Política

Archivos El Extremo Sur / Un Estado ausente ante los "aislados" del Hanta y los "olvidados" del temporal

Publicada originalmente el 25-03-19.

Las tragedias de los "aislados" y los "olvidados" cuentan con muchos puntos en común. Poseen un origen de difícil predicción, la misma ausencia del Estado a la hora de enfrentarlas y la incapacidad de la clase política para priorizar los problemas de la gente. Ambas cuentan con sus propios muertos y sus miles de damnificados. Son la misma cara de una moneda, en la que los platos rotos de la desidia y la incapacidad de gestión provocan consecuencias directas sobre el sector más desfavorecido del pueblo.

Los unos son los "aislados", las víctimas del Hantavirus que no pudieron escapar a las consecuencias de una enfermedad prevenible y que había dejado sus enseñanzas hace 23 años. Los otros son los "olvidados", aquellos que en Comodoro Rivadavia padecieron hace dos años el avance del temporal que junto al alud de barro los cubrió de pérdidas, sufrimientos y la obligación de refundarse para encontrar un futuro.

Ambos grupos de víctimas son consecuencia de la incapacidad y la degeneración del Estado en sus vertientes provinciales y nacionales; porque ambas tragedias podrían haberse prevenido o cuanto menos aminorado el impacto y sus costos en vidas y daños económicos.

Los "aislados" del Hanta

Hoy será anunciada la finalización del aislamiento obligatorio por el Gobierno de Chubut para el brote de Hantavirus en Epuyén y la Comarca Andina Patagónica. El cierre del brote no es el final de nada, sino más bien el inicio de un camino en que el Estado Provincial y Nacional deberán encarar todas las acciones que no realizaron desde el brote de 1996 y que en esta oportunidad se cobró la vida de 11 personas, dejó 34 infectados y miles personas afectadas por las consecuencias afectivas, psicológicas y económicas de una situación que se podría haber evitado.

Con el fin del aislamiento obligatorio para las últimas 12 personas que conformaron el grupo de las 142 que fueron aisladas desde el 30 de diciembre del año pasado se dará oficialmente por concluido el brote de Hantavirus que se inició en Epuyén y que se extendió por toda la Comarca Andina Chubutense, con ramificaciones a Río Negro y Chile.

Ellos serán recordados por historia como los "aislados", aunque cada una y uno de ellos tiene nombre y apellido. Muchos son familiares, padres, hermanos, abuelos, hijos y vecinos de los que ya no están. El Hanta les arrebató la vida por contagio interhumano, que se sabía que existía pero que se negó hasta que la realidad fue más potente que las estrategias políticas para minimizar, ocultar y negar lo que estaba sucediendo.

Seguramente nadie pagará por las 11 vidas que se cobró el Hanta en este nuevo brote, como tampoco se pagó por ninguna de las que se cargó el Virus Andes hace más de dos décadas. La gran diferencia es que el brote de El Bolsón acontecido en 1996 dejó enseñanzas que no se aprendieron y acciones que no se tomaron, por lo que las víctimas actuales tienen un valor aún mayor por la inacción estatal.

Tampoco nadie se hará cargo de las enormes pérdidas económicas que dejó el brote actual de Hanta, igual que sucedió en el ´96. Quedó más que claro que no se puede tapar el sol con la mano, como nuevamente intentaron hacer los grandes prestadores turísticos de la región o algunas intendencias como la de Esquel que apenas arrancó la enfermedad salieron a regalar nafta para los turistas chilenos.

Ni qué hablar de la notoria ausencia del Estado nacional, principal responsable de efectuar continua y frecuentemente las campañas de prevención en las zonas ya definidas con absoluta claridad y con las etapas del año totalmente determinadas para concientizar a los pobladores en los cuidados que se deben tomar para evitar contraer el Hanta y más aún para no contagiarlo a quienes los rodean. Ahora, en tiempos de crisis y ajustes que buscan el déficit cero no habría que tener muchas esperanzas de que el panorama cambie.

Demás está decir que nada se hizo desde Nación en materia de investigación para encontrar una cura a la enfermedad a lo largo de 23 años, menos aún en el desarrollo de infraestructura específica en las regiones anualmente afectadas y lo que es peor aún jamás se tomaron en cuenta las investigaciones y aprendizajes de las especialistas que hace más de dos décadas sacaron conclusiones que hubieran sido decisivas para evitar las consecuencias actuales.

Eso sí, funcionarios provinciales y nacionales no desaprovecharon la oportunidad para sacarse fotos, hacer anuncios infundados, auto elogiarse e intentar colgarse medallas por logros inexistentes que están manchados por el historial de muertes actuales y del pasado.

Los "olvidados" del temporal

A quienes padecieron las terribles consecuencias del temporal en Comodoro Rivadavia, del que el próximo 29 de marzo se cumplirán dos años, tampoco les fue muy bien después de la tragedia. Ellos son los "olvidados" a los que las lluvias y el barro les llevó las esperanzas y los dejó bajo metros de un lodo que jamás olvidarán.

En la actualidad y ante cualquier pronóstico de lluvia fuerte cunde el pánico, se extreman los temores y nadie duerme tranquilo porque el recuerdo sigue en carne viva por lo sucedido. Esos "olvidados" no olvidan, y temen que todo se repita porque las obras de infraestructura necesaria solo se hicieron a medias con recursos locales. Aunque hubo una sola muerte reconocida de manera oficial, se produjeron varias otras que no fueron por ahogamiento sino por las penas y el estrés que invadió a muchos habitantes de la ciudad.

Los afectados por el temporal consiguieron con ciertos mecanismos de organización arrancarle al Estado algo para paliar la crisis, pero siempre resulta mucho menos que los daños ocasionados y las pérdidas sufridas. Muchas de las consecuencias no tienen valor material porque esas fotos, recuerdos y vivencias quedaron manchadas por lo que se podría haber prevenido.

No hay forma de evitar que caigan 440 milímetros de lluvia en menos de 4 días, pero sí hay muchas acciones que el Estado Provincial y Nacional, incluyendo en menor medida al Municipal por su relativa capacidad económica, que se pueden y deben ejecutar para que las consecuencias sean menores, casi evitables.

Y encima la corrupción

Claro que como si fuera poco se sumaron las detestables causas de corrupción provincial, muchas de las cuales se originaron por la avaricia de los funcionarios públicos que se quedaban para sí o para su beneficio político con la ayuda que debía ir para Comodoro.

Dos años después las grandes obras necesarias no se iniciaron. Muchas ni siquiera están en carpeta, porque el ajuste nacional en la obra pública es brutal y no hay perspectiva de que vayan a concretarse cuando los designios del Fondo Monetario Nacional consisten en recortar y reducir el rol del Estado Nacional y también de los provinciales. Para los funcionarios del FMI el gasto público no es una inversión que debe volver a la gente que paga regularmente sus impuestos. Al FMI y a los gobernantes nadie los ejecuta, en el mejor de los casos se les hace alguna leve reconvención o se los castiga en las urnas durante alguna elección.

Las obras no están y quizás no vayan a estar jamás, porque tampoco se hicieron en las épocas de bonanza de la YPF estatal pre privatización de los '90 que concentraba casi todo en sus esfuerzos en sus yacimientos y campamentos pero que además de autogenerar riquezas con el oro negro extraído de las entrañas de los yacimientos centenarios de Comodoro no debía perder de vista que era justamente eso, una empresa estatal que debía extender sus tentáculos benevolentes más allá de los ypefianos.

Los "aislados" y los "olvidados" hoy se terminan juntando en el camino perverso de una desidia e impericia estatal que está repleta de grietas, lodo y virus donde el pueblo paga las consecuencias de los malos gobiernos que proliferaron durante muchas décadas. Si no se arranca el mal de raíz se seguirán agravando las tragedias, multiplicando las víctimas fatales y creciendo el círculo vicioso que siempre termina con los mismos perjudicados, secuelas que pagan muchos y de las que benefician unos pocos.