en dólares está garantizada por las regalías petroleras, los acreedores cobran primero y recién después se liberan los fondos para hacer funcionar el Estado provincial. Por eso, optó por pagar los sueldos de manera escalonada y con enormes atrasos, además de interrumpir el pago de las cláusulas gatillo de ajuste salarial que otorgó como estrategia para ser elegido por un mandato de cuatro años.

A lo largo de nueve meses Arcioni consiguió recaudar 21.507 millones de pesos más que en el mismo período del año pasado, pero ese enorme aumento de la recaudación -que fue en promedio un 58% mayor y superó el nivel inflacionario interanual del 55%- no le alcanzó para cumplir con las obligaciones que tiene con los trabajadores estatales y con los servicios básicos que debe brindar el Estado provincial.

Nada alcanza para cubrir los gastos de Chubut, pero esas erogaciones no están delimitadas por los aumentos salariales ajustados por inflación -algo mínimamente lógico-, ya que el gran problema de fondo de la provincia es la deuda tomada en dólares que nunca se termina de pagar y cada mes asfixia más a las cuentas públicas.

El déficit de los 3.138 millones de pesos generado por Arcioni este año no contempla el pago a proveedores por deudas de ejercicios anteriores, los que al contabilizarlos indudablemente lo incrementarán; pero aún no se ha podido tener acceso oficial o extraoficial a ese monto.

Millonarios pagos de deuda

Chubut tiene un déficit de 3.138 millones de pesos pero en nueve meses de este año pagó 5.878 millones de pesos por la deuda contraída en dólares. Las matemáticas son simples a la hora de utilizarlas para explicar la realidad. Si no se debiera desembolsar tamaña cantidad de ingresos provinciales, a Chubut le hubiesen "sobrado" 2.740 millones de pesos, incluso a pesar de los tan denostados aumentos salarial por inflación para trabajadores y jubilados.

No solo las matemáticas explican la realidad financiera de Chubut. La ausencia de obras públicas y mejoras provinciales que demuestren o justifiquen el gasto de los 1.159 millones de dólares tomados en deuda en el extranjero durante las gestiones de Mario Das Neves, Martín Buzzi y el propio Mariano Arcioni revelan que como mínimo se debería investigar a dónde fueron a parar esos multimillonarios endeudamientos de la última década.

Desde que Arcioni asumió como vicegobernador junto al fallecido Das Neves, la provincia pagó por la deuda la impactante cifra de 25.285 millones de pesos en casi cuatro años. Esa cantidad hoy día representa casi la mitad de todos los ingresos obtenidos por la provincia a la largo de nueve meses.

En 2016 se pagaron 3.825 millones de pesos; en 2017 otros 6.365 millones; en 2018 el pago de deuda ascendió a los 9.217 millones y en sólo nueve meses de este año deben contabilizarse otros 5.878 millones de pesos. 2019 cerrará posiblemente con unos 9.000 millones de pesos pagados por el endeudamiento, pero a pesar de tamaños desembolsos la deuda provincial fue proyectada por el propio gobierno en los 54.000 millones de pesos para el tercer trimestre de este año.

Ni renegociando, ni reperfilando, ni aplicando una quita la provincia tiene chances de salirse de la crisis en la que la metieron quienes la endeudaron en dólares.

Menos chances de salida tiene si la lógica del ajuste domina las políticas públicas provinciales, porque generan una conflictividad que empeora la situación a límites extremos. Hay alternativas, pero no están vinculadas a ninguna de las adoptadas hasta la actualidad o las que se perfilan hacia el futuro.

Macri lo asfixió

Cuando Arcioni se hizo cargo del gobierno comenzó a tejer buenos vínculos con la administración nacional de Mauricio Macri. Uno de esos puntos de contacto fue la firma del Pacto Fiscal y la intentona de doblegar la falta de licencia social con la embestida del lobby pro minero en Chubut.

Todo marchaba bien en ese vínculo político de dudosa fidelidad. A Macri le servía para sumar un gobernador a su escasa lista de mandatarios provinciales que lo acompañaban aunque no integraran las huestes de Cambiemos; y a Arcioni le servía para que le habilitaran fondos nacionales y le patearan para adelante los vencimientos de la deuda en pesos.

Ese matrimonio por conveniencia estalló por los aires cuando Arcioni se cortó solo, llamó a elecciones anticipadas para no quedar pegado a ninguna boleta nacional. Después de triunfar en Chubut fue viendo cómo hacía para que alguien le abra las puertas en el Frente de Todos. El día que el ex intendente de Tigre Sergio Massa consiguió que el peronismo lo asimile y lo deje sumarse al furgón de cola de la fórmula Fernández & Fernández llegó la venganza macrista contra Chubut.

No se refinanciaron más deudas, se cortaron los nuevos empréstitos y Arcioni quedó atrapado en sus promesas de campaña que lo terminaron de convencer para devolverle a los estatales todos los puntos porcentuales que les había arrancado durante el 2018.

Hasta el tercer trimestre del año pasado había tenido que pagar solamente 100 millones de pesos con Nación y apenas 5 millones por la disminución de otros pasivos y patrimonios. Al tercer trimestre de este 2019 las cifras de ambos rubros saltaron a 706 millones de pesos; lo que muestra a las claras la asfixia financiera que Macri le propinó a Arcioni por sus bamboleos políticos.

La liviandad en política se paga y al gobernador le costó tanto como el pago de 600 millones de pesos que no tenía en sus cálculos, junto a la imposibilidad de seguir emitiendo papelitos de deuda canjeados por billetes que le servían para pagar sueldos.

Lo mismo pasó con los préstamos en pesos autorizados por Nación. En nueve meses de 2018 Chubut emitió deuda en moneda nacional por 3.737 millones de pesos, pero en el mismo período de este apenas fue habilitada a tomar 1.413 millones de pesos; lo que significó que dejaron de entrar 2.324 millones de pesos que se sumaron a los pagos antes mencionados.

Si contemplan los 2.324 millones de pesos que este año no se pudieron tomar de deuda y se le agregan los 600 millones pagados de durante este 2019, ambos rubros arrojan una suma que ronda los 3.000 millones de pesos y que es muy similar al déficit existen hasta el tercer trimestre en Chubut.

El combo de promesas electorales, pago de infidelidades políticas y cierre de la canilla del crédito o la refinanciación pusieron a Chubut nuevamente en la crisis que se vivió en la segunda mitad del año, pero la madre de los problemas sigue siendo el brutal endeudamiento en dólares tomado por los últimos tres gobernadores. Mientras los políticos juegan su juego, siempre son los mismos los que pagan los platos rotos.