Política

Fuego contra fuego: ATECh rechazó la conciliación y Arcioni promete un carnaval de descuentos

La cuerda se tensa desde el principio en el conflicto docente de Chubut. El gobernador Mariano Arcioni sigue empecinado en lograr que el miércoles arranquen las clases y tras el anuncio del paro efectuado por ATECh mandó a la Subsecretaría de Trabajo a dictar la conciliación obligatoria. El rechazo comenzó por las regionales más combativas y luego se transformó en un repudio generalizado del gremio docente. La respuesta del gobierno fue amenazar con declarar ilegal el paro y Arcioni advirtió que descontará los días para todos los que paren esta semana.

La escalada del conflicto docente se produce inclusive antes de que comience a efectivizarse el paro de 72 horas anunciado a partir de este miércoles y extendiéndose durante jueves y viernes. Desesperado por el no inicio del ciclo lectivo, el gobierno provincial rocía con nafta un problema que podría extenderse en el tiempo y transformarse en una disputa de muy largo aliento.

Del "por favor" a las amenazas

La secuencia de un tránsito al enfrentamiento extremo se inició el viernes con el gobernador Arcioni pidiéndoles "por favor" a los docentes que empiecen las clases, aunque ya sabía que al mediodía -sin anuncio público y conocido mediáticamente seis horas después- ATECh había presentado ante la Subsecretaría de Trabajo la declaración del paro por 72 horas que habían votado las bases en las asambleas escolares efectuadas en cada una de las regionales.

Luego se sumaron a los anuncios de paro los gremios de los docentes privados y UDA. Ya no había marcha atrás, y la medida de fuerza era una realidad innegable en toda la provincia de Chubut.

No conforme con eso, Arcioni insistió con la presión el mismísimo viernes por la tarde en una reunión con intendentes mientras entregaba el Plan Calor. El fin de semana largo de Carnaval desató las nuevas movidas gubernamentales. Primero mandó al recientemente nombrado secretario de Trabajo -Cristian Ayala, un ignoto abogado vinculado al sindicato ATSA, que borró a su gremio de los conflictos- a declarar la conciliación obligatoria para frenar el no inicio.

La jugada desesperada del arcionismo no dio resultado, su fracaso se tradujo en el rechazo de la resolución que quiso impedir el paro y llamar a las partes a conciliar.

Regionales y bases en pie de guerra

La Regional Sur -primera en votar la huelga- fue la que apuró el primer rechazo, argumentando que "no hay conciliación obligatoria posible si no cumple con sus obligaciones" y acusando que la medida gubernamental "es un mecanismo sin validez con el que el Gobierno quiere ser juez y parte".

La conducción provincial no se expresaba en el mismo sentido, por lo menos públicamente y aduciendo que no fue notificada formalmente de la conciliación, pero la presión de las demás regionales surtió efecto. "No vamos a acatar la conciliación obligatoria que nos quiere imponer el gobierno a través de sus propios empleados en la secretaria de trabajo. No pueden ser mediadores si dependen y son parte de la patronal", consideraron desde la Regional Oeste.

Casi inmediatamente salieron a explicar la postura de la ATECh provincial referentes de las Regionales Noreste y Suroeste. "La resolución de toda ATECh es rechazar la conciliación. Es improcedente porque no hay una convocatoria oficial desde la Secretaría de Trabajo. En el gremio se están haciendo las presentaciones para dar cuenta del no acatamiento", intentaron explicar para no quedar pegados al silencio cómplice.

Es indudable que además de la pelea con el gobierno por el paro y los reclamos que lo desataron, al interior de la propia ATECh hay una fuerte interna y una disputa por los posicionamientos, enfrentando a las conducciones regionales combativas y las conciliadoras. Claro que todos están atrapados por las bases, que les marcan el ritmo y las decisiones hacia una huelga basada en desconfianzas, broncas y sospechas.

La dupla Arcioni-Ayala: "Ilegalidad" y "descuentos"

Sin ninguna intención de descomprimir el voltaje alcanzado y a la espera de que quizás la huelga solamente sea por tres días, pero obnubilado con que el miércoles las escuelas se llenen de guardapolvos blancos para transmitir un mensaje político positivo al gobierno nacional, Arcioni arremetió con un nuevo baldazo de nafta al conflicto.

Primero fue el ministro Ayala, quien lanzó: "Evaluamos declarar la ilegalidad del paro. Para el novato ministro que se pasó al otro lado del mostrador "el sueldo es una contraprestación por el trabajo docente. Si llevan adelante una huelga corresponde el descuento de los días. Estamos evaluando la posibilidad de la declaración de ilegalidad de la medida".

En esa misma línea argumental, Arcioni arrimó su falta de tacto e incapacidad para buscar acuerdos. Al mejor estilo de su ministro favorito Federico Massoni, el propio gobernador afirmó el fin de semana que "seguramente habrá descuentos"; aunque luego volvió a pedirles "por favor" a los docentes que inicien las clases y en tono desafiante aseveró que "vamos a ver el miércoles el nivel de acatamiento" y advirtió que será "implacable" con los descuentos.

La disputa está lanzada, las partes se parapetan en sus trincheras, los ánimos se recalientan y se preanuncia el inicio de un conflicto que posiblemente vaya a extenderse mucho más allá de las 72 horas de paro que se concretarán esta semana.