Opinión

La monetización de la pandemia y el dinero de la política: nada será igual después del COVID-19

Por Jorge Manuel Gil*.

La monetización es el proceso tecno-socio-económico por el cual la naturaleza y las acciones humanas pueden expresarse como mercancía factible de ser transada en un mercado. Las monedas metálicas (oro y plata) pasan a ser resguardos patrimoniales y el resto se convierte en papel moneda, un dinero fiduciario (legal) que posibilita el sistema de precios. Hoy no existe papel moneda que no refleje sino el poder político del emisor.

Por otro lado, el dinero es -como el número- una categoría del pensamiento. Pensamos en dinero y en números porque aceptamos que el dinero es todas las cosas, todas las acciones, todos los hechos. Por eso salvamos a los bancos antes que a los indigentes y aparece disonante quién se anima a pensar y ejecutar como política una salud pública preferente a la economía.

El trabajo humano se monetiza mediante el salario, así como tanto la naturaleza como la tecnología se dinerizan a través de los precios de los bienes, de los servicios y de los royalties. El capital se monetiza por la tasa de interés, y el Estado por los impuestos. Lo único acumulable es el capital financiero.

Los clásicos -el viejo Marx en El Capital, Tomo I; por ejemplo y con pasión-anticipaban la monetización de todo lo existente, así como que la expansión del crédito dinerario y las finanzas iban a producir cambios radicales en las relaciones económicas y sociales de la modernidad. La acumulación da lugar al atesoramiento de monedas que caracteriza a la sociedad financierizada actual.

Cómo se monetizan las pandemias

Desde el punto de vista epidemiológico las pandemias forman parte de las calamidades que a partir del origen de la historia azotan a la humanidad bajo la forma de pestes, enfermedades, contagios masivos. Junto con las guerras han tenido un notable impacto en la demografía. Según Colin McEvedy and Richard Jones, en el Atlas de la historia de la población del mundo (Penguin, 1978) de no haber existido esas calamidades la población mundial superaría hoy los 14.000M de habitantes.

Las pandemias también se monetizan. Además de sus impactos económicos sobre el sistema de producción; jurídicos por la emergencia de nuevas responsabilidades públicas; políticos por las distintas alternativas de la administración del Estado y biomédicos por su incidencia en la salud pública.

Al igual que los virus, el dinero se reproduce. En los virus la replicación es biológica, en el dinero es política. El virus causa infecciones y hasta la muerte; el dinero posibilita la acumulación financiera.

Nada será como antes

La pandemia del COVIC-19 causará impactos determinantes en los sistemas sociopolíticos. Recesión con inflación, disminución de la demanda, expectativas negativas, cambios fuertes en la estructura relativa de precios, multipolaridad, nuevas monedas, tecnología laboral, esterilización de ahorros.

Quizás nada será como antes. Hasta puede que el neoliberalismo sea guardado en el arcón de las falsas ideas y los amargos recuerdos y que la sociedad entienda que el mercado se ha visto superado e incapaz de resolver el problema.

La sociedad está entendiendo que el análisis de riesgo no es un hecho individual sino social. Tomará más conciencia sobre las actitudes empresariales, sobre la hipocresía implícita en la responsabilidad social empresaria, sobre el súper-aprovisionamiento de los poderosos y sobre las actitudes sociales de los grupos de elite. Todo ello puede servir de base para un cambio estructural de las relaciones económicas.

Hay tres caminos: "apelar a los capitales financieros acumulados y esterilizar sus rentas durante varios años", "emitir dinero" o una combinación de ambos.

La raíz del capitalismo no va a permitir que su principal bastión -el capital financiero-sea quien solvente la crisis. No va a permitir que los bancos sucumban porque sería el fin del sistema. No va a permitir una tasa de interés cero que esterilice la monetización del capital. Su apuesta será el gatopardismo; es decir que cambien algunas cosas para que todo siga como está.

El hecho político de una emisión monetaria ecuménica -quizás articulada entre monedas fuertes y débiles- que se aleje absolutamente de los cánones ortodoxos que ligan la emisión a la productividad global de la economía y al comercio internacional. Deberá sortearse la puja entre dólar y yuan y puede emerger una guerra monetaria.

La tercera opción que permita combinar las anteriores requiere verdaderos estadistas, humanistas con formación y con capacidad para alejarse del cibernántropo y proponer variantes hacia un sistema económico popular con equidad y productividad social que se aleje del enfoque financiero especulador.

Argentina -en la palabra de su presidente Alberto Fernández- tendrá algo que decir.

*Economista. Ex Rector de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.