Cultura

El herbario de Emily Dickinson: botánica y poesía en la era victoriana

Cuando solo tenía 14 años, la poeta estadounidense Emily Dickinson comenzó a explorar bosques y prados cercanos para recolectar flores que después prensaba, llegando a crear un herbario donde reunió y clasificó más de 400 especímenes.

De este modo, accedió a la ciencia de forma sinuosa, como tenían que hacerlo las mujeres de la época, poniendo el arte al servicio de la botánica para salvar los obstáculos de la moral victoriana.

Emily Dickinson (1830-1886) está considerada una de las poetas más importantes e influyentes del siglo XX. Su vida ha sido objeto de biografías, libros y hasta de series televisivas y películas, como la estrenada en 2016, Historia de una pasión.

Pasó toda su vida en la casa familiar de Amherst, un pueblo ubicado en el condado de Hampshire, Masachusetts. Quienes conocen su biografía, saben que no le gustaba salir de casa, ni hacía vida social, de hecho, la mayor parte de sus amistades fueron por correspondencia. En los últimos años de su vida ni siquiera salía de su habitación. Aunque escribió poemas a lo largo de su vida, estos no se publicaron hasta después de su muerte, por lo que su fama le llegó mucho más tarde.

Más de dos tercios de las cartas líricas de Dickinson a familiares y amigos, y un tercio de sus poemas tienen flores -silvestres u ornamentales- como tema. Además, las cartas muchas veces iban escondidas en ramilletes de flores recogidos de su jardín, o contenían flores prensadas. Y es que, antes de comenzar a escribir poemas, ya había desarrollado magistralmente sus habilidades en el mundo de la botánica (a los nueve años comenzó a estudiar botánica) y la jardinería (con doce años ya ayudaba a su madre en el jardín).

Cuando tenía 14 años, su interés por recolectar e identificar plantas, algo muy común en las niñas y mujeres de la época, le llevó a crear un extraordinario herbario que hoy se conserva en una de las bibliotecas de la Universidad de Harvard.

Parece ser que todo surge cuando, siendo ya adolescente, Emily Dickinson comenzó a asistir a Mount Holyoke, una universidad privada de artes liberales para mujeres ubicada en South Hadley, Massachusetts. Su fundadora, Mary Lyon, era una apasionada botánica que alentó a todas sus alumnas a recolectar, estudiar y preservar las flores locales de la región de Amherst en herbarios.

Entre todos ellos, destacó el herbario de Dickinson, de gran fuerza poética, y con una precisión y rigor científico poco habitual, más aún teniendo en cuenta su edad (tenía 14 años cuando comenzó a crearlo).

El trabajo de recolección, prensado y clasificación que realizó entre 1839 y 1846 había dado como resultado un herbario que contiene 424 flores, que recolectó en bosques y prados cercanos, dispuestas en 66 páginas recogidas en un álbum encuadernado en cuero.

Las delgadas etiquetas de papel identifican los especímenes con los nombres de las plantas, a veces son nombres comunes, pero en 164 de los 400 especímenes del herbario se indica el género y la especie de acuerdo con el sistema de clasificación de Linneo. En cualquier caso, siempre con su elegante caligrafía.

El herbario original se conserva en la sala Emily Dickinson de la Biblioteca de libros raros Houghton de Harvard, pero su estado es tan delicado, que incluso los académicos tienen prohibido acceder a él para examinarlo. La buena noticia es que la Universidad de Harvard ha digitalizado el herbario de Emily Dickinson en su totalidad y ahora se pueden visualizar las 66 páginas del herbario en el sitio web de la biblioteca (acceder pinchando aquí).

Gracias al zoom, se pueden percibir minúsculos detalles donde se aprecia la delicadeza del trabajo de Dickinson.

Fuente: Ecoportal.net