Opinión

Entre la confusión y la tormenta final, el gobierno de Arcioni aparece agotado a poco de empezar

 Los primeros 60 días del gobierno de Mariano Arcioni se parecen al tramo final de cualquier mandatario que está dejando el poder tras casi cuatro años de desgaste. Resulta evidente que no hubo diferencia alguna entre el cierre de su anterior gestión como reemplazante de Das Neves tras su muerte y la actual luego de ser elegido. Sus sucesivos traspiés políticos han sumido a la clase dirigente, a los trabajadores públicos y a la sociedad en general en un estado de confusión o tormenta total; y todos los indicios indican que se le hará muy cuesta arriba al mandatario recuperar el timón real de mando.

No son tiempos de certeza los que se viven en Chubut. Ni para quienes tienen vínculo directo con el Estado, como así tampoco para la sociedad que es la gran víctima colateral de las desavenencias políticas de su clase dirigente, que se venían disimulando hasta estallar cual bomba de hidrógeno con aquel adjetivo proferido por un Arcioni airado y al borde de un ataque de nervios: "miserables".

"Mariano tuvo un mal día", lo justificaba una semana más tarde el diputado Chiquichano. "Fue su inexperiencia política", acota el intendente Currilén desde El Maitén. "Vivió un momento de euforia", alega el diputado José Giménez. El aludido no aclara, porque puede oscurecer todo definitivamente.

En su carácter de gobernador, Mariano Ezequiel Arcioni es el principal responsable de la situación, y viene dejando jirones del prestigio que supo ganar en su ciudad como profesional, llevándolo a ser el elegido de Mario Das Neves para secundar su fórmula hace ya cinco largos años.

Los incumplimientos crónicos de aumentos salariales, el pago escalonado y las 17 semanas sin clases de 2019 fueron un anticipo brutal de lo que vendría tras su reasunción, cuando confirmó que el nuevo gobierno nacional no le habilitaría anticipos solo por ser el único gobernador afín a Sergio Massa, el necesario aliado de Alberto Fernández para ganarle al macrismo.

Un traspié tras otro

La sola enunciación de conceder habilitación a proyectos megamineros fue su primer traspié, pero al menos Arcioni mantuvo entonces la cohesión dentro de su bloque legislativo; que le había permitido aprobar en un trámite express la emergencia económica con la que intentó reunirse con el Presidente y no pudo.

Fue el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien lo orientó hacia el sitio al que debía dirigirse para no quedarse debajo del tren. Allí fue cuando Arcioni puso de manifiesto toda su falta de tacto político.

No solamente Arcioni siguió aislado en Fontana 50 -"a algunos les conviene que ese sea su estado", ha dicho el senador Alfredo Luenzo sin dar nombres pero sí indicios-, sino que explicitó la brecha con su vice Ricardo Sastre; aquel que había sido su principal sostén para conseguir la reelección.

Hoy Sastre ratifica que "ya nada será igual", y adelanta que apoyará a su ex aliado tan solo en temas que hagan al bien común, lo cual suena muy ambiguo. Mientras tanto, deja que otros hablen.

El desconcierto de Adrián

Mientras, Adrián Maderna -el otro aliado de Arcioni- manifiesta su desconcierto y expone públicamente los límites de su liderazgo. Baste el ejemplo de sui diputado Angel Tirso Chiquichano, quien salió a ratificar su respaldo al gobernador y le pidió por los diarios una audiencia para su jefe político.

Como si fuera un partido de truco, otra diputada del espacio del intendente de Trelew, Leila Lloyd Jones, contradijo a Chiquichano y confirmó su alejamiento político del hombre que encabezó la lista el 9 de junio del año pasado en la que ella iba como candidata.

Arcioni parece mirar todo por TV -o en su pantalla de celular-. No se lo vió ni en la tradicional exposición de la Sociedad Rural de Comodoro -donde sí anduvo el excarcelado Cristóbal Manuel López, por ejemplo-; ni tampoco apareció ni siquiera testimonialmente en las situaciones de emergencia que el mismo fin de semana vivieron los habitantes de Trelew por el temporal de viento; ni los de Madryn por el voraz incendio en El Doradillo.

Queda en evidencia su grado de vulnerabilidad, además, porque los propios bomberos que apagaron el fuego le dedicaron tuits descalificadores ese domingo 2 de febrero al primer mandatario provincial; al cual ni sus funcionarios saben cubrir.

La ministra de Familia, Cecilia Torres Otarola, fue la que quedó más expuesta con su impericia para manejar estas situaciones. Ni siquiera tuvo el tino de no entrar en cruces con intendentes a los que su jefe político necesita, aunque se sabe que Gustavo Sastre no tenga la mejor de las opiniones de quien hoy gobierna Chubut.

Los aliados de Arcioni que pretenden ayudarlo lo dejan peor cuando hablan, como ocurrió con el intendente de El Maitén, Oscar Currilén, quien sostuvo que "carece de experiencia política" y por ello dice cosas sin pensarlas demasiado bien.

El resto del círculo áulico del gobernador no aparece en público, aunque sigue operando en las sombras, sobre todo el incombustible Fortunato Rafael Cambareri. Tal como sugiere la imagen que ilustra este artículo, nadie duda de que el veterano y astuto ex radical es quien acumula el mayor poder dentro de la gestión de Arcioni, a quien protegió y aconsejó desde el mismo momento en que el dasnevismo en el poder maltrataba al inexperto vice. Toda decisión pasa por las manos de Cambareri, quien diseñó un gabinete a su medida y se hace llevar a su despacho listas de futuras designaciones, inversiones y todo aquello que implique recursos. De allí saldrán, con tachas y aprobaciones, hacia el escritorio del solitario gobernador.

El ex fiscal de Estado que iba a ser ministro del Superior Tribunal, Diego Martínez Zapata, ya dejó de frecuentarlo, lo mismo que Máximo Pérez Catán y Federico Massoni; quien en el último tramo de su anterior gobierno llegó a ser el único que -aunque con su estilo rústico- le confería cierto halo de autoridad al gobierno.

Si entre ellos se pelean

La oposición peronista, por su parte, busca un nuevo conductor en la provincia. A juzgar por la reunión realizada el martes en Buenos Aires, parece haberlo encontrado en el intendente de Comodoro, Juan Pablo Luque; quien se ha revelado como un proyecto de líder regional capaz de unir a mandatarios de distinto signo.

En las reuniones con los ministros de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, estuvieron los peronistas Sebastián Balochi (Sarmiento) y Dante Bowen (Dolavon), pero también Luis Juncos (Rada Tilly).

Desde el gobierno nacional conocen en detalle lo que ocurre en Chubut, diría luego el propio Luque luego de la reunión. Lo hizo en referencia a los funcionarios que estuvieron presentes en el citado encuentro, como el vicejefe de Asesores, Julián Leunda; el director de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, José Glinski; el diputado Santiago Igon; y los senadores Juan Mario Pais, Alfredo Luenzo y Nancy González.

Al parecer hay unánime coincidencia en no interferir en la interna gobernante que incendia todavía más a la provincia, apoyando aquellas iniciativas que no afecten derechos laborales.

No hay nada claro tampoco en cómo será el devenir económico en los siguientes días, ya que se prevén más corrimientos de fechas de pago de haberes a los empleados públicos y conflictos sociales con dudas sobre el inicio de clases previsto para el 26 de febrero.

Ya hay alarmas encendidas por la situación sanitaria, con médicos, enfermeros y auxiliares haciendo retención de servicios o atendiendo pacientes en la calle, como ocurrió en Lago Puelo. No cubren las guardias mínimas y ello es preocupante. Lo mismo hacen los brigadistas en la cordillera, justo en época de probables incendios.

En este contexto, el Poder Judicial sorprendió con su decisión de solicitar disponer de su propio presupuesto para regularizar su situación salarial, así como designar un veedor en el Ministerio de Economía que conduce a los tumbos Oscar Antonena. Al ex jefe del Banco Chubut en tiempos de Buzzi le seducen la exposición y las cámaras, pero seguramente añora cada vez más sus plácidos días como secretario de Gobierno en Camarones, cuando el que le exigía pagos a la Provincia era él.

Allí también estiman que la suerte de Chubut está atada a lo que pase con la negociación de la deuda externa ante el FMI, donde la fecha autoimpuesta como límite es la del martes 31 de marzo.