Jesús Candel (‘Spiriman') es médico de Urgencias en un hospital de Granada (España) y miembro de la organización Justicia para la Sanidad. La crisis del Coronavirus ha vuelto a ponerlo en el foco de la opinión pública. El mensaje de Spiriman a los jóvenes españoles que reproducimos en El Extremo Sur no tiene desperdicio. Duro de boca y para que se oiga, pide a los millennials que salgan de su burbuja egocéntrica y piensen por una vez en los demás miembros de la sociedad.
Médico formado en Barcelona, padre de cuatro hijos, Candel se replanteó su decisión de continuar ejerciendo su profesión cuando una noche en Urgencias estuvo a punto de no poder evitar la muerte de una paciente, situación límite que atribuyó a los recortes decretados por clase político de España. Su mujer, también médica de profesión, lo animó a continuar. Candel lo hizo bajo una premisa clara: dedicaría su vida a luchar contra esos recortes en Sanidad que entonces gestionaba la Junta socialista.
El intento de Susana Díaz de modificar la estructura hospitalaria en Granada mediante la fusión de hospitales fue la espoleta que activó la bomba Spiriman. Con su lenguaje desbocado, Candel hizo un rotundo y masivo empleo de las redes sociales para liderar la lucha contra aquella reforma. La indignación moral que lideró Jesús Candel prendió en una sociedad como la granadina, que llevaba décadas sin movilizarse por nada ni por nadie.
Candel dobló finalmente el brazo de Susana Díaz, que abandonó su reforma para Granada, pero se vio abocado a otra clase de lucha. Se pudo al frente de batallas judiciales que le plantearon personas y organismos a los que Candel había insultado una y otra vez. La primera, por supuesto, fue la ex presidenta Susana Díaz.
Sus colegas en contra
El 14 de enero del 2018 se publicaba en un diario digital un reportaje sobre Candel, titulado con una frase textual del médico: "Susana Díaz lidera una organización criminal". Candel cargaba contra la presidenta andaluza, a quien no solo señaló como instigadora de unas pintadas amenazantes en su casa, sino que insultó en un vídeo subido a su cuenta de Facebook en el que decía textualmente: "Susana, eres una hija de puta".
A Díaz se le unieron pronto autoridades sanitarias, mujeres, fiscales, periodistas e incluso sus propios compañeros de profesión. Para todos ellos tenía insultos, mofas, palabras que terminaron por llevarle ante los tribunales.
A tal punto llegó la situación que el Colegio de Médicos de Granada le castigó con un mes sin ejercer su profesión. La sanción colegial reconocía que aunque el móvil de Candel fuera "la defensa de la sanidad pública y del paciente", existen "otros procedimientos internos para poder mejorar la sanidad, sin necesidad de proferir insultos en las redes sociales a otros colegiados".
Tiempo después, la Fiscalía presentaba una denuncia contra Candel, avalada por 2.500 firmas de usuarios y profesionales de la sanidad pública, en la que se recalcaba que "son constantes los comentarios humillantes, hostiles, denigrantes además de soeces y de dudoso buen gusto que lanza amparándose en la libertad de expresión". Decían que Candel "ha elaborado un permanente discurso de odio contra los colectivos sociales que a su entender no comparten sus posiciones sobre el modelo sanitario de la ciudad, tales serían las mujeres, el personal sanitario, los periodistas y los representantes políticos democráticamente elegidos".
La denuncia de la Fiscalía recoge una detallada relación de los insultos de Candel en las redes sociales: "Sinvergüenza, víbora, mierda, la chupó mucho para llegar donde está, tonta del culo, cómo os bajáis las bragas, yo te pego dos guantazos cada vez que abres esa boca que te pongo mirando pá Cuenca, os merecéis que os den una patada en los huevos, algunos médicos son una panda de cagaos". Spiriman volvió a la cresta de la ola con su intervención el programa de TV Sálvame, donde protagonizó una sonada bronca con su presentador y algunos de los tertulianos.
Spiriman afirma que "los dirigentes han dejado que esto (el Coronavirus) se expanda. Pedro Sánchez es un mierda y Marlaska lo mismo. No me puedo fiar de lo que digan sus cifras porque estoy viendo la realidad. La gente se está muriendo, está siendo ingresada muy grave y los respiradores escasean".
En lo único que coinciden partidarios y detractores de Jesús Candel, Spiriman, es en su número: en ambos casos suman a miles de personas.