Política

La capacidad de generar divisas con la riqueza del subsuelo es el gran argumento de Arcioni para sobrevivir

Todo indica que Chubut va a ser una de las provincias mimadas por el gobierno de Alberto Fernández. Eso ocurrirá por una razón de pragmática económica: la capacidad de generar divisas que tiene la provincia a partir de su riqueza en el subsuelo.

Además del consolidado sector petrolero, aparece la posibilidad de habilitar la explotación de la megaminería, controvertida y rechazada en buena parte de la provincia.

La habilitación de la megaminería es uno de los compromisos tácitos que sustenta el respaldo del gobierno nacional que asumirá el 10 de diciembre hacia Mariano Arcioni, pese a que fue el gobernador que más dolores de cabeza le provocó al electo Presidente.

Cena con postres

Un relajado Mariano Arcioni fue el que recibió el martes en Casa de Gobierno a la tríada que hizo posible su reelección. Los intendentes Ricardo Sastre -vice gobernador electo- y Adrián Maderna, junto con el sindicalista Jorge "Loma" Ávila, llegaron a la cena con varias demandas, pero todo indica que no hicieron bien la digestión.

El primero en retirarse fue el intendente de Trelew, quien pretendía que la presidencia del bloque de diputados de la mayoría la ejerciera Leila Lloyd Jones, una concejal de su máxima confianza. Su argumento fue un clásico de siempre: el balance regional. Si el gobernador es de Comodoro y el vice de Madryn, creyó tener derecho a su petición.

Pero Arcioni quiere en ese lugar a alguien de su máxima confianza: el amigo Juan Horacio Pais. Y parece que se saldrá con la suya.

Sin embargo en ese cónclave el primero que tragó saliva fue Ávila, a quien no le hace gracia que Martín Cerdá siga al frente del Ministerio de Hidrocarburos. Sobre todo después del pobre papel que hizo en la elección de Rada Tilly, donde quedó muy lejos del re-reelecto radical Luis Juncos.

Ávila pretendería colocar en ese puesto a alguien que tenga afinidad tanto con las operadoras como con los sindicatos y las pymes que orbitan alrededor de la actividad.

Ezequiel Cufré cubriría los requisitos, pero parece que para el ex ministro de Buzzi le tienen reservado un sillón como director de YPF. Se trata del mismo que hoy ocupa Néstor Di Pierro, quien lejos de retirarse estaría proyectando nuevos tejidos para la interna peronista pospuesta en principio para marzo. Al menos eso dice la concejal electa Viviana Navarro, quien todavía no se siente a gusto con el nuevo oficialismo en Comodoro Rivadavia.

La ambulancia

Sastre tampoco se retiró satisfecho de la Casa de Gobierno porque confiaba en poder imponer algunos nombres para el gabinete y no pudo lograrlo. Es que Arcioni ya tenía completos todos los casilleros. Allí resalta un nombre que poca gracia le hace al aún intendente de Madryn por esas cosas de disputas de pago chico: el de José María Grazzini.

Sastre tendrá a su lado en la Legislatura al experimentado y sagaz Jerónimo García, quien en principio tiene la función de calmar ansiedades y dar consejos sobre acciones que parecen nimias pero que dicen mucho, como no pelearse por las redes sociales con diputados electos que entraron por la ventana a la Legislatura.

Es que con ello alimenta a los 8 peronistas que actuarán como interbloque y que están con los cubiertos en la mano y la servilleta alrededor del cuello viendo cómo se pelean los que hasta el 9 de junio eran aliados.

Arcioni, además, reincorporaría como ministro al irritante Federico Massoni y sumaría a quienes debió pedirles que dieran un paso al costado cuando se armaron las listas a diputados. Cecilia "Chechu" Torres Otarola es una de ellas, quien reemplazaría a Valeria Saunders en Familia. Esta última regresaría al Concejo Deliberante de Esquel, donde fue electa en las últimas elecciones.

En el nuevo gabinete seguirían muchos de los que hoy están, algunos sumando algo de poder -al menos esa es la intención cuando se le agregan nombres a sus carteras-, como su ex sobrino político, Leandro Cavaco, propietario de una casa de venta de alfombras en Comodoro que hoy es ministro de Producción. Antes fue secretario de la diputada nacional Ana Llanos.

Seguirían en sus actuales cargos Oscar Antonena (Economía) y Fabián Puratich (Salud). El primero es el cuarto ministro del área de Arcioni en sus dos años como gobernador, mientras el restante es el tercero que ocupa el lugar desde donde ya se deberían estar diseñando acciones para que no pase en este verano lo que ocurrió en el anterior con el mortal hantavirus.

El que se iría es su secretario privado, Alejandro Sandilo, salpicado en causas que orillan la corrupción por comercializar como prestador con la obra social Seros mientras funge como Correa de Arcioni. Sería reemplazado por alguien que conoce el lugar, como el rionegrino Francisco Salto, hoy en la gerencia de Lotería luego de haber pasado por la Subsecretaría de Medios hasta que reapareció por allí el siempre voraz Daniel Taito.

Un hombre de confianza

Desde que fue electo para un nuevo mandato como gobernador, hace casi seis meses, Arcioni sufrió un desgaste notorio a partir de su imposibilidad de poder cumplir en tiempo y forma con el pago de haberes a los empleados públicos.

Su soberbia lo llevó incluso a elegir a dedo candidatos para las PASO nacionales que perdieron estrepitosamente, mientras él se refugiaba bajo la férrea custodia de quien era -y podría volver a ser- el hombre fuerte de la gestión: Federico Massoni.

Sus apariciones públicas en Chubut fueron nulas. Recién volvió a los actos en territorio amigo después del 27 de octubre y el colmo fue lo que hizo el pasado lunes 25 en Comodoro, donde entregó viviendas reparadas luego del temporal de 2017 a unos 40 vecinos. Fue a 14 kilómetros del centro de la ciudad y sin aviso previo a los medios. Solo tuvo cobertura del canal oficial; ese donde los periodistas le preguntan por sus "sensaciones", como hacen los cronistas deportivos.

Arcioni reasume el lunes 9 de diciembre en Rawson por otros cuatro años. Registra la imagen más baja en toda la historia provincial de un mandatario en tales circunstancias. Ni Viglione en el 83; ni Perl en el 87; ni Maestro en 1991 y 1995; ni Lizurume en 1999; ni Das Neves o Buzzi en este siglo tuvieron tan baja consideración como la que hoy tiene el escribano luego de haberse mostrado incapaz de resolver el conflicto con los docentes que lo jaquearon cuatro meses con una huelga por demandas que no están resueltas y que pueden reaparecer en cualquier momento.

Lo que no está escrito

Desde que Sergio Massa le tendió la mano y lo subió al tren de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, Arcioni supo que algún día debería pagar el pasaje que lo llevó a paisajes desconocidos para su cultura, más allá de los esfuerzos hechos por su mentor, Mario Das Neves cuando le presentaba a los pobladores del interior en las fiestas provinciales.

Arcioni subía con los dedos en V al escenario y mostraba su perfecta dentadura mientras los muchachos cantaban "vamos a volver" en Rosario, Tucumán o Santa Rosa.

También suscribía acuerdos con el nuevo Presidente, donde resaltaban compromisos de devolver derechos que Macri le quitó a Chubut, muchos de ellos a partir del Acuerdo Fiscal que avaló el propio Arcioni con apoyo de la actual Legislatura.

Sin embargo hay algo que no quedó escrito pero empieza a desvelarse. Se trata del costo que tuvo que pagar Alberto F. por haber respaldado a Arcioni, aún cuando su impericia y la de su protegido Massoni desencadenaron tres paros nacionales docentes; para regocijo de los operadores macristas que llegaron a poner en letras de molde aquella afirmación del electo gobernador mendocino, Rodolfo Suárez: "nos ayudó la presencia de Arcioni en la provincia".

Ahora es dable suponer que llegó la hora de cancelar los pagarés políticos. Por la suficiencia que exhibe el mandatario ante propios y ajenos, ya parece haber asumido que está dispuesto a pagar los costos que sean necesarios para que Nación no le suelte la mano.

El nuevo gobierno tiene una prioridad excluyente: la obtención de divisas. A la par necesita reactivar el mercado interno. Alberto F. necesitará muchos dólares y esos los siguen dando en este país los commodities.

El petróleo ya está consolidado como fuente de ingresos y la política energética tenderá a proteger la actividad. En tanto, procurará desarrollar otra que en esta provincia genera polémica: la minería.

Con la descomposición que exhibía el gobierno de Arcioni en la transición, resultó imposible contar con la ley necesaria en una Legislatura anárquica. Y es factible también que el propio gobernador haya dilatado el tema para contar con más espalda política en el comienzo de su segundo mandato.

Será por eso que quiere un bloque de diputados conducido por un leal que por obvias razones familiares tiene línea directa con un senador nacional que hoy es parte de los 41 que le dan mayoría al Frente de Todos en la Cámara alta del Congreso nacional.

Algunos movimientos que se dieron en los últimos meses de quienes ofician de lobistas de la minería en Chubut permiten entrever que el tema estará en la agenda desde el comienzo y tal vez sea por ello también que Arcioni nunca le haya soltado la mano del todo a Massoni, como sí hizo con otros funcionarios que parecían blindados.

Como decía un estadista argentino, no se trata de ordenar sino de persuadir. Esta acción tiene muchas posibilidades en la Legislatura, aunque no en sectores informados y combativos de la sociedad. En este caso, harán falta otros atributos para terminar de pagar favores del pasado reciente y de paso -si se puede- recuperar algo de imagen, que bastante falta hace.