Patagonia

En Dina Huapi, Rodolfo Walsh cuida la espalda de Inakayal

Por Adrián Moyano.

El flamante sitio de Memoria, Verdad y Justicia en la pequeña localidad, extiende su mirada y vincula la última dictadura con el genocidio fundante del Estado argentino. Una lectura completa del a historia, con los chicos y chicas de la Escuela Pública como protagonistas.

Tres teros reciben al que firma con su característico barullo porque todavía consideran a la flamante Plaza "Juan Herman" su territorio. El acto de inauguración no pudo concretarse a raíz de las medidas que se dispusieron para enfrentar al coronavirus, así que podrán disfrutar de su señorío unas semanas más. Pero la Memoria, la Verdad y la Justicia ya ganaron otra pequeña batalla en un rincón de Dina Huapi. El nuevo sitio tiene un sello muy distintivo: por primera vez en la geografía provincial, aquellas consignas tan entrañables superaron el límite temporal de la última dictadura y abrazan a quienes padecieron crímenes de lesa humanidad durante la Campaña al Desierto. Notable.

Cuando conductores y peatones se aproximan a la Ruta 23 desde la Avenida Limay y por obra del diseño artístico, el rostro de Inakayal se perfila gradualmente hasta quedar del todo delineado a determinada distancia. Si en cambio, el observador viene del otro lado de la siempre inconclusa ruta, será la imagen de un cultrún la que se corporice de a poco, sobre la misma superficie. Efecto óptico bastante sencillo de lograr, si se conoce cómo.

El retrato del lonco reproduce su semblante más difundido, aquella mirada que observa con tanto desdén como abatimiento al fotógrafo que hizo su trabajo durante el cautiverio. La ubicación del sitio no podía ser más pertinente: su emplazamiento permite mirar al cerro León, el antiguo Tequel Malal que durante siglos funcionó como vigía de la libertad mapuche. Durante su arribo al Nahuel Huapi en 1876, Francisco Moreno observó que en su "hermosa rinconada" se asentaban las tolderías que tenían como líder a don Antonio Modesto. Faltaban tres años para que se desencadenara el drama aunque el Ejército demoraría hasta 1881 en posar sus plantas a orillas del anciano Ñirihuau.

No muy lejos de aquí, Inakayal y el general Villegas se vieron las caras, durante un breve parlamento que tuvo lugar a comienzos de abril. Donde ahora verdean álamos y se escuchan implementos de jardinería, los loncos williche y gününa küna le dieron al militar una lección de poética dignidad cuando al responder su diatriba, expresaron: "Sí, señor general, exigirnos someternos a otras sociedades de distinta religión, en desconocidos lugares, a nosotros nacidos en las soledades de los bosques, acostumbrados a vivir en el silencio de los campos, sería condenarnos mucho a sufrir, lo que aceleraría nuestra muerte ‘de las pocas lunas que nos quedan de vida'". A la respuesta que dieron Inakayal, Foyel, Chagallo y otros loncos, la registró el coronel José Daza, partícipe del suceso. Junto con sus familias, recién serían capturados en la primavera de 1884, en el valle inferior del río Chubut, a unos 700 kilómetros de la entrañable invernada que ahora, 136 años después, demanda Memoria, Verdad y Justicia.

Realidad histórica

"El proceso comenzó acercando una propuesta al (Poder) Ejecutivo de Dina Huapi para recuperar un espacio que estaba abandonado", reconstruyó para En estos días Verónica Navarro, maestra y tallerista de la Escuela 190 de Ñirihuau. "La idea era que ese espacio no sólo se remitiera a lo acontecido en el golpe de Estado del ‘76, sino también que fuera un espacio para la memoria ampliada, teniendo en cuenta la realidad histórica de nuestra región", señaló. "El Ejecutivo la recibió con alegría y, básicamente, la propuesta era crear un proyecto en el cual todas las escuelas de Dina Huapi intervinieran con murales ese espacio, que había sido desmalezado unos días antes por un grupo de vecinos del barrio El Milagro".

Entonces, al origen de la Plaza "Juan Herman" hay que rastrearlo en la educación pública. "Ni bien iniciamos el ciclo lectivo, se organizó un encuentro con todas las escuelas: la 312, la 190, el Jardín 81 y el ESRN 96. Se acercaron varios profesores, maestros y se les presentó el proyecto, todos los recibieron con agrado y comenzamos a trabajar", hilvanó Navarro, con voz cercana a la emoción. "La verdad, estamos recontentos porque está quedando un espacio para la Memoria, la Verdad y la Justicia hermoso. Nuestra escuela tiene de patrono a Modesto Inacayal y los maestros que ya venimos trabajando hace varios años con su figura y su historia, decidimos hacer un mural con los chicos, a partir de la foto que todos conocemos", indicó.

Para las características de la obra "nos inspiramos en el Parque de la Memoria de Buenos Aires, donde hay una imagen en 3D con unos hierros, con la imagen de una persona desaparecida. La profesora de Plástica (María Estela Céspedes Terrén) sugirió que esta técnica era sencilla para hacerla con los chicos". Además, "seleccionamos entre todos un cultrún porque nos parecía que es un instrumento sagrado que no sólo es utilizado por la cultura mapuche sino por otras originarias de la zona. Lo más importante es que es un proyecto comunitario, todos estuvimos de acuerdo en que fuera un espacio para la Memoria, la Verdad y la Justicia de todos, teniendo en cuenta que el Estado argentino en el siglo XIX, también avasalló los derechos de los pobladores de la zona", sumó la docente.

Según su balance, "los chicos se comprometieron con el trabajo. Intervinieron los de 5to, 6to y 7mo grado. Una sección de 5to y 6to pintó las tablas de blanco y los de 6to y 7mo trasladaron las dos imágenes a las tablas y las pintaron. Después hubo retoques y otras cosas que hicimos los maestros pero también contamos con la colaboración de algunos papás. El trabajo de montaje lo hizo Ramiro Rico. Nos falta terminarlo porque debajo va una frase de una canción de (José) Larralde: ayer te hirieron las balas, hoy te hieren los olvidos". La letra del folklorista no alude directamente a Inakayal, se refiere a la Patagonia en general.

Demanda intercultural

La maestra vocera no utilizó el vocablo interculturalidad para calificar el trabajo, pero el concepto está implícito. "Hubo compromiso de parte de los chicos y docentes respecto de Inakayal y respecto de la plaza en general. Los chicos del secundario con el mosaico de Rodolfo Walsh, la Escuela 312 con un mural por la Memoria haciendo mención a los 30 mil desaparecidos y a distintos sucesos que se generaron durante toda la dictadura. Del Jardín 81, un papá y una maestra hicieron un mural con aerosoles que a lo largo del año, va a ser intervenido por los chicos. Después, queda otra pared que es para la sala anexa de Jardín en la Escuela 190, que va a hacer hincapié en la identidad. La inauguración se iba a hacer el 13 de marzo pero no se pudo concretar por estas cuestiones que tienen que ver con el coronavirus. "Quedará para más adelante, calculo que con todos los murales terminados", se esperanzó Navarro.

Una semana atrás el Sol brillaba con desenfreno sobre los cinco mil habitantes que tiene Dina Huapi pero el ojo conocedor ya podía apreciar indicios otoñales. Estaba fresco y al pasar frente a la Plaza "Juan Herman", el 33 levantaba considerable polvo. Sus pocos pasajeros desviaron la mirada, atentos al periodista que tomaba fotos frente al rostro de mirada torva y hombros vencidos. Los teros ya se iban amigando y el silencio se asoció, pero ahora para acompañar el emocionado respeto.

El 24 de marzo de 2020 pasará a la historia porque por primera vez en más de tres décadas, transcurrirá sin marchas ni concentraciones, sin repintadas ni recuerdos callejeros vibrantes. Pero también quedará grabado en el corazón de aquellos mapuches que sepan que por fin, en un rincón polvoriento del Wallmapu, a la vista del Tequel Malal y no muy lejos del río Limay, la demanda de Memoria, Verdad y Justicia empezó a tornarse intercultural, ya que ningún crimen de lesa humanidad prescribe. Los que se cometieron contra los pueblos mapuche y tehuelche, tampoco. El espíritu del lonco todavía no puede descansar en paz pero quizá, su mortificación sea más llevadera si pudiera apreciar que detrás, Rodolfo Walsh cuida sus espaldas.

Fuente: En Estos Días