Política

El choque violento del vice Sastre con Arcioni y la soledad extrema del gobernador a un mes de asumir

El primer mes de las nuevas gestiones en Chubut encuentra al gobernador Arcioni más devaluado aún que en los últimos días de su anterior gobierno, mientras sus aliados electorales comienzan a tomar una sustantiva distancia de él y de sus proyectos emblemáticos como la minería. En la Zona Sur el intendente de Comodoro Juan Pablo Luque diseña su propio plan de acción con una impronta propia y fuerte respaldo desde la Casa Rosada, tejiendo una red estratégica junto a sus pares del norte de Santa Cruz.

Mariano Ezequiel Arcioni acaba de recibir un revés difícil de remontar. Bastó que enunciara que avanzaría con la megaminería para que desde la fuerza que hizo posible su reelección se alzaran voces contrarias que explicitaron que no lo acompañarán en la antipática medida que parece haber comprometido en su última incursión a Buenos Aires, cuando consiguió que el ministro Martín Guzmán le habilitara anticipos de coparticipación para poder pagar el aguinaldo de 2019.

Mientras comienza su batalla por los sueldos de diciembre del año pasado que aún carecen de un cronograma preciso, Arcioni sufre la sangría de aliados electorales para la definición de un tema sensible.

En principio fueron los tres diputados que responden a Adrián Maderna y el intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre. El sábado a última hora el que dijo "no" fue su propio vicegobernador, el mellizo Ricardo Sastre. Este posicionamiento colocó a Arcioni en la delgada línea roja de la fragilidad política, y a su avance prominero muy cerca del acta de defunción.

Si el vice y presidente de la Legislatura adopta una posición de ese calibre, es lógico estimar que será respaldado por los tres diputados provinciales electos junto a él en la boleta que lo llevaba en lo más alto, junto a Mariano Arcioni.

Xenia Gabella, Mariela Williams y Miguel Antín se sumarían así a los tres legisladores que rechazaron la minería el viernes y que responden al intendente de Trelew Adrián Maderna: Leila Lloyd Jones, José Giménez y Angel Tirso Chiquichano.

Mientras desde Chubut Somos Todos algunas voces ya le piden definiciones claras a Roddy Ingram -quien hizo su meteórica carrera gracias al dasnevismo ahora denostado-, al titular del Poder Ejecutivo de Chubut le quedan muy pocos diputados para imponerse en una votación si se produjera el caso.

Además, surgen las presiones sobre actores de dudosa posición. Por ejemplo, ¿Pablo Nouveau, oriundo de Lago Puelo y en su momento fracasado candidato a intendente por el dasnevismo será capaz de acompañar una ley que pondría en riesgo el medio ambiente?

Ricino y lealtades

Juan Horacio Pais, Rossana Artero, Graciela Cigudosa, Carlos Gómez, Emiliano Mongilardi, Zulema Anden, María Cativa y Gabriela de Lucía son los legisladores que le quedarían al gobernador para defender su causa: sobre la que intentó avanzar junto a Mauricio Macri pero a la que tuvo que poner en el freezer hasta que llegaran nuevos vientos que no parecen ser los actuales. Le pesará a un inimputable político al que le tocó hablar primero: el secretario de Coordinación Carlos Relly; y a su jefe directo, el inefable "padrino" Fortunato Rafael Cambareri.

En este contexto resulta más que improbable que lo que se supone viene funcionando como interbloque junto al Frente de Todos llegue a unificar la postura que anhelan en el Ejecutivo. Son 8 diputados, una de las cuales -la madrynense Mónica Saso- ya se pronunció en contra de la megaminería este fin de semana en El Hoyo con foto explícita junto a Igon, Luenzo, González y Huisman.

De los tres diputados de Juntos por el Cambio posiblemente sea Sebastián López el único que vea con simpatía la iniciativa, dado su origen PRO. Los radicales deberán respetar la postura histórica de la UCR, más allá de que Manuel Iván Pagliaroni no ha sido muy claro en sus últimas apariciones y que María Andrea Aguilera es hermana de un ministro de Arcioni.

El oído atento

Ricardo Sastre cumplió su primer mes como vicegobernador tratando de construir consensos para que Arcioni pudiera gobernar en medio de una provincia en llamas y de una situación personal en la que "no se deja ayudar", según el peronismo, o bien "no es claro", como llegó a decir el intendente de Comodoro, Juan Pablo Luque.

En materia económica la descoordinación es evidente. Avisado de que su presencia en la Casa Rosada no bastaba y que ni siquiera llegaría hasta el despacho principal, Arcioni "reseteó" sus metas y ordenó diseñar alguna ingeniería financiera que le permita recaudar más por cuenta propia.

No se propone que le cierren los números cada mes -lo cual es imposible a partir de la masa salarial, la disminución de regalías petroleras y la millonaria deuda en dólares de su administración-, sino para que su propio FMI, el ministro de Economía Martín Guzmán, tome nota de que hace los deberes.

En este sentido, Sastre cumplió al lograr la aprobación del Presupuesto 2020 el último viernes del año pasado. Logró en las horas previas postergar algunas demandas puntuales porque lo crucial era salir del atolladero.

Fue así como consiguió que nadie abriera polémicas por decisiones puntuales, como los escasos fondos que irán a obras públicas y a Salud en Comodoro, por ejemplo.

También Sastre leyó mejor el momento político que quienes elaboraron el Presupuesto y consiguió que el Ejecutivo cediera en el tratamiento de dos temas espinosos: el aumento de sueldos para gobernador y ministros y la nueva ley de ministerios que posibilitaría crear una Agencia de Recaudación inédita.

En esa misma jornada legislativa los diputados decidieron congelar sus haberes por 180 días.

Sastre tiene profundas diferencias con Arcioni desde la noche de la victoria electoral de Chubut al Frente en las elecciones provinciales. Es que entonces -con la presencia estelar de Sergio Massa, por ejemplo- empezó a tomar nota de que ya no sería consultado por su compañero de fórmula. Ese desaire permanente quedó ratificado cuando -en medio de las protestas docentes por salarios impagos- el gobernador decidió impulsar candidaturas propias en las PASO nacionales del 11 de agosto.

Máximo Pérez Catán a diputado nacional y Martín Buzzi a intendente de Comodoro surgieron de la usina de ideas que conforman el mandatario, FR Cambareri, Federico Massoni y un par de asesores más; de esos que entienden que la política es -fundamentalmente- lo que opinan ciudadanos y "fantasmas" en las redes sociales.

Un camino propio

Con este panorama, tres de los cinco intendentes de las ciudades más grandes de Chubut entendieron que lo mejor para su futuro y para sus representados era saltar la escala Rawson e intentar llegar directamente a los ministros y funcionarios de Alberto Fernández que cuentan con capacidad de resolución de problemáticas.

Mientras en Esquel el radical Sergio Ongarato siente agravada la orfandad en la que ya lo había sumido el macrismo y debe enfrentar como puede las demandas periódicas de quienes la pasan mal, su correligionario de Rawson, el ahora evangélico Damián Biss, consolida alianzas acordes con estos tiempos. Eso manifestó al bautizarse según los ritos de una de las tantas iglesias evangélicas que proliferan también por estos lares, cuando en la escena lo acompañaba un pastor denunciado por pedófilo.

Adrián Maderna, Gustavo Sastre y Juan Pablo Luque tienen otras posibilidades y establecen nexos directos con Buenos Aires. El comodorense le lleva ventajas a sus pares porque conoce desde hace tiempo al vicejefe de Asesores, Julián Leunda, quien le abrió todas las puertas en la última semana.

Claro que Luque está doblemente avalado políticamente, por mantener en orden sus propias cuentas municipales y por la proyección que empieza a transitar junto a intendentes santacruceños de la Cuenca del Golfo San Jorge, generadora de divisas a partir de la explotación hidrocarburífera.