Opinión

Degradación política y maltrato: después de la cuarentena la vida no volverá a la "normalidad"

Por Nuevo Espacio en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNPSJB.

Vale aclarar en principio que no menospreciamos el riesgo que entraña el COVID-19 ni cuestionamos el aislamiento obligatorio como una de las medidas que podía tomar el gobierno para detener la pandemia en nuestro país. Queremos compartir algunas reflexiones acerca de los efectos políticos que ambas circunstancias (obviamente relacionadas) tienen sobre el pueblo en general y el de Chubut en particular.

1. La cuarentena impone una desmovilización forzada, en tanto impide a lxs trabajadorxs estatales continuar con las movilizaciones en defensa de sus derechos y en rechazo a la pésima administración de la provincia. La deuda externa sigue aumentando, el pago de los salarios está cada vez más retrasado, el sostenimiento de los servicios públicos es cada vez más débil. Cuando se levante la cuarentena, la vida no volverá a la "normalidad". Todo estará tan mal como antes o peor. Se trata de un proceso de degradación política y de maltrato a miles de personas que pasa casi desapercibido.

2. Los medios fomentan la espectacularización del pánico y, a la vez, ofrecen una diversión narcotizante. Por un lado, los noticieros actualizan diariamente el ranking mundial de fallecidos e infectados por el coronavirus, muestran la eficacia de los controles policiales y montan una épica nacionalista contra la epidemia. Por otro lado, las redes sociales y plataformas como Netflix actúan como una vía de distracción, para escapar del agobio de los noticieros. El resultado es que seguimos inmovilizadxs, despolitizadxs, preocupadxs por lavarnos las manos, la distancia social, los memes y la continuidad de alguna serie. La democracia reducida al metro cuadrado que habitamos.

3. En Chubut, provincia en la que todavía no hay ningún caso confirmado de coronavirus, el control policial está en manos de Federico Massoni, un personaje famoso por sus excesos fascistas. Fue el garante de la patoteada del sindicato de petroleros a lxs docentes en el acceso sur de Comodoro Rivadavia, una acción que fue repudiada ese mismo día por la movilización más grande en la historia de la ciudad. También fue el responsable de la detención del secretario general de ATECH ante las cámaras de la prensa. Fue un ferviente admirador de las políticas antiderechos de la ex ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich. Es alguien que no debería ejercer la función pública y, en cambio, ahí está, a cargo de las fuerzas de seguridad de la provincia.

4. La cuarentena y el férreo control policial tienen diferentes efectos según la clase social. El trato de las fuerzas de seguridad es mucho más autoritario cuando se trata de una persona de clase baja: se le reprende a gritos, se la maltrata, incluso se la filma humillada. Si un rico va en su vehículo importado por una zona alejada de su domicilio sin razón justificada, el trato será mucho más cortés. Hay que tener en cuenta también que, para una familia de seis o más integrantes, no es lo mismo pasar dos semanas encerrados en una casa con varios dormitorios, patio, jardín, etc., que en una pequeña casa de cuatro por cuatro. Esto, por no mencionar la diferencia entre lxs asalariadxs y lxs trabajadorxs que ganan el pan vendiendo en la calle o haciendo changas.

5. El estado de excepción que supone un aislamiento obligatorio decretado por el gobierno nacional, en Chubut, se inscribe en otro estado de excepción, que se está prolongando peligrosamente. A causa de la precariedad de un Estado sin espaldas y sin rumbo, la justicia está ausente y deja el campo libre a Massoni, quien actúa felizmente como si el país estuviera gobernado por una dictadura militar. En este cuadro, la declaración de la emergencia sanitaria es una maniobra oportunista del gobierno para extorsionar a lxs trabajadorxs de la salud, a la sombra de un Estado-policial. También en este punto las posibilidades de acceso a la atención sanitaria reproducen las diferencias socioeconómicas.

Chubut ya estaba viviendo una anomia, en un estado de excepción caracterizado por una democracia fraudulenta, el debilitamiento de las instituciones públicas, la corrupción en el gobierno y el maltrato a lxs trabajadorxs. Y, en esa situación anómica, se inscribe este estado de excepción. Sobre llovido, mojado,

Sin dudas, es mucho más lo que se puede aportar para este análisis.

Es evidente que el aislamiento, en varios sectores de la sociedad, está reforzando predisposiciones autoritarias y antidemocráticas. Se pide "mano dura" contra quien viole la cuarentena y se celebra que la policía recorra los barrios con sirenas y altavoces.

Tres gobernadores (Martín Buzzi, Mario Das Neves y Mariano Arcioni) han endeudado la provincia en más de mil millones de dólares y la han fundido. A ellos no los va a buscar la policía ni le exigen explicaciones. Y el daño que han causado a la provincia supera con creces el que pueda causar el coronavirus.

Arcioni y el establishment priorizan el pago de esa oscura deuda por encima del salario de lxs trabajadorxs y el fortalecimiento del sistema público de salud y de educación.

Para finalizar, creemos que hay que romper el confinamiento político compartiendo información acerca de lo que ocurre en la provincia. Interesémonos en los excesos de la fuerza de seguridad en ciertos controles, en el incremento de la deuda pública, en las denuncias de corrupción, en las explicaciones que da el ministro de economía para disimular el agujero financiero, en el diagnóstico que el ministro de educación y los gremios y especialistas hacen acerca del ciclo académico y la situación educativa en general, en las proyecciones que los economistas hacen acerca del futuro mediato de la provincia, etc.

Hay vida más allá del coronavirus. Y es la nuestra. La de todxs.