Política

¿Quién dijo que es fácil convivir con un vice?: una historia de "segundos" con ambiciones

Desde 1983 hubo gobernadores y vice para todos los gustos, con liderazgos fuertes, concesivos e incluso cierta docilidad e ingenuidad por parte de algunos. Estuvieron los que en medio del mandato buscaron otros aires y los que al mal tiempo le pusieron buena cara. Con mayor o menor tolerancia, el siguiente resumen del reciente pasado político en Chubut puede ayudar para entender un poco de qué va la actual ruptura que ya no disimulan Mariano Arcioni y Ricardo Sastre.

En los 36 años que lleva la restauración democrática en Chubut hubo 10 gobiernos con 7 gobernadores y 8 vices. Inevitablemente hubo fórmulas que tuvieron sus diferencias, pero supieron disimularlas. Claro que tampoco había redes sociales para hacer catarsis enseguida y no llevarse la bronca a casa.

El que más tiempo estuvo como vicegobernador fue el dirigente rural de Esquel, Mario Vargas, ya que acompañó íntegramente los dos primeros mandatos de Mario Das Neves. En contrapartida, el que menos duró en ese cargo fue el escribano comodorense Mariano Ezequiel Arcioni, quien por razones conocidas no alcanzó los dos años en la función.

En este lapso hubo vices que estando en funciones se candidatearon para ser diputados nacionales. Fueron tres y todos ganaron la banca, aunque solo uno de ellos marchó a Buenos Aires: el radical Jorge Aubía. La postulación de Vargas fue testimonial y Arcioni no alcanzó a irse porque la muerte de Das Neves lo llevó a optar por terminar su mandato.

Todo empezó con Alfonsín y Balbín

En una entrevista concedida a un medio del valle este fin de semana, el ex senador radical Mario Jorge Cimadevilla recuerda que en 1983 el candidato a gobernador de su partido, Atilio Oscar Viglione, completó su fórmula con alguien que no era de su misma línea interna, dado que el médico del Valle era alfonsinista y el escribano comodorense Juan Carlos Altuna -suegro de Alberto Gustavo Menna- siempre fue un moderado seguidor de Ricardo Balbín.

"Aprendí a hacer política de esa manera; no a que la interna significa el desplazamiento del partido prácticamente del que pierde", evocó Cimadevilla en alusión a que en ese primer gobierno post dictadura no hubo desavenencias entre el 1 y el 2 de Chubut, quienes llegaron a diciembre de 1987 en absoluta armonía.

Conspiración en el Golfo

En el segundo gobierno democrático que hubo en Chubut desde 1983 ya las cosas comenzarían a diferir un poco. El abogado de Esquel e impulsor como diputado nacional de la Ley de Divorcio Vincular, Néstor Perl, llegó a Fontana 50 junto al comerciante comodorense Fernando "Chingolo" Cosentino.

Este era un militante popular en su ciudad, pero carecía de muñeca política para conducir una Legislatura en la que había varios pesos pesado de la política local que empezaban a diseñar sus carreras, como Blas Meza Evans; Alejandro Fernández Vecino; el citado Cimadevilla; Roberto Carlos Aquilino Risso; Gustavo Di Benedetto; Alberto Parada y un singular personaje amigo de las intrigas que aún siendo del bloque oficialista de la mayoría jugaría un papel decisivo en la caída anticipada del gobernador: el sindicalista Venicio Fenizzi.

Aliado de un ambicioso intendente de Puerto Madryn que ansiaba ser gobernador, Osvaldo Rubén Sala, Fenizzi terminaría cerrando la fórmula con él como candidato a vicegobernador para el siguiente periodo.

Antes, desde la Legislatura le promovieron un juicio político a Perl, quien optó por renunciar y retirarse a cuarteles de invierno. Ello fue en octubre de 1990, más de un año antes de que concluyera su mandato.

Cosentino tuvo su tiempo al frente del gobierno con la orientación de Sala para que le hiciera el camino expedito a la sucesión. Para ello le dinamitaron las chances al comodorense Marcelo Alejandro Horacio Guinle, con lo cual no hicieron más que facilitarle el acceso al poder al radicalismo, encarnado en el abogado de Trelew nacido en San Julián, Carlos Maestro.

Maestro ganó las elecciones de 1991 junto con otro abogado, pero de Comodoro: Jorge Eduardo Aubía. Y con él repetiría la victoria en 1995, luego de reformar la Constitución provincial, en sintonía con lo hecho a nivel nacional por Carlos Saúl Menem.

Un cambio de aire

Aubía fue el primer vicegobernador de Chubut que se postuló a otro cargo antes de concluir su mandato. Encabezó la fórmula radical a diputados nacionales dos años antes de que ello ocurriera. Fue en 1997 cuando compitió con José Manuel Corchuelo Blasco y le ganó, aunque no por el margen suficiente para dejarlo sin banca. Eran dos las que estaban en disputa.

Maestro concluiría su gobierno sin vicegobernador, un hecho que se repetiría en Chubut 20 años después.

El docente y comentarista deportivo de Esquel, José Luis Lizurume, llegó al poder en 1999, secundado por el médico comodorense Jorge Gil, quizás la caracterización perfecta de la ingenuidad en la política.

Hombre de férreos principios e intachable conducta, Gil era la "presa" ideal para no pocos periodistas del Valle que solían preguntarle con sorna si pensaba en cambios o nuevas medidas cada vez que quedaba transitoriamente a cargo del gobierno.

La sola idea de hacer algo no consultado con Lizurume no entraba en la mentalidad de Gil. Y lo inquietaba que alguien lo creyera capaz, como esos pícaros periodistas que lo interpelaban en cuanto lo veían. Gil llegó al final del mandato junto con su gobernador.

El hombre quieto

Mario Vargas fue el vicegobernador que más tiempo ocupó ese cargo. Fueron ocho años a la sombra de Mario Das Neves entre 2003 y 2011. Le bastó con dar pruebas de lealtad en forma cotidiana y en coordinar los aspectos legislativos con el jefe del bloque dasnevista en la Legislatura, el hoy titular de Petrominera, Javier Touriñan.

Vargas también fue candidato a diputado nacional, pero a pesar de afirmarse lo contrario desde el dasnevismo que ya había roto puentes con el kirchnerismo, la suya fue testimonial y en 2009 dejó que llegara al Congreso por primera vez la madrynense Nancy González, mientras él era reemplazado por el actual intendente de El Maitén, Oscar Currilén, el mismo que defiende a Arcioni diciendo que es "su inexperiencia política" lo que lo conduce a cometer tantos errores de cálculo.

El émulo de Ulises

Gustavo Mac Karthy también cumplió sus cuatro años como vicegobernador y debe haber sido el que más cantos de sirena oyó para esmerilar el poder de su gobernador, Martín Buzzi. Pero se desentendió de cualquier atisbo de conspiración con su mejor sonrisa.

Lo cierto es que lo acompañó desde mucho antes de asumir, ya que dos meses después de ratificar su triunfo provincial en las elecciones complementarias de mayo de 2011, ambos se sacaron aquella foto con la presidenta Cristina Kirchner que tanto le dolió a Das Neves y a su círculo, quienes pretendían seguir ejerciendo el poder real en Chubut.

Mac Karthy soportó con estoicismo más de un gesto de desdén de Buzzi, quien poco y nada lo consultaba y le fue quitando influencias en su gabinete según pasaban los meses.

El vicegobernador logró una pequeña victoria al negarse a ser el candidato a diputado nacional que enfrentara a Das Neves en 2013 y dos años más tarde convenció a Buzzi de que era el mejor candidato a intendente de Trelew. Por entonces, en el kirchnerismo local se analizaba la posibilidad de respaldar a Adrián Maderna.

Al final el mandatario cometería uno de sus principales errores y respaldaría a su vice, empujando a Maderna a los brazos de Das Neves.

Este, en tanto, fue electo gobernador nuevamente. Era 2015 y marcaría el hito político de la historia provincial al convertirse en el primero en ser elegido tres veces para el mismo cargo. Su vice esta vez fue de Comodoro y se llamó Mariano Arcioni. Sería el que menos tiempo ocuparía el cargo: 22 meses.

El también fue candidato a diputado nacional siendo titular de la Legislatura y en apretado final derrotó al macrista Menna, a pesar de lo cual ambos marcharían al Congreso.

Pero el fallecimiento de Das Neves retendría a Arcioni en Rawson y su banca legislativa fue para la docente jubilada Rosa Rosario Muñoz.

Aquí y ahora

Así es cómo llega Chubut a estos días, ya con la última fórmula en funciones: Arcioni-Ricardo Sastre, la que menos tiempo demoró en exponer sus diferencias. Aunque era un secreto a voces que la alianza de Chubut al Frente estaba resentida antes de asumir, muy pocos deben haber pronosticado que solo bastarían un mes y monedas para que se llegara a un punto de difícil retorno.

A diferencia de su mentor, Arcioni carece del liderazgo para ordenar detrás suyo al resto de la dirigencia ya que de hecho su reelección solo fue posible a partir de los cuartos de poder de los intendentes de Madryn y Trelew, más el del sindicalista Jorge "Loma" Avila.

Sin embargo, hasta ahora el mandatario no parece dispuesto a admitir algún yerro propio, sino que da a entender que son "los otros" los que deben adaptarse a su estilo y asumir -si así lo sienten- los calificativos que él desdeñosamente va arrojando a lo largo y ancho de una provincia que ya no recorre y en donde solo encuentra el respaldo explícito de un puñado de intendentes de localidades chicas.

La mayoría de las duplas de gobierno en Chubut han llegado al poder en plena armonía y el deterioro -en los casos en que los hubo- se hizo evidente recién al final de sus mandatos. En el caso de Arcioni y Sastre es distinto, por lo cual tal vez exista la posibilidad de que finalmente concluyan su gobierno abrazados y tarareando a Celia Cruz en "La Vida es un Carnaval".