Patagonia

El largo viaje desde Bolivia a Chubut: "cuando llegamos, los galensos solamente producían papa y algo de zapallo"

TERCERA PARTE

TEXTOS Y FOTOS: LUCAS BRITAPAJA, NANCY CALFIN Y NOELIA OTERO*.

Cuando empezaron a habitar el Valle del río Chubut, las familias de origen boliviano encontraron elementos que ya conocían, pero también muchos otros que les resultaron novedosos. En estas latitudes replicaron el trabajo agrícola, aunque entre las novedades a las que tuvieron que adaptarse resaltan la geografía, el sistema de riego, la chacra como unidad productiva y la implementación del tractor. También el clima presentó nuevos desafíos. "El frío nos mata", dice Donato sobre las heladas. "Vos sembrás, sembrás, sembrás y te gana el frío; entonces toca volver a tirar semilla, volver a hacer todo de nuevo", afirma.

En una de las jornadas en las que a las once de la mañana el termómetro marcaba apenas cuatro grados centígrados, Oreste explicó que tuvieron que retrasar la cosecha porque si se saca la cebolla luego de la helada la verdura "está congelada, se pone negra y no sirve".

El otro factor climático que les quita el sueño es la lluvia. Aunque no es abundante en esta región y el riego se hace fundamentalmente por un sistema de canales artificiales, las precipitaciones a veces se dan de manera copiosa en cortos periodos de tiempo. Eso genera complicaciones. Por un lado provoca la inundación de áreas cultivadas y la pérdida de la siembra. Otras veces genera el nacimiento de malezas, afectando el crecimiento y obligando a los chacareros a tener que sacarlas a mano, una por una y planta por planta.

En el Altiplano de Bolivia el recurso hídrico es bastante más escaso. "Allá todo es seco, casi no hay agua", contó Eulogio.

Una característica visual que se da en las jornadas de trabajo es que los chacareros a veces se cubren con ropas casi todo el cuerpo, dejando apenas una abertura en los ojos. "En invierno nos cubrimos por el frío y en verano por los mosquitos", explica Reinaldo, uno de los sobrinos de Eulogio.

Clemente ara una parcela. La utilización del tractor es una de las principales diferencias con la agricultura que practicaban en Bolivia.

Trabajo más "liviano" que en Bolivia

La incorporación de maquinaria hizo que el trabajo de estos migrantes resulte bastante más liviano que en Bolivia. "Allá tienen que arar con bueyes y acá con tractor", cuenta Eustasia. Adela fue más precisa para referir a esta diferencia cualitativa. "Acá es diferente, es más liviano, hay herramientas, tractores", mientras que "Allá todo se hace a mano o con yuntas". También explicó que la carencia del tractor en Bolivia se da también por la diferencia del relieve: "El terreno es distinto: en Bolivia está lleno de curvas, bajadas y precipicios".

La producción que realizan en la Patagonia es de carácter intensivo. Se trata de una producción amplia en variedades de verduras con el fin de comercializar y abastecer de manera completa e ininterrumpida al mercado local y regional durante todo el año.

En las chacras la diferenciación laboral es muy simple. Toda la familia está implicada en lo que demanda la actividad productiva: sembrar, desmalezar, regar, cosechar y separar y embolsar la producción.

En el único aspecto en el cual se da una distinción notoria de los roles es en el manejo de la maquinaria y tractores, tareas desempeñadas por los varones. Mientras eso ocurre, los hermanos mayores cuidan y juegan con los más chicos cerca de las parcelas donde está su madre.

En verano el trabajo es más intensivo y las chacras están en el cénit de su producción. Entre diciembre y marzo toda la familia y todos los paisanos están abocados a las diferentes tareas: cosechar y resembrar inmediatamente, levantar las plantas de tomate y atarlas a un travesaño del invernadero, largar y controlar el riego, desmalezar.

El trabajo comienza por la mañana temprano y sólo cortan alrededor del mediodía porque el calor y el sol es muy fuerte. Retoman las tareas cuando comienza a declinar la luz del sol y el calor se vuelve soportable.

Todos los chacareros coinciden en que cuando la verdura está lista no existen días de descanso. Oreste cuenta que muchas veces exigen entregas de verduras de Rawson o Madryn y no pueden dejar de cumplir con el pedido.

En cambio, en invierno el trabajo decae y muchas familias aprovechan para viajar a Bolivia a visitar a sus familiares y lugares de origen. Es cuando suelen dejar algún peón al cuidado de la chacra.

Los invernaderos permiten aumentar el volumen y el período de producción.

Producción, mecanización y fuerza física

Las labores chacareras tienen un carácter combinado. Si bien gran parte de las tareas se realizan con herramientas simples -palas, azadas, escardillo- algunas como el roturado y la siembra cuentan con la mecanización del tractor.

Aun así, la energía física de los chacareros sigue siendo determinante. Cotidianamente se ve a los productores con sus columnas arqueadas hacia el suelo o sentados en la tierra desmalezando, limpiando el barro de la verdura, embolsando la cosecha o incluso empujando sembradoras de tracción a sangre.

Otra de las tecnologías que han incorporado algunas de las chacras -las que pueden afrontar el costo económico- es la construcción de invernaderos que les permite incrementar la actividad a lo largo del año. En los invernaderos se riega con menor volumen de agua (a veces por goteo) a partir de bombas de agua conectadas a los canales.

Las especies que proveen al mercado se destacan por ser muy apreciadas en la dieta cotidiana. Van desde zanahoria, remolacha, rúcula, espinaca, tomate, morrón, zapallo, acelga, calabaza, choclo, cebolla, verdeo, repollo, lechuga, pepino, zapallitos hasta algunas aromáticas como albahaca, perejil y otras de procedencia andina como la quinquina.

Luego de las lluvias, Lucía desmaleza los surcos.

Comercialización

La comercialización se divide en tres fases. El mayor volumen abastece a los mercados, almacenes y verdulerías de las ciudades del Valle, incluyendo Rawson, Trelew, Gaiman, Dolavon, 28 de julio y también Puerto Madryn. En estas ciudades muchos productores tienen parientes o paisanos que se dedican a la parte comercial.

Una segunda porción de la producción abastece a mercados regionales de media y larga distancia: Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia e incluso Río Gallegos.

Por último, una comercialización al menudeo se da directamente en el propio sector de chacras; sobre todo los fines de semana y especialmente en la estación estival.

Los chacareros de origen boliviano construyen locales precarios y frescos donde exponen las verduras para los turistas y vecinos de la ciudad de Trelew y Gaiman que se acercan a la zona de chacras.

Donato comenta con cierto tono irónico que fue él quien "inventó" gran parte de lo que se produce actualmente en el Valle. Además, sostiene que hasta su llegada "los galensos sólo producían papa y algo de zapallo". El pionero de las familias bolivianas siente que la tierra en esta parte del mundo es un privilegio: "Lo que sembrás da, y además se vive bien".

*Tres fotógrafos de diferentes disciplinas comenzaron hace tres años este proyecto de registro fotográfico y recopilación de testimonios (www.trayectosmigrantes.com) cuya síntesis publica como serie El Extremo Sur.

Lucas Britapaja nació en Sarmiento. Es periodista y estudiante de Historia.

Nancy Calfin nació en Trelew. Es profesional en Ciencias Ambientales.

Noelia Otero nació en Río Gallegos. Es docente en Ciencia Política.