Ambiente

Frutas y verduras: una ensalada de agroquímicos que nadie controla

Las frutas y verduras que se comercializan en ferias, supermercados y verdulerías de Viedma, Cipolletti y Bariloche registran residuos de herbicidas, fungicidas e insecticidas que en la provincia se utilizan sin ningún tipo de control nacional, provincial o municipal.

Esto es un hecho y quedó confirmado en un estudio que el propio gobierno provincial encargó en los primeros meses de 2019 a un prestigioso laboratorio, que se ocupó de examinar meticulosamente cuatro tipo de frutas y verduras que se comercializan en la provincia. La situación fue reconocida por autoridades del hoy rebautizado Ministerio de Producción y Agroindustria que se negaron a entregar copia de los resultados del estudio a este diario, bajo el endeble argumento de que "se realizaron durante la gestión anterior" y con gente que ya no integra esa cartera provincial.

Todo se inició cuando profesionales del por entonces Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, que hasta el 9 de diciembre de 2019 condujo Alberto Diomedi, decidieron investigar que ocurría en la provincia con el tema y si efectivamente en los productos que llegaban a los consumidores se cumplían los protocolos de buenas prácticas agrícolas. Así encargaron un riguroso estudio al prestigio

Centro de Investigación y Asistencia Técnica a la Industria - Asociación Civil (CIATI) con sede en Villa Regina y que posee el único laboratorio de la provincia homologado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

El estudio, que le demandó a la provincia una inversión de unos 10 mil dólares, apuntó al análisis de cuatro productos puntuales de amplio consumo en la población como lo son manzana, lechuga, tomate y zanahoria. Como muestra se tomaron las ciudades: Viedma, Cipolletti y Bariloche, eligiendo en cada lugar tres bocas de expendio diferentes: una feria, un supermercado y una verdulería.

Los resultados -a los que las autoridades negaron el acceso esta semana- fueron preocupantes ya que los técnicos detectaron la presencia de restos de agroquímicos en prácticamente todas las frutas y vegetales analizados. Se detectaron productos prohibidos, productos permitidos en los que no se habían respetado los períodos de carencia, productos permitidos pero para diferentes tipos de vegetales frutas y concentraciones mayores a las permitidas.

Incluso se detectaron productos en los que había restos de hasta 10 tipos de agroquímicos diferentes en una misma fruta o verdura. Sin bien de acuerdo a las fuentes reservadas a las que accedió este diario las concentraciones de residuos se encontraban por debajo de los topes permitidos, el hallazgo de verdaderos cócteles de agroquímicos sorprendió a los técnicos, ya que no está estipulado que impacto pueden tener en la salud de la población, especialmente porque se trata de elementos que se van acumulando en el organismo.

Lo cierto que una vez obtenidos los resultados los profesionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca alertaron sobre los resultados al por entonces ministro Diomedi, al ministro de Salud Fabián Zgaib, a las autoridades del Idevi que en ese entonces encabezaba Marcos Castro, a Elio Buonaiuto como funcionario del municipio de Viedma y a las autoridades del Inta Valle Inferior. Todos se anoticiaron de los resultados, pero no se dispuso ninguna medida concreta para controlar o tratar de revertir esta situación.

Ante la insistencia de los profesionales sobre la necesidad de comunicar los resultados de los análisis que indicaban la presencia de restos de agroquímicos sobre los alimentos, Diomedi y Zgaib, dieron la orden de que se silencie el tema y no se socialicen los resultados del estudio. Aunque en diferentes eventos vinculados a la producción, emprededurismo y agroecología se tiraron algunos de los datos. Incluso en Viedma en una actividad realizada en la UNRN se alertó sobre la presencia de residuos químicos en la mayoría de los productos que se comercializaban en la Feria Municipal, lo que potenció el trabajo de grupos vinculados a la agroecología y cooperativas de productores. Aunque ninguno pudo acceder al informe completo y mucho menos hacerlo público.

Ante la actitud tomada por las autoridades provinciales y municipales que hicieron la vista gorda al tema, uno de los profesionales del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca resolvió elevar su preocupación frente a los resultados ante autoridades nacionales del SENASA, así fue que logró una reunión con un equipo de técnicos del organismo encabezados por Alejandro Fernández, por entonces director general de Inocuidad y Seguridad Alimentaria. Lejos de rebatir o relativizar los resultados de laboratorio obtenidos por el CIATI reconoció las irregularidades detectadas y confesó que esto en Río Negro y otras provincias no se evalúa, salvo que las frutas y verduras pase por alguno de los mercados concentradores. Además confirmó que el impacto de los cócteles de agroquímicos sobre la salud de la población directamente no se analiza en el país.

En Río Negro no existen mercados concentradores y el más cercano es el de la localidad neuquina de Centenario, pero es ínfima la fruta y verdura producida en nuestra provincia que pasa por allí y es analizada. A esta situación se suma en Viedma que el área de Bromatología del municipio paradójicamente no realiza controles bromatológicos sobre alimentos y centra en otras cuestiones vinculadas a la seguridad e higiene. En tanto el área de Bromatología de la provincia sólo analiza la calidad, composición e inocuidad de alimentos que se comercializan en paquetes cerrados, excluyendo a todas las frutas y verduras.

En síntesis a pesar de la multiplicidad de organismos nacionales, provinciales y municipales en la provincia la fruta y la verdura no tiene ningún tipo de control entre el productor y el consumidor, quedando este último totalmente desprotegido y sin nadie que vele por sus derechos.

Profesionales consultados por Al Día consideraron que "es al menos preocupante la presencia de agroquimicos prohibidos, o incluso de productos permitidos, pero sin respetar el tiempo de carencia entre la aplicación, la cosecha y el consumo de frutas y verduras".

Además se registran diferencias entre aquellas regiones de la provincia en la que se producen productos de exportación, especialmente en el Alto Valle, donde se cumplen estrictos protocolos pero no para garantizar la inocuidad a los consumidores rionegrinos, sino para cumplir con las pautas que establecen los mercados internacionales. En pocas palabras en todas aquellas regiones desde las que prácticamente no se exporta, estas cuestiones no se controlan.

Un experto consultado por este diario resaltó que "lo preocupante es lo que se aplica a lo que comemos" y refirió diferentes estados de acuerdo al tipo de producción: muy controlado en cereales y oleaginosas; parcialmente controlado en frutas que se exportan porque los mercados lo exigen; muy mal controlado en hortalizas pesadas; y sin ningún tipo de control en hortalizas de hoja.

A nivel nacional no hay una ley de agroquímicos, profesionales y políticos que han analizado el tema citan como ejemplos a seguir a las provincias de Córdoba y Santa Fe.

En 1988 Río Negro sancionó la Ley 2175 de Plaguicidas y Agroquímicos pero regula sólo la fabricación, traslado, acopio y envases, y no establece controles sobre aplicaciones, dónde y en que tipo de frutas y verduras se pueden utilizar. En la práctica no se está instrumentando.

A partir del año próximo entrará en vigencia el Manual de Buenas Prácticas Agrícolas que será coordinado por el Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) con recomendaciones destinadas a los productores y que en teoría deberán controlar los municipios, cosa que no están haciendo y la gran mayoría ni siquiera tiene en sus planes hacerlo. En otras provincias se ha comenzado a trabajar en la materia y han establecido como norma que los productores sólo pueden utilizar y aplicar agroquímicos con la correspondiente receta de aplicación expedida por un profesional.

En pocas palabras hoy una ensalada o una fruta puede tener un aspecto fresco y saludable, pero es muy probable que este condimentada por un cóctel de químicos peligrosos y las autoridades no hacen nada para evitarlo, ni siquiera para difundir los estudios que alertan sobre esta situación. Los consumidores están librados a su suerte y a que haya una mayoría de productores responsables y conscientes que de no aplicar las buenas prácticas agrícolas están sometiendo a gran parte de la población y al ambiente a graves riesgos y potenciales impactos en la salud que se verán recién en muchos años.

Fuente: Diario Al Día