Mario Bunge y las macanas del neoliberalismo como seudocienciaPor Jorge Manuel Gil*.
Mario Bunge (1919-2020) ha sido sin dudas el científico y filósofo argentino de mayor reconocimiento e importancia internacional. Su preocupación fue reivindicar la ciencia como modelo de conocimiento y la razón fundamentada como norma para el pensamiento teórico y práctico. Una ciencia aplicable tanto en la discusión filosófica como en el debate político.
Seudo es un prefijo de origen griego que significa falso, engañoso, que aparenta ser. Las ciencias son conocimientos -falibles- que se caracterizan por ser racionales, sistemáticos, exactos y verificables. La sociedad acepta e incentiva las ciencias útiles para que el hombre actúe entre sí y con la naturaleza y comprenda y solucione los problemas emergentes. Las ciencias son deseables, las seudociencias son un engaño para la sociedad.
Las seudociencias son -en palabras de Bunge- un montón de macanas que se vende como ciencia. Una pesadilla que se desvanece cuando se las examina a la luz de la ciencia y advierte que infectan la cultura.
Ubica entre ellos a la economía neoliberal, a la que define como la seudociencia que sustenta las políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común.
Es en la actividad económica -quizás por la relación antropológica entre negocios y engaños- en la que el neoliberalismo ha impuesto una abundancia de macanas. Que suelen repetirse con entusiasmo y enseñarse como dogma en buena parte de las universidades del mundo.
"Macana", etimología y economía
La etimología de la palabra «macana» ha dado lugar a no pocas discusiones e interpretaciones. Se acepta su origen taíno vinculado a «garrote» y a la acción de pegar y suele referenciarse a un tal McCannan que contaba historias fantásticas a los parroquianos de su bar porteño. La versión más seria parece ser la relatada por Cútolo-Ibarguran (h) en "Apodos y denominativos en la Historia Argentina" (Editorial Elche, Buenos Aires, 1974) que la vincula al debate parlamentario cuando alguien se salía de la cuestión o decía algo insustancial. "Macana" en lunfardo legítimo, significa disparate, tontería, absurdo, despropósito, mentira aún a pesar de su deriva "macanudo", que aplica como hermoso, espléndido, bueno, derecho, simpático.
En economía las macanas suelen instalarse en el futuro incierto ("nada más fácil que controlar la inflación"; "el que apueste al dólar, perderá"; "la evasión fiscal es una protección contra el Estado expoliador"; "el próximo semestre lloverán las inversiones"; "estamos mal, pero vamos bien"; "el acuerdo con UE mejorará la competitividad"; "el BCRA no depende del gobierno" y sigue la lista).
El neoliberalismo suele recurrir a las macanas económicas con un doble objetivo: contribuir a formar un sentido común de optimismo en el futuro (frente a un pasado deplorable y causa de todos nuestros males actuales) y reconocer errores (que se presentan como involuntarios y originados en aquel optimismo). Algo así como decir: porque somos optimistas cometemos errores.
El ejemplo más actual y patético es la macana sobre la inflación que presentó la tecnocracia macrista del desastre: de "lo más fácil de controlar" del discurso de campaña hasta el "mayor de los males" de la economía actual. Y todo ello en el mismo discurso aún a pesar de que -en su sano juicio- nadie podría haber supuesto que devaluar, dolarizar las tarifas, indexar los combustibles, aplicar una tasa de interés incivilizada y abrir los mercados iba a producir otra cosa distinta a la inflación. Curiosamente la ortodoxia económica suele afirmar que en economía se puede decidir cualquier cosa menos manejar los efectos de esa decisión.
El neoliberalismo como seudociencia peligrosa
Quiero con esto decir que las macanas no son casualidad sino causalidad porque engañan sobre el porvenir. Es una estrategia de poder. Tenemos una fuerte propensión a las creencias sobre el destino. Y no sólo en las religiones. La alquimia promete transmutar las piedras en oro; la astrología en descubrir nuestro futuro, la caracterología, el creacionismo científico sobre el origen de la vida, la grafología en conocernos a través de la escritura, la ovnilogía, la parapsicología.
El neoliberalismo -y repito a Bunge- es una seudociencia peligrosa para la humanidad. Ese peligro se funda en su contenido autocomplaciente, en la borrosa concepción de la transparencia, en los ética de la conveniencia de la postverdad, en el reconocimiento del egoísmo por sobre la solidaridad, en la prevalencia de la moneda sobre las cosas, de las finanzas especulativas sobre la producción social.
Y todo ello impulsa la necesidad de un cambio en la teoría económica para dejar atrás el suicidio humano de la sociedad de consumo y lograr un buen vivir en armonía con la naturaleza. Deberíamos reflexionar con Bunge en el reconocimiento de un camino científico para la construcción social pacífica y humana.
*Economista. Ex Rector de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
Por Jorge Manuel Gil*.
Mario Bunge (1919-2020) ha sido sin dudas el científico y filósofo argentino de mayor reconocimiento e importancia internacional. Su preocupación fue reivindicar la ciencia como modelo de conocimiento y la razón fundamentada como norma para el pensamiento teórico y práctico. Una ciencia aplicable tanto en la discusión filosófica como en el debate político.
Seudo es un prefijo de origen griego que significa falso, engañoso, que aparenta ser. Las ciencias son conocimientos -falibles- que se caracterizan por ser racionales, sistemáticos, exactos y verificables. La sociedad acepta e incentiva las ciencias útiles para que el hombre actúe entre sí y con la naturaleza y comprenda y solucione los problemas emergentes. Las ciencias son deseables, las seudociencias son un engaño para la sociedad.
Las seudociencias son -en palabras de Bunge- un montón de macanas que se vende como ciencia. Una pesadilla que se desvanece cuando se las examina a la luz de la ciencia y advierte que infectan la cultura.
Ubica entre ellos a la economía neoliberal, a la que define como la seudociencia que sustenta las políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común.
Es en la actividad económica -quizás por la relación antropológica entre negocios y engaños- en la que el neoliberalismo ha impuesto una abundancia de macanas. Que suelen repetirse con entusiasmo y enseñarse como dogma en buena parte de las universidades del mundo.
"Macana", etimología y economía
La etimología de la palabra «macana» ha dado lugar a no pocas discusiones e interpretaciones. Se acepta su origen taíno vinculado a «garrote» y a la acción de pegar y suele referenciarse a un tal McCannan que contaba historias fantásticas a los parroquianos de su bar porteño. La versión más seria parece ser la relatada por Cútolo-Ibarguran (h) en "Apodos y denominativos en la Historia Argentina" (Editorial Elche, Buenos Aires, 1974) que la vincula al debate parlamentario cuando alguien se salía de la cuestión o decía algo insustancial. "Macana" en lunfardo legítimo, significa disparate, tontería, absurdo, despropósito, mentira aún a pesar de su deriva "macanudo", que aplica como hermoso, espléndido, bueno, derecho, simpático.
En economía las macanas suelen instalarse en el futuro incierto ("nada más fácil que controlar la inflación"; "el que apueste al dólar, perderá"; "la evasión fiscal es una protección contra el Estado expoliador"; "el próximo semestre lloverán las inversiones"; "estamos mal, pero vamos bien"; "el acuerdo con UE mejorará la competitividad"; "el BCRA no depende del gobierno" y sigue la lista).
El neoliberalismo suele recurrir a las macanas económicas con un doble objetivo: contribuir a formar un sentido común de optimismo en el futuro (frente a un pasado deplorable y causa de todos nuestros males actuales) y reconocer errores (que se presentan como involuntarios y originados en aquel optimismo). Algo así como decir: porque somos optimistas cometemos errores.
El ejemplo más actual y patético es la macana sobre la inflación que presentó la tecnocracia macrista del desastre: de "lo más fácil de controlar" del discurso de campaña hasta el "mayor de los males" de la economía actual. Y todo ello en el mismo discurso aún a pesar de que -en su sano juicio- nadie podría haber supuesto que devaluar, dolarizar las tarifas, indexar los combustibles, aplicar una tasa de interés incivilizada y abrir los mercados iba a producir otra cosa distinta a la inflación. Curiosamente la ortodoxia económica suele afirmar que en economía se puede decidir cualquier cosa menos manejar los efectos de esa decisión.
El neoliberalismo como seudociencia peligrosa
Quiero con esto decir que las macanas no son casualidad sino causalidad porque engañan sobre el porvenir. Es una estrategia de poder. Tenemos una fuerte propensión a las creencias sobre el destino. Y no sólo en las religiones. La alquimia promete transmutar las piedras en oro; la astrología en descubrir nuestro futuro, la caracterología, el creacionismo científico sobre el origen de la vida, la grafología en conocernos a través de la escritura, la ovnilogía, la parapsicología.
El neoliberalismo -y repito a Bunge- es una seudociencia peligrosa para la humanidad. Ese peligro se funda en su contenido autocomplaciente, en la borrosa concepción de la transparencia, en los ética de la conveniencia de la postverdad, en el reconocimiento del egoísmo por sobre la solidaridad, en la prevalencia de la moneda sobre las cosas, de las finanzas especulativas sobre la producción social.
Y todo ello impulsa la necesidad de un cambio en la teoría económica para dejar atrás el suicidio humano de la sociedad de consumo y lograr un buen vivir en armonía con la naturaleza. Deberíamos reflexionar con Bunge en el reconocimiento de un camino científico para la construcción social pacífica y humana.
*Economista. Ex Rector de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.